Paula
—Esta es la parte donde comienzas a
ganarte su confianza o lo arruinas todo. —Obviamente, Pablo no se ha ganado mi
confianza. Estoy segura de que él lo arruinará.
—¿Quién murió y te hizo conocedora de
todo? —Apenas ha pronunciado unas cuantas palabras antes de que ya quiera
estrangularlo para quitarle capacidad de hablar. No sé si Pablo y yo somos
capaces de estar juntos y no querer descuartizarnos mutuamente. Ese deseo
permanece justo por debajo de la superficie en cada conversación.
—No estoy bromeando, Pablo, si la tocas o
la presionas de alguna manera antes de que yo haga mi parte de esto, todo se
acaba y estamos jodidos.
—Oh no. —Bromea.
—Ja. Ja. —Dios, he tenido suficiente de
su mierda.
—Mira, no soy estúpido. —Él se detiene y
sé que está pensando que dejó eso bastante claro. Me encantaría dar la réplica
que él espera, pero sería demasiado fácil—. Todo lo demás en la vida me está
matando de aburrimiento. Esta es la única cosa remotamente estimulante. Estoy
siguiendo tus órdenes, porque tú eres la chica con más éxito haciendo
confabulaciones que jamás he conocido, y además puedo oler lo mucho que deseas
a Pedro.
Si no fuera cierto, cuánto deseo Peter,
podría terminar esto aquí y ahora. Pero Pablo lo hace sonar como que desearlo
fuera algo sucio. No es así.
Simplemente estoy lista para algo más
serio y significativo que todos los chicos y hombres sin rostro con los que he
estado en los últimos años. Ninguno de ellos valía la mitad de Pitt, y estoy
dispuesta a ser lo que él quiera que sea para tenerlo. ¿Qué hay de malo en eso?
Siempre he sido muy mala para juzgar el
carácter de las personas. Peter fue la
única excepción, aunque toda la existencia de nuestra amistad fue debido a él.
Cuando lo conocí estaba recuperándome porque Pablo acababa de romperme el corazón, y sólo quería
algo sin compromiso.
Había estado rebotando de chico en
chico, como el brillante balón plateado de la máquina de pinball de mi padre:
ding-ding-ding. Creo que Pitt podía darse cuenta de eso sobre de mí. Fue uno de
los pocos que me rechazó, pero no huyó cuando la humillación, porque no
rechazaba ningún chico, me transformó en una maldita perra. Él se mantuvo a mí
lado y se convirtió en uno de mis mejores amigos. Algo que yo no merecía, y
algo que siempre esperé se convirtiera en algo más.
Pitt tiene esta aura tranquila y estable
en él y, por supuesto que estoy trazando una disposición completamente opuesta
a la mía. Pensé que nos equilibraríamos, como una relación balancín. Cuando
ambos obtuvimos papeles en School Pride, estaba segura de que había llegado mi
oportunidad.
Cuartos cercanos durante tres meses y mi
muy real necesidad emocional de protección por Pablo que solo podría
proporcionarme Pitt.
Luego conoció a Lali.
Al principio, supuse que ella lo
mandaría a volar por Pablo. Obviamente no era inmune a él, y se concentró
exclusivamente en ella. Recordé muy bien cómo se sentía.
Cuando Pablo y yo nos conocimos, sus ojos
azules brillaron sobre mí — sus ojos azul bebé, porque, santa mierda, él tenía
entonces, que ¿Catorce?— y yo me sentía morir. Quince años, y ya estaba segura
de haber conocido a mi alma gemela, el chico con el que quería estar por
siempre. Dios, qué idiota e ingenua fui.
A diferencia de mí, sin embargo, Lali lo
había entendido. Tengo que darle puntos a la chica, ella resistió bastante,
siendo testigo de lo que él hace, y entonces le pateó el trasero. Hubiera sido
estupendo de presenciar, si no fuera por Pitt. Nunca lo había visto tan
fascinado antes. Cada vez que salimos hice cuidadosos planes para seducirlo
pero todo lo que quería era hablar de Lali, si es que hablaba, en lugar de
hacer cavilaciones sobre ella —lo cual era más propenso a hacer. Ni siquiera
creo que notara mis esfuerzos para seducirlo. Ahora, me alegro de que no lo
hiciera. Porque esta vez, esos esfuerzos van a funcionar.
Poli
Es difícil elegir un restaurante en una
ciudad que no has visitado nunca.
Lali vive en Sacramento, le pedí que
eligiera lo que quisiera. Este será, aunque no para mi calculador propósito de
ser vistos juntos en el restaurante.
Las ventanas tienen cortinas, probablemente
frustrando las fotos de los paparazzi que Paula y yo habíamos anticipado.
