viernes, 10 de abril de 2015

Capitulo 19


Me desperté a las seis cuando mi alarma sonó. Gruñí porque había olvidado cancelarla.  Supongo que no necesito sacarlo de mi cama temprano, ya no. Me di vuelta y abracé a Peter. Siempre dormía a pesar del sonido de la arma; juro que él dormiría mientras un  terremoto  tuviera  lugar y  no despertaría. Lo codeé ligeramente, diciendo jugarle una broma.
―Seis en punto ―dije, codeándolo de nuevo.
Gruñó y lentamente se levantó de la cama, todavía medio dormido.
―Bien, Ángel. Te quiero; te veré después. ―Bes  mi frente y salió de la cama, sus ojos apenas abiertos. No pude evitarlo, rompí en carcajadas. Me miró, confundido―.¡Shh!¿De  qué  te estás riendo? ―preguntó,  frunciendo el ceño, poniéndose sus jeans.
―De ti ―lo provoqué, sonriendo felizmente.
―¿Qué hay conmigo? ¿Qué he hecho? ―susurró, trepando de vuelta a la cama y
arrastrándose sobre mí. Presionó cada centímetro de su cuerpo contra el mío pero aun así mantuvo su peso lejos de mí de alguna manera. Miró a mis ojos, sonriendo felizmente por un rato, y luego el entendimiento cruz su rostro―¡Mierda!¡Tu hermano sabe! Entonces, ¿por qué diablos me despertaste, Ángel? No tengo que irme ―lloriqueó.
Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo empujé para un largo beso.
―Solo  estaba bromeando. Olvidé cancelar la alarma, así que pensé en usar el tiempo de más para que pudiéramos besarnos.
Él sonrió pícaramente.
―¿Quieres que nos besemos?―provocó, besando mi cuello. Jadeé mientras alcanzaba el sensible lugar cerca de mi clavícula.
―Mmmm ―susurré, deslizando mis manos por su espalda, arañando ligeramente con mis uñas, haciéndolo gemir. Trepó de vuelta bajo las sábanas y me besó tierna y suavemente, manteniéndome cerca. No hizo movimiento alguno para llevar las cosas más lejos que eso, lo que adoré. Él realmente era adorable.
Salió de mi habitación un poco después de las siete y media. Pitt me empujó en uno de los taburetes de la cocina, sonriendo a sí mismo como el gato que obtuvo el helado. 
―Oye, consigo hacerte el desayuno sin que me grites hoy ―dijo alegremente.
Me reí y observé mientras me servía una taza de cereal; sonrió y lo puso frente a mí, antes de hacer algo de tostadas para sí mismo.
―¿No comes cereal? ―pregunté, observándolo zamparse cuatro rebanadas de tostadas.
Sacudió la cabeza, estirando la nariz.
―No me gusta el cereal; es asqueroso y todo empapado.―Fingió unestremecimiento, pretendiendo tener náuseas.
Me reí de nuevo.
―De verdad que eres raro―me burlé, sonriéndole.
Sonrió de oreja a oreja.
―Sabes, es algo raro, que seas todas amable conmigo al desayuno.
―Podría ser mala si quieres ―ofrecí, encogiéndome de hombros.
Se rió y sacudió la cabeza.
―No, me  acostumbraré a ello con el tiempo―Caminó hasta mi lado. Me volví para verlo y  puso  el cabello detrás de mí oreja, sus dedos demorándose en mi mejilla, haciéndome sonrojar―. De verdad eres la cosa más hermosa en el mundo―murmuró. Mi corazón se  saltó un latido por la honestidad en su voz, sus ojos verdes penetraban en los míos,  haciéndome sentir como  la única chica en el mundo.
―¡Corten esa mierda! Puede que haya dado mi bendición pero no necesito que me lo muestren en la cara durante el desayuno ―gruñó Vic mientras caminaba en la cocina para preparar algo de cereal. Palmeó a Peter en la parte trasera de su cabeza al caminar por su lado, como de costumbre.
