jueves, 12 de marzo de 2015

Capitulo 3


Después de clases me dirigí a regañadientes al estacionamiento, donde un sonriente Peter se encontraba apoyado en su coche, esperándome.
—Hola preciosa.—Me guiñó un ojo coquetamente y abrió la puerta para mí.
—Hola Peter.—Me subí a su coche, ya molesta con su coqueto culo, si Vico estuviese aquí lo habría abofeteado por esa.
Subió a mi lado.
—Así pues, Ángel, tengo que pasar por la tienda de camino a casa. —Puso el coche en marcha y salimos del estacionamiento.
—Genial —murmuré. Decidí mirar por la ventada e ignorarle; seguía molesta con él por todo la cosa de “diez minutos más” de esta mañana.
Se detuvo en el estacionamiento de la tienda unos minutos más tarde.
—Vamos, Ángel —dijo, saliendo. Me senté ahí y crucé mis brazos sobre el pecho, rehusándome  a bajar. Caminó alrededor del coche y abrió la puerta por mí—.Vamos, Ángel —repitió, sosteniendo su mano para mí.
—No se necesitan dos para entrar. Esperaré aquí —respondí. Metió sus manos en el coche y me recogió con  facilidad, arrojándome por encima del hombro, riendo. Dio un  puntapié a la puerta para cerrarla y  comenzó  a caminar hacia la tienda—.Ponme malditamente abajo, ¡imbécil! —grité, golpeándolo en la espalda.
Él sólo se reía de mis escasos intentos de bajar, y siguió caminando. Una vez en la tienda,  finalmente me puso en mis pies. Miré alrededor, avergonzada, para comprobar si alguien vio eso, pero parecía que no. Alargó la mano y metió algunos mechones de pelo suelto detrás de la oreja, sus dedos demorándose en mi mejilla.
Golpeé su mano fuera de mi cara y lo miré enfadada.
—¡Eso fue tan vergonzoso! —siseé.
 —¿Cuál es el problema? A la mayoría de chicas les encantaría que las hiciese eso—replicó, encogiéndose de hombros y yendo hacia las revistas.
Pisoteé con el pie, luego me ruboricé porque  había  pisoteado como un niño pequeño; por suerte, Peter no miraba, de lo contrario nunca hubiese oído el final de esto. Agarró una revista de deportes y una barrita de chocolate y se dirigió almostrador para pagar.
Estaba felizmente hojeando la TeenVogue cuando dos chicos se acercaron a mí. Me puse tensa.
—Bueno,  hola aquí.—Uno de ellos ronroneó.  Asentí con la cabeza en reconocimiento  y puse  la revista de vuelta, alejándome con rapidez en busca de Peter.
—Ey, ¿a dónde vas? —preguntó el otro, cogiendo mi mano.
Mi corazón empezó ha acelerarse mientras miraba alrededor, frenéticamente.
—Estoy buscando a mi novio —le mentí, tratando de sonar segura.
—¿Novio? No  veo ningún novio —dijo  el otro, burlándose  de mí—. ¿Qué tal si vamos a alguna  parte y nos conocemos mejor? —ofreció  el chico que  estaba sujetando mi mano, tirándome hacia él lentamente.
Me sentí enferma. Oh  Dios, Pitt, ¡ayúdame!  Sé que soy patética, pero odio los enfrentamientos y que la gente me toque, especialmente gente que no conozco.
—Ey, Ángel —dijo Peter, arrojando su brazo alrededor de mi hombro y mirando a los dos chicos,  que de inmediato soltaron la mano y dieron  un  paso atrás. Me acerqué  al lado  de Peter y  me  presioné  contra  él con  tanta fuerza que  dolía—.Espero que no estuvieran molestando a mi chica —dijo casualmente, pero podía oír el enfado en su tono de voz. Peter siempre ha sido protector conmigo; una vez un chico me empujó en un charco cuanto tenía siete, y Peter fue directamente a la casa del muchacho y le dio un puñetazo en la cara.
 —De  ninguna manera,  hombre. Estábamos  hablando, eso es  todo. —El chico mintió, levantando las manos inocentemente.
—Está  bien.  Vamos entonces, Ángel, nos vamos a casa—dijo Peter, guiándome hacia la puerta.  Una vez fuera,  se  giró  para mirarme—.¿Estás bien?—preguntó, revisándome preocupado. Estaba bien, mi corazón se detuvo de tratar de salir del pecho tan pronto como oí su voz.
Asentí y le sonreí gratamente. 
—Gracias —murmuré. Abrió la puerta del coche y esperó a que subiese antes de rodearlo hacia su lado. Una vez dentro arrojó algo en mi regazo, miré hacia abajo a la barrita de mi chocolate favorito. No  pude  evitar sonreír—. Gracias, Pitt. —Él siempre hacía cosas dulces como comprarme golosinas, era una lástima que fuese un gigoló idiota, de lo contrario sería probablemente un buen chico.
Cuando llegué a casa, fui directamente a trabajar en la lasaña para cenar. Peter se cernía detrás de mí alrededor de la cocina, haciéndome sentir violada mientras miraba mi cuerpo.
—Por el amor de Dios, Peter, ¡mis  ojos están  aquí! —dije  airadamente, señalándome la cara.
Se rió. 
—Wow, estás verdaderamente de mal humor conmigo hoy, ¿eh? —bromeó,sonriendo.
