Después de
clases me dirigí a regañadientes al estacionamiento, donde un sonriente Peter se encontraba apoyado en su coche, esperándome.
—Hola preciosa.—Me guiñó un ojo coquetamente y abrió la
puerta para mí.
—Hola Peter.—Me
subí a su coche, ya molesta con su coqueto culo, si Vico estuviese aquí lo habría abofeteado
por esa.
Subió a mi lado.
—Así pues, Ángel, tengo que pasar por la tienda de camino
a casa. —Puso el coche en marcha y salimos del estacionamiento.
—Genial —murmuré. Decidí mirar por la ventada e ignorarle;
seguía molesta con él por todo la cosa de “diez minutos más” de esta mañana.
Se detuvo en el estacionamiento de la tienda unos minutos
más tarde.
—Vamos, Ángel —dijo, saliendo. Me senté ahí y crucé mis
brazos sobre el pecho, rehusándome a
bajar. Caminó alrededor del coche y abrió la puerta por mí—.Vamos, Ángel —repitió, sosteniendo su mano para mí.
—No se necesitan dos para entrar. Esperaré aquí —respondí. Metió sus manos en el
coche y me recogió con
facilidad, arrojándome por encima del hombro, riendo. Dio un puntapié a la puerta para cerrarla y comenzó
a caminar hacia la tienda—.Ponme malditamente abajo, ¡imbécil! —grité,
golpeándolo en la espalda.
Él sólo se reía de mis escasos intentos de bajar, y siguió
caminando. Una vez en la tienda,
finalmente me puso en mis pies. Miré alrededor, avergonzada, para comprobar si alguien vio eso, pero parecía que no. Alargó la mano y
metió algunos mechones de pelo suelto detrás de la oreja, sus dedos demorándose
en mi mejilla.
Golpeé su mano fuera de mi cara y lo miré enfadada.
—¡Eso fue tan vergonzoso! —siseé.
—¿Cuál es el
problema? A la mayoría de chicas les encantaría que las hiciese eso—replicó,
encogiéndose de hombros y yendo hacia las revistas.
Pisoteé con el pie, luego me ruboricé porque había pisoteado como un niño pequeño; por suerte, Peter no miraba, de
lo contrario nunca hubiese oído el final de esto. Agarró una revista de deportes
y una barrita de chocolate y se dirigió almostrador para pagar.
Estaba felizmente hojeando la TeenVogue cuando dos chicos
se acercaron a mí. Me puse tensa.
—Bueno, hola
aquí.—Uno de ellos ronroneó. Asentí con la
cabeza en reconocimiento y puse la revista de vuelta, alejándome con rapidez en busca de Peter.
—Ey, ¿a dónde vas? —preguntó el otro, cogiendo mi mano.
Mi corazón empezó ha acelerarse mientras miraba
alrededor, frenéticamente.
—Estoy buscando a mi novio —le mentí, tratando de sonar
segura.
—¿Novio? No veo
ningún novio —dijo el otro, burlándose de mí—. ¿Qué tal si vamos a alguna parte y nos conocemos mejor? —ofreció el chico que
estaba sujetando mi mano, tirándome hacia él lentamente.
Me sentí enferma. Oh
Dios, Pitt, ¡ayúdame! Sé que soy patética, pero odio los enfrentamientos y que
la gente me toque, especialmente gente que no conozco.
—Ey, Ángel —dijo Peter, arrojando su brazo alrededor de mi
hombro y mirando a los dos chicos, que
de inmediato soltaron la mano y dieron
un paso atrás. Me acerqué al lado
de Peter y me presioné
contra él con tanta fuerza que dolía—.Espero que no estuvieran molestando a
mi chica —dijo casualmente, pero podía oír el enfado en su tono de voz. Peter siempre ha sido protector conmigo; una vez un chico me empujó en un charco
cuanto tenía siete, y Peter fue directamente a la casa del muchacho y le dio un
puñetazo en la cara.
—De ninguna manera, hombre. Estábamos hablando, eso es todo. —El chico mintió, levantando las manos
inocentemente.
—Está bien. Vamos entonces, Ángel, nos vamos a casa—dijo
Peter, guiándome hacia la puerta. Una vez
fuera, se giró
para mirarme—.¿Estás bien?—preguntó, revisándome preocupado. Estaba
bien, mi corazón se detuvo de tratar de salir del pecho tan pronto como oí su
voz.
Asentí y le sonreí gratamente.
—Gracias —murmuré. Abrió la puerta del coche y esperó a
que subiese antes de rodearlo hacia su lado. Una vez dentro arrojó algo en mi
regazo, miré hacia abajo a la barrita de mi chocolate favorito. No pude
evitar sonreír—. Gracias, Pitt. —Él siempre hacía cosas dulces como
comprarme golosinas, era una lástima que fuese un gigoló idiota, de lo contrario sería probablemente un buen chico.
Cuando llegué a casa, fui directamente a trabajar en la
lasaña para cenar. Peter se cernía detrás de mí alrededor de la cocina, haciéndome
sentir violada mientras miraba mi cuerpo.
—Por el amor de Dios, Peter, ¡mis ojos están
aquí! —dije airadamente, señalándome
la cara.
Se rió.
—Wow, estás verdaderamente de mal humor conmigo hoy, ¿eh?
—bromeó,sonriendo.
—Si, lo estoy. No puedo creerme lo de esta mañana. No me
gustan las prisas; me he visto y sentido como una mierda todo el día —dije con
acritud.
