miércoles, 16 de julio de 2014

"Entre lienas" capitulo 70

Poli
Los jueves son largos para el equipo de Ellen, porque graban los shows del viernes y del lunes ese día. Lali y yo estamos de suerte, porque estamos en el programa del viernes, por lo que vamos primero y obtenemos al invitado y al público fresco.
Esperando entre bastidores, tenemos algo de tiempo antes de nuestro segmento. Lali está bebiendo té chai, intentando todas las técnicas de relajación que se le ocurren. Está en el medio de una especie de pose de yoga, con los ojos cerrados, y yo estoy pensando si mostrarle la foto ahora la vuelva demasiado loca. Pero probablemente no voy a verla otra vez hasta la próxima semana —el día del estreno.
Con una lenta inhalación/exhalación final, abre los ojos, despliega su pierna y baja los brazos. Sus mejillas resplandecen sonrosadas cuando se da cuenta que la he estado observando.
—¿Qué?
Niego con la cabeza lentamente. —Sólo estoy pensando en la posibilidad o no de mostrarte algo que quizás te moleste.
Mira el teléfono en mi mano. —¿Una poco favorecedora foto de los paparazzi u otro reloj bebé chichón? Uh, no gracias.
—Mmm, no. No creo que éste vaya a llegar a los tabloides. —Ahora que lo pienso, no estoy seguro de eso. Yo no lo pondría, pasando a Paula para filtrar a la prensa sensacionalista, si así se inclinaba.
Los rasgos de Lali cayeron y suspira. —Déjame ver. —Se sienta a mi lado en el sofá.
—Paula está, probablemente,  tratando de dar un tirón a mi cadena. Este tipo de cosas se remonta a un largo camino entre nosotros.
Ahí. Eso es lo más que puedo hacer para reblandecer el golpe. Algunas circunstancias no siempre se pueden ablandar. Al igual que: Su novio se está acostando con otra persona. Saqué la imagen, en pantalla completa, y se lo entregué. Aspira una bocanada de aire, con la mano apoyada en el centro de su pecho.
—¿Cuándo? ¿Cuando se tomó esto?
Está preguntando, pero lo sabe. Lo veo en sus ojos.
—Ayer por la noche, supongo. —Tomé el teléfono, le di una mirada a la foto de nuevo, y borré el mensaje.
—Espera.
—Oh, lo siento, demasiado tarde. No quiero tener esa mierda en mi teléfono. En serio, estoy seguro de que montó esa escena para mi beneficio. Paula tiene un retorcido sentido del humor. Tal vez no es nada.
Se desploma junto a mí, con esa mirada de muchacha perdida, no compra mi intento de atemperar el impacto de ver un acercamiento de su novio, durmiendo con la cabeza de Paula en su hombro. Apago el teléfono y lo guardo en el bolsillo, tomo su mano.
—Sabía que no debía habértelo mostrado.
Mira su mano entrelazada con la mía, pero no hace ningún movimiento para retirarla. Cuando sus ojos se encuentran con los míos, aprieto su mano.
—No te preocupes por eso ahora mismo. Paula sabe todo acerca de estos pequeños juegos. Debería saberlo. La he conocido incluso más que él.
Hay un golpe en la puerta antes de que se abra. —Ustedes chicos están en cinco. —dice un tipo con un kit de manos libres portátil. Sus ojos se posan inmediatamente en nuestras posiciones cercanas y las manos entrelazadas. Sonríe y desaparece de nuevo, cerrando la puerta detrás de él.
Lali está un poco distraída durante la grabación, dando una impresión de timidez. Es muy profesional para que nada personal la tire por completo. Lo hace, sin embargo, me permite ser más sugestivo sobre una relación oculta cuando  se  trata  de  las  preguntas inevitables  sobre  nuestra  posible relación. Cuando durante meses solo sonreíamos y negábamos, hoy estoy dando  tontas   respuestas, pero  llenas  de  insinuación y  ella  se  ríe, tímidamente. El público la adora.
Antes de irnos por caminos separados, tenemos un momento a solas fuera del escenario. Ahora que las cámaras no están sobre ella, está desenfocada y preocupada.
—Lali. —Levantando su barbilla, me incliné rápidamente y le di un beso, sólo un susurro de mis labios en los suyos, y fingir no darme cuenta de que ya se ha retirado cuando me alejo—. Nos vemos la próxima semana.
Noche de estreno, me gustaría tener a Lali, donde quiero —donde la he querido desde que puse los ojos en ella. Pero no puede asumir que va a venir a mí cuando rompa con Pedro. Es tan auto-suficiente como para cerrar la puerta sobre nosotros dos, lo que demostró el otoño pasado bastante bien. Por otra parte, va a ser más receptiva, si no por otra razón que meter la nariz sobre lo que Pedro está haciendo con Paula.
¿Estoy de acuerdo con ser explotado de esa manera y luego ser arrojado a un lado? Infierno. Sí.

