miércoles, 4 de junio de 2014

"Entre lineas" capitulo 46


Poli
El  estreno  de   Instituto  Prejuicio  es el  siguiente mes,  con  los inevitables  eventos  de alfombra  roja,  presentaciones  en programas y  entrevistas.  He visto  lo  suficiente del  producto  final  para  saber que es bueno.  En el  género  de citas,  en el  género  romántico, esta película será la sensación.
Se acabó  todo  con  Lali.  Lo  sé,  pero  mi  cerebro  no  ha  aceptado  completamente el  hecho.  Sigo  dando  vueltas a  través de todo  lo  que hice  mal,  buscando  una manera  de reparar las jodidas decisiones que tomé esa  noche. No debí haberla dejado fuera de mi vista. No debí haber caído en la  ira  de Paula. Y estoy  seguro  que no  debí  haber  llevado  a  esa chica  de  regreso al hotel.
¿Es posible que estuviera enamorado de Lali? No lo sé. ¿Soy incluso  capaz de sentir esa emoción? Eso, tampoco, lo sé.
Lo  que le dije el  mes  pasado  no  sólo  fue una línea  para  llevarla  a  la cama.  Estaría  mintiendo  si dijera  que la  compañía  era  más  urgente que la  atracción entre nosotros,  pero  disfruté de las tardes que pasábamos en mi habitación después  la  cirugía,  cuando  veíamos películas o  mientras yo  jugaba  videojuegos  y  ella  estudiaba.  Me gustó  la  sensación de sólo  estar  cerca de ella. No tuvimos una oportunidad de descubrir lo que podría haber  sido, porque al final la traté como todas las chicas que se han cruzado en mi camino.
La  mayoría  de las chicas que me quieren desean al  Chico  Malo.  Esa persona no es sólo un acto, es lo que soy.  Nunca hubo la posibilidad de yo  fuera alguien diferente a  lo  que me he  convertido, y  tal  vez  eso  fue lo  que Lali vio.
Ella dijo que quería alguien que ya fuera algo mejor. Algo mejor que yo, obviamente. Ella no tiene que leer entre líneas para ver quién es él, o cómo él  se siente hacia ella. Por mucho que yo quisiera ser ese hombre, no lo tengo en  mí.  Soy lo que soy.

Lali
Pitt: Me gustaría hablar contigo. Solos. Si estás dispuesta a hablar conmigo. ¿Puedo ir a tu hotel, o podemos reunirnos en algún lugar?
Yo: ¿Cuándo?
Pitt: Ahora, si lo deseas. Más tarde esta noche. Mañana.
Yo: Ahora está bien. Papá está con un amigo. Iba a pedir servicio de  habitación y ver películas.
Pitt: ¿Dónde estás?
Yo: Soho Grand.
Peter: Estaré allí en treinta minutos.

