Les pido mil perdones, no estaba muy bien de salud, así que no podía ni siquiera tenia ganas de sentarme en la compu.
Ahora les dejo el capitulo, mañana hago una maratón, con los capítulos de toda la semana hasta el día de mañana.
Besos y disfruten.
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Poli
Maldita Paula y sus comentarios de la
resaca. Diría que me conoce bien, pero no soy diferente a
cualquier chico de dieciocho a veinticinco años en Los
Ángeles, especialmente, en
el subgrupo de celebridades. Sospecho
que ella es igual, sólo le gusta ser prepotente conmigo.
Sus órdenes, me las envió en un texto la
noche anterior: Regístrate en el hotel a las DIEZ. Los autos estarán
recogiéndonos a todos a las 11:30. Tienes que lucir ardiente. No coquetees. Sé
amistoso y dulce. Hazle creer que has olvidado su rechazo.
Rechazo. Qué forma de retorcer el
cuchillo sobre la herida Paula… casi como si no supiera lo que está haciendo.
Maldita sea, es buena.
Me registro en el hotel a las 11:15,
después de no haberme molestado siquiera en responder sus mensajes ni
llamadas en toda la mañana. Ella tiene que tener algo claro. Voy a seguir sus
órdenes hasta un punto, pero sólo hasta cierto punto. No confío en ella lo
suficiente como para obedecer ciegamente todo lo que dice, y no soy tan estúpido como
para ignorar el hecho de que alcanzará su objetivo primero. Para que Lali caiga
en mis brazos, Pedro tiene que
caer en los de Paula. Y no me hago
ilusiones acerca de cuánto me ayudará Paula una vez que consiga lo que
quiere. Voy a estar por mi cuenta.
Después de registrarme en mi suite, le
escribo a Paula: Estoy aquí.
El vestíbulo es un gran deja vú de
Austin, y antes de bajarme del ascensor, me detengo a observar la
interacción entre mis coprotagonistas. Agus me ve primero.
—Poli, tienes que venir a Chicago y
pasar el rato. —Se acerca e intercambiamos un abrazo feroz—. Mi
nueva casa es impresionante, un pent-house justo sobre el río, Oprah está al
final de la calle.
—Estoy seguro que estarán pintándose las
uñas de los pies mutuamente en cualquier momento, hombre. —río.
—Así que, ¿cómo has estado? —Él lanza su
cabello lacio, rubio pálido fuera de sus ojos, sus ojos de un azul
claro parpadean hacia Lali y regresan.
—Todavía no, amigo. Estoy en ello, sin
embargo. Ambas cejas se levantan ahora.
—Interesante.
Mis ojos se deslizan sobre Lali. Ella
está parada a centímetros de Pedro sin nada externamente que delate
algo entre ellos, aunque un observador atento podría decir que la
forma en que ellos evitan tocarse o el contacto visual son evidentes. —El
estudio quiere que mantengamos un Algo Ilusorio hasta que se estrene la
película. Quiero menos de Ilusorio y más de Algo.
—Hmm. —dice—. Una advertencia entonces.
—Hombro contra hombro nos quedamos viendo a cualquier otro
lado—. Hay una pequeña, no lo sé… ¿Química? sucediendo entre Peter y
ella.
No necesito fingir ignorancia con Agustín,
él ha cuidado mis espaldas tantas veces que he perdido la cuenta. Le gusta Lali, pero estoy seguro que se pondría de mi lado si tuviera que
hacerlo. —Sí, me han hecho consciente de ello.
Él sonríe a través de la franja de
cabello que cae de nuevo cerca de su ojo, una mirada que probablemente le
conseguía cualquier cosa que quisiera, cuando lo quisiera.
—¿Quién lo hizo? —pregunta y yo doy un
vistazo en dirección a Paula.
Ella está despreciándome
deliberadamente, todavía molesta porque ignoré sus órdenes, estoy seguro.
—¿En serio? —Los ojos de Agus se abren
de par en par—. Más interesante, todavía.
Lali
Mantenerse sin entrar en contacto con Peter es más difícil de lo que había esperado. Me siento cautivada
hacia él, como si hubiera algún tipo de atracción gravitatoria atándonos el uno
al otro. Quiero presionarme junto a él. Quiero que deslice sus brazos a mi
alrededor como lo hizo anoche mientras dormíamos. Quiero correr mis manos sobre
él como lo hice hace una hora en mi habitación, levantando su camisa y
contando sus músculos abdominales en voz alta mientras él reía,
autoconsciente, un poco tímida y orgullosa al mismo tiempo. Esto me pertenece, pensé,
tocando sus duros bíceps y abdomen, besando sus labios, y esto y esto otro.