Todos nos reímos y Peter se paró detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura, apoyando su cabeza en mi hombro.
―Gracias, Vi. Sé que dijiste que me mantuviera alejado, pero…―Pitt dejó que las palabras quedaran en el aire, mirando a mi hermano con agradecimiento.
―Lo que sea. Estamos bien. Solo no nos hagas tener un problema, ¿de acuerdo ―respondió mi hermano, sonriendo amigablemente.
Los brazos de Pitt se apretaron a mí alrededor.
―No lo haré. ―Besó mi hombro ligeramente y Vic fingió náuseas, haciéndome reír.
―Bueno,  vamos entonces, tortolitos, supongo que necesitan llegar un poco más temprano  a la escuela para poder anunciarlo juntos  ―afirmó Vico, poniendo los ojos en blanco.
Peter rió y asintió. Jadeé y sacudí la cabeza fieramente.
―¡Imposible! No podemos hacer eso―dije, mirando a Peter. Lució realmente herido por alguna razón.
―¿Por qué no?―preguntó, tomando mi mano y mirándome confundido.
Miré a Vico; a él realmente no le iba a gustar esto.
―Er, bueno, tengo una especie de apuesta. La siguiente en acostarse contigo ganará  total.  Realmente necesito el dinero.―Miré a Pitt incómodamente, pero sólo empezó a reír histéricamente.
Vico casi se ahogó con su bebida. 
―¡Imposible!¡No puedes hacer eso!―gritó, sacudiendo la cabeza violentamente―No  quiero saber que ustedes  dos  están teniendo sexo. ¡No  lo quiero!
Me reí con su enojada y disgustada cara.
―Vic, no estamos teniendo sexo.―Me encogí de hombros, haciendo relajar su cara un poco―. Pero cuando lo hagamos, definitivamente quiero ganar la apuesta. No la ganaré si las personas saben que ya soy su novia. ―Miré a Pitt, insegura de si estaría de acuerdo con esto o no.
―Ángel, no quiero que estés conmigo por alguna apuesta.  ―Frunció el ceño, luciendo un poco herido.
Le sonreí seductoramente.
―¿Crees que esa es la razón por la que voy a querer tener sexo contigo? Confía en mí, chico mío; no será por el dinero, eso es sólo una ventaja de más.
Se inclinó adelante y puso su boca junto a mi oreja.
―¿Así que cuál será la razón? ―susurró, enviando un escalofrío por mi columna vertebral.
Me mordí el labio.
―Hmm, no estoy segura pero tendrá algo que ver con que me ruegues de rodillas ―bromeé, sonriéndole con suficiencia.
Se rió y me besó, empujándome cerca de su cuerpo, enviando olas de deseo por mi  torrente sanguíneo. Se apartó para mirarme, la lujuria escrita con claridad a través de su rostro. 
―Te rogaría felizmente justo ahora, sabes.
Palmeé su pecho y di un paso atrás antes de que lo arrastrara de vuelta a mi habitación y rompiera sus sexys jeans y los botones de su camisa negra para ver su impecable cuerpo.
―Oh, eso lo sé, chico mío. ―Me reí, intentando atrapar mi respiración.
Miré Vico, que estaba mirándonos fijamente con los ojos muy abiertos, su boca abierta con sorpresa.
―Chicos, en serio no puedo soportar estas demostraciones de afecto―dijo, haciendo una mueca y sacudiendo la cabeza.
―Está bien, las demostraciones terminaron. Sólo creo que deberíamos mantener esto en  secreto por un tiempo.¿Por qué no conseguir algo de dinero por hacer algo que eventualmente sucedería, de todas maneras? Así es como yo lo veo ―dije, encogiéndome de hombros.
Pitt y Vic se miraron uno al otro.
