Poli
El
estreno de Instituto Prejuicio es el
siguiente mes, con los inevitables eventos
de alfombra roja, presentaciones en programas y entrevistas.
He visto lo suficiente del producto
final para saber que es bueno. En el
género de citas, en el
género romántico, esta película
será la sensación.
Se acabó
todo con Lali.
Lo sé, pero mi
cerebro no ha
aceptado completamente el hecho.
Sigo dando vueltas a
través de todo lo que hice
mal, buscando una manera
de reparar las jodidas decisiones que tomé esa noche. No debí haberla dejado fuera de mi vista.
No debí haber caído en la ira de Paula. Y estoy seguro
que no debí haber
llevado a esa chica
de regreso al hotel.
¿Es posible que estuviera enamorado de
Lali? No lo sé. ¿Soy incluso capaz de
sentir esa emoción? Eso, tampoco, lo sé.
Lo
que le dije el mes pasado
no sólo fue una línea
para llevarla a la cama. Estaría
mintiendo si dijera que la
compañía era más
urgente que la atracción entre
nosotros, pero disfruté de las tardes que pasábamos en mi habitación
después la cirugía,
cuando veíamos películas o mientras yo
jugaba videojuegos y
ella estudiaba. Me gustó
la sensación de sólo estar cerca
de ella. No tuvimos una oportunidad de descubrir lo que podría haber sido, porque al final la traté como todas las
chicas que se han cruzado en mi camino.
La
mayoría de las chicas que me
quieren desean al Chico Malo.
Esa persona no es sólo un acto, es lo que soy. Nunca hubo la posibilidad de yo fuera alguien diferente a lo que
me he convertido, y tal
vez eso fue lo
que Lali vio.
Ella dijo que quería alguien que ya
fuera algo mejor. Algo mejor que yo, obviamente. Ella no tiene que leer entre
líneas para ver quién es él, o cómo él se
siente hacia ella. Por mucho que yo quisiera ser ese hombre, no lo tengo
en mí.
Soy lo que soy.
Lali
Pitt:
Me gustaría hablar contigo. Solos. Si estás dispuesta a hablar conmigo. ¿Puedo
ir a tu hotel, o podemos reunirnos en algún lugar?
Yo:
¿Cuándo?
Pitt:
Ahora, si lo deseas. Más tarde esta noche. Mañana.
Yo:
Ahora está bien. Papá está con un amigo. Iba a pedir servicio de habitación y ver películas.
Pitt:
¿Dónde estás?
Yo:
Soho Grand.
Peter:
Estaré allí en treinta minutos.
―Hey ―dice Peter, por segunda vez en un
día.
―Hola.
―Mientras abro la puerta,
pienso que el deseo
que le pedí a Cara se me ha sido
concedido.
Entra
a la habitación mientras la puerta
se cierra y nos
quedamos viendo con unos pies separándonos. Un viejo
video de Switchfoot se reproduce en el fondo, el estribillo fluye
a través de la habitación como una banda
sonora en privado. ―Tú y
tus videos musicales ―dice, sonriendo,
pasando los dedos sobre las
carpetas de información de los colegios que hemos visitado que se
encuentran sobre la c moda―. Has elegido una escuela?
―Creo que sí. Es entre esas dos.
Él asiente con la cabeza. ―Ambas tienen
buenos programas. Supongo que te
trasladarás a Nueva York?
―Sí. Organizáremos todo cuando lleguemos
a casa. Tomar una decisión final. ―Asiente con la cabeza otra vez, pero sé que
él no vino a hablar sobre mis planes
universitarios, por lo que no elaboro.
―Así
que… pensé que podrías querer una
explicación. Solo
que no sé por dónde empezar.
Los dos nos quedamos en silencio. Todo sobre Peter, todo
lo que creía saber, todo ha sido
manchado. Mi visión de él, mis sentimientos por él, todo
sigue siendo lo mismo
y al mismo tiempo
diferente. Sus manos están hechas
puños sobre sus costados.
