Peter
A Cara le da un ataque de risa cuando me
ve en mi traje de graduación y ni siquiera me he puesto el birrete
todavía. Niego con la cabeza mientras se derrumba en el último escalón, cayendo
boca abajo y riendo como cuando Brynn le hace cosquillas. Por último, se
detiene el tiempo suficiente para decirme que me parezco a Cenicienta,
antes de que se deslía en otra ronda de risas sin reservas.
—Ella tiene un punto, Pitt. —dice
Cassie, haciendo malabares con Caleb—. Estás rompiendo récord con ese
vestido de graduación en satén azul bebé.
Cara golpea el escalón de madera con su
pequeña mano, riendo a carcajadas. Tengo miedo de ponerme el
birrete y borla frente a ella, porque podría perder la capacidad de respirar. Mamá insiste, sin embargo, porque la
ceremonia es al aire libre y, a menos que ella lo fije de antemano, una
ráfaga de viento podría enviarlo a volar.
Una vez que el birrete está adherido a
mi cabeza, Cara está fuera de sí por otros cinco minutos, y me pregunto cómo va a
reaccionar cuando se enfrente a varios miles de licenciados en birretes azules
claros y vestidos.
Los ojos de Paula están brillando, y
por una fracción de segundo me doy cuenta de lo raro que es verla libre de
su cinismo reservado. Parece como que fuera la última persona en la tierra que
se censuraría a sí misma, cuando en realidad, eso es todo lo que hace.
Unas horas más y una larga, extrañamente
estimulante, ceremonia más tarde, le escribo a Lali para decirle
que soy un graduado oficial de la universidad.
Programamos un rato en Skype, más
temprano debido a la fiesta de graduación hoy en la noche y a su vuelo
desde Sacramento hasta Burbank mañana por la mañana. Ninguno de los dos
mencionó el hecho de que Paula será reconocida por todos en la fiesta,
conociendo a mis amigos de la escuela y posiblemente incitando a más fotos e
historias de la fábrica de rumores.
***
—Así que... ¿Me veo más inteligente como un graduado de la universidad? ¿O por lo menos más
caliente? —Deslizo las manos sobre la camiseta Columbia azul clara antes de
arremangarme en una camisa a cuadros, dejándola abierta sobre la
camiseta y dejándome caer en la silla del escritorio. Inclino el monitor de manera
que la cara de Lali se ve mejor.
Ella se ríe y me mira más.
—Definitivamente ambos. Me gusta el azul bebé en ti. No creo jamás haberte visto
en ese color.
—Tiendo a preferir el negro.
—Deberías conocer a Cande. El noventa
por ciento de su guardarropa es negro. —Muerde su labio por un momento.
Ha estado un poco pensativa los últimos días, cuando hablamos, y me
encuentro deseando conocerla mejor, para así saber si está preocupada o
molesta, o si simplemente tiene algo en mente.
—Definitivamente necesito conocer a
Candela. —Le digo. El que ella quiera que conozca a su amiga de la infancia,
la mejor amiga, la amiga como-una- hermana es el equivalente de yo
llevándola a conocer a Cassie.
—Tal vez después del estreno…
—Estaba pensando…
Los dos nos detenemos. —Adelante. —La
insto, esperando que me lo dirá—. ¿Qué estabas pensando?
Ella suspira y mira hacia abajo,
probablemente jugando con sus uñas, algo que hace cuando está nerviosa.
—Estaba pensando que podría... tal
vez... —Suspira, y espero. Termina de soltarlo, Lali. Sólo dime.
—¿Cómo te sentirías si me mudo a Nueva
York antes de tiempo? ¿Al igual que, antes de que finalice el verano?
Mi respuesta viene en un apuro,
incontenible.
—Me encantaría eso.—Trato de mantener la calma, como si estuviéramos hablando de alguna cosa
mundana en relación a negocios—. ¿Qué tan antes estamos hablando? —La
estoy imaginando aquí, en mi ciudad, en todos los lugares que, hace cinco
minutos, sólo eran puntos de referencia familiares de mi vida.
Se encoge de hombros. —No lo sé. ¿Tal
vez el próximo mes? No sé cuánto tiempo tardaría en encontrar un
apartamento...
Casi le digo que puedo empezar a buscar
mañana. Esta noche. Al diablo la fiesta.
Pero entonces recuerdo retazos de
nuestras conversaciones, acerca de su deseo de hacer las cosas normales de
chicas, y me pregunto si conseguir un apartamento tiene mucho que ver conmigo.
No quiero que renuncie a una sola cosa que quiera o necesita, porque ha
tenido que hacerlo durante demasiado tiempo. Me trago mi emoción egoísta y
digo: —¿Pensé que estabas decidida a vivir toda la experiencia de los
dormitorios?
Un ligero pliegue empaña su frente.
—Dado que la Universidad de Nueva York realmente no tiene un campus, los
dormitorios están en todo Manhattan de todos modos. Pensé que tener mi
propio apartamento sería más privado... — Esto es por mi culpa. Debido a
nosotros—. ¿No estás de acuerdo?
Mi Peter interior está rugiendo sólo di
que “Sí, estoy de acuerdo,” idiota, pero aparto lo que yo deseo a un
lado. Lo que yo quiero, no importa.
Esta es su experiencia universitaria.
Sólo lo hará una vez, y entonces habrá terminado. Después de graduarme hoy, sé
esto. Cara nació dos meses antes de empezar la universidad, así que ni
siquiera he considerado salir de casa. Tuve suerte de que mi casa fuera en Nueva
York, y mi expediente académico me metió en la escuela de la Ivy League que
quería asistir.
