domingo, 1 de junio de 2014

"Entre lineas" capitulo 43

Poli
Las últimas semanas de rodaje pasan en un abrir y cerrar de ojos.
 De acuerdo a las páginas de fans, Lali y Pedro continúan sus  ejercicios por la mañana y se rumora que han estado besándose  por toda  la  ciudad,  a  pesar de que no  hay  fotografías como  prueba más allá del incidente cuando se tomaron de las manos en Dallas. En  privado,  no  son diferentes a  como  lo  habían estado.  Familiaridad,  pero  no  mirándose través de la  habitación como  si apenas pudieran esperar a  estar solos o  diferente a  lo  que haya  sido  testigo. Pedro sigue designándose  como protector de Paula, lo que ahora entiendo. Aun así sigo creyendo que están involucrados. 
Lali fue elegida para interpretar a Lizbeth debido a la química entre  nosotros,  la  que se  niega  a  bajar sólo  porque nosotros lo  queremos.  Y,  oh, cómo quiero que lo haga. Grabar la declaración de amor de Will Darcy para  Lizbeth es una tortura. Tocarla es una tortura. Besarla es una tortura.
Cuando  me es posible,  evito  cualquier grupo  social  en los que Lali podría  estar involucrada.  Agus,  por supuesto,  es el  que se da  cuenta  de mi  malestar. O tal vez es sólo el único a quien le importa esta mierda o no cree  automáticamente que merezco  lo  cosechar lo  que he sembrado.  ―Casi termina, amigo.
― Qué? ―Estamos en el set, esperando para ver si Richter quiere grabar  más en el argumento entre Will y Charlie, cuando Charlie se da cuenta que su  mejor amigo saboteó su relación con Jane. Tengo la sensación de que Agustín  no se refiere a la filmación de hoy, sin embargo, la química entre nosotros en la  película  es tan fácil  como  nuestra  relación siempre lo  ha  sido,  por lo  que  probablemente estamos bien.
Quitándose el  cabello  de los ojos,  nivela  su  mirada  a  la  mía,  su  boca  torcida en la mueca sarcástica que conozco tan bien. ―Nunca te había visto  tan mandilón, hombre. ¿Por qué no te das por vencido y le pides perdón?
Mi boca se abre. ― En una frase me llamas mandilón y en la siguiente  sugieres que suplique por perdón?  Qué demonios,  hombre.  Eso  no  tiene  sentido.
Suspira ruidosamente, cruzando sus brazos sobre el pecho. ―Sí, un poco sí.  Te las  arreglaste  para  ser un cabrón con  la  chica  de  la  que  te estás  enamorando.  Podrías tratar de disculparte.  Dios sabe que has intentado  sacarla de tu cabeza lo mejor que has podido. ―Sonríe suavemente―. Lo que por cierto, no está funcionando. 
Me quedo mirando el objeto de esta discusión a través de la habitación donde toma sorbos de una botella de agua y se ríe sobre algo que Eugenia acaba  de decir,  y  aprieto  la  mandíbula.  ―No  voy  dejar caer mi cara a sus pies sólo  para  que pueda  aniquilarme con mayor facilidad.  El  esfuerzo  sería  inútil, por no mencionar degradante. 
― Más degradante de lo que es para ella verte llevar a todas las chicas a la cama?
Me encanta el hombre, pero Dios, Agus es un sabelotodo a veces. ―Ella  eligió escuchar el lado de Paula y ni siquiera pregunto por el mío ―resoplo―. ¿Dónde está  su  disculpa  hacia  mí? ―Cuando  el  asistente de producción ve hacia nosotros, sé que este debate ha ido demasiado lejos. No quiero debatir  si debo o no pedir disculpas a Lali por algo percibido que le hice a Paula
Agustín se vuelve hacia  mí,  sus  ojos claros azules graves.  ―Tío,  eres miserable…
―No. Estoy cabreado. Pero como tú has dicho, ya casi termina.
―Buen trabajo, caballeros ―dice Richter―. No hay más tomas, pueden  retirarse.
A medida que nos retiramos, Agus asiente una vez, apretando la boca  cerrada y conteniendo todo lo que iba a decir. Una vez que he tomado una decisión,  no  hay  marcha atrás,  y  siempre he sido  bueno  en ocultando  mis  emociones. Me estoy poniendo mejor.