―Tienes una hija. ―No
tengo derecho a la
acusación en mi voz. La última
cosa que quiero es que se
sienta interrogado, pero
él no está hablando,
y las preguntas se agolpan en mi cabeza, golpeándose entre ellas, cada
una de ellas queriendo su
propia respuesta ahora
mismo―. Pensé que éramos amigos… por qué no me lo dijiste?
Extiende sus manos, ―Yo
no… le digo a la
gente. Fuera de mi familia, sólo Paula lo sabe, y un puñado de amigos de
hace tiempo.
― Tú… tú estás casado? ―El
concepto es tan extra o que
sale como algo de mal gusto.
―No.
No lo estoy,
y no lo
estaba. La madre de Cara… ella nunca
ha estado en la imagen. No desde
que Cara nació.
Estoy
tratando de procesar esto. Fallando.
Es como si la caja
del rompecabezas tuviera la
imagen equivocada en la parte delantera, y como
las piezas van encajando, la imagen generándose es algo completamente
diferente a lo que yo esperaba. ― Cómo… te quedaste con ella?
Él
camina a través
de la pequeña habitación y ve a
través de la ventana, en silencio.
Le doy tiempo para
que ordene sus pensamientos.
Finalmente, se vuelve con las manos en
los bolsillos. ―Mi relación con la madre
de Cara terminó en el momento que ella supo que estaba embarazada.
Ella estaba considerando
sus opciones, pero no
quería quedarse con ella. Y yo solo… yo la quería. La posibilidad de
reclamarla, de cuidar de ella, me dio un propósito. Tuve que hacerlo.
Toma una respiración profunda, pasa su
mano a través de su cabello, mirando a la alfombra. ―Hablé con mi familia.
Tenía dieciséis a os en aquel entonces,
así que no había posibilidad de hacerlo solo. ―Cuando levanta la vista, sus ojos están en llamas y decisivos,
es fácil de imaginar la cara que su familia había
visto―. Si no hubieran sido apoyo,
no sé lo que habría
hecho. Pero había tomado mi
decisión, y ellos sabían que no la cambiaría.
―Así qué… ellos accedieron a ayudarte?
―Él asiente con la cabeza―. ¿Y después?
―Y después tuve que convencer a mi ex novia
para que continuara con el embarazo y me la diera a mí.
Me siento en la cama, en un estado de
semi-shock.
―Wow. No sé qué decir.
Se sienta a mi
lado. ―Sí. Esa es la
respuesta común. ―Mira
hacia sus manos―. La emergencia
familiar, Cuándo desaparecí del rodaje?
Cara tenía un ataque de asma, y
estaba hospitalizada. Nunca
había estado así de
asustado.
Había
desaparecido por horas, quizás minutos, después
de que me besara. Podría
habérmelo dicho entonces,
pero él no
confiaba en mí lo suficiente. ―Wow,
esto es solo… genial. ―Estoy
en busca de palabras,
haciendo una mueca a
mi falsa voz alegre,
pero si como si yo
dejara dehablar comenzaría hiperventilar―. Quiero
decir… tú eres, padre.
Alguien te llama papi. Y eso es…
― Genial? ―Parece estar decepcionado o
herido; pero al
mismo tiempo, sin estar sorprendido. Él
está acostumbrado a esta
reacción―. De todos modos, ahora lo
sabes todo. ―Se pone de pie―. Escucha,
tengo que, um, hacer un par de cosas. Podemos hablar más tarde, de acuerdo? ―No oigo la probabilidad de habar más tarde en su
voz.
―Está bien. ―Lo sigo a la puerta, dándome
cuenta de que él acaba de compartir
algo intimo conmigo,
y me he asustado. Él
está de pie en mi habitación,
mi deseo hecho realidad―.
Peter ―le digo suavemente.
