viernes, 1 de agosto de 2014

"Toda la noche con el jefe"


CAPITULO 10
El miércoles por la tarde, Lali ya sabía que su plan tenía defectos. La presencia física de Peter era insoportable. Durante horas, su cuerpo permanecía rígido, siendo consciente de su cercanía a pocos metros de distancia. Cuando apartaba la vista del ordenador para descansar los ojos, no podía evitar mirarlo. Invariablemente, descubría que él la estaba observando, o que levantaba la vista cuando ella miraba. Rápidamente, Lali miraba hacia otro lado y se mordía el labio. Cuando eso ocurrió por enésima vez aquel día, estaba tan furiosa consigo misma que se levantó para poder escapar al cuarto de baño durante unos minutos. Sólo para alejarse de él, para mirarse al espejo y recordarse exactamente por qué no debía dejar que la lujuria afectase a su trabajo. Nada de distracciones.
Mientras caminaba de vuelta por el pasillo, se sobresaltó, cuando alguien la agarró del brazo y tiró de ella hacia una sala de reuniones antes de llegar a la suya. La puerta se cerró tras ella. Se dio la vuelta y miró a Peter, que estaba de pie frente a la puerta, bloqueando la salida y con los brazos cruzados sobre el pecho.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó ella, luchando por recuperar el equilibrio. Su cercanía hacía que le resultase difícil respirar, y mucho menos concentrarse en el trabajo. La postura de Peter acentuaba el ancho de sus hombros, y Lali sintió cómo iba cediendo lentamente ante su masculinidad.
—Lali, mira, no podemos ser amantes, de acuerdo. Lo entiendo y lo siento si te he hecho
sentir incómoda, ¿pero no podemos al menos ser amigos?
—¿Realmente crees que eso es posible? —preguntó ella.
—Claro que es posible —contestó él con una sonrisa—. No pienso poseerte sobre la mesa a la primera oportunidad. Creo que puedo mantener mis necesidades más básicas bajo control. ¿Acaso tú no? —preguntó en voz baja.
Lali se quedó mirándolo en silencio. Su mente quería responder, pero su cuerpo se había quedado atascado en la idea de hacer el amor sobre la mesa. Podía imaginárselo encima de ella, colocándola sobre la mesa, tirando los papeles al suelo. Se mordió el labio y apretó con la esperanza de que la presión aliviara las palpitaciones. Pero lo que realmente deseaba era otro beso.
Peter la observó intensamente y dio un paso hacia ella. Frustrada, Lali miró hacia abajo. Pero él se acercó más y le colocó los dedos en la barbilla, haciendo que volviera a mirarlo.
—¿Acaso tú no? —preguntó de nuevo. Deslizó los dedos por su mandíbula y hasta el cuello; acariciándole los labios suavemente con el pulgar.
Sus miradas se encontraron nuevamente y Lali tuvo que contener la necesidad de abrir la boca y chuparle el pulgar. Horrorizada consigo misma, se apartó para que la mesa estuviera entre ellos.
—No te preocupes. El acoso no es mi estilo —dijo él colocándose las manos en las caderas—. Te prometo que no te tocaré a menos que me lo pidas —se metió las manos en los bolsillos como para enfatizar sus palabras—. Si continúas ignorándome como has hecho hoy, la gente empezará a murmurar. Y sé lo desesperada que estás por evitar los cotilleos.
—Bueno, si tú sigues haciendo comentarios como el del otro día, la gente empezará a hablar de todas formas.
Peter arqueó las cejas y pareció perdido.
—Cuando dijiste que no era «simplemente» una empleada temporal —explicó ella furiosa.
—Bueno, no eres «simplemente» cualquier cosa. Eres simplemente increíble —dijo él con una
sonrisa.
Lali apartó la mirada, tratando de ignorar el poder que esa sonrisa tenía sobre ella.
—Eso no ayuda, Peter.
—No, pero al menos es sincero.
—¿Qué quieres decir?
—¿Por qué no intentas ser sincera sobre por qué te niegas realmente a salir conmigo?
Muy astuto. Había más cosas. Ella lo sabía al igual que él. Pero optó por negarlo.
—He sido sincera. No me gusta que hablen de mí.
—No —dijo él negando con la cabeza—. Creo que hay algo más.
—¿Como qué?
—Creo que tienes miedo.
—¿De qué? ¿De ti? —trató de sonar sarcástica, pero sabía que no lo había conseguido. Sí que le daba miedo, pero tenía más miedo de sí misma.
—No. Quizá. Sí —dijo él clavándole la mirada—. Tienes miedo de la atracción que hay entre nosotros. Es muy fuerte y no finjas que no sabes lo que quiero decir. Lo veo, Lali. Lo veo en tus ojos.
Maldición. Lali se preguntó si estaría bien llevar gafas de sol a la oficina. Se encogió de
hombros y decidió no intentar negar algo que era tan evidente para los dos. Sabía que él tenía
razón, en todo. Era Peter. Todo el mundo se llevaba bien con él y consideraba que era un buen tipo. El socio con el que todos querían trabajar. Su intento de mostrarse profesional era
demasiado forzado, demasiado frío para no ser intencionado. Podía ser malinterpretado o, más probablemente, interpretado correctamente. Tenía que ser más lista.
—Para mí también es nuevo —dijo él.

4 comentarios:

  1. me encantoooo . .masssssssssssssss

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  2. Falta el 9 o me parece?? Hoy podrias hacer una especie de maratón y subir todos los capítulos de la sem? :) porfiiii!! Me encanta! Q estes bien genia!

    Belu

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    1. Belu el 9 esta en el anterior, que tiene dos capitulos juntos.
      Besos

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  3. Peter tiene toda la razón.
    Wuau ,para el también es nuevo lo k siente.

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