Lali
Estoy en casa.  
Las últimas semanas de rodaje fueron difíciles,  no  debido  a  las escenas en sí, sino por lo que pasaba en ellas. Cuando Pablo y yo filmamos escenas íntimas, cuando nos mirábamos a los ojos del otro recitando  el juego de palabras entre Will y Lizbeth de cómo se enamoraron a pesar de  todos sus esfuerzos por evitarlo, él fue totalmente convincente. Sin embargo,
Richter gritando: 
―¡Corte!  ―apagó  la  pasión y  la  devoción en sus ojos  como  un  interruptor.  
Tenía  miedo  de  que besarlo  fuera insoportable,  pero  con la  preparación,  una vez  que tenía  los  ojos cerrados,  me convertía  en Lizbeth Bennet besando a Will Darcy, y Pablo Martinez había desaparecido. Hubo un  par de veces en que no  estaba  preparada,  y  el  sentir la  forma  de su  boca  sobre la mía me quitaba el aliento. En ambas ocasiones, podría haber jurado  que él  también se vio  afectado,  hasta  que la  escena  tuvo  fin,  y  cuando  él  parpadeó la conexión se había ido.
En el  último  día  de rodaje, el  ambiente  de celebración fue opacado  por la  tristeza  agridulce de haber  terminado.  Risas simultáneas y  lágrimas,  abrazos y  promesas de mantenernos en contacto  pasaron entre todos nosotros. Los labios de Pablo rozaron mi sien, brevemente, antes de alejarse y  darse un abrazo-macho con Vico. Él y Richter dejaron el hotel esa noche.
El resto de nosotros al día siguiente.
Peter y yo tomamos un taxi hasta el aeropuerto; nuestros vuelos eran  al amanecer, con una salida de sólo diez minutos de diferencia. Pasamos por el control de seguridad más rápido de lo que esperábamos, y decimos pasar  el rato en el apretado café. Nos sentamos viendo a los otros viajeros: algunos  con cara  de sueño,  algunos de ellos perdidos,  algunos frustrados con  los  demás.
Peter arrancó  un trozo de rollo de canela que compartimos. ― Has aplicado  a  alguna universidad? ―Preguntó,  tragando  el  trozo  de un sólo  bocado.
―Lo  haré  cuando  llegue a  casa.  Tenemos todo  organizado;  que escuelas quieren un ensayo, cuales tienen aplicaciones extensivas,  cuales  requieren cartas de recomendación.
Sonrió. ―Eso es genial.
― Y  tú  que harás  después  de graduarte? ―Mordí  un  segmento pequeño de            nuestro  desayuno  compartido,  lamiendo  mis dedos  reflexivamente.  Y después  Peter  estaba  observando  mis dedos y  boca,  inundándome con un calor inesperado  tan fuerte que se sentía  visible.
Mientras bajó su mirada hacia la última parte de rollo, me sequé los dedos en  la  servilleta  de mi regazo, mientras luchaba  por detener de imaginarme su  boca  chupando  la  dulzura       pegajosa  de cada  uno,  lento  y  cuidadosamente―.  Tú,  uh,  puedes tener el  resto. ―Me esforcé por sonar impasible y haciendo caso omiso de la electricidad comprimida a través de mi cuerpo.
Se aclaró la garganta. ―Mi agente llamó  ayer; tengo otra película indie en fila  para  mediados del  verano,  se filmará  en Nueva  York.  ―Después de  mirarme por un  largo  momento,  dijo―:  si te decides  por una  universidad  de  esa ciudad,  probablemente voy  a  estar cerca cuando  inicies el  próximo otoño. ―Revisó su teléfono, mirando la hora―. Será mejor que nos vayamos a nuestras puertas.
Nos paramos al  mismo  tiempo  y  quedamos cara  a  cara;  nuestras  direcciones eran opuestas. Alargó la mano hacia mí y yo me sumergí entre sus  brazos. Apreté mi rostro contra su pecho, respirando su olor. Se iba a alejar, y  yo  iba  a  dejarlo  ir sin preguntarle por qué me besó.  ―Te echaré de menos, Lali ―dijo. En mi oído, su pecho resonó débilmente con mi nombre.
―Yo también te extra aré.
Aflojando su agarre, tomó mi cara entre sus manos y me besó en la sien  con suavidad.  ―Yo  te echaré de menos más ―susurró,  antes recoger  sus maletas. Cuando estaba a quince o veinte metros de distancia, volvió a mirar,  y  me sonrió.  Saludé con la  mano  y  tomé una respiración profunda, memorizando  su  caminar familiar.  La  forma  en que no  prestó  atención a  las  chicas que se volteaban a verlo pasar. La forma en que sentí su pérdida, aun cuando todavía estaba dentro de mi vista.