Aunque para una intimidad real es ideal: la mesa de la esquina, el parpadeo de
las velas, la decoración de casi buen gusto (puntos restados por el techo de
teja acústica y los paneles, probablemente artificiales, en una pared lejana).
—¿Cuál es el problema con este tipo,
Marcus? Parece ser un idiota. Pensé que cuando me botaste tratabas de alejarte de
ese tipo de chicos—. Sonreí, golpeando ligeramente el brazo de Lali, y ella
rodó sus ojos.
—Sí, bueno, supongo que es más difícil
de evitar de lo que pensaba.
Me devuelve la sonrisa, pero aleja su antebrazo,
lentamente, poniendo una pequeña distancia entre nosotros.
Me inclino hacia atrás, pretendiendo que
no noté su retirada, mientras ella examina el menú. El camarero, presentándose
a sí mismo como Chad, está tan emocionado que tiene espasmos. También,
prácticamente acentúa cada frase con je-je o Señor Martinez. Después de tomar
nuestra orden de bebidas, se precipita hacia la parte de atrás a través de un
conjunto de puertas dobles, donde se congrega el resto del personal. Ya todos
han estado lanzando miradas nada disimuladas en nuestra dirección desde que
entramos. Típico.
Un hecho divertido sobre las
celebridades: Si te piden tu identificación, no hay tal cosa como una
identificación falsa. Ellos ya saben tu verdadero nombre. Todo lo que tienen
que hacer es meterse a IMDb o a Wikipedia para obtener tu fecha de nacimiento
exacta. A mí, rara vez me piden mi identificación, especialmente en LA o Nueva
York, o realmente en cualquier lugar que estemos filmando. La mayoría de los
restaurantes, bares y clubes enloquecen tanto por tener celebridades apareciendo
que simplemente no les importa una mierda. Al parecer a este lugar, que pasa
como “exclusivo” para Sacramento, sí le importa. Sin embargo, no puedo evitar
mi reacción cuando Chad, el camarero, regresa unos minutos más tarde, todo
tímido y pidiéndome ver mi ID para la botella de vino que ordené.
—Amigo, ¿Hablas en serio? —digo, y su
rostro se vuelve escarlata.
—Mi gerente, je-je. —Sutilmente inclina
su cabeza hacia atrás—. Realmente lo siento, Señor Maritnez
—Está bien. —dice Lali, dándole una
sonrisa tranquilizadora—. Sólo quiero agua. —El pobre chico deja escapar el
aire que retenía y voltea a verme.
Me encojo de hombros—. Sí, yo, también.
—Chad se apresura a irse y yo agitó mi cabeza—. Supongo que ya no estoy en LA,
Toto.
Lali ríe—. No, definitivamente no.
—Así que, escuché a alguien decir que alguien
le había dicho que habías estado en Nueva York recientemente, visitando
Universidades. ¿Aun estas eligiendo una? —Tengo curiosidad de si preguntará de
que alguien-a-alguien escuché eso. ¿Qué pensaría ella si supiera que fue de
Pedro-a-Paula-a-mi?
Ella no toma el cebo. Ya sea que no lo
ve o es demasiado inteligente como para tomarlo—. Estoy inclinándome hacia NYU.
—Tisch. —Asentí—. Genial.
—¿Lo sabes?
Me río—. No tienes que sonar tan sorprendida.
Estaba cubierto hasta los ojos con trabajo bien pagado para el momento en que
casi terminaba la secundaria. La universidad nunca estuvo realmente en mi
radar. Pero eso no significa que no conozco todos los programas de teatro más
importantes. Ya sabes, por si acaso.
Ella inclina su cabeza—. ¿En caso de
qué?
Eso es, Lali. Sigue las migajas—. En
caso de que decida llevar mi carrera en una dirección más seria en algún
momento.
Una arruga aparece en su frente y mi dedo
me pica por alisarla—. Pero pensé que habías dicho algo acerca de querer la
loca ruta de fama y toneladas de dinero.
Wau. Ella recuerda lo que dije hace
meses.
De pronto estoy recordando por qué la encontré
tan inusual. Ella presta atención al exterior, de una manera que poca gente en
este negocio hace.
Incluyéndome a mí. Sonrío—. Quizás la aclamación
de la crítica es más importante para mí de lo que di a conocer. —Total mentira,
por supuesto.
—Uh. —dice, y luego, por alguna razón,
ella enrojece.
los odio!! juuum
ResponderEliminarmaass
massssssssssssssss me encantaaaaaaaaaa
ResponderEliminarEspero k no les salga nada bien ese maldito plan.
ResponderEliminarMás!! Lali tiene que ser más inteligente!
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