—Creo que te has visto
caliente todo el día
—respondió, encogiéndose de hombros.
—Ugh, ¿puedes
dejar de hablarme? No estoy de humor.
—Tiré la comida en el horno y me puse a
preparar un poco de ensalada.
—Bien, lo que sea.—Se encogió de hombros otra vez y vino a mi lado, ayudándome a preparar la ensalada. Estaba tan cerca de mí que podía sentir el calor que irradiaba de su
cuerpo al mío, era extrañamente calmante.
—Voy a ir a hacer
los deberes. La lasaña estará hecha en una
hora y media; imagino que te quedas a cenar—dije. No era una pregunta, sabía
que lo haría. No estoy segura de que Vico le pidiese que se quedara conmigo cuando él estaba fuera, pero Peter lo hacía siempre de todos modos.
—Seguro, viendo cómo me lo preguntas tan educadamente. —Sonrió.
—No estaba
preguntando —gruñí sarcásticamente
mientras me giraba para alejarme.
Me agarró la mano y se acercó a mí, estaba tan cerca que
mi pecho tocaba el suyo, podía sentir su aliento soplando en mi cara.
—Ángel, lo siento por lo de esta mañana. Lo hago. Por
favor deja de ser toda una perra conmigo, no te pega —dijo en voz baja.
Respiré hondo y suspiré.
—Está bien, si, lo siento también. Supongo que he sido
una zorra contigo —admití, tratando de apartar la mirada de sus hermosos ojos
verdes que se sentía como si estuvieran viendo mi alma.
—Así que, ¿estoy perdonado? —preguntó, sonriendo.
Me gustaba este Peter, el que me cuidaba, el que era
diferente cuando estábamos por nuestra cuenta. Me puso su adorable carita de
cachorro a la que no podía decir que no, y sentí a mi voluntad de odiarlo
desmoronarse.
Me reí y puse los ojos en blanco.
—Lo que sea. Voy a ir a hacer los deberes antes de cenar.
—Me empujé fuera de su retención y me alejé rápidamente.
Se sentía raro
estar cerca de él de esa manera, todavía podía sentir el hormigueo de
electricidad fluyendo a través de la mano donde nos habíamos cogido, todavía podía
oler su dulce aliento que había soplado en mi cara. No tenía ni idea de la atmósfera
tan rara de la cocina; todo era muy confuso.
Negué con la cabeza y saqué mi tarea de cálculo, tratando de empezarla por lo
menos.
Después de cenar en silencio, terminé mi tarea. Sólo eran
las ocho y media así que Peter decidió poner una película. Puso Destino Final, y nos sentamos en el sofá a verla.
Me sentí un poco incómoda por alguna razón que no podía entender. Estaba
sentada aquí como siempre, pero algo se sentía
diferente. Le miré a escondidas varias
veces, estaba sentado ahí viendo la película, con una pierna doblada sobre la otra,
el brazo colgando casualmente en el respaldo de mi silla.
Ninguno de los dos se movió hasta que la peli terminó.
Ahogué un bostezo.
—Creo que me voy a la cama, Pitt, estoy muy cansada.
—Murmuré, levantándome y estirándome como un gato. Cuando lo miré de nuevo, me
di cuenta de que me estaba observando atentamente. Me aclaré la garganta ya que todavía seguía
mirándome fijamente con una extraña expresión en su cara.
—Oh, bien, sí,
está bien. Voy directo a casa entonces,
estaré de vuelta en media hora—dijo, poniéndose de pie para salir.
Lo seguí y cerré la puerta detrás de él, un poco desconcertada.
¿Por qué era todo tan tenso y extraño entre nosotros esta noche? Sería
probablemente porque estaba tan molesta con él esta mañana que hice las cosas
un poco torpes.
Me cambié rápidamente a una camiseta sin mangas y
pantalones cortos, me lavé los dientes, el pelo, y me metí en la cama. Esta
estaba fría y era demasiado grande, al igual que cada noche. Después de unos veinte
minutos o así, escuché a mi ventana deslizarse y cerrarse de nuevo. Ropas cayeron
al suelo y luego la cama se hundió detrás de mí.
—Ey, ¿estás dormida? —susurró.
—No, todavía no
—murmuré.
Levanté la cabeza para poder poner uno de sus brazos bajo
mi cuello. Apretó el pecho contra mi
espalda y envolvió su otro brazo a mí
alrededor, lanzando una pierna sobre la mía. Le oí suspirar mientras
me retorcía para acercarme más a él, me encantaba que Peter durmiera conmigo, la
cama no se sentía bien sin él.
—¿Qué pasa? —pregunté, tirando de sus brazos apretados a mi alrededor y presionando mi
rostro en su brazo, oliendo su increíble aroma que era como ninguna otra
cosa en el mundo.
—Nada, Ángel. Sólo
estoy cansado, eso
es todo —murmuró
contra la parte posterior de mi cabeza, presionando sus labios en mi
pelo.
—Está bien. Buenas noches, Pitt —susurré, besando su
brazo.
—Buenas noches, Ángel —respondió, besando la parte de
atrás de mi cabeza.
Besos!
Lunis ♥
son tan lindos!!! ++++
ResponderEliminarmas mas mas mas massss
ResponderEliminarmas plisss amo tus capitulos
ResponderEliminarK dulce k es!!!!
ResponderEliminarPitt esta enamorado de ella, estoy segura!! Otroooo :)
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