―Supongo. Pero, ¿podrás ganas? Quiero decir, ¿la apuesta tenía algo que ver con hacerme terminar con mi novia o algo así? ―preguntó Peter, frunciendo el ceño.
Me reí tontamente y sacudí la cabeza.
―Nop, me aseguré de eso. Definitivamente sólo se trata de la siguiente que  te coja, como tan elocuentemente lo dijeron.
Peter sacudió la cabeza, luciendo un poco disgustado.
―No puedo creer que las chicas hagan ese tipo de cosas.
Vico rió.
―¿Saben qué? Creo que puede que sea el siguiente en anunciar que tengo una novia. Entonces puedo sólo escoger a alguien y podemos dividir el dinero ―dijo brillantemente, como si hablara en serio.
Peter tomó mi mano y me empujó hacia la puerta.
―Vamos, lleguemos a la escuela antes  de  que  tu  hermano  tenga otra idea brillante. ―Rió, sacudiendo su cabeza hacia Vico.
Peter me guiñó un ojo por el espejo mientras entrabábamos al estacionamiento.
Había más chicas de lo normal esperándolos. Todas fueron directamente a él tan pronto como su puerta fue abierta. Martina, como de costumbre, estaba al frente.
Me reí.
―Buena suerte, novio―me burlé, guiñándole mientras me  alejaba, balanceando mi trasero a propósito. Sabía que estaba observándome. Cuando llegué a la puerta miré atrás sobre mi hombro para verlo empujar los brazos de una chica lejos de él, una expresión de mal gusto en su cara. Debió haber tenido a veinte cinco chicas rodeándole, lucía verdaderamente enojado. Me reí y fui a encontrar a mis amigos; como de costumbre, estaban por los casilleros.
―Hola, chicos ―dije alegremente, cuando los alcancé.
―¡Alguien está de buen humor hoy! ¿Alguna razón en particular?―preguntó Poli, luciendo confundido por mi rostro feliz.
―Nop, ninguna razón en particular. Solo vi a Peter ser acosado por cerca de veinte cinco chicas. Se ve verdaderamente irritado por eso, fue muy gracioso ―expliqué, sonriendo salvajemente. Justo entonces, él caminó más allá de mí con Vico. Tenía a una chica coqueteándole a cada lado, y aproximadamente otras diez caminando detrás de él. Rompí en carcajadas y me lanzó una oscura mirada, haciéndome reír más fuerte.
―No me sorprende que tenga a todas esas chicas detrás de él. ¿Sabes en cuanto está la apuesta ahora? ―preguntó Can, sonriéndome con suficiencia.
Asentí.
―Sí, lo sé. Euge me dijo que está como en ochocientos d lares o algo así. No lo puedo  creer.―Sacudí la cabeza desaprobadoramente, e intenté no imaginar lo que se sentiría ganar esa cantidad de dinero.
Can, Euge y Poli intercambiaron una mirada, antes de romper en risas.
―No, ese era el total de ayer. Hoy está a cerca de cuatro mil doscientos―dijo Can. Sentí el color drenarse de mi cara mientras mi corazón se  hundía. ¡Santo cielo! Eso es como, ¡oh, Dios, ni siquiera puedo definirlo! ¡Son como doscientas chicas, todas queriendo acostarse con mi novio!
—¡Oh Dios mío! ¿En serio? —pregunté mientras tragaba el nudo que rápidamente estaba formándose en mi garganta. La idea de todas esas chicas lanzándose a sí mismas hacia mi chico, literalmente me hizo sentir un poco enferma. Can asintió y parecía un poco comprensiva; como si supiera lo que yo estaba pensando. Euge y Poli sólo parecían emocionados porque obviamente no tenían ni idea de que yo estaba con Peter. Afortunadamente, la campana sonó, así que todos no dirigimos a clases.

 .................