―Hey ―dice Peter, por segunda vez en un día.
―Hola.  ―Mientras abro  la  puerta,  pienso  que el  deseo  que le pedí  a Cara se me ha sido concedido.
Entra  a  la  habitación mientras la  puerta  se cierra  y  nos  quedamos  viendo  con unos pies separándonos.   Un viejo  video  de Switchfoot  se reproduce en el fondo, el estribillo fluye a través de la habitación como una banda  sonora  en privado.  ―Tú y  tus  videos musicales ―dice,  sonriendo,  pasando  los dedos sobre las carpetas de información de los colegios que hemos visitado  que  se encuentran sobre la  c moda―.  Has elegido una  escuela?
―Creo que sí. Es entre esas dos.
Él asiente con la cabeza. ―Ambas tienen buenos programas.  Supongo que te trasladarás a Nueva York?
―Sí. Organizáremos todo cuando lleguemos a casa. Tomar una decisión final. ―Asiente con la cabeza otra vez, pero sé que él no vino a hablar sobre  mis planes universitarios, por lo que no elaboro.
―Así  que…  pensé que podrías querer una  explicación.  Solo  que no sé por dónde empezar.
Los dos nos quedamos en silencio.  Todo sobre Peter,  todo  lo  que creía saber, todo ha sido manchado. Mi visión de él, mis sentimientos por él,  todo  sigue siendo  lo  mismo  y  al  mismo tiempo  diferente.  Sus manos están hechas puños sobre sus costados.
―Tienes una hija.  ―No  tengo  derecho a  la  acusación en mi voz.  La  última  cosa que quiero  es que se sienta  interrogado,  pero  él  no  está  hablando, y las preguntas se agolpan en mi cabeza, golpeándose entre ellas,  cada  una de  ellas queriendo  su  propia  respuesta  ahora  mismo―.  Pensé que  éramos amigos… por qué no me lo dijiste?
Extiende sus manos,  ―Yo  no… le digo  a  la  gente.  Fuera de mi familia,  sólo Paula lo sabe, y un puñado de amigos de hace tiempo.
― Tú… tú estás casado? ―El  concepto  es tan extra o  que  sale como  algo de mal gusto.
―No.  No  lo  estoy,  y  no  lo  estaba.  La  madre de Cara… ella  nunca  ha  estado en la imagen. No desde que Cara nació.
Estoy  tratando  de procesar esto.  Fallando.  Es como  si la  caja  del  rompecabezas tuviera la imagen equivocada en la parte delantera, y como  las piezas van encajando,  la  imagen generándose es algo  completamente  diferente a lo que yo esperaba. ― Cómo… te quedaste con ella?
Él  camina  a  través  de la  pequeña habitación y  ve a  través de la  ventana,  en silencio.  Le doy  tiempo  para  que ordene sus pensamientos.
Finalmente, se vuelve con las manos en los bolsillos. ―Mi relación con la madre  de Cara terminó en el momento que ella supo que estaba embarazada. Ella  estaba  considerando  sus opciones,  pero  no  quería  quedarse con ella.  Y yo solo… yo la quería. La posibilidad de reclamarla, de cuidar de ella, me dio un propósito. Tuve que hacerlo.
Toma una respiración profunda, pasa su mano a  través de su cabello,  mirando a la alfombra. ―Hablé con mi familia. Tenía dieciséis a os en aquel  entonces, así que no había posibilidad de hacerlo solo. ―Cuando levanta la  vista, sus ojos están en llamas y decisivos, es fácil de imaginar la cara que su  familia  había  visto―. Si no  hubieran sido  apoyo,  no  sé lo  que habría  hecho.  Pero había tomado mi decisión, y ellos sabían que no la cambiaría.
―Así qué… ellos accedieron a ayudarte? ―Él asiente con la cabeza―. ¿Y después?
―Y después  tuve que convencer a  mi ex novia  para  que continuara  con el embarazo y me la diera a mí.
Me siento en la cama, en un estado de semi-shock. 
―Wow. No sé qué decir.
Se sienta  a  mi lado.  ―Sí.  Esa es la  respuesta  común.  ―Mira  hacia  sus manos―. La emergencia familiar,  Cuándo desaparecí del rodaje? Cara tenía  un ataque de asma,  y  estaba  hospitalizada.  Nunca  había  estado  así  de asustado.
Había  desaparecido  por horas,  quizás minutos,  después  de que me  besara.  Podría  habérmelo  dicho  entonces,  pero  él  no  confiaba  en mí  lo  suficiente.  ―Wow,  esto  es solo… genial.  ―Estoy  en  busca  de palabras,  haciendo  una mueca  a  mi  falsa voz  alegre,  pero  si como  si yo  dejara  dehablar comenzaría  hiperventilar―.  Quiero  decir… tú  eres,  padre.  Alguien te  llama papi. Y eso es…