―Así que… creo que lo tomó  bien ―dice papá después de la llamada  telefónica con Gastón para decirle que voy a  tomarme una pausa de los roles  de éxito para poder ir a la universidad. Papá se frota la parte posterior de su  cuello con una mano mientras mira el teléfono en la otra.
―No eres un buen mentiroso, papá.
―Bien,                recibió la  noticia.  Me imagino  que cómo  lo  tome será su  problema. 
―Hmm  ―dice Malvina desde de la  mesa de la  cocina  donde está calificando exámenes. Ella todavía está disgustada porque estoy renunciado  a mi carrera de cine, posiblemente para bien. Sus sueños de ser la madre de  una gran estrella,  viajando  por alrededor del  mundo,  codeándose con las  celebridades, se han desvanecido. No nos dirigió la palabra a ninguno de los  dos por días, pero creo que ya sé ha resignado a la idea ahora. Creo.  Papá me guiña el ojo, inclinándose sobre su hombro y diciéndole: ―Yo  creo que nos vendría un buen fin de semana para nosotros solitos. Visitar una o dos bodegas de vino… o alojarnos en un B-y-B16. 
― En serio? ―Su rostro se ilumina y su expresión se viene abajo―. Pero… ―hace un gesto hacia mí, mientras me sirvo un vaso de jugo de naranja. 
―Lali es una adulta ahora, Malvi. Puede soportar un fin de semana sola en casa. ―Cuando me lo mencionó la semana pasada, le aseguré que  estaba más que bien con eso.
―Claro ―le dije―. Vayan y diviértanse. 
Reviso mis mensajes de texto mientras camino a mi habitación. Hay un  tema con Peter desde anoche que quiero volver a leer. 

Pitt: Hey, chica cumpleañera. 
Yo: Te acordaste. 
Pitt: Por supuesto, ¿vas hacer algo  especial para celebrar tus 18 años?
Yo: ¿Cómo qué? ¿Votar?
Pitt: Ja. 
Yo: Sólo voy a ir a cenar con papá y Malvina. 
Pitt: ¿Cómo va eso por cierto?
Yo: Muy bien, en realidad. 
Pitt: Bien.  Acabo de registrarme para mi último semestre. Rumbo hacia norte del estado con mis hermanas, para algunos r&r para este fin de  semana. 
Yo: Celosa. Siempre he querido hermanas
Pitt: Créeme, para mí eso fue lo opuesto a lo increíble los primeros 15 años, hasta que fui lo suficientemente guay para que me reconocieran en público. 
Yo: Jaja. Disfruta de tu fin de semana. 
Pitt: Gracias, tú también. 
Muevo el texto en el almacenamiento permanente en mi teléfono. No  he visto a nadie del Instituto Prejuicio por semanas desde que terminamos la  película.  La  nueva  versión de mi vieja  vida me ha  reabsorbido. Estas pocas líneas y pocas semanas de recuerdos (infinidad de conversaciones y un beso  inolvidable) es todo lo que tengo de Peter.

El día que conocí a Luca, él y Candela habían llegado del trabajo. Cada  uno estaba  vestido  para  vender la  imagen a  sus respectivos clientes,  la  mayoría  de ellos no  serían aceptados  en cada  uno de los círculos sociales.  Desde las rayas violetas en su pelo oscuro y el negro en la punta de su uñas hasta sus botas de ciclista con hebillas corriendo del tobillo hasta la pantorrilla, no podría haber  aparecido  más incompatible con él,  broceado y  desgarbado,  con pelo  corto  y  rubio,  vestido  con una camisa  abotonada,  pantalones pulcros y casuales. Mientras los observaba desde mi dormitorio, no  pude evitar la idea de que su relación estaba condenada al fracaso. Y luego, tomando su mano, él la atrajo hacia él y le sonrió como si ella fuera todo lo  que necesitaba  para  ser feliz.  A medida  que él  enmarcaba  su  cara  cuidadosamente y la besaba, ella se derritió en él.
Can  confesó  que ambos están aplicando  a las mismas universidades,  la  mayoría  de su  elección.  Las aspiraciones de Derek  incluyen obtener  un título en inglés mientras escribe una novela y él dice que cualquier universidad  decente puede hacerlo.  Nunca  la  he visto  así.  Mi  mejor amiga, independiente, e inflexible durante toda la vida, se ha enamorado. Duro.  
Aún estoy  empeñada  en vivir en Nueva  York,  aunque ya  no  siento  la  necesidad  de escapar de mi estado  natal.  Una  vez  la  perspectiva  de  mudarme de aquí  se alojó  en mi mente,  todo  lo  demás parecía  inferior en comparación. Papá y Cande se han resignado a perderme a la costa este, al  menos por un tiempo.

He hecho un poco  de teatro  para  la  comunidad  durante las  vacaciones,  el  papel  protagónico  en una  producción de bajo  presupuesto de It s a Wonderful Life. Papá no se perdió ni una sola presentación. La idea de dejarlo  el  otoño  siguiente apesta,  a  pesar de que he estado  yendo y  viendo durante años. Pero está bien.  El dolor me dice que voy a extrañarlo y  por la  forma  en que me mira  ahora,  como  si no  me hubiera  visto  en  años,  como si no pudiera obtener suficiente de mí, ahora que estoy aquí. 

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