Me despertó el
sonido de mi alarma del teléfono. Miréa mí alrededor preguntándome por qué estaba en la
sala de estar, entonces recordé que Peter seguía dormido; como siempre, sus brazos y piernas estaban encima de mí, sujetándome
bajo su peso. Sonreí y lo miré unos minutos antes de que decidiera despertarlo
amablemente. Usualmente, sólo le pegaba un codazo y lo empujaba; pero pensé que
hoy sería un poco más creativo, que le gustaría eso.
Me moví hacia adelante, empujando su hombro. Él rodó sobre su espalda, sin quitar sus brazos de mí, así que me
arrastró con él. Me levantó de manos y rodillas para quedar a horcajadas, antes
de poner mi peso de nuevo sobre él. Acaricié su hermoso rostro un par de veces antes de que pusiera mis labios ligeramente. Él suspiró un
poco en su sueño así que lo besé de nuevo, un poco más fuerte y por más tiempo.
Comenzó a excitarse y sofoqué una risita. Está bien, sé
que soy nueva en todo esto, pero este chico parecía sacar mucha lujuria de mí.
Fue un poco embarazoso; pero al mismo tiempo me hacía sentir querida, necesitada y
atractiva.
Lo besé de nuevo y recorrí su pecho con mi mano.
Él comenzó a
moverme, sus brazos apretando a mi alrededor, sujetándome a su pecho a pesar de que ni siquiera estaba despierto. Lo besé de nuevo
y avancé por su labio con mi lengua.
Eso llamó su atención; abrió los ojos y me miró, claramente
sorprendido, pero con una sonrisa jugando en el borde de sus labios.
—Espero que esa sea la manera en la que me despiertes a
partir de ahora —dijo con voz ronca.
—Tal vez, si eres afortunado —bromeé. Puso una mano
detrás de mi cabeza y me hizo besarlo de nuevo. Mordió mi labio inferior, pidiéndome
que entrara, pero lo alejé, haciéndolo gemir.
—Tienes que irte, Peter. —Me liberé de él y me senté,
todavía a horcajadas.
Podía sentir su erección presionando contra mí, lo que me
hacía anhelarlo de una manera que no había pensado hasta ahora.
Sonrió y puso sus manos sobre mis rodillas y me miró
sentado encima de él. Sus ojos estaban tan lujuriosos que estaba sorprendida
que no me suplicara por sexo aquí y ahora.
Ni siquiera se movió, sólo se quedó ahí con una gran
sonrisa de satisfacción en su rostro. Esta no era realmente una buena posición para
sentarse.
La sensación de tenerlo abajo de mí se estaba
convirtiendo en algo enloquecedor.
Me pregunté que se sentiría cuando me tocara, recorriendo mi
cuerpo con sus manos. Me mordí el labio mientras una ola de deseo de
apoderaba de mí.
Los sentimientos eran tan confusos, tan extraños para mí.
Nunca había querido si quiera besar a alguien, mucho menos los pensamientos que
ahora comenzaban a formarse en mi cabeza.
—¿Qué me estás
haciendo?—susurré, confundida de que me sintiera así: querer a alguien cuando
generalmente eludía todo contacto físico por lo que mi padre solíahacerme.
—¿Qué quieres decir? —preguntó, mirándose un poco
confundido. Negué con la cabeza; no podía explicarlo, especialmente no a él.
Necesitaba que él fuera capaz de esperarme. Si le dijera cómo me sentía, probablemente
lo arruinaría todo. —Dime que quieres decir, Ángel.¿Por favor?—rogó, usando
su cara de cachorro en mí. ¡Demonios! ¡Eso siempre funcionaba y lo sabía!
—No quiero, Pitt. —Me alejé y me recosté a su lado.
—¿Por favor? —susurró, mirándome con sus ojos
suplicantes.
Suspiré.
—No sé lo que me está pasando. Un día no puedo si quiera
soportar que alguien me toque y al siguiente... —Mi voz se debilitó, insegura
de cómo terminar la frase sin darle una impresión equivocada.
—Al día siguiente, ¿qué? —solicitó, apoyándose en su codo para mirarme a los ojos.
—Al día siguiente,
tú llegas y me haces necesitarte y no puedo ayudarme a mí misma —admití, ruborizándome locamente.
Él se rió en voz baja y me dio su sonrisa arrogante.
—También me haces necesitarte.
—Sí, esa es la mitad de problema —declaré, mirando hacia
abajo para ver lo que sobresalía de sus
pijamas, ruborizándome de nuevo cuando miré y él me había visto mirándolo. ¡Oh, mierda, eso es tan embarazoso!
—Siento que eso
pase.—Me sonrió y me ruboricé más, retorciéndome ante lo incomoda que se estaba volviendo la
conversación. Le di una palmada en el pecho y me reí por la vergüenza. Atrapó
mi mano y la sostuvo fuertemente mientras me miraba.
—Me asusta —admití, sintiéndome estúpida e infantil.
—Sé que sí, pero nunca te haría daño. Si alguna
vez sientes que las cosas van demasiado
rápido, lo único que tienes que hacer es decirlo, lo prometo.—No podía dudar de su sinceridad. La verdad
de sus palabras estaba clara en su rostro.
Me incliné hacia adelante y lo besé suavemente, antes de
alejarlo.
—Realmente tienes que irte. Son casi las ocho.
Él suspiró y se entretuvo con mis dedos.
—Realmente no me gusta tu amiga, es su culpa que me tenga
que ir —murmuró, fingiendo estar molesto. Reí y me levanté del sofá, levantando sus
piernas conmigo.
—Quizás quieras normalizarte un poco antes de salir.¿Qué
pensarán los vecinos si te ven salir de mi casa así? —bromeé, asintiendo con la
cabeza hacia su entrepierna; ruborizándome al darme cuenta de que lo había
visto de nuevo.
Se echó a reír.
—Podrían pensar que tengo una novia muy hermosa, que me
acaba de echar de su cama —dijo, encogiéndose de hombros casualmente.
Le sonreí mientras se acomodaba sus shorts para que fuera
menos notable, antes de besarme de nuevo y salir por la puerta principal.
Me metí a la habitación. Can todavía estaba dormida, así que me arrastré a mi cama; pero no volví a dormir, en cambió le envié un mensaje a Peter:
Me
alegro de que al menos durmieras 3 horas anoche.
Puse mi teléfono en silencio, para que su respuesta no
despertara a Cande.
Respondió,
haciéndome sonreír:
También
yo. Ese sillón es sorprendentemente cómodo, mejor que mi cama;
pero
es probablemente porque estabas ahí.
Le envié:
Podrías
quedarte esta noche. Tal vez podría salir a hurtadillas a la sala
después
de que Can se duerma.
Me preguntó:
¡Me
gusta la idea! ¿Qué vas a hacer hoy? ¿Quieres hacer algo?
Le respondí:
No
estoy segura; creo que pasaré todo el día con Cande, viendo que se quedará
aquí.
Contestó, haciéndome reír:
Esa
chica está arruinando todo; en primer lugar no me puedo quedar más
tiempo.
¡Ahora no puedo pasar el día contigo! Estoy terriblemente disgustado
que
esté aquí.
Nos mensajeamos alrededor de una
hora más, y me alegré de que decidiera actualizar el plan de mi equipo así
obtuve mensajes ilimitados, de lo contrario esto me costaría una fortuna.
Continuara...
Me encanta esta historia, porque este muchacho es muuuuuuuuuuuuuuy tierno!! ♥♥♥
Besos
Lunis