Voltea, y descanso mis manos sobre su
pecho, sintiendo su corazón latiendo al
mismo ritmo acelerado que el mío. Sus ojos oscuros están tristes, su
mirada fija en mí.
Con mi mano temblorosa,
acaricio su pelo
en su nuca, tirando
de su cabeza hacia abajo. Lo
beso, suave, con cuidado, y por un momento, él no reacciona en absoluto, y estoy segura de que
he hecho algo mal… Y luego su boca colapsa
contra mía mientras sus brazos se envuelven a
mí alrededor, elevándome en el aire.
Pensé que recordaba su beso, pero sus labios
contra los míos en estos momentos hacen
del primer beso algo
lejano, como un eco.
Sus manos acarician mis costados y se enredan en mi cabello, volteándome
hasta que mi espalda está contra
la pared y
su cuerpo presionando
el mío, sus latidos del corazón golpeando en mi
mano. Tirando de él
hacia mí, mis
brazos lo acercan aún más, con los dedos acariciando los músculos
de su espalda, sobre sus hombros, por sus brazos y
viceversa. Cuando nos separamos por aire
estamos jadeando, nuestros pechos elevándose y cayendo
al unísono mientras se apoya hacia mí y yo en él, cada
instinto indicando te deseo, te deseo, te deseo.
Cuando
se aleja, estoy confundida.
Cuando comienzo a
seguirlo, parpadeando, levanta
una mano para detenerme. ―Lali, no puedo. Esto
no… no puedo.
Se vuelve y tira
la puerta abierta.
Tres segundos y ha
desaparecido.
Recostada en mi cama, reviso todo lo que
acaba de suceder, una y otra vez, pero
no hay nada claro. Casi llamo a Cande, pero no lo hago. Es una noche
de las pocas que ella y Luca
tienen libres, y no quiero interrumpirlos con mis problemas. Esto es un enigma que necesito averiguar
por mí misma. Cuando papá regresa
más tarde, apagando el
televisor y susurrando mi nombre
mientras me envuelve entre las sábanas, me hago la dormida.
Mi rompecabezas sigue sin piezas. No tantas
como la tarde del día de hoy, antes de que nos encontráramos con Peter y Cara. Pero ahora yo sé de ella;
ella es un secreto menos entre nosotros. ¿Qué lo hizo alejarse? Tiene que haber
alguien más ¿Paula? Ellos evidentemente todavía estaban juntos el mes pasado.
Pero su confesión anterior, ella es una de las pocas personas que saben acerca de Cara.
Ella puede ser la razón por
la que se retiró después que me besó en Austin, y nuevamente
esta noche.
Las cortinas bloquean la luz dejando la
habitación en la oscuridad, pero he
estado recostada contra
la cabecera acolchonada
y completamente despierta
por dos horas. Mis ojos se
acostumbraron a distinguir los contornos
de cada mueble, el espejo
de la habitación, la
forma de mi reflexión en él.
Levanto la mano y saludo, la imagen
fantasmal en el espejo hace lo mismo.
Las cortinas no pueden bloquear los sonidos
de la ciudad. A diferencia de mis noches de insomnio en Sacramento, no estoy
despierta y sola aquí, en la ciudad
que nunca duerme; soy
una de millones, como si
perteneciera a ella.
Papá ronca suavemente en la otra cama.
Hago clic en el botón en el lado de mi
teléfono, la pantalla iluminándose. 2:18 a.m. Estaremos volando a casa en diez
horas. Busco el
número de Peter, hago
clic en enviar mensaje. El
cursor parpadea, esperando a que
escriba el mensaje,
y me siento allí bajo el brillo de la pequeña
pantalla. Después de treinta segundos, la
pantalla se apaga. ¿Qué puedes decir cuándo los sentimientos no caben en
palabras? Finalmente, escribo el mensaje y pulso enviar:
Yo:
Me voy hoy. Quiero verte. Voy a estar en la recepción abajo a las 6 am.
