—¡Por supuesto que no! Tú has estado ahí conmigo un montón de veces.—Ella entrelazó su brazo a través del mío—.Y también hoy tengo mi auto, así que ni siquiera necesitamos caminar.
Sonreí.
—Gracias, Can—Suspiré felizmente y nos dirigimos hacia los casilleros. Agarré todos los libros que necesitaba para la tarde, metiéndolos en mi bolso—.Sólo necesito decirle a Vico que lo veré en casa. Te veré en clases —expliqué, volteando en dirección al casillero de Vico. Lo divisé con Peter conversando con algunos de sus otros amigos del equipo—.Hola, chicos —canturreé a medida que me acercaba a ellos. Todos me miraron, sabía que le gustaba a algunos de los chicos del equipo; era obvio por la forma en que me miraban fijamente. Sin embargo nunca ninguno hacía un movimiento… eso probablemente era obra de Vico.
—Hola, Lali. ¿Cómo estás? —preguntó Casey, examinándome lentamente.
—Bien gracias, ¿y tú? —pregunté educadamente.
—Mucho mejor por verte —respondió, sonriéndome.
Vico le dio un puñetazo en el brazo, haciéndome reír.
—Amigo, ¡hermana menor! —chilló furiosamente.
—Vic, sólo quería decirte que no iré a casa contigo esta noche. Can necesita que vaya con ella a hacer algo después de la escuela. Simplemente te veré en casa más tarde —dije, sonriendo. Pude ver a Peter frunciendo el ceño luciendo un poco decepcionado.
—Bueno, tengo trabajo esta noche, así que habría sido Liam quien te llevara a casa de todas formas—respondió Vico, encogiéndose de hombros casualmente.
Miré a Peter y sonreí.
Sus ojos se ensancharon.
—No me jodas,¿en serio? —preguntó, luciendo sorprendido, y francamente, un poco asustado. Vico estaba partiéndose de la risa, y los otros chicos a nuestro alrededor estaban mirándonos como si nos hubiésemos vuelto locos.
—En serio—confirmé, guiñándole un ojo a Peter y alejándome, riéndome de su cara de disgusto.
Después de la escuela, Can me llevó a la clínica de planificación familiar. Tomé un número y porque no había estado allí antes, tuve que llenar un montón de formas sobre mis datos personales, vida sexual actual y mi historial médico. Después de aproximadamente una hora de espera, me llamaron a través de una sala blanca y estéril, donde una señora estaba esperando allí por mí.
―Hola, Mariana. Adelante ―dijo, sonrió y señaló una silla.
―Hola―dije con voz ronca, nerviosa, sentándome frente a ella.
―No ienes que estar nerviosa. ¡No voy a morder! ―se rió. Le sonreí nerviosamente―. Así que, ¿qué puedo hacer por ti hoy? ―preguntó ella, hojeando las formas que había llenado.
―Bueno, mi novio y yo nos estamos volviendo muy serios y estamos hablando detener relaciones sexuales, por lo que quería ir a la píldora. ¿Eso es algo que puedo hacer aquí, o tengo que ir a mi propio médico? ―pregunté, jugando con mis manos, sonrojándome.
Ella sonrió amablemente.
―Por supuesto que puedes hacerlo aquí. Aquí dice que eres virgen ―dijo, ojeando a través de mis formas de nuevo.
―sí lo soy. ―Me ruboricé aún más, deseando que la tierra se abriera y me trague.
―No tienes que estar avergonzada, Mariana. Creo que es fantástico que estés aquí.
Veo tantas chicas jóvenes que no piensan en ir tomando la píldora hasta que es demasiado tarde. Es refrescante tener a una jovencita siend ta responsable ―dijo, acariciando mi mano. Di un suspiro de alivio y sonreí. Pensé que iba a tener una conferencia de por qué no debería tener relaciones sexuales a mi edad y cómo debería estar esperando―. Está bien, sí lo tengo que conseguir cierta información, como tu presión arterial, peso y esas cosas. Luego podemos hablar de cuál te
sentará mejor, ¿de acuerdo?
Después de que terminé con mi presión arterial, peso y mi índice de masa corporal ambas fuimos a sentarnos de nuevo cerca de su escritorio.
―Bien, bueno te recomiendo que vayas por la píldora combinada. La vas a tomar todos los días, a la misma hora cada día durante tres semanas, luego no la vas tomar por una semana que será cuando tengas tu período. Es muy eficaz y es lo que la mayoría de las jovencitas buscan―explicó , sonriendo.