Lali
Cuando Poli me mostró esa la imagen de Peter y Paula, todo se detuvo. Le pregunté cuándo, cuándo, pero yo sabía, porque Peter llevaba la camiseta de Columbia y la camisa desabotonada a cuadros que traía cuando hablamos por Skype ayer por la noche. Justo antes de la fiesta.
No podía respirar. No podía pensar. Mi vida no se sentía real. El momento perfecto para aparecer en un popular talk show ganador del Emmy por primera vez, ¿Eh? Pablo era encantador y coqueto conmigo, con ella, con el público y ellos le creyeron. Cuando Ellen sugirió que usáramos su programa para aclarar los rumores que flotaban alrededor, me agarró la mano y la besó (el público gritó: —Woooo! —Mientras que mi cara se sobrecalentaba).
Y entonces él me miró y dijo: —Puede ser que también nos aclaremos. — Me preguntaba qué íbamos a aclarar y todo el público se desplazo hacia delante en anticipación. Puso una mirada muy seria.
—Lali está embarazada de trillizos. —El público se quedó sin aliento. Mi boca abierta. No sé lo que hizo Ellen, porque yo estaba mirando a Pablo y pensando que tal vez había soñado con este día entero, no había ninguna foto de Peter durmiendo junto a Paula. Durante un latido del corazón estaba tan aliviada. Y luego,Pablo dijo: —Después del estreno de la próxima semana, nos vamos a casar en un globo de aire caliente, y entonces vamos de luna de miel a
nuestra isla privada hasta que los bebés nazcan. Oh, y hemos decidido nombrar a todos ellos Pablo, con números por segundos nombres. Sin embargo, en francés -un, deux, trois por lo que será elegante.
Todo el mundo se echó a reír. Ja, ja, muy gracioso.
Mostramos clips de Orgullo Escolar y discutí sobre la novela de Jane Austen que lo inspiró. Sonreí con fuerza y mantuve mi opinión sobre el diálogo estúpido del guión, para mí misma, por centésima vez. Poli enganchó con la película que va a estar filmando el próximo otoño en Vancouver, hablé de mis planes para la universidad y luego todo había terminado y Pablo y yo estábamos detrás del escenario. Él me dio un beso de despedida, más o menos, pero no le
respondí en realidad, y yo no pude sentirlo. No creo que me diera cuenta hasta ese momento que había pasado toda la hora y media de grabación medio adormecida.
Se suponía que le mandaría un mensaje de texto a Peter después de la presentación, antes de mi vuelo. No lo hice. Justo antes de que apagara, mi teléfono zumbó con un nuevo texto. No me fijé en el mensaje. Ahora estoy en el aire entre Burbank y Sacramento, y la ira ha hecho un tornado del resto de mis emociones, dando vueltas y girando hasta que todo lo que puedo sentir es el punto destructivo, donde la indignación toca el paisaje. No me he sentido tan enojada desde que me enfrenté a mi padre sobre el deseo de tomar mis propias decisiones. ¿Eso significa que debo enfrentarme a Peter ahora? El hecho de que aprendí a defenderme, no quiere decir que sea apropiado en cada situación.
O fácil. Miro por la ventana y considero posibles escenarios para decir la verdad. Cande y Luca me recogerán cuando yo aterrice. Su pelo es de un nuevo rosa fuerte y con un corte de duendecillo.
—¿Te gusta? —Ella pregunta, y le digo que me encanta. Luca es un muchacho Abercrombie hermoso de la parte superior de su cabeza hasta justo por encima de los tobillos, él está usando unas zapatillas
Chuck en el mismo tono de color fucsia neón, como el pelo de Can. Yo apunto a las zapatillas y una sonrisa. Se encoge de hombros.
—Soy un tipo que apoya.
En el jeep, enciendo el teléfono y leo los mensajes, todos de Peter. Van de preguntarme si yo estaba en el aeropuerto todavía, a preguntarme por qué no lo llamaba. Me dejó un correo de voz:
—Lali, sé que estás molesta porque Paula se quedó en mi casa los últimos dos días. Se ha ido, y ya le dije que no puede quedarse aquí otra vez. Por favor, llámame cuando aterrices... Muy bien. Hasta pronto.
