viernes, 20 de junio de 2014

"Entre lineas" capitulo 57


Les pido mil perdones, no estaba muy bien de salud, así que no podía ni siquiera tenia ganas de sentarme en la compu.
Ahora les dejo el capitulo, mañana hago una maratón, con los capítulos de toda la semana hasta el día de mañana.
Besos y disfruten.
...........................................................................................................................................................

Poli
Maldita Paula y sus comentarios de la resaca. Diría que me conoce bien, pero no soy diferente a cualquier chico de dieciocho a veinticinco años en Los Ángeles, especialmente, en
el subgrupo de celebridades. Sospecho que ella es igual, sólo le gusta ser prepotente conmigo.
Sus órdenes, me las envió en un texto la noche anterior: Regístrate en el hotel a las DIEZ. Los autos estarán recogiéndonos a todos a las 11:30. Tienes que lucir ardiente. No coquetees. Sé amistoso y dulce. Hazle creer que has olvidado su rechazo.
Rechazo. Qué forma de retorcer el cuchillo sobre la herida Paula… casi como si no supiera lo que está haciendo. Maldita sea, es buena.
Me registro en el hotel a las 11:15, después de no haberme molestado siquiera en responder sus mensajes ni llamadas en toda la mañana. Ella tiene que tener algo claro. Voy a seguir sus órdenes hasta un punto, pero sólo hasta cierto punto. No confío en ella lo suficiente como para obedecer ciegamente todo lo que dice, y no soy tan estúpido como para ignorar el hecho de que alcanzará su objetivo primero. Para que Lali caiga en mis brazos, Pedro tiene que
caer en los de Paula. Y no me hago ilusiones acerca de cuánto me ayudará Paula una vez que consiga lo que quiere. Voy a estar por mi cuenta.
Después de registrarme en mi suite, le escribo a Paula: Estoy aquí.
El vestíbulo es un gran deja vú de Austin, y antes de bajarme del ascensor, me detengo a observar la interacción entre mis coprotagonistas. Agus me ve primero.
—Poli, tienes que venir a Chicago y pasar el rato. —Se acerca e intercambiamos un abrazo feroz—. Mi nueva casa es impresionante, un pent-house justo sobre el río, Oprah está al final de la calle.
—Estoy seguro que estarán pintándose las uñas de los pies mutuamente en cualquier momento, hombre. —río.
—Así que, ¿cómo has estado? —Él lanza su cabello lacio, rubio pálido fuera de sus ojos, sus ojos de un azul claro parpadean hacia Lali y regresan.
—Todavía no, amigo. Estoy en ello, sin embargo. Ambas cejas se levantan ahora. —Interesante.
Mis ojos se deslizan sobre Lali. Ella está parada a centímetros de Pedro sin nada externamente que delate algo entre ellos, aunque un observador atento podría decir que la forma en que ellos evitan tocarse o el contacto visual son evidentes. —El estudio quiere que mantengamos un Algo Ilusorio hasta que se estrene la película. Quiero menos de Ilusorio y más de Algo.
—Hmm. —dice—. Una advertencia entonces. —Hombro contra hombro nos quedamos viendo a cualquier otro lado—. Hay una pequeña, no lo sé… ¿Química? sucediendo entre Peter y ella.
No necesito fingir ignorancia con Agustín, él ha cuidado mis espaldas tantas veces que he perdido la cuenta. Le gusta Lali, pero estoy seguro que se pondría de mi lado si tuviera que hacerlo. —Sí, me han hecho consciente de ello.
Él sonríe a través de la franja de cabello que cae de nuevo cerca de su ojo, una mirada que probablemente le conseguía cualquier cosa que quisiera, cuando lo quisiera.
—¿Quién lo hizo? —pregunta y yo doy un vistazo en dirección a Paula.
Ella está despreciándome deliberadamente, todavía molesta porque ignoré sus órdenes, estoy seguro.
—¿En serio? —Los ojos de Agus se abren de par en par—. Más interesante, todavía.