No hay respuesta, y me siento desalentada
y un poco patética mientras pasan los
minutos. Cuando mis
ojos se hacen pesados, mis manos en el teléfono
se aflojan y me acorruco por
debajo de las sábanas, mi teléfono debajo de mi almohada, la alarma
programada a las 5:30am.
Como era de esperar, hay poca gente en
el vestíbulo en un sábado por la mañana.
Solicité un taburete alejado, de alguna manera segura de que él llegaría,
a pesar del hecho de que nunca respondió
mi texto. Minutos más tarde, él
llega, el pelo
cayéndole sobre la frente,
todavía húmedo de la ducha, la
barba de un día sin afeitar en la cara
y usando jeans,
con botas que estoy segura podría
ver en un tipo trabajando en obras de construcción por la calle y una
descolorida camiseta con una banda que reconozco por Cande y el hecho de que
estaba delirando sobre ellos.
Se desliza en frente de mí, sus manos crispadas
encima de la mesa. Su mirada directa, a
diferencia de ayer, cuando sus ojos miraban a todos lados excepto a mí.
Una
camarera se detiene cuando
él se sienta, y
él ordena café.
Asiento,
y dice: ―Dos, por favor.
―Suspira, los dedos extendidos
sobre la mesa―. Mira.
Siento que nunca te dije la
verdad sobre Cara. Pensé en decírtelo
cientos de veces, y cuando
no lo hacía,
cada vez se hacía
más difícil para
decirlo. Realmente digo la
verdad cuando te dije acerca de no decirle a
la gente acerca de ella. He estado viviendo
dos vidas por mucho tiempo que ya
es costumbre, y hasta ahora me he decido a combinarlas.
La
camarera llega con el
café y él guarda silencio
hasta que ella se aleja.
―Siento haber enloquecido contigo la
noche anterior… ―dice.
―Yo
me asusté primero. ―Revuelvo
un paquete de azúcar en mi café mientras
él agrega crema en el suyo.
―Tenías razón, creo. ―Hace una mueca a
su taza de café―. Cara es la cosa más
importante en mi vida, una parte esencial de mí. Fue injusto de mi parte
el no decirte. Cuando asumo
el papel de padre,
no me detengo a considerar
cómo afectará mis relaciones futuras. Por años, he mantenido a mi familia por
un lado, y casi todo lo demás en el otro.
―Eso suena duro.
―Sí… ―Respira profundamente, enrollando
mi paquete de azúcar vacío en una bola―.
Sí lo es.
Aspiro, exhalo, cerrando
y abriendo mis manos debajo de la
mesa.
―Peter.
Voy a vivir aquí
en cuatro meses.
Tal vez de vez
en cuando deberíamos reunirnos para correr. O a llevar a Cara al parque,
o lo que sea. Yo podría cuidar de ella,
si, tú sabes, tu familia está ocupada y tú quieres salir. Me encantaría
conocerla. Porque… tú significas mucho para
mí. Y te he extrañado. ―Mirando
hacia la mesa,
deslizo mis dedos sobre los
pequeños surcos en la superficie brillante―. Echo de menos nuestra amistad.
― Así
qué quieres ser mi amiga? ―Pregunta,
y volteo a
mirarlo. Sus manos están quietas, su expresión seria―.
Amigos, eso es todo? El beso de anoche.
―No hay razón para que no podamos ser amigos. Yo estaba fuera de lugar ayer por la noche. Entiendo cómo tú te sientes acerca de Paula…
―No hay razón para que no podamos ser amigos. Yo estaba fuera de lugar ayer por la noche. Entiendo cómo tú te sientes acerca de Paula…
―Espera.
Qué pasa con Paula? ―Interrumpe.
Trago, mi garganta tensa. ―Um. Tu
relación con ella.