Le mandé un mensaje a papá para decirle que había aterrizado y estoy en camino hacia lo de Cande. Mañana es Senior Skip Day, así que voy a permanecer más en su casa. Cuando sonó el teléfono, mi corazón se detuvo, pero la foto sonriendo en la pantalla es la de mi agente.
—Oye, Gas.
—¿Cómo era Ellen? ¡Tan emocionante! —Dan tiene la costumbre de responder a sus propias preguntas.
—Fue impresionante. Pablo les dijo a todos que íbamos a tener trillizos y a casarnos la próxima semana. Creo que hubo algo acerca de un globo. De todos modos. Me fue bien.
Cande se retuerce en su asiento, mirándome con la boca abierta, y Gastón está sin palabras, o se ha cortado.
—¿Gas?
—Lali, no hay necesidad de ser sarcástico. Todavía estoy tratando de gestionar lo que queda de tu carrera en el cine, en caso de que tengas ganas de volver... ¿No has cambiado de opinión, por casualidad? Debido a que recibí una llamada hoy de la Paramount.
—No, todavía voy a la universidad. Y no estaba siendo sarcástica, Poli llegó a decir esas cosas.
Se quedó callado durante dos segundos. —Nunca pensé que diría esto, pero creo que me alegro de no ser el agente de ese muchacho.
Yo me río, y el teléfono suena en mi oído. Peter. —Um, tengo otra llamada. Estoy segura de que voy a hablar contigo mañana, después de la transmisión de Ellen.
—Por supuesto. Hablaremos mañana. ¡Ciao!
Tomo una respiración profunda antes de hablar. —Hola.
—Lali. ¿Estás bien? ¿Por qué no me llamaste? —Su voz es vigilante.
Me digo que la confrontación es buena cuando quiere decir defender lo que necesito. Cuando se significa conseguir sacar todo afuera.
—¿Hay algo que desees decirme? —Mierda. Impreciso, Lali. Cuanta confrontación. Él está tranquilo.
—Lali, sólo dime lo que quieres saber. Ya te he dicho, no soy bueno con los juegos o las preguntas ambiguas.
—Esto no es un juego, Peter. —Cande y Luca intercambian una mirada en el asiento delantero. Juro que puedo sentir la adrenalina disparada a través de mi torrente sanguíneo. El corazón  martilleando, las manos temblando—. Vi una foto de ella y tú. En la cama.
Candela se da toda la vuelta en su asiento, con los ojos disparando llamas. Luca le pone la mano en la pierna y tienen una feroz conversación de bajo nivel. Creo que está diciéndole que se mantenga al margen y ella le dice dónde puede ponerse esa recomendación.
—¿Qué? —dice Peter, pero no le contesto o le doy más detalles. Él está maldiciendo, pero no a mí, él tiene el receptor a cierta distancia de su boca—- ¿Dónde has visto esa foto?
—El teléfono de Pablo.
Hay una larga pausa. —El teléfono de Pablo. —dice.
—Sí.
—Envíamelo a mí.
—No puedo.
—¿Por qué no?
—La elimino.
—Bueno, es eso tan conveniente —Cuando no hay respuesta, suspira—. La, esto no era algo sobre lo que quisiera hablar por teléfono.
Oh, Dios mío. Cuelgo. No puedo hacer esto. Esperando que el teléfono se apague, me muerdo el labio y lucho con las lágrimas inútiles. Cande me alcanza con su mano izquierda, la que agarro y mantengo en un aferre cementado todo el camino hasta su casa.
***
Can y Luca hicieron todo lo posible para apartar mis pensamientos de mi desastrosa vida amorosa, pero mi cerebro tiene una especie de tres strikes y estas mentalmente fuera de todo el asunto, y Peter es el tercer strike.
Con Pablo, yo estaba demasiado fascinada por su súper-celebridad para embarcarme en cualquier tipo de relación de igualdad, si es que él, aun quería una relación. Pablo Martinez era ese tipo en las portadas de revistas y carteles de películas. El tipo con páginas y páginas de imágenes en la web.
Marcus era un rebote, puro y simple. Un intento de algo "normal." Pensé que era alguien con quien podríamos ser amigos en primer lugar. Un hombre de teatro, como yo. La única cosa buena de esa relación fue que no estaba del todo metida con él, así que fue fácil de superar.
Peter simplemente pasa a través de todo. Confié él. Todavía quiero hacerlo.