—Si, lo estoy. No puedo creerme lo de esta mañana. No me gustan las prisas; me he visto y sentido como una mierda todo el día —dije con acritud.
—Creo  que  te has visto  caliente  todo  el  día —respondió, encogiéndose  de hombros.
—Ugh, ¿puedes dejar  de hablarme? No estoy de humor. —Tiré la comida en  el horno y me puse a preparar un poco de ensalada.
 —Bien, lo que  sea.—Se  encogió de hombros otra vez y vino a mi lado, ayudándome  a preparar la ensalada.  Estaba tan cerca de mí que  podía sentir el calor que irradiaba de su cuerpo al mío, era extrañamente calmante.
—Voy  a ir a hacer los deberes.  La lasaña estará hecha en una hora y media; imagino que te quedas a cenar—dije. No era una pregunta, sabía que lo haría. No estoy  segura  de que Vico le  pidiese que se quedara conmigo cuando él estaba fuera, pero Peter lo hacía siempre de todos modos.
—Seguro, viendo cómo me lo preguntas tan educadamente. —Sonrió.
—No  estaba preguntando  —gruñí sarcásticamente mientras me  giraba para alejarme.
Me agarró la mano y se acercó a mí, estaba tan cerca que mi pecho tocaba el suyo, podía sentir su aliento soplando en mi cara.
—Ángel, lo siento por lo de esta mañana. Lo hago. Por favor deja de ser toda una perra conmigo, no te pega —dijo en voz baja.
Respiré hondo y suspiré. 
—Está bien, si, lo siento también. Supongo que he sido una zorra contigo —admití, tratando de apartar la mirada de sus hermosos ojos verdes que se sentía como si estuvieran viendo mi alma.
—Así que, ¿estoy perdonado? —preguntó, sonriendo.
Me gustaba este Peter, el que me cuidaba, el que era diferente cuando estábamos por nuestra cuenta. Me puso su adorable carita de cachorro a la que no podía decir que no, y sentí a mi voluntad de odiarlo desmoronarse.
Me reí y puse los ojos en blanco. 
—Lo que sea. Voy a ir a hacer los deberes antes de cenar. —Me empujé fuera de su retención y me alejé rápidamente.
Se sentía raro estar cerca de él de esa manera, todavía podía sentir el hormigueo de electricidad fluyendo a través de la mano donde nos habíamos cogido, todavía podía oler su dulce aliento que había soplado en mi cara. No tenía ni idea de la atmósfera  tan rara de la cocina; todo era muy confuso. Negué con la cabeza y saqué mi tarea de cálculo, tratando de empezarla por lo menos.
Después de cenar en silencio, terminé mi tarea. Sólo eran las ocho y media así que Peter decidió poner una película. Puso  Destino Final, y nos sentamos en el sofá a verla. Me sentí un poco incómoda por alguna razón que no podía entender. Estaba sentada aquí como siempre, pero algo  se sentía diferente. Le  miré a escondidas varias veces, estaba sentado ahí viendo la película, con una pierna doblada sobre la otra, el brazo colgando casualmente en el respaldo de mi silla.
Ninguno de los dos se movió hasta que la peli terminó. Ahogué un bostezo.
—Creo que me voy a la cama, Pitt, estoy muy cansada. —Murmuré, levantándome y estirándome como un gato. Cuando lo miré de nuevo, me di cuenta de que me estaba observando atentamente. Me aclaré la garganta ya que todavía seguía mirándome fijamente con una extraña expresión en su cara.
—Oh,  bien, sí, está bien. Voy directo a casa entonces, estaré de vuelta en media hora—dijo, poniéndose de pie para salir.
Lo seguí y cerré la puerta detrás de él, un poco desconcertada. ¿Por qué era todo tan tenso y extraño entre nosotros esta noche? Sería probablemente porque estaba tan molesta con él esta mañana que hice las cosas un poco torpes.
Me cambié rápidamente a una camiseta sin mangas y pantalones cortos, me lavé los dientes, el pelo, y me metí en la cama. Esta estaba fría y era demasiado grande, al igual que cada noche. Después de unos veinte minutos o así, escuché a mi ventana deslizarse y cerrarse de nuevo. Ropas cayeron al suelo y luego la cama se hundió detrás de mí.
—Ey, ¿estás dormida? —susurró.
 —No, todavía no —murmuré.
Levanté la cabeza para poder poner uno de sus brazos bajo mi cuello. Apretó el pecho contra mi  espalda y envolvió su otro brazo a mí  alrededor, lanzando una pierna sobre la mía. Le oí suspirar mientras me retorcía para acercarme más a él, me encantaba que Peter durmiera conmigo, la cama no se sentía bien sin él.
—¿Qué pasa? —pregunté, tirando de sus brazos  apretados a mi alrededor y presionando  mi  rostro en su brazo, oliendo su increíble aroma que era como ninguna otra cosa en el mundo.
—Nada,  Ángel.  Sólo  estoy  cansado,  eso  es  todo  —murmuró  contra la parte posterior de mi cabeza, presionando sus labios en mi pelo.
—Está bien. Buenas noches, Pitt —susurré, besando su brazo.
—Buenas noches, Ángel —respondió, besando la parte de atrás de mi cabeza.

Besos!
Lunis ♥

5 comentarios: