martes, 10 de junio de 2014

"Entre lineas" capitulo 54

Paula
—Esta es la parte donde comienzas a ganarte su confianza o lo arruinas todo. —Obviamente, Pablo no se ha ganado mi confianza. Estoy segura de que él lo arruinará.
—¿Quién murió y te hizo conocedora de todo? —Apenas ha pronunciado unas cuantas palabras antes de que ya quiera estrangularlo para quitarle capacidad de hablar. No sé si Pablo y yo somos capaces de estar juntos y no querer descuartizarnos mutuamente. Ese deseo permanece justo por debajo de la superficie en cada conversación.
—No estoy bromeando, Pablo, si la tocas o la presionas de alguna manera antes de que yo haga mi parte de esto, todo se acaba y estamos jodidos.
—Oh no. —Bromea.
—Ja. Ja. —Dios, he tenido suficiente de su mierda.
—Mira, no soy estúpido. —Él se detiene y sé que está pensando que dejó eso bastante claro. Me encantaría dar la réplica que él espera, pero sería demasiado fácil—. Todo lo demás en la vida me está matando de aburrimiento. Esta es la única cosa remotamente estimulante. Estoy siguiendo tus órdenes, porque tú eres la chica con más éxito haciendo confabulaciones que jamás he conocido, y además puedo oler lo mucho que deseas a Pedro.
Si no fuera cierto, cuánto deseo Peter, podría terminar esto aquí y ahora. Pero Pablo lo hace sonar como que desearlo fuera algo sucio. No es así.
Simplemente estoy lista para algo más serio y significativo que todos los chicos y hombres sin rostro con los que he estado en los últimos años. Ninguno de ellos valía la mitad de Pitt, y estoy dispuesta a ser lo que él quiera que sea para tenerlo. ¿Qué hay de malo en eso?
Siempre he sido muy mala para juzgar el carácter de las personas. Peter  fue la única excepción, aunque toda la existencia de nuestra amistad fue debido a él. Cuando lo conocí estaba recuperándome porque Pablo  acababa de romperme el corazón, y sólo quería algo sin compromiso.
Había estado rebotando de chico en chico, como el brillante balón plateado de la máquina de pinball de mi padre: ding-ding-ding. Creo que Pitt podía darse cuenta de eso sobre de mí. Fue uno de los pocos que me rechazó, pero no huyó cuando la humillación, porque no rechazaba ningún chico, me transformó en una maldita perra. Él se mantuvo a mí lado y se convirtió en uno de mis mejores amigos. Algo que yo no merecía, y algo que siempre esperé se convirtiera en algo más.
Pitt tiene esta aura tranquila y estable en él y, por supuesto que estoy trazando una disposición completamente opuesta a la mía. Pensé que nos equilibraríamos, como una relación balancín. Cuando ambos obtuvimos papeles en School Pride, estaba segura de que había llegado mi oportunidad.
Cuartos cercanos durante tres meses y mi muy real necesidad emocional de protección por Pablo que solo podría proporcionarme Pitt.
Luego conoció a Lali.
Al principio, supuse que ella lo mandaría a volar por Pablo. Obviamente no era inmune a él, y se concentró exclusivamente en ella. Recordé muy bien cómo se sentía.
Cuando Pablo y yo nos conocimos, sus ojos azules brillaron sobre mí — sus ojos azul bebé, porque, santa mierda, él tenía entonces, que ¿Catorce?— y yo me sentía morir. Quince años, y ya estaba segura de haber conocido a mi alma gemela, el chico con el que quería estar por siempre. Dios, qué idiota e ingenua fui.
A diferencia de mí, sin embargo, Lali lo había entendido. Tengo que darle puntos a la chica, ella resistió bastante, siendo testigo de lo que él hace, y entonces le pateó el trasero. Hubiera sido estupendo de presenciar, si no fuera por Pitt. Nunca lo había visto tan fascinado antes. Cada vez que salimos hice cuidadosos planes para seducirlo pero todo lo que quería era hablar de Lali, si es que hablaba, en lugar de hacer cavilaciones sobre ella —lo cual era más propenso a hacer. Ni siquiera creo que notara mis esfuerzos para seducirlo. Ahora, me alegro de que no lo hiciera. Porque esta vez, esos esfuerzos van a funcionar.

Poli
Es difícil elegir un restaurante en una ciudad que no has visitado nunca.
Lali vive en Sacramento, le pedí que eligiera lo que quisiera. Este será, aunque no para mi calculador propósito de ser vistos juntos en el restaurante.
Las ventanas tienen cortinas, probablemente frustrando las fotos de los paparazzi que Paula y yo habíamos anticipado. Aunque para una intimidad real es ideal: la mesa de la esquina, el parpadeo de las velas, la decoración de casi buen gusto (puntos restados por el techo de teja acústica y los paneles, probablemente artificiales, en una pared lejana).
—¿Cuál es el problema con este tipo, Marcus? Parece ser un idiota. Pensé que cuando me botaste tratabas de alejarte de ese tipo de chicos—. Sonreí, golpeando ligeramente el brazo de Lali, y ella rodó sus ojos.
—Sí, bueno, supongo que es más difícil de evitar de lo que pensaba.
Me devuelve la sonrisa, pero aleja su antebrazo, lentamente, poniendo una pequeña distancia entre nosotros.
Me inclino hacia atrás, pretendiendo que no noté su retirada, mientras ella examina el menú. El camarero, presentándose a sí mismo como Chad, está tan emocionado que tiene espasmos. También, prácticamente acentúa cada frase con je-je o Señor Martinez. Después de tomar nuestra orden de bebidas, se precipita hacia la parte de atrás a través de un conjunto de puertas dobles, donde se congrega el resto del personal. Ya todos han estado lanzando miradas nada disimuladas en nuestra dirección desde que entramos. Típico.
Un hecho divertido sobre las celebridades: Si te piden tu identificación, no hay tal cosa como una identificación falsa. Ellos ya saben tu verdadero nombre. Todo lo que tienen que hacer es meterse a IMDb o a Wikipedia para obtener tu fecha de nacimiento exacta. A mí, rara vez me piden mi identificación, especialmente en LA o Nueva York, o realmente en cualquier lugar que estemos filmando. La mayoría de los restaurantes, bares y clubes enloquecen tanto por tener celebridades apareciendo que simplemente no les importa una mierda. Al parecer a este lugar, que pasa como “exclusivo” para Sacramento, sí le importa. Sin embargo, no puedo evitar mi reacción cuando Chad, el camarero, regresa unos minutos más tarde, todo tímido y pidiéndome ver mi ID para la botella de vino que ordené.
—Amigo, ¿Hablas en serio? —digo, y su rostro se vuelve escarlata.
—Mi gerente, je-je. —Sutilmente inclina su cabeza hacia atrás—. Realmente lo siento, Señor Maritnez
—Está bien. —dice Lali, dándole una sonrisa tranquilizadora—. Sólo quiero agua. —El pobre chico deja escapar el aire que retenía y voltea a verme.
Me encojo de hombros—. Sí, yo, también. —Chad se apresura a irse y yo agitó mi cabeza—. Supongo que ya no estoy en LA, Toto.
Lali ríe—. No, definitivamente no.
—Así que, escuché a alguien decir que alguien le había dicho que habías estado en Nueva York recientemente, visitando Universidades. ¿Aun estas eligiendo una? —Tengo curiosidad de si preguntará de que alguien-a-alguien escuché eso. ¿Qué pensaría ella si supiera que fue de Pedro-a-Paula-a-mi?
Ella no toma el cebo. Ya sea que no lo ve o es demasiado inteligente como para tomarlo—. Estoy inclinándome hacia NYU.
—Tisch. —Asentí—. Genial.
—¿Lo sabes?
Me río—. No tienes que sonar tan sorprendida. Estaba cubierto hasta los ojos con trabajo bien pagado para el momento en que casi terminaba la secundaria. La universidad nunca estuvo realmente en mi radar. Pero eso no significa que no conozco todos los programas de teatro más importantes. Ya sabes, por si acaso.
Ella inclina su cabeza—. ¿En caso de qué?
Eso es, Lali. Sigue las migajas—. En caso de que decida llevar mi carrera en una dirección más seria en algún momento.
Una arruga aparece en su frente y mi dedo me pica por alisarla—. Pero pensé que habías dicho algo acerca de querer la loca ruta de fama y toneladas de dinero.
Wau. Ella recuerda lo que dije hace meses.
De pronto estoy recordando por qué la encontré tan inusual. Ella presta atención al exterior, de una manera que poca gente en este negocio hace.
Incluyéndome a mí. Sonrío—. Quizás la aclamación de la crítica es más importante para mí de lo que di a conocer. —Total mentira, por supuesto.

—Uh. —dice, y luego, por alguna razón, ella enrojece.

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