― Genial?  ―Parece estar decepcionado  o  herido;  pero  al  mismo tiempo,  sin  estar sorprendido.  Él  está  acostumbrado  a  esta reacción―.  De todos modos,  ahora lo  sabes todo.  ―Se pone de pie―.  Escucha,  tengo  que,  um, hacer un par de cosas.  Podemos hablar más tarde,  de acuerdo? ―No  oigo la probabilidad de habar más tarde en su voz.
―Está bien. ―Lo sigo a la puerta, dándome cuenta de que él acaba de  compartir algo  intimo  conmigo,  y  me he asustado.  Él  está  de pie en mi  habitación,  mi deseo  hecho  realidad―.  Peter  ―le digo  suavemente.
Voltea, y descanso mis manos sobre su pecho, sintiendo su corazón latiendo  al mismo ritmo acelerado que el mío. Sus ojos oscuros están tristes, su mirada  fija en mí.
Con mi mano  temblorosa,  acaricio  su  pelo  en su  nuca,  tirando  de su  cabeza hacia abajo. Lo beso, suave, con cuidado, y por un momento, él no  reacciona en absoluto, y estoy segura de que he hecho algo mal… Y luego su  boca  colapsa  contra  mía  mientras sus brazos se envuelven  a  mí  alrededor,  elevándome en el aire.
Pensé que recordaba su beso, pero sus labios contra los míos en estos  momentos hacen del  primer beso  algo  lejano,  como  un eco.  Sus manos acarician mis costados y se enredan en mi cabello, volteándome hasta que mi espalda  está  contra  la  pared  y  su  cuerpo  presionando  el  mío,  sus latidos del  corazón golpeando  en mi  mano.  Tirando  de él  hacia  mí,  mis  brazos lo  acercan aún más,  con los dedos acariciando  los músculos  de su  espalda,  sobre sus hombros, por sus brazos y viceversa. Cuando nos separamos por aire  estamos jadeando, nuestros pechos elevándose y  cayendo  al  unísono  mientras se apoya hacia mí y yo en él, cada instinto indicando  te deseo, te  deseo, te deseo.
Cuando  se aleja,  estoy  confundida.  Cuando  comienzo  a  seguirlo,  parpadeando, levanta una mano para detenerme. ―Lali, no puedo. Esto  no… no puedo.
Se vuelve y  tira  la  puerta  abierta.  Tres  segundos y  ha  desaparecido.
Recostada en mi cama, reviso todo lo que acaba de suceder, una y otra vez,  pero no hay nada claro. Casi llamo a Cande, pero no lo hago.  Es una noche  de las pocas que ella  y Luca tienen libres, y no quiero interrumpirlos con mis  problemas. Esto es un enigma que necesito averiguar por mí misma. Cuando  papá  regresa  más tarde,  apagando  el  televisor y  susurrando  mi nombre  mientras me envuelve entre las sábanas, me hago la dormida.
Mi rompecabezas sigue sin piezas. No tantas como la tarde del día de hoy, antes de que nos encontráramos  con Peter y Cara. Pero ahora yo sé de ella; ella es un secreto menos entre nosotros. ¿Qué lo hizo alejarse? Tiene que haber alguien más ¿Paula? Ellos evidentemente todavía estaban juntos el mes pasado. Pero su confesión anterior, ella es una de las pocas personas  que saben acerca  de Cara.  Ella  puede ser la  razón por  la  que se retiró  después que me besó en Austin, y nuevamente esta noche.
Las cortinas bloquean la luz dejando la habitación en la oscuridad, pero  he estado  recostada  contra  la  cabecera  acolchonada  y  completamente  despierta  por dos horas.  Mis ojos se acostumbraron a  distinguir los contornos de cada  mueble,  el espejo  de la  habitación,  la  forma  de mi reflexión en él.
Levanto la mano y saludo, la imagen fantasmal en el espejo hace lo mismo.
Las cortinas no pueden bloquear los sonidos de la ciudad. A diferencia de mis noches de insomnio en Sacramento, no estoy despierta y sola aquí, en  la  ciudad  que nunca  duerme;  soy  una de millones,  como  si  perteneciera  a  ella.
Papá ronca suavemente en la otra cama. Hago clic en el botón en el  lado de mi teléfono, la pantalla iluminándose. 2:18 a.m. Estaremos volando a  casa en diez  horas.  Busco  el  número  de Peter,  hago  clic  en enviar mensaje.  El  cursor parpadea,  esperando  a  que escriba  el  mensaje,  y  me  siento allí bajo el brillo de la pequeña pantalla. Después de treinta segundos,  la pantalla se apaga. ¿Qué puedes decir cuándo los sentimientos no caben en palabras? Finalmente, escribo el mensaje y pulso enviar:
Yo: Me voy hoy. Quiero verte. Voy a estar en la recepción abajo a las 6 am.
No hay respuesta, y me siento desalentada y un poco patética mientras  pasan los minutos.  Cuando  mis  ojos se hacen pesados,  mis  manos en el  teléfono  se aflojan y  me acorruco por debajo  de las sábanas,  mi teléfono debajo de mi almohada, la alarma programada a las 5:30am.