Cuando desperté en sus brazos esta
mañana, pasé cinco minutos contemplando su perfecto rostro mientras
dormía. El mundo se había dado vuelta de la noche a la mañana, y todo
había caído en su lugar. Me deslicé cuidadosamente de sus manos y caminé de
puntillas al cuarto de baño para cepillar mis dientes, cuando regresé y
me acurruqué a su lado, él se dio vuelta lentamente, despierto, besó la parte
superior de mi cabeza y se excusó.
Cuando regresó a la cama y me besó, su
aliento a menta hizo eco sobre el mío. Me rió cuando él me gira
completamente sobre mi espalda y sonrió. — Buenos días —dije con la travesura
reflejada en sus ojos.
—¿Ronco? ¿Hablo dormida? ¿Babeo? ¿O algo
peor? —pregunté.
Él se rió. —No que yo sepa. Por lo que
sé, eres perfecta.
Girando mi cabeza de un lado a otro, lo
miré fijamente. —No, no lo soy.
Entrelazando nuestros dedos, empujó los
brazos sobre mi cabeza, manteniéndome prisionera. Un rayo de
fuego líquido y puro disparó a través de mi y se concentró donde nuestros cuerpos
se presionaban juntos. —Oh sí, sí lo eres.
En el momento en que él dejó la
habitación, yo me metí a la ducha, tenía solo media hora para estar lista. Mi
cabello estaba ondulado y húmedo ahora, porque no tuve tiempo para secarlo y
mucho menos arreglarlo.
—Lali. —Paula llama mi atención de
nuevo al vestíbulo y a mis compañeros del elenco. Ella arquea una
perfecta ceja mientras sus ojos se pasean por mi cabello.
—Podrías haber tomado prestada mi
planchita si necesitabas una. Te lo debo, según recuerdo.
Como es su intención, me recordó la
noche en que me pidió prestada mi planchita en Austin, cuando Pablo me
llevó a cenar y yo pensé que estaba enamorada de él. Lo miro y me sonríe
como si supiera exactamente acerca de qué noche estoy pensando. Deslizando su
mirada le da la bienvenida a Eugenia y Emilia.
Pablo debe haber superado nuestra ruptura
del otoño pasado, y nuestro intercambio de palabras en Austin hace
sólo unas pocas semanas atrás, cuando dijo: Yo podría ser diferente
contigo y yo rechacé ser esa chica. Esta es la tercera vez que nos vemos el uno al
otro desde entonces, y no se ve resentido para nada. Realmente no ha coqueteado
conmigo, es decir, no más de lo que lo hace con todas. Quizás el próximo mes no
será tan malo después de todo.
Cuando me giro hacia Paula, está
mirando fijamente a Peter mientras él escucha a Vico contar una
historia divertida en su habitual forma animada. Peter se ríe soltando
sus brazos, cruzados sobre su pecho, y los ojos de Paula se pasean sobre él en
una forma que me hace querer pisotear con fuerza su pie. Ella y Peter han sido cercanos por años. Él dice que ella nunca ha sido más que una
amiga, y que no existe ninguna razón para que no confíe en ello. No puedo decirle
a Peter quienes pueden ser sus amigos y quiénes no. Yo no aceptaría que
ningún chico me hiciera eso. A pesar de todas estas razones, no creo que
pueda estar relajada con ella alrededor. No cuando lo está mirando como si él fuera
un filete de carne y ella está muriendo de hambre.
Me aclaro la garganta y sus ojos azules
de hielo se estrechan hacia mí. No hay culpa en ellos, pero tal vez es
incapaz de sentirla. Me recuerdo a mí misma que ella fue simpática e incluso fue mi
apoyo cuando todo lo de Pablo estalló en mi cara.
—¿Cómo has estado, Paula? —Es algunos
centímetros más alta que yo y además está usando tacones de aguja, una
verdadera chica de Los Ángeles. No es la primera vez que me recuerda a mi
madrastra.
Su sonrisa es linda y calculadora, como
la portada de una revista.
— Realmente muy bien. Tengo una rom-com9
en la fila para el final del verano, y mi agente está reuniendo
nuevos guiones para que mire después de acabar con esto. ¿Cómo has estado tú?
