martes, 18 de marzo de 2014

¿Jugamos a ser novios?


Cap 11 par 2 ¿Cómo saber si eres buen besador?

Peter se colocó una camisa de pijama y tomó la mano de Lali para después salir de su habitación. El chico asomó su cabeza por la puerta entre abierta y cuando verificó que no hubiera nadie por el pasillo ambos salieron como si estuvieran escabulléndose de su habitación en media noche para ir a la cocina por un dulce.
Llegaron a un tercer piso y siguieron caminando hasta llegar a una habitación con puerta corrediza, al entrar Lali soltó la mano de Peter.
—¿Qué sucede? —le preguntó el chico al ver que ella no lo seguía.
Para ese momento ya nada tenía que sorprender a la chica y sin embargo lo hacía. Es decir, como no sorprenderse cuando había un enorme televisor que abarcaba casi toda la pared, en un lado la habitación había una mini dulcería con todo, máquina de palomitas, una máquina de refrescos de diferentes sabores, otra máquina de frappés y otra de helado de sabores. La parte central del lugar estaba vacía pero en el otro costado de la habitación había un compartimento en donde había puffs y sillones individuales.
—Jamás dejará de sorprenderme esta casa —musitó Lali y entró completamente a la habitación.
Peter le pidió a la chica que esperara mientras él arrastraba dos puffs al centro de la sala, cuando los acomodó en dirección a la pantalla Lali se sentó.
—¿Quieres algo de beber? —preguntó Peter pero ella negó—. ¿Palomitas o algún dulce?
—Tal vez un dulce —le contestó.
El muchacho fue hasta la máquina de palomitas y la encendió, tomó unos dulces y los echó sobre una charola junto a una bebida que había tomado, cuando las palomitas estuvieron listas tomó un vaso y lo llenó hasta casi derramarse, por ultimó tomó un frasco de cerezas. Unos minutos después llegó al lado de Lali.
No encendieron la pantalla en lugar de eso colocaron sus puffs frente a frente.
—Estoy seguro que si hubiera planeado esto no habría pasado —dijo Peter sacándole una sonrisa a la muchacha.
Ella tomó un dulce largo rojo que parecía una tira de espagueti y después de morder un extremo habló.
—Las mejores cosas de la vida no se planean, suelen ser espontaneas —le dijo al modelo que tenía un puño de palomitas dentro de su boca—. Estas rompiendo tu dieta —le dijo al ver como devoraba otro puño de palomitas.
—Tu tuviste la culpa —le guiñó un ojo y ella rodó los ojos.
—Yo empiezo —dijo rápidamente—. Tu nombre completo, y el verdadero no el artístico.
Peter negó con la cabeza y tomó un trago de su bebida para limpiar su boca.
—No, mi nombre artístico, nadie a excepción de mis padres sabe mi nombre verdadero así que… —Lali curvó su labio inferior hacia afuera e hizo su cara más tierna, Peter balbuceó sin lograr decir ninguna palabra y al final suspiró, ella lo había derrotado—. Juan Pedro Lanzani
—¿Y el Smith? —preguntó divertida—. ¿Dime en dónde queda?
—Queda en la parte que se escucha atractivo con mi nombre y por eso mi familia utiliza ese apellido, mi mamá es amiga cercana de Will Smith así que… imagina.
—¡No te creo! —exclamó sorprendida—. Mientes.
—Claro que no, mis padres conocen a muchas estrellas de Hollywood y Will Smith es solo uno de los pocos que conocen…
—¡Te odio! —gritó Jeanne y dejó sin habla a Peter—. Yo amo a ese hombre, es el mejor actor que puede existir.
El chico soltó una carcajada ante el lado fanático que había salido de Lali en ese momento, por lo regular ella era la chica que permanecía apartada del resto cuando se hablaba de famosos… o de cualquier tema en realidad.
—Tal vez algún día te lo presente —le prometió con la palabra.
—No, dios, probablemente me moriría si estoy a 10 metros cerca de él y ni siquiera tengo 18 años, quiero vivir un poco más antes de conocerlo.
—Bien —se aclaró la garganta—. Mi turno. Tu nombre completo.
Mariana Elizabeth Esposito Martínez —dijo la chica—. Como sabes me encanta que me digan Lali.
—Perfecto…¿Por qué ese nombre? —preguntó curioso.
Poli me lo dijo cuando era niña. No podía pronunciar bien la R, y la M aun le costaba, así que me decía en vez de “Mari”, “Lali” y me encanta.
—Eres interesante —le dijo el chico sin poder borrar esa sonrisa de su rostro.
—¿Cuál es tu color favorito? —preguntó Lali.
—El amarillo —contestó el chico y ella se quedó congelada—. ¿Y el tuyo?
—El… yo… también —dijo finalmente—. Mi color favorito también es el amarillo.
—¿Bromeas? —dijo asombrado—. Casi todo el mundo odia ese color por ser un color chillante y no los entiendo.
—Igual yo, es decir, siempre que digo mi color favorito se ven como si fuera un extraterrestre.
—Al menos —empezó Peter  más feliz de lo que creyó ser esa noche—, tenemos algo en común.
—¿Animal favorito? —preguntó la castaña emocionada por escuchar la respuesta.
—Cualquier felino —contestó y Lali levantó su palma extendida para que ambos chocaran sus manos—. En especial el león.
—Yo también amo a los felinos, pero mi favorito es el gato montés.
—Asombroso. Y ¿A qué le temes? —preguntó.
—A perder a mi familia, que uno de ellos enferme y no pueda hacer algo, pero si hablamos de algo menos serio sería a los patos, gallos y todo animal que tenga pico —el soltó una carcajada—, es un trauma difícil de explicar. ¿Y tú?
—Como tú, no soportaría ver a mi familia en problemas y no poder hacer nada, pero en algo menos serio podría ser… teñir mi cabello de rubio —Lali soltó una carcajada y tuvo que dejar sus dulces a un lado para no tirarlos sobre la alfombra—. No soporto eso.
—Correcto, ¿Pasatiempos?
—Fotografía, más que ser modelo desearía poder tomar fotografía, de hecho quiero estudiar sobre eso en la universidad.
—Qué lindo.
—¿Tu pasatiempo?
—No te rías —dijo Lali seria y el rostro de Peter se tornó de la misma manera—. Pero me encanta jugar, siempre jugaba con mis hermanitos y me encanta, puedo jugar desde juegos de mesa, con cochecitos, figuras de acción o salir al patio y saltar la cuerda con mis hermanas o jugar a las atrapadas con todos. Amo hacer eso.
—Creo que eso es maravilloso.
Siguieron hablando sobre sus gustos y se dieron cuenta de algo. Tenían más en común de lo que pudieran imaginar. Después de la charla sobre sus gustos salió el tema de los besos.
—¿Cómo saber si eres buen besador? —preguntó Lali —. Candela me preguntó eso.
Peter se atragantó con su bebida.
—¿Tu amiga? —ella asintió, tomó una de las cerezas del frasco que Peter había tomado y le llevó hasta su boca, él no pudo evitar ver la boca de ella mientras comía aquella cereza.
Permaneció en silencio y después habló—. Dicen que si en tu boca logras hacer un nudo con el tallo de la cereza eres buena besando. Observa —Peter tomó una cereza, primero comió el fruto y después introdujo el tallo en su boca, tardó apenas unos segundos para lograr anudar el tallo, lo sacó de su boca y se lo mostró a Peter.
—Wow, entonces supongo que sabes besar ¿no? —preguntó la chica.
—Tú compruébalo —se acercó a ella y la besó.
Fue un beso distinto a los anteriores, algo menos relajado y más profundo, un beso que hizo que Lali echara hacia atrás su cabeza y callera con su espalda sobre el puff haciendo a Peter quedar sobre ella y aunque sintió su peso y la posición no era muy cómoda no dejó de besarlo ni lo apartó de ella, dios, sí que era una increíble besador y ella… ella solo se dejaba guiar por los labios del chico.
Sus labios se separaron un poco más y la lengua de él entró en la boca de ella. Lali colocó sus manos en los hombros de Peter  y les dio un apretón, se sentía extraña cuando la lengua de él acariciaba su boca y cuando rozaba su lengua. Pero lo extraño se empezaba a volver agradable.
Sus pulmones se vaciaron y se vieron obligados a separar sus labios. Peter se sentó de nuevo en su puff mientras respiraba profundamente para recuperar el aire perdido y Lali se reincorporó en su puff, al igual que él respiraba rápido para poder llenar sus pulmones de aire.
—¿Qué piensas? —dijo el chico después de un par de minutos.
—Muy bueno —contestó levantando su pulgar.

Sigue...

Oh!

Besos
Lunis♥

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