Como era de esperar, hay poca gente en el vestíbulo en un sábado por  la mañana. Solicité un taburete alejado, de alguna manera segura de que él  llegaría,  a  pesar del  hecho de que nunca  respondió  mi texto.  Minutos más tarde,  él  llega,  el  pelo  cayéndole  sobre la  frente,  todavía  húmedo  de la  ducha,  la  barba  de un día  sin afeitar en la  cara  y  usando  jeans,  con botas  que estoy segura podría ver en un tipo trabajando en obras de construcción por la calle y una descolorida camiseta con una banda que reconozco por Cande y el hecho de que estaba delirando sobre ellos.
Se desliza en frente de mí, sus manos crispadas encima de la mesa. Su  mirada directa, a diferencia de ayer, cuando sus ojos miraban a todos lados  excepto a mí.
Una  camarera  se detiene  cuando  él  se sienta,  y  él  ordena  café.
Asiento,  y  dice: ―Dos,  por favor.  ―Suspira,  los dedos extendidos sobre la  mesa―.  Mira.  Siento  que nunca  te dije la  verdad  sobre Cara. Pensé en  decírtelo  cientos de veces,  y  cuando  no  lo  hacía,  cada  vez  se hacía  más  difícil  para  decirlo.  Realmente digo  la  verdad  cuando  te dije acerca de no  decirle a  la  gente acerca de ella.  He estado  viviendo  dos vidas por mucho  tiempo que ya es costumbre, y hasta ahora me he decido a combinarlas.
La  camarera  llega  con el  café y  él  guarda  silencio  hasta  que ella  se  aleja.
―Siento haber enloquecido contigo la noche anterior… ―dice.
―Yo  me asusté  primero.  ―Revuelvo  un paquete  de azúcar en mi café mientras él agrega crema en el suyo.
―Tenías razón, creo. ―Hace una mueca a su taza de café―. Cara es la  cosa más importante en mi vida, una parte esencial de mí. Fue injusto de mi  parte  el  no  decirte. Cuando  asumo  el  papel  de padre,  no  me detengo  a  considerar cómo afectará mis relaciones futuras. Por años, he mantenido a mi familia por un lado, y casi todo lo demás en el otro.
―Eso suena duro.
―Sí… ―Respira profundamente, enrollando mi paquete de azúcar vacío  en una bola―. Sí lo es.
Aspiro, exhalo,  cerrando  y  abriendo  mis manos debajo  de la  mesa.
―Peter.  Voy  a  vivir aquí  en  cuatro  meses.  Tal  vez  de vez  en cuando deberíamos reunirnos para correr. O a llevar a Cara al parque, o lo que sea.  Yo podría cuidar de ella, si, tú sabes, tu familia está ocupada y tú quieres salir.  Me encantaría  conocerla.  Porque… tú  significas mucho  para  mí.  Y te he extrañado.  ―Mirando  hacia  la  mesa,  deslizo  mis dedos sobre los pequeños surcos en la superficie brillante―. Echo de menos nuestra amistad.
― Así  qué quieres ser mi amiga? ―Pregunta,  y  volteo  a  mirarlo.  Sus  manos están quietas, su expresión seria―. Amigos,  eso es todo? El beso de anoche. 
―No hay razón para que no podamos ser amigos. Yo  estaba  fuera de  lugar ayer por la  noche.  Entiendo  cómo  tú te sientes acerca de Paula…
―Espera.  Qué pasa con Paula? ―Interrumpe.
Trago, mi garganta tensa. ―Um. Tu relación con ella.