Lali
Mantenerse sin entrar en contacto con Peter es más difícil de lo que había esperado. Me siento cautivada hacia él, como si hubiera algún tipo de atracción gravitatoria atándonos el uno al otro. Quiero presionarme junto a él. Quiero que deslice sus brazos a mi alrededor como lo hizo anoche mientras dormíamos. Quiero correr mis manos sobre él como lo hice hace una hora en mi habitación, levantando su camisa y contando sus músculos abdominales en voz alta mientras él reía, autoconsciente, un poco tímida y orgullosa al mismo tiempo. Esto me pertenece, pensé, tocando sus duros bíceps y abdomen, besando sus labios, y esto y esto otro.
Cuando desperté en sus brazos esta mañana, pasé cinco minutos contemplando su perfecto rostro mientras dormía. El mundo se había dado vuelta de la noche a la mañana, y todo había caído en su lugar. Me deslicé cuidadosamente de sus manos y caminé de puntillas al cuarto de baño para cepillar mis dientes, cuando regresé y me acurruqué a su lado, él se dio vuelta lentamente, despierto, besó la parte superior de mi cabeza y se excusó.
Cuando regresó a la cama y me besó, su aliento a menta hizo eco sobre el mío. Me rió cuando él me gira completamente sobre mi espalda y sonrió. — Buenos días —dije con la travesura reflejada en sus ojos.
—¿Ronco? ¿Hablo dormida? ¿Babeo? ¿O algo peor? —pregunté.
Él se rió. —No que yo sepa. Por lo que sé, eres perfecta.
Girando mi cabeza de un lado a otro, lo miré fijamente. —No, no lo soy.
Entrelazando nuestros dedos, empujó los brazos sobre mi cabeza, manteniéndome prisionera. Un rayo de fuego líquido y puro disparó a través de mi y se concentró donde nuestros cuerpos se presionaban juntos. —Oh sí, sí lo eres.
En el momento en que él dejó la habitación, yo me metí a la ducha, tenía solo media hora para estar lista. Mi cabello estaba ondulado y húmedo ahora, porque no tuve tiempo para secarlo y mucho menos arreglarlo.
—Lali. —Paula llama mi atención de nuevo al vestíbulo y a mis compañeros del elenco. Ella arquea una perfecta ceja mientras sus ojos se pasean por mi cabello.
—Podrías haber tomado prestada mi planchita si necesitabas una. Te lo debo, según recuerdo.
Como es su intención, me recordó la noche en que me pidió prestada mi planchita en Austin, cuando Pablo me llevó a cenar y yo pensé que estaba enamorada de él. Lo miro y me sonríe como si supiera exactamente acerca de qué noche estoy pensando. Deslizando su mirada le da la bienvenida a Eugenia y Emilia.
Pablo debe haber superado nuestra ruptura del otoño pasado, y nuestro intercambio de palabras en Austin hace sólo unas pocas semanas atrás, cuando dijo: Yo podría ser diferente contigo y yo rechacé ser esa chica. Esta es la tercera vez que nos vemos el uno al otro desde entonces, y no se ve resentido para nada. Realmente no ha coqueteado conmigo, es decir, no más de lo que lo hace con todas. Quizás el próximo mes no será tan malo después de todo.
Cuando me giro hacia Paula, está mirando fijamente a Peter mientras él escucha a Vico contar una historia divertida en su habitual forma animada. Peter se ríe soltando sus brazos, cruzados sobre su pecho, y los ojos de Paula se pasean sobre él en una forma que me hace querer pisotear con fuerza su pie. Ella y Peter han sido cercanos por años. Él dice que ella nunca ha sido más que una amiga, y que no existe ninguna razón para que no confíe en ello. No puedo decirle a Peter quienes pueden ser sus amigos y quiénes no. Yo no aceptaría que ningún chico me hiciera eso. A pesar de todas estas razones, no creo que pueda estar relajada con ella alrededor. No cuando lo está mirando como si él fuera un filete de carne y ella está muriendo de hambre.
Me aclaro la garganta y sus ojos azules de hielo se estrechan hacia mí. No hay culpa en ellos, pero tal vez es incapaz de sentirla. Me recuerdo a mí misma que ella fue simpática e incluso fue mi apoyo cuando todo lo de Pablo estalló en mi cara.
—¿Cómo has estado, Paula? —Es algunos centímetros más alta que yo y además está usando tacones de aguja, una verdadera chica de Los Ángeles. No es la primera vez que me recuerda a mi madrastra.
Su sonrisa es linda y calculadora, como la portada de una revista.
— Realmente muy bien. Tengo una rom-com9 en la fila para el final del verano, y mi agente está reuniendo nuevos guiones para que mire después de acabar con esto. ¿Cómo has estado tú?
Estoy segura de que ella y yo discutimos el hecho de que estaré comenzando la universidad este otoño, pero las personas rara vez recuerdan lo que personalmente carece de importancia. Aunque Pablo lo recordó. —Decidí estudiar en la universidad. Estaré comenzando este otoño.
Ella se ríe de esa manera gutural que hace atractivas a algunas chicas.
Toda la atención masculina se encuentra al alcance del oído. —Oh, es cierto. Personalmente, no podría respaldarme y comenzar la universidad, ahora… pero olvidé cuán joven eres.
Peter escucha esta última parte y aprieta sus labios solo un poco. ¿A qué diablos se refiere ella con cuán joven eres? Parecía estar ridiculizando mi edad en relación con la suya, o la de Pitt, pero no sé si incluso él le contó algo acerca de nosotros. Todo esto es tan nuevo que no hemos discutido acerca de a quién contarle o cuándo hacerlo. Cande y Papá saben, por supuesto, y Malvina, por asociación. La hermana de Peter lo sabe y posiblemente el resto
de su familia también.
Los dos están mirándome fijamente y me di cuenta que estaba despistada. —Oh. Lo siento. ¿Qué?
—Hmm, parece como si alguien no hubiera dormido lo suficiente anoche. —La sonrisa de Paula está llena de comprensión, y mis ojos vuelan a Peter, quien niega con la cabeza casi imperceptiblemente. Lo que sea que le haya contado no incluía dónde había pasado la noche. ¿Qué es exactamente lo que ella asume que estuve haciendo? ¿Y con quién? Mi cara arde mientras lucho por encontrar algo que decir.
—Hola, nena. —dice Emilia, tocando mi brazo. Sonrío y me giro para abrazarla, agradecida por la interrupción—. ¿He escuchado que te marchas a la universidad en el otoño?
—Sí, es cierto. Estoy en Nueva York.
—¡Eso es impresionante! Espero verte en Broadway muy pronto, encabezando las marquesinas, saliendo con algún protagonista caliente, o quizás un Sugar Daddy del tipo de Wall Street. —Mi mirada rebota lejos, hacia Peter. A juzgar por la media sonrisa en sus labios se está divirtiendo.
Cuando me atrapa mirando su boca, sus ojos se calientan y tengo que mirar a otro lado.
—Entonces, Emi… ¿Estás visitando Austin ocasionalmente? — pregunto con una sonrisa conspiradora, y ella agita nerviosamente sus cejas.
—En realidad estoy considerando una re ubicación permanente allí.— dice, tocándose la barbilla con el dedo índice de su mano izquierda.
—¡Oh Dios Mío, Emilia! ¿Ese es un anillo de compromiso? —Paula le agarra la mano y empieza a chillar como si acabara de ganar un concurso de belleza y la corona repleta de diamantes de imitación que van con ella. El dedo anular de Emilia luce un casi perfecto solitario Marquise Cut.
Lo sé porque Malvina me arrastró a comprar su regalo de Décimo Aniversario y Papá no sabía que se lo estaba regalando. Después de horas de parloteo sobre corte, claridad de los colores básicos, ella encontró el diamante perfecto, y luego hizo un puchero, hasta que se lo compró.
Le pedí Blood Diamond a Cande ese fin de semana, pero Malvina no captó la indirecta. Qué película tan deprimente, comentó bostezando mientras se iba a la mitad, para tomar un baño de burbujas. Buen intento, Papá se burló de mí.
—Esto resuelve todo. Vamos a salir después de la sesión de mañana en la noche. ¡Tenemos que celebrar! —Paula le sonríe radiante
Peter y yo nos miramos el uno al otro. Mañana en la noche es nuestra última noche juntos hasta el estreno, y parece que la pasaremos en grupo, afuera, en público.
Maldición. 


7 comentarios:

  1. http://www.wattpad.com/48566770-cuatro-elementos?show_tags_nav=1&utm_expid=1529920-49.5nQiFBBnRdq2ue2YTuy4WQ.1&utm_referrer=http%3A%2F%2Fwww.wattpad.com%2F55496766-cuatro-elementos-capitulo-2-decisiones%3Fshow_tags_nav%3D1

    ResponderEliminar
  2. -.-muerte a paulaa!! Estas mejor? ?? Cuidate

    ResponderEliminar
  3. uh! que te andaba pasando??
    espero que este mejor y que no sea nada grave
    recorda que primero esta tu salud

    aaaaahhh!!! odio a paula
    pero Lali y Peter pueden salir temprano del lugar y festejar solos
    jajaja besos

    ResponderEliminar