A la hora de comer comenzaría a hacer mi jugada por Peter. La gente necesitaba ver que al menos lo estaba intentando. No podía sólo anunciar que había dormido con él, así que necesitaba que la gente me viera haciendo el esfuerzo. No lo había hablado con Peter,  pero un pequeño coqueteo inofensivo en el almuerzo no debería ser tan  difícil. Mientras llevaba mi bandeja de comida a través de la cafetería a nuestra mesa habitual, me volteé hacia mis amigos.
—Chicos, voy a hacer mi jugada por Peter para la apuesta. Sentémonos con mi hermano hoy, ¿sí?
Can me dio una mirada de complicidad y me guiñó el ojo y nos dirigimos hacia la mesa de los atletas. La mesa de los atletas estaba casi llena de chicas, todas ellas coqueteando  desvergonzadamente con Pitt. Sonreí ante su expresión; parecía incluso más enfadado ahora que antes. Miré a la chica sentada al lado de Pitt; ella había terminado su almuerzo y estaba mirándolo fijamente, con  una expresión coqueta en su rostro.
—Oye, Sally.  Escuché que alguien golpeó tu auto en el estacionamiento, ¿fue mucho el daño? —pregunté inocentemente.
Ella jadeó y se puso de pie de un salto. 
—¡Mierda! ¡Es el auto de mi mamá! —gritó, mientras se volteaba y echaba a correr.
Escuché a mis amigos echarse a reír detrás de mí mientras se sentaban en la parte más alejada de la mesa.
—Hola, Peter—Le sonreí mientras me dejaba caer en la silla al lado de él.
—Hola, Ángel  —respondió, sonriéndome. Miré alrededor para ver si estaba recibiendo miradas mortales de todas las chicas cerca, obviamente porque ya me había ganado una sonrisa—¿Alguien golpeó el auto de Sally? —preguntó, comiéndose su sándwich de atún.
Me encogí de hombros y sacudí la cabeza. 
—Nah. Sólo lo dije porque quería sentarme aquí.
Se echó a reír. 
—Sabía que me deseabas —bromeó, guiñándome un ojo.
—Bueno, quién no lo hace —respondí, sonriendo y mirando alrededor de la mesa a las  chicas que estaban tratando de matarme con los ojos. Agarré mi botella de agua y fingí tratar de abrirla—Peter, ¿puedes abrirla por mí? —pregunté, haciendo pucheros ligeramente.
—Ángel, si sigues haciendo pucheros, el viento cambiará y te quedarás atorada así —bromeó, sonriendo y quitándome la botella. La abrió fácilmente y me la pasó de nuevo.
—Gracias.—Sonreí, haciendo caso omiso de su comentario—. Vaya, nunca me di cuenta lo  fuerte que eres. Debes  ejercitarte un montón, ¿eh? —ronroneé, deslizando  mi  dedo  hacia abajo  por sus  bíceps, mordiéndome  el labio seductoramente. Me miró con lujuria, con los ojos fijos en mi boca. Sólo a partir de la expresión  de dolor en su rostro, podía decir que  quería darme un beso. Él no respondió—. ¿Entonces? ¿Te ejercitas mucho? Porque debes hacerlo, quiero decir, tu cuerpo es, mmm… —Mi voz se desvaneció, y lo examiné lentamente.
Tragó.—Er, supongo, sí un poco—murmuró, todavía mirándome un poco sorprendido y desconcertado.
No quería que esto llegara demasiado lejos, por el momento sólo estaba estableciendo el escenario para mi victoria. Rompí el contacto visual y comencé a comerme mi comida, lentamente, dejando que el tenedor se quedara en mi boca más tiempo del necesario. 
—Oh Dios —gemí, cerrando los ojos mientras masticaba lentamente—. Esto está tan bueno —jadeé. Lo escuché gemir en voz baja a mi lado y supe que mis ruidos sexuales  estaban llegándole. Lo miré—.Peter, deberías probar esto—ronroneé seductoramente. Él tenía una expresión adolorida en su rostro mientras me miraba fijamente con  la boca ligeramente abierta.  Sacudió la cabeza un  poco,  como  si estuviera tratando de alejar un pensamiento y yo me tragué una risita. Oh mierda, iba a hacerme pagar por esto más tarde.