Asentí y sonreí, porque todo parecía estar cayendo en su lugar.
―Eso suena bien.
Tomó su libreta y escribió una receta.
―Sí, gracias―Sonreí con gratitud porque había hecho esto mucho más fácil para mí de lo que pensé que sería.
―Así que, te voy a dar un folleto para leer, pero las cosas importantes a tener en cuenta son: hay que tomarlo a la misma hora cada día, y tienes que tomarla todos los días aparte de tu semana de descanso―Sonrió y me dio la receta―.Asegúrate de leer el folleto sobre lo que hay que hacer si te olvidas de una, o si vomitas después de tomarla, ya que eso pueden dejar de hacerlo funcionar. Te voy a dar algunos de estos para mantenerte a salvo hasta que estés al ritmo de tu píldora, está bien. ―Agarró un puñado de condones y los puso en una bolsa de papel para mí.
―Oh, gracias ―murmuré, tomándolos con agradecimiento.
―Bueno, gracias por venir, Mariana. Te veré en tres meses―Se levantó y tendió su mano hacia mí, marcando el final de la cita.
Se la estreché, sonriendo.
―Gracias―Caminé hacia la puerta, sonriendo de oreja a oreja. ¡Vaya, eso fue más fácil de lo que pensaba!
―Oye, ¿cómo te fue? ―preguntó Can, levantándose de su asiento.
―Sí, muy bien. Tengo que ir a llenar mi receta, y entonces estoy lista. ―Enganché mi brazo a través del suyo, tirando de ella hacia la puerta.
―¡Vaya, no puedo creer que vayas a tener relaciones sexuales con Peter Lazani !
―chilló ella, emocionada.
―Todavía no lo hago. Necesito saber que puede esperar por mí. No estoy lista para eso aún ―le dije con sinceridad.
Realmente esperaba que eso fuera cierto. Llené mi receta y Cande me dejó en casa.
Vico aún estaba en el trabajo, así que me hice un sándwich y me senté a la mesa para hacer mi tarea. Una vez que hube terminado, miré el reloj. No era sino las ocho; tenía una hora más hasta que Vico volviera a casa.
Sonreí y agarré mi teléfono, marcando a Peter, apenas capaz de contener mi emoción.
―Hola ángel ―respondió él, sonando ridículamente feliz.
―Hola. ¿Quieres venir? ―le pregunté, mordiendo mi labio de entusiasmo.
―Claro que sí. Ahí estaré ―respondió y colgó. Corrí a mi habitación para comprobar rápidamente mi cabello. Me reí de mí misma cuando me di cuenta que me había convertido en una de esas chicas que pensaban que tenían que verse perfectas para él. Volví a la sala de estar, al mismo tiempo en que él entró por la puerta delantera.
―Hola. ―Sonreí.
Él me arrastró en sus brazos y me besó con pasión, haciendo que mi corazón seacelere y mi estómago aletee. Después de un rato se apartó.
―Hola ―suspiró, haciéndome temblar de felicidad―. Así que,¿dónde estabas?Te extrañé ―murmuró, poniendo su rostro entre mi cabello y respirando profundamente.
Me reí y me aparté.
―¿qué? ¿Eres una especie de espeluznante hombre que huele el cabello?―bromeé, tomando su mano y arrastrándolo hacia el sofá y empujándolo hacia abajo.
Él se rió y se apoderó de mi cintura, y me atrajo a su regazo de modo que estaba a horcajas sobre él.
Pasé mis manos por su cabello castaño y sedoso, y me reí con aire de culpabilidad.
―Tengo que preparar el terreno para mi victoria. No puedo aparecerme frente a
Martina y ser toda: “sí, he ganado la apuesta, ¿cierto?” ―le pregunté inocentemente.
Negó con la cabeza, todavía con el ceño fruncido.
―Pero eso fue exagerado. Quiero decir, ¿sabes lo difícil que fue para mí no saltarte
encima? ―bromeó.
Asentí con la cabeza y me mordí el labio para no reírme.
―Oh sí, me di cuenta de que fue difícil para ti―me burlé, alzando las cejas a sabiendas, haciéndole reír.
―Mmm, lo que sea. ¿A dónde fuiste de todos modos? Tenía la esperanza de pasar un poco de tiempo contigo esta noche. ―Me atrajo más hacia él y me besó en la nuca, haciéndome morderme el labio cuando mi piel se desató en piel de gallina.