― Mi relación con…? Lali,  Paula es mi  amiga.  Yo  sé todo  lo  que  pasó con  ella… y  él.  Ella  sabe de Cara.  Nos vinculamos hace años sobre  partes de nuestras vidas que ningún otro que conocíamos podía relacionarse. Ella es una amiga cercana. Pero una amiga es todo lo que ha sido, y todo lo  que será.
― Así que no estás enamorado?
Me mira durante un largo rato. ―Yo no he dicho eso. Te dije que no amo  a Paula.
―Bueno ―tiene que haber alguien aquí en Nueva York. Una persona de  la cual nunca me hablo. Esto es como ser picada por decenas de mosquitos.
Como una etiqueta que te lastima en la parte interior de una camisa. Al igual  que palitos de bambú siendo empujados por debajo de mis uñas.  No que yo sepa sobre esto último.
― Tú… has superado  a  Pablo? ―Me pregunta―.  Esa noche en el  club,  estabas tan molesta.
Pablo? Cierro  los ojos y  trato  de volver  a  concentrarme.  ―No. Quiero decir,  sí,  lo  he superado,  pero… esa  noche,  yo  estaba  molesta  por  una discusión terrible  que había  tenido  con Candela una semana  o  algo  así  antes. ―Abro los ojos, mi mirada en la suya. Hablar con él es tan fácil, incluso ahora―.  Hemos sido mejores amigas desde que teníamos cinco, pero nunca habíamos  discutido  así.  No  habíamos estado  hablando,  y  después  de todo  lo  que  sucedió con Paula y Pablo, yo la necesitaba. Yo quería llamarla, y no podía. Tenía miedo de haberla perdido para siempre. 
Él considera esto. ―Así que la semana antes, ¿Sobre las “alergias”? 
Yo  sabía  que no lo había  engañado.  Él  debió  de haber  pensado  que estaba molesta sobre Pablo. ―Sí. Eso también era sobre Cande.
Se desliza de su asiento al mío, bloqueando efectivamente a ambos de  la  vista.  Su  mano  caliente cae sobre mi brazo  y  no  es justo  que él  no  tenga idea de lo  que me está  haciendo. Sus  ojos oscuros me hipnotizan. Una amistad con Peter no va a funcionar. No cuando está tan cerca.
Lucho  por mantener mi voz  tranquila.  ―La  chica  que amas… es  alguien que yo conozco?
Su  expresión está  llena  de asombro.  ―Lali,  eres la  persona  más  imperceptible que  he conocido,  después  de mí.  Tal  vez  ambos necesitamos simples hechos. No ambigüedades. Todo claro.
Asiento con la cabeza. ―Claro está bien.
Traza el costado de mi cara con su dedo. ―Qué tan claro es esto ―su  voz es baja mientras sus dedos pincelan el contorno de mis labios―. Nunca he querido  a  nadie más que a  ti desde la  noche que nos conocimos.  Y por  mucho  que valoro  nuestra  amistad… ser amigos no  es algo  que tengo  en  mente. ―Con su mano sobre mi mentón, me besa suavemente, la punta de su lengua rozando  mis labios,  y  cuando  la  abro  y  lo  beso  de vuelta,  se vuelve  profundo y posesivo y lleno de promesas y me olvido de donde estamos, y lo  siento hasta la punta de mis pies.
―Uh ―digo,  mis pensamientos girando  mientras él  sonríe  y  apoya  su frente  sobre  la mía,  su  mirada  fija  en mis ojos como  si estuviera  tratando  de leer lo que estoy pensando a través de ellos.
―Sabes,  creo  que prefiero  que mantengas ese  hábito  en  particular, después de todo ―dice, antes de besarme de nuevo.