― Mi relación con…? Lali, Paula es mi
amiga. Yo sé todo
lo que pasó con
ella… y él. Ella
sabe de Cara. Nos vinculamos hace
años sobre partes de nuestras vidas que
ningún otro que conocíamos podía relacionarse. Ella es una amiga cercana. Pero
una amiga es todo lo que ha sido, y todo lo
que será.
― Así que no estás enamorado?
Me mira durante un largo rato. ―Yo no he
dicho eso. Te dije que no amo a Paula.
―Bueno ―tiene que haber alguien aquí en
Nueva York. Una persona de la cual nunca
me hablo. Esto es como ser picada por decenas de mosquitos.
Como una etiqueta que te lastima en la
parte interior de una camisa. Al igual que
palitos de bambú siendo empujados por debajo de mis uñas. No que yo sepa sobre esto último.
― Tú… has superado a Pablo? ―Me pregunta―. Esa noche en el club, estabas
tan molesta.
Pablo? Cierro los ojos y
trato de volver a
concentrarme. ―No. Quiero decir, sí,
lo he superado, pero… esa noche,
yo estaba molesta
por una discusión terrible que había
tenido con Candela una semana
o algo así
antes. ―Abro los ojos, mi mirada en la suya. Hablar con él es tan fácil,
incluso ahora―. Hemos sido mejores
amigas desde que teníamos cinco, pero nunca habíamos discutido
así. No habíamos estado hablando,
y después de todo lo
que sucedió con Paula y Pablo, yo
la necesitaba. Yo quería llamarla, y no podía. Tenía miedo de haberla perdido
para siempre.
Él considera esto. ―Así que la semana
antes, ¿Sobre las “alergias”?
Yo
sabía que no lo había engañado.
Él debió de haber
pensado que estaba molesta sobre
Pablo. ―Sí. Eso también era sobre Cande.
Se desliza de su asiento al mío, bloqueando
efectivamente a ambos de la vista. Su
mano caliente cae sobre mi
brazo y
no es justo que él
no tenga idea de lo que me está
haciendo. Sus ojos oscuros me hipnotizan.
Una amistad con Peter no va a funcionar. No cuando está tan cerca.
Lucho
por mantener mi voz tranquila. ―La
chica que amas… es alguien que yo conozco?
Su
expresión está llena de asombro. ―Lali,
eres la persona más imperceptible
que he conocido, después
de mí. Tal vez
ambos necesitamos simples hechos. No ambigüedades. Todo claro.
Asiento con la cabeza. ―Claro está bien.
Traza el costado de mi cara con su dedo.
―Qué tan claro es esto ―su voz es baja
mientras sus dedos pincelan el contorno de mis labios―. Nunca he querido a
nadie más que a ti desde la noche que nos conocimos. Y por mucho que valoro
nuestra amistad… ser amigos
no es algo que tengo
en mente. ―Con su mano sobre mi
mentón, me besa suavemente, la punta de su lengua rozando mis labios,
y cuando la
abro y lo
beso de vuelta, se vuelve
profundo y posesivo y lleno de promesas y me olvido de donde estamos, y
lo siento hasta la punta de mis pies.
―Uh ―digo, mis pensamientos girando mientras él
sonríe y apoya
su frente sobre la mía,
su mirada fija
en mis ojos como si
estuviera tratando de leer lo que estoy pensando a través de
ellos.
―Sabes,
creo que prefiero que mantengas ese hábito
en particular, después de todo
―dice, antes de besarme de nuevo.
Peter
—¿Cómo es esto de claro? —dije, trazando
su hermosa boca con los dedos, incapaces de no tocar sus labios. Yo sólo quería
darle un beso, pero eso es todo lo que había hecho la primera vez, y mi
intención no era, al parecer, tan evidente como yo pensaba. Lali necesitaba
palabras. Declaraciones. Éramos más similares de lo que nos había dado crédito,
y yo confiaba en ese conocimiento y se las di a ella—. No he querido a nadie
excepto a ti, desde la noche que nos conocimos. Y por mucho que valoro nuestra
amistad… ser amigos no es lo que tengo en mente.