Después de la pizza y mini-golf, Lucanos dejó en casa de Can. Fui dentro y ayudé a la señora Vetrano a hacer galletas, mientras que Can y Luca se dicen adiós, durante media hora, en el Jeep, hasta que su papá hace gestos con las luces de la calzada, prendiéndolas y apagándolas una docena de veces.
Entra como una brisa, unos minutos más tarde. —Gracias, papá ¡Nos sentimos como si estuviéramos en una nave! Conseguiré palos luminosos para el próximo fin de semana.
Él gruñe y pisa fuerte arriba.
Cande y yo vemos nuestra película favorita, La Historia de Philadelphia, lo que siempre es bueno para una distracción a corto plazo, por que Kathryn Hepburn y Cary Grant pueden apartar de mi mente cualquier cosa, incluso si la hemos visto cincuenta veces. Candela es vehementemente del equipo Jimmy Stewart, por lo que tenemos una larga historia de buenos argumentos durante y después.
Esta noche, decidí que lo que Tracy Lord (Hepburn) realmente necesitaba era un tiempo a solas.
—No es un concepto tradicionalmente admirado en las comedias románticas o, seamos sinceras, en la vida real. —dice Can, señalando con un Twizzler.
—Eso es cierto. —respondí con la voz del padre de Can, que intenta relacionarse con sus hijos, recogiendo su jerga. El hecho de que siempre esta cinco años detrás de la curva (y que utiliza la palabra jerga) arruina más o menos el efecto. Nosotras chocamos los puños antes de disolvernos en risas ahogadas.
Después de que la película ha terminado, nos acostamos en la oscuridad, como lo hemos hecho cientos de veces antes.
—¿Por qué le colgaste, si él estaba a punto de decirte la verdad acerca de ella? —Entre nosotras, Candela enlaza su mano con la mía.
—Supongo que no estaba dispuesta a escucharlo confesarlo.
—Así que estás esperando una confesión.
Vuelvo la cabeza y la miró. —¿Qué más le sigue a esas palabras? Yo no quería hablar de esto por teléfono.
Mi voz se quiebra.
Héctor salta sobre la cama entonces, caminando sobre nuestras manos cruzadas y dejándose caer entre nuestros hombros, ronroneando y amansado mi bíceps con sus patas como bolas de algodón.
—Y el miércoles, cuando hablé con él acerca de mudarme a Nueva York lo antes posible y conseguir un apartamento. No parecía pensar que era una buena idea.
Oigo el ceño fruncido en su voz. —¿Por qué no?
—Dijo algo acerca de tener una experiencia universitaria normal... y luego Paula entró en su habitación, llevaba una bata de baño de tamaño para un niño pequeño, pidiendo ayuda escoger qué top de gatita sexy debía llevar a la fiesta que irían juntos. —Me muerdo el labio. Estoy cabreada. No voy a llorar—. Todo parece conectado ahora. Y me siento como un idiota.
Candela se apoya en el codo para que pueda ver su cara sobre los montículos de la piel blanca de Héctor. —No hay razón para que te sientas como una idiota.
—Sí, la hay. —No voy a empezar a chillar, pero eso no evita que las lágrimas goteen. Se filtran en mí pelo mientras miro a sus ojos preocupados—. Soy una idiota porque todavía quiero confiar en él. Mis instintos están gritándome que debo confiar en él.
Cande frunce sus labios y se acuesta, todavía tomando mi mano, como lo hemos estado haciendo desde que teníamos cinco años. —Guau. Eso apesta.
—Sí.

5 comentarios:

  1. K confíe.
    Con todo lo k han vivido no puede tirarlo todo x la borda ,hasta k Peter le explique.
    Igual espero k Peter sea quien vaya a visitarla, y le aclare,pero yaaaaaaaaaaa mismo.

    ResponderEliminar
  2. massssssssssss pero peter tiene que ir a verla y aclarar todo con ella de una buena vez

    ResponderEliminar
  3. No no y no como no se dan cuenta !!!! Ahhhhh!!! Odio a paula y pablo!! Necesito más! !!

    ResponderEliminar
  4. Me imagino q peter no la llamo xq esta en el avión directo a lo de lali o puede hacer una parada para pegarle a poli y a paula y seguir a lo de lali. Mass!!

    ResponderEliminar