Me aparté y me puse de pie, caminando hacia mi bolso de la escuela para sacar la bolsa marrón de la clínica. Me senté en su regazo y sostuve la bolsa en alto paraque él tomara. Me miró, confuso, y luego miró a la bolsa. Su cara se transformó desde la confusión, a la comprensión, a la felicidad, a estar molesto. Espera, ¿molesto? ¿Por qué demonios iba a estar molesto conmigo?
―¿Fuiste a hacer esto por tu cuenta? ―preguntó, frunciéndome el ceño con enojo.
Negué con la cabeza, un poco confundida por su reacción.
―No fui por mi cuenta, Can fue conmigo―modifiqué, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello.
―Pitt, pensé que, ya sabes... en realidad no es un lugar donde llevar a su novio. Quería ir por la píldora; Canse ofreció a venir conmigo.―Me encogí de hombros; realmente no veo por qué estaba tan enojado por eso.
―Ángel, te amo, habría ido contigo. Me gustaría que me hubieras dicho―dijo, mirándome con tristeza.
―¿Qué diferencia hace? No pensé que te gustaría ir ―dije, confundida. ¿Por qué diablos se sentía tan lastimado y molesto? ¡Simplemente fui por la píldora para que pudiera tener sexo con él! ¿No debería estar feliz por ese hecho?
―¿No pensaste que me gustaría ir? Ángel, se trata de mí también, quiero que hagamos cosas juntos. Somos una pareja, un equipo. Me siento un poco dolido de que pensaras que no querría ir ―explicó, besándome en la frente.
―Pitt, lo siento, de verdad. Realmente no pienso así. Simplemente pensé en que la mayoría de los chicos no estaría interesado. Pensé que estarías contento de tomara un poco de iniciativa ―le dije, mirándolo en tono de disculpa, rogándole con mis ojos que entendiera que no tenía intención de hacerle daño.
―Estoy contento de que hayas tomado la iniciativa, pero no soy como la mayoría de los chicos. Te amo. La mayoría de los chicos no están enamorados de sus novias, como yo. Esta fue una gran cosa de tu parte por hacer, y yo debería haber estado allí para ti ―explicó, besándome tiernamente.
Tomé una respiración profunda sintiendo la culpa instalarse en la boca de mi estómago. No pensé en ello de esa manera.
―Lamento no haberte dicho o pedido que vinieras conmigo. Tengo que volver en tres meses para un chequeo,¿quieres venir conmigo entonces? ―pregunté, sonriendo y poniendo mi frente en la suya.
Se echó a reír.
Me reí y le di una palmada en el hombro juguetonamente.
―Idiota ―dije en tono de broma, haciéndolo reír más fuerte. Lo empujé hacia abajo sobre el sofá y me puse encima de él, besándolo. En el momento en que me alejé, los dos estábamos respirando pesadamente. Me miraba con lujuria y podía sentir que ya había despertado―. Peter, solo porque me voy a tomar la píldora, no significa que estoy lista para algo más. Ya lo sabes, ¿verdad? ―pregunté, respingando, esperando no haber conseguido elevar sus esperanzas y ahora estuviera esperando sexo.
Él sonrió y me metió el pelo detrás de la oreja.
―Ángel, ya lo sé. Está bien. Vamos a ir tan lento como quieras. Mientras que pueda hacer esto.―Empujó mi rostro hacia abajo al suyo de nuevo. Sonreí contra sus labios y me sentí más feliz de lo que había estado en años, él era demasiado dulce.
Sólo rezaba que estuviera lista pronto, antes de que se aburriera o desesperara y se fuera corriendo tras esa cualquiera Martina.
Después de besarnos y abrazarnos alrededor de una hora escuchamos un coche en la calle.
―Maldita sea, debe ser al auto de Vico―susurré, tratando de alejarme de Peter.
Me senté, alisando mi cabello, con la esperanza de que no se viera como si hubiéramos estado ligando durante la última hora.
Peter se rió y tiró de mí hacia abajo en el sofá con él.
―Vico puede manejar esto. Vamos, tiene que acostumbrarse a esto con el tiempo.
Él va a vernos besándonos de vez en cuando―dijo, riendo entre dientes en mi cuello. Sonreí mientras entretejí mis dedos en su cabello, oí la puerta abrirse y Peter levantó la cabeza para mirar, con una pequeña sonrisa en el borde de sus labios.
De hecho, creo que él estaba disfrutando molestar a Vic.
afecto públicas? ―Se quejó Victorio, arrojando las llaves sobre la mesa.
Pitt gimió y puso los ojos en blanco mientras se incorporaba, empujándome a sentarme junto a él.