Peter
—¿Cómo es esto de claro? —dije, trazando su hermosa boca con los dedos, incapaces de no tocar sus labios. Yo sólo quería darle un beso, pero eso es todo lo que había hecho la primera vez, y mi intención no era, al parecer, tan evidente como yo pensaba. Lali necesitaba palabras. Declaraciones. Éramos más similares de lo que nos había dado crédito, y yo confiaba en ese conocimiento y se las di a ella—. No he querido a nadie excepto a ti, desde la noche que nos conocimos. Y por mucho que valoro nuestra amistad… ser amigos no es lo que tengo en mente.
Sus ojos se abrieron, y se le cortó la respiración mientras deslizaba mis nudillos en la suave piel de su mandíbula, curvando los dedos y apoyando su barbilla en mi mano. Cuando incliné mi rostro al de ella, sus párpados se cerraron, y en ese movimiento aparentemente trivial sentí su entrega y aceptación. Ese fue el punto de inflexión, el segundo preciso cuando lo supe.
Me obligué a ir lento, inhalando la emoción detrás de su respuesta tan decididamente mientras aspiraba su dulce aliento. Mi lengua rozando su labio inferior, saboreándola suavemente mientras me recordaba, varias veces, que yo no podía presionarla a la esquina de la cabina, que no podía tirar de ella debajo de mí y dar rienda suelta a todos los deseos acumulados que había mantenido a raya por meses.
Muy poco de mi resistencia tiene que ver con el hecho de que estábamos en un lugar público. Nunca había sido tan indiferente de ese hecho, a decir la verdad.
El beso en su habitación la noche anterior había estado a punto de quebrarme, pero estoy practicando en negarme a lo que sé que no puedo tener.
Ella no estaba teniendo ninguna cautela con migo, esta mañana. Sus manos retorcidas en mi camiseta, abrió su boca, rompiendo mi control como un martillo contra el cristal. La besé profundamente, mi mente difuminándose y negándose a permitir que mi lado lógico diera cualquier comentario alguno. Ella se acurrucó en mí, yo no sé ni cómo, sólo que de repente éramos un nudo de torsos y extremidades, sus rodillas empujando hacia arriba y presionadas contra mi lado, mis brazos alrededor de ella, una mano en su nuca y la otra presionando su espalda baja como si fuera posible para nosotros estar más cerca.
No lo era.
Mi único pensamiento era más una sensación que una deliberación consciente: Mía. Mía. Mía.
Rompimos el beso para respirar, y odiaba necesitar el aire en absoluto.
Explorar su boca era mucho mejor que la respiración. Apoyé mi frente contra la suya, los dos jadeando como solíamos hacerlo al final de una carrera cuesta arriba. Nuestros recorridos diarios en Austin fueron hace toda una vida atrás — esas semanas yo pensaba que ella pertenecía a Pablo Martinez, o pronto lo haría. Mis miedos e inseguridades presionaban en el espacio entre nosotros, mientras veía sus ojos abiertos y enfocados lentamente. Me pregunté entonces, si ella se fuera, si yo lo podría soportar. Si yo podría sobrevivir a perderla otra vez.
—Uh —dijo ella, parpadeando sus ojos gris/verdes, y casi me eché a reír con alivio. Esa no palabra de ella era un código que sabía de memoria, y cuando ella lo pronunció en ese momento se trataba de un conjunto secreto de instrucciones que yo sabía cómo seguir. Y seguirlas fue lo que hice.
—Sabes, creo que prefiero mantener ese hábito en particular después de todo —le dije antes de atraerla hacia mí y besarla de nuevo.
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Fíjense quien empezó a hablar!! jajajaja...  DISFRUTEN!!
Besos
Lunis ♥

6 comentarios:

  1. me encantoooooooooooo el capituloooooooooo massssssssss

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  2. Tiernoooooosss x fin estan juntoooss.. que pablo se pegue tres tiros jajaja. . Se ponia violenta! Peter es un amoooorrr

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  3. Wohoooo por fin!! Espero el siguiente :)

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  4. Y d k manera habla .Lali más k decidida!!!!

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