—Er, OK sí —dijo. Sonreí y agarré un tenedor lleno de mi pasta y lo guié hacia su boca para alimentarlo.
Un pedacito de pasta cayó del tenedor a sus pantalones vaqueros. 
—¡Oops, lo siento tanto! —Hice una mueca, mirándolo a modo de disculpa.
—No te preocupes por eso, Ángel. —Me sonrió y lo sacudió con su mano.
OK, ¡podía hacer que esto funcionara a mi favor! Agarré una servilleta y le limpié los pantalones vaqueros con ella. Era a medio muslo así que me aseguré de limpiar sólo un poco más arriba, mientras lo miraba a través de mis pestañas. Lo escuché tragar  audiblemente mientras un  ligero  bulto  comenzó  a aparecer en  sus pantalones el cual rápidamente cubrió con su brazo.
—Ahí. Listo —coqueteé.
—Er… Gracias —murmuró, cerrando los ojos y suspirando.
Sonreí triunfalmente. ¡Ja! ¡Tomen eso, chicas! Miré alrededor de la mesa para ver si todas estaban mirándome. Ya sean expresiones sorprendidas o enojadas estaban pegadas a cada rostro femenino. Solté una risita, y le guiñé el ojo a Martina quien se había vuelto roja por el enfado.
—Mejor me voy. Tengo que hablar con la Sra. Francis  acerca de mi  proyecto científico —dije, levantándome y sonriendo de oreja a oreja.
Peter agarró mi mano y me jaló de nuevo hacia el asiento. 
—¿Qué fue eso? —preguntó, luciendo ligeramente confundido.
Me encogí de hombros y le sonreí. 
—¿No tengo permitido ser amigable contigo, Peter? Quiero decir, eres el mejor amigo de mi hermano después de todo. Siempre estás pasando el rato en mi casa así que sólo pensé que debería ser cortés.
—Cortés, claro —contestó, sonriéndome.
Le lancé un  guiño y me levanté para ir con mis amigos. Cuando pasaba junto a Martina y las porristas me incliné hacia abajo y le susurré al oído. 
—Supera eso —me burlé, partiéndome el culo de la risa.
Agarré la mano de Cande, haciéndola caminar un poco por delante de Euge y Poli quienes estaban conversando algo sobre una galería de arte a la que Eu quería ir el fin de semana. Eu estaba un poco chiflada por el arte. 
—Can, creo que necesito tomar la píldora. ¿Todavía está abierta al público la clínica de planificación familiar en la calle Rose después de la escuela? —pregunté.
Asintió en confirmación. Sabía que ella sabría, había tenido un pequeño accidente hace aproximadamente un mes con un condón roto y había ido ahí por la píldora del día siguiente.
—Sí, desde las cuatro hasta las ocho —respondió, mirando por encima del hombro para asegurarse  de que  nadie  pudiera  oírnos—.  Así que, vas a dar el paso, ¿eh? Creo que es genial. Definitivamente deberías tomar la píldora. ¿Quieres que vaya contigo?—preguntó  de forma casual.  Sabía que  lo  decía en  serio;  era  la mejor amiga que una chica podía pedir.
—Todavía no estoy lista, pero no quiero quedarme corta o algo, quiero decir, debe tomar un tiempo  que entre en tu sistema o  algo. ¿Entonces no te importa venir conmigo? Realmente lo apreciaría —admití, mirándola con agradecimiento. Estaba muy nerviosa acerca ir por mi cuenta, y no se sentía bien pedirle a Peter que viniera.
No era exactamente el tipo de cosas que un chico hace.


Continuara...

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