—No sé, Lali. —Fuerzo una expresión
contemplativa en mi rostro—. Definitivamente deberías pensar en esto.
Incluso si los dormitorios no están agrupados en un campus tradicional, hay
sesiones de estudio durante toda la noche, peleas de almohadas en los
pasillos, peleas con los compañeros de habitación, alguien a escondidas con un
barril para una fiesta de piso… los componentes esenciales de la experiencia
universitaria completa. —Sonrío, pero sus ojos están mirando el suelo de nuevo
y ella no lo ve.
—Oh.
Hay un golpeteo en mi puerta y cuando
miro hacia arriba, Paula está de pie en la puerta sosteniendo dos tops en
perchas. Podría haber jurado que había cerrado la puerta del todo, pero
debo haberla dejado entreabierta.
—Oye, necesito tu ayuda para escoger lo
que quieres que me ponga esta noche. —Ella mira a la pantalla en
frente de mí—. ¡Oh, Lali! Oh, mierda, estoy interrumpiendo totalmente… ¡Lo
siento!
Lali parpadea, mirando a Paula, quien,
seguramente, aparece detrás de mí ahora en su pantalla.
—Es lo mismo que me des tu opinión, ya
que estás casi como aquí. ¿Qué piensas… de este? —Ella sostiene un
suéter de cachemir manga corta, púrpura oscuro, dejando al descubierto la
clavícula—. ¿O este? —Pasa a un top azul bebé sedoso a juego con sus ojos y la
camiseta que llevo.
Lali se aclara la garganta. —Es una
fiesta de graduación de Columbia, por lo que el azul, supongo.
—¡Oh, tienes tanta razón! —Se vuelve
hacia mí, con sus dedos vagando por mi pecho—. Y coordina con lo que
llevas puesto, Peter. —El brillo en sus ojos de hace un rato, se ha ido.
Sus escudos están de vuelta. No podía
haber sabido que estaba en Skype con Lali ahora, o pensaría que planeó
esta interrupción.
—Voy a estar lista como en, media hora.
—Se da vuelta para irse y veo que está usando una bata de baño
minúscula que apenas cubre su trasero.
Me giro de nuevo a Lali, cuyos ojos
están en la retirada de Paula, apenas vestida en la parte trasera. —Me
estoy preparando para salir con Cande, así que debería estar lista también.
—dice ella.
Habíamos planeado hablar durante media
hora, hasta que ya fuera hora de que me vaya. Está claramente molesta,
y la aparición prematura de Paula en mi habitación, vestida con una bata
minúscula tiene que ser la razón.
Aprieto la mandíbula. Mañana, Paula estará de regreso en Los Ángeles, y Lali, volverá a casa de su última
interacción con Pablo, por esta semana. Todo se arreglará.
—Que te diviertas con Cande. —Ofrezco, y
asiente con la cabeza.
—Disfruta de la fiesta. Hablamos mañana.
—Su sonrisa parece forzada, y antes de que pueda decir un buen adiós,
se desconecta.
***
—Así que ustedes son pareja, ¿eh?
—Daniel me da una cerveza y choca su botella con la mía. La mitad de los
ojos en la habitación siguen a Paula, mientras se abre paso entre la multitud
en su camino hacia el cuarto de baño.
Echo un vistazo en su dirección y de
vuelta a él. —No, no lo somos.
Él arquea una ceja. —Amigo. ¿Le has
dicho eso a ella? No sería eso incómodo.
—Innecesario. Hemos sido buenos amigos
desde hace varios años. Nunca ha sido así.
El compañero de habitación de Daniel
conversa con él acerca de una competencia de cerveza, mientras pienso
en Lali, deseando que ella estuviera aquí conmigo en vez de Paula. Esa línea
de pensamiento me hace sentir culpable. Paula está tomándose tiempo
de su vida para servirme de apoyo, y debería ser más agradecido. Observo la
abertura del pasillo por donde desapareció. Ha tomado un par de
cervezas, pero parece estar bien.
Cuando vuelve a aparecer, varias chicas
la detienen, y en pocos segundos está luciendo su genial rostro de
hablando-a-los-fans.
—¿Nunca? —Daniel la está mirando otra
vez, no lo culpo.
Paula es una muchacha hermosa. Sus ojos
me encuentran entonces, y ella sonríe una disculpa antes de volver
a sus fans.
—¿Estás seguro de eso? —Añade. Pau no
ha dejado mi lado durante mucho tiempo esta noche, lo que atribuyo
al hecho de que no conoce a nadie más aquí.
No contesto, porque Daniel no está
escuchando realmente.
Lleva la misma expresión hechizada que
he visto en los chicos un centenar de veces. Algunos con los que
va a jugar, algunos con los que no lo hará, pero a ninguno de ellos alguna vez
le ha importado lo suficiente. Intento, sin éxito, reprimir una sonrisa
cuando Daniel se separa de mí y
merodea más cerca. Es un buen sujeto,
pero no para ella. Paula necesita a alguien más grande que la vida.
Más grande que su vida, sin duda.
Necesita un hombre que pueda ver a través de esa fachada fascinante de
ella, verla como lo que es, y aceptarla.
Paula
Peter ha mantenido su vista en mí toda
la noche, pero cada vez que algún hombre golpea en mí y yo
le envío una mirada telepática, oh hermano, parece
divertido. La diversión no es mi
reacción preferida no desde que lo vi
perder su mierda, mientras observa la sesión de fotos de Pablo y Lali. Esa es la reacción que yo quiero.
Cuando su amigo Daniel se une a las