Estoy segura de que ella y yo discutimos
el hecho de que estaré comenzando la universidad este otoño,
pero las personas rara vez recuerdan lo que personalmente carece de importancia.
Aunque Pablo lo recordó. —Decidí estudiar en la universidad. Estaré
comenzando este otoño.
Ella se ríe de esa manera gutural que
hace atractivas a algunas chicas.
Toda la atención masculina se encuentra
al alcance del oído. —Oh, es cierto. Personalmente, no podría
respaldarme y comenzar la universidad, ahora… pero olvidé cuán joven eres.
Peter escucha esta última parte y
aprieta sus labios solo un poco. ¿A qué diablos se refiere ella con cuán
joven eres? Parecía estar ridiculizando mi edad en relación con la suya, o la de
Pitt, pero no sé si incluso él le contó algo acerca de nosotros. Todo esto es
tan nuevo que no hemos discutido acerca de a quién contarle o cuándo hacerlo.
Cande y Papá saben, por supuesto, y Malvina, por asociación. La hermana de
Peter lo sabe y posiblemente el resto
de su familia también.
Los dos están mirándome fijamente y me
di cuenta que estaba despistada. —Oh. Lo siento. ¿Qué?
—Hmm, parece como si alguien no hubiera
dormido lo suficiente anoche. —La sonrisa de Paula está llena de
comprensión, y mis ojos vuelan a Peter, quien niega con la cabeza casi
imperceptiblemente. Lo que sea que le haya contado no incluía dónde había pasado la
noche. ¿Qué es exactamente lo que ella asume que estuve haciendo? ¿Y con
quién? Mi cara arde mientras lucho por encontrar algo que decir.
—Hola, nena. —dice Emilia, tocando mi
brazo. Sonrío y me giro para abrazarla, agradecida por la
interrupción—. ¿He escuchado que te marchas a la universidad en el otoño?
—Sí, es cierto. Estoy en Nueva York.
—¡Eso es impresionante! Espero verte en
Broadway muy pronto, encabezando las marquesinas, saliendo
con algún protagonista caliente, o quizás un Sugar Daddy del tipo de Wall
Street. —Mi mirada rebota lejos, hacia Peter. A juzgar por la media
sonrisa en sus labios se está divirtiendo.
Cuando me atrapa mirando su boca, sus
ojos se calientan y tengo que mirar a otro lado.
—Entonces, Emi… ¿Estás visitando
Austin ocasionalmente? — pregunto con una sonrisa conspiradora, y
ella agita nerviosamente sus cejas.
—En realidad estoy considerando una re ubicación permanente allí.— dice, tocándose la barbilla con el dedo
índice de su mano izquierda.
—¡Oh Dios Mío, Emilia! ¿Ese es un
anillo de compromiso? —Paula le agarra la mano y empieza a chillar como
si acabara de ganar un concurso de belleza y la corona repleta de diamantes
de imitación que van con ella. El dedo anular de Emilia luce un casi perfecto
solitario Marquise Cut.
Lo sé porque Malvina me arrastró a comprar
su regalo de Décimo Aniversario y Papá no sabía que se lo
estaba regalando. Después de horas de parloteo sobre corte, claridad de los
colores básicos, ella encontró el diamante perfecto, y luego hizo un puchero, hasta
que se lo compró.
Le pedí Blood Diamond a Cande ese fin de
semana, pero Malvina no captó la indirecta. Qué película tan
deprimente, comentó bostezando mientras se iba a la mitad, para tomar un baño de
burbujas. Buen intento, Papá se burló de mí.
—Esto resuelve todo. Vamos a salir
después de la sesión de mañana en la noche. ¡Tenemos que celebrar! —Paula le
sonríe radiante
Peter y yo nos miramos el uno al otro.
Mañana en la noche es nuestra última noche juntos hasta el estreno, y
parece que la pasaremos en grupo, afuera, en público.
Es una vibora paula!! Màs
ResponderEliminarQ hdp paulaaa
ResponderEliminarMaaass
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ResponderEliminar-.-muerte a paulaa!! Estas mejor? ?? Cuidate
ResponderEliminaruh! que te andaba pasando??
ResponderEliminarespero que este mejor y que no sea nada grave
recorda que primero esta tu salud
aaaaahhh!!! odio a paula
pero Lali y Peter pueden salir temprano del lugar y festejar solos
jajaja besos
k se vayan solitos!!!
ResponderEliminarque te mejores
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