―¿Mejor? ―preguntó, sonriendo con malicia.
Vico suspiró y puso los ojos en blanco también.
―Voy a acostumbrarse a esto, supongo―se quejó. Peter me sonrió y no pude evitar sonreírle de vuelta. Él echó su brazo sobre mi hombro y me tomó de la mano con su otro brazo, jugando con mis dedos.
Vico entró y se dejó caer en el sofá de enfrente, mirándonos con mal humor. Me reí de su expresión de contrariedad y me levanté.
―Voy a ir a hacer mi tarea. Ustedes, chicos, pueden entretenerse a sí mismos por un tiempo, ¿verdad?―Les sonreí a los dos a la vez. Tenía la sensación de que
necesitaban un poco de tiempo de “vinculación masculina” después de las revelaciones de anoche. Jake y Liam eran los mejores amigos después de todo.
―Sí. ¿Quieres jugar a Halo, Vic? ―preguntó Peter con entusiasmo. Vico se levantó para configurarlo y me sonreí secretamente feliz. Sí, volvieron a la normalidad.
Agarré la bolsa de papel marrón y me dirigí a mi dormitorio, riendo cuando Peter golpeó mi trasero y me silbó. Ya había hecho mis deberes, así que decidí que un largo y agradable baño de espuma en la bañera sería bueno. Preparé un baño y añadí una gran cantidad de burbujas, antes de agarrar un libro y meterme en la bañera. Me perdí en la historia.
Estaba tan absorta en la historia que no oí la puerta abrirse.
―Bueno, eso sí que es sexy ―ronroneó Peter desde la derecha junto a mí.
Grité y casi dejo caer el libro en el agua.
Se echó a reír.
―Lo siento. Oye, ¿puedo entrar?―bromeó mientras se arrodillaba junto a mí y puso sus dedos en la bañera. Los sacó de forma rápida y meneó la cabeza―. Olvídalo. ¡Eso está jodidamente helado! ―Frunció el ceño y se secó la mano en la toalla.
―Peter, ¿podrías salir de aquí? ¡Esto no es divertido! ―grité, sonrojándome.
Puso su sonrisa un poco engreída y se inclinó para besar mis labios sólo por una
fracción de segundo antes de que se volviera y regresara a la puerta.
―Estaba bromeando. En realidad no me di cuenta de que estabas aquí. Aunque, deberías salir, esa agua está muy fría. ¿Has estado ahí todo este tiempo? ―preguntó ,sacudiendo la cabeza.
―Está un poco fría ―admití. Ahora que estaba fuera de la historia ni siquiera me di cuenta que la bañera estaba como piedra fría y tenía piel de gallina por todas partes. Peter sonrió y se volvió de nuevo a mi habitación, cerrando la puerta para darme un poco de intimidad. Saqué el tapón y lancé mi libro a un lado mientras me ponía de pie. Agarré la toalla del borde y la envolví alrededor de mí con fuerza. Me di cuenta al salir de la bañera que no había traído nada de ropa aquí para cambiarme. En realidad estaba muy frío, y mis dientes castañeteaban. No podía quedarme aquí toda la noche, simplemente tendría que ir a buscar un pijama. No era gran cosa; Peter me había visto en una toalla antes.
Cuando entré en mi habitación me di cuenta de que estaba descansando en mi cama.
pantalones cortos debajo de la toalla.
―Por Dios, Ángel, podría haberte dado hipotermia o algo así ―me regañó, mirándome con preocupación. Me agarró de la mano y me llevó a la cama, sentándome en el borde cuando él entró en el cuarto de baño, volviendo con otra toalla. Frotó mis brazos y hombros, secándome rápido.
Estaba contenta que decidí no lavarme el cabello, en cambio, poniéndolo en un moño desordenado, de lo contrario eso me habría hecho tener aún más frío.
Envolvió su brazo alrededor de mí, poniendo cada uno de mis dedos arrugados como ciruelas en su boca, calentándolos de uno en uno a la vez. ¡Oh, Dios mío, eso es sexy! Incliné mi cabeza y lo besé, al parecer atrapándolo por sorpresa. Después de uno o dos segundos, respondió, besándome de vuelta. Mordí su labio suavemente y él abrió la boca, permitiéndome deslizar mi lengua en ella. Gimió desde la parte posterior de su garganta y envolví mis brazos alrededor de su cuello, sujetando su cabello rudamente, tirando ligeramente de él. Me llevó más cerca, profundizando el beso. Después de lo que pareció una eternidad, pero aun así no fue lo suficientemente largo, se alejó respirando pesadamente. Sus labios no dejando mi piel, sin embargo, en cambio, besó mi cuello, succionando la piel cerca de mi clavícula, haciéndome jadear y retorcerme.
Todavía estaba helándome y mis dientes empezaron a castañetear de nuevo,
arruinando el momento. Se retiró entre risas.
―Vamos a ponerte debajo de las sábanas y así puedas entrar en calor. ―Se quitó la camiseta en un solo movimiento y no pude dejar de mirar a su pecho esculpido.
Sentí movimiento y mi visión se volvió negra por unos segundos, interrumpiendo el comérmelo con los ojos. Sonreí cuando me di cuenta que había puesto su camiseta por encima de mi cabeza.
―Peter, si quieres que me caliente, todo lo que necesitas hacer es quitarte la ropa ―ronroneé, mordiéndome los labios y mirando por encima su pecho y abdomen, con ganas de pasar mi lengua sobre ellos.
―Ángel, no podrías estar más caliente, confía en mí. Eso sería ilegal ―respondió, besándome otra vez. Me quité la toalla húmeda y la arrojé en el piso mientras él me levantaba. Envolví mis piernas alrededor de su cintura mientras me cargaba hasta el final de la almohada y sacaba la colcha, subiéndose en la cama conmigo todavía unida a su frente como un mono bebé. Empujó la colcha por completo a lo largo de nuestras cabezas y se apartó de nuevo para hablar conmigo en la penumbra―. Te he echado de menos esta noche. ¿Por qué no te quedaste a jugar con nosotros? ―pregunt de mala gana.
―Pensé que tú y Vic necesitaban un poco de tiempo juntos. Realmente no has hablado con él por tu cuenta desde que se enteró de nosotros. Él sigue siendo tu mejor amigo, así que sólo vamos a tener que encontrar un equilibrio. No puedes pasar todo tu tiempo tratando de meterte en mis pantalones, sabes ―bromeé.
―Pero me encanta intentar meterme en tus pantalones ―se quejó en broma, dándome la cara cachorrito, haciéndome reír. Estaba calentándome ahora. Su calor corporal palpitante en mí y nuestro aliento caliente entremezclándose bajo el edredón, lo hacía todo parecer casi humeante al debajo. Por otra parte, podría haber sido sólo la pasi n que sentía ardiendo dentro de mí―. Supongo que tienes razón. Vic estuvo bien esta noche, en realidad dijo que era agradable verte feliz, por lo cual me llevé todo el crédito por supuesto ―dijo engreídamente.
―¿Todo el crédito? ¡Vaya, ese un ego desmesurado el que tienes allí! ―bromeé
con una sonrisa ante el doble sentido, sobre el bulto en sus pantalones vaqueros que estaba presionando sobre mí. Se rió y acarició el costado de mi rostro con el dorso de sus dedos.
―¡Es mejor que no estés desnudo con mi hermana pequeña, Lanzani! ―gruñó mi hermano de advertencia desde la cercanía de la puerta.
Peter empujó la colcha fuera de nuestras cabezas, sonriendo con aire de culpabilidad.
―Oh, Vic, ¡contrólate! ¿Qué quieres ¿Y alguna ve has oído hablarde tocar? ―pregunté, empujando la colcha más atrás para que pudiera ver que tenía una camiseta puesta.
―Toqué. Simplemente no escucharon a través de todo el coqueteo ―respondió, sonriendo. Todos nos reímos y Jake neg con la cabeza―. De todos modos, solo quería decirte, La, que mamá regresa a casa el domingo.
Sonreí; no había visto a mi madre en tres semanas.
―¿Sí? ¡Impresionante! ―exclamé con mucho gusto.
Vico asintió con la cabeza, su sonrisa a juego con la mía.
―Sí. Bueno, está bien, voy a la cama. Mantengan el ruido bajo por aquí; no quiero saber nada.
Me eché a reír y no pude resistir burlarme de él un poco más.
―Vic, tal vez quieras tomar prestado mi iPod, estamos calentando para la apuesta ―bromeé, guiñándole un ojo.
Pitt se echó a reír y Vic simplemente me miró fijamente, sacudiendo la cabeza con desaprobación, cerrando la puerta detrás de él.
―Ángel, eres demasiado divertida ―dijo Liam, besando mi cuello.
―Cállate, LANZANI―contesté, imitando el tono bromista de Vic.
Continuara... Vuelvo el Lunes!!
Besos
Lunis ♥