Sus ojos se abrieron, y se le cortó la
respiración mientras deslizaba mis nudillos en la suave piel de su mandíbula,
curvando los dedos y apoyando su barbilla en mi mano. Cuando incliné mi rostro
al de ella, sus párpados se cerraron, y en ese movimiento aparentemente trivial
sentí su entrega y aceptación. Ese fue el punto de inflexión, el segundo
preciso cuando lo supe.
Me obligué a ir lento, inhalando la
emoción detrás de su respuesta tan decididamente mientras aspiraba su dulce
aliento. Mi lengua rozando su labio inferior, saboreándola suavemente mientras
me recordaba, varias veces, que yo no podía presionarla a la esquina de la
cabina, que no podía tirar de ella debajo de mí y dar rienda suelta a todos los
deseos acumulados que había mantenido a raya por meses.
Muy poco de mi resistencia tiene que ver
con el hecho de que estábamos en un lugar público. Nunca había sido tan
indiferente de ese hecho, a decir la verdad.
El beso en su habitación la noche anterior
había estado a punto de quebrarme, pero estoy practicando en negarme a lo que
sé que no puedo tener.
Ella no estaba teniendo ninguna cautela
con migo, esta mañana. Sus manos retorcidas en mi camiseta, abrió su boca,
rompiendo mi control como un martillo contra el cristal. La besé profundamente,
mi mente difuminándose y negándose a permitir que mi lado lógico diera
cualquier comentario alguno. Ella se acurrucó en mí, yo no sé ni cómo, sólo que
de repente éramos un nudo de torsos y extremidades, sus rodillas empujando
hacia arriba y presionadas contra mi lado, mis brazos alrededor de ella, una
mano en su nuca y la otra presionando su espalda baja como si fuera posible
para nosotros estar más cerca.
No lo era.
Mi único pensamiento era más una
sensación que una deliberación consciente: Mía. Mía. Mía.
Rompimos el beso para respirar, y odiaba
necesitar el aire en absoluto.
Explorar su boca era mucho mejor que la
respiración. Apoyé mi frente contra la suya, los dos jadeando como solíamos
hacerlo al final de una carrera cuesta arriba. Nuestros recorridos diarios en
Austin fueron hace toda una vida atrás — esas semanas yo pensaba que ella
pertenecía a Pablo Martinez, o pronto lo haría. Mis miedos e inseguridades
presionaban en el espacio entre nosotros, mientras veía sus ojos abiertos y
enfocados lentamente. Me pregunté entonces, si ella se fuera, si yo lo podría
soportar. Si yo podría sobrevivir a perderla otra vez.
—Uh —dijo ella, parpadeando sus ojos
gris/verdes, y casi me eché a reír con alivio. Esa no palabra de ella era un
código que sabía de memoria, y cuando ella lo pronunció en ese momento se
trataba de un conjunto secreto de instrucciones que yo sabía cómo seguir. Y
seguirlas fue lo que hice.
—Sabes, creo que prefiero mantener ese
hábito en particular después de todo —le dije antes de atraerla hacia mí y
besarla de nuevo.
-------------------------------------------------------------Fíjense quien empezó a hablar!! jajajaja... DISFRUTEN!!
Besos
Lunis ♥
me encantoooooooooooo el capituloooooooooo massssssssss
ResponderEliminarTiernoooooosss x fin estan juntoooss.. que pablo se pegue tres tiros jajaja. . Se ponia violenta! Peter es un amoooorrr
ResponderEliminarBravo!!! Me encanta más!!
ResponderEliminarWohoooo por fin!! Espero el siguiente :)
ResponderEliminarY d k manera habla .Lali más k decidida!!!!
ResponderEliminarayy me encantaaaa al finn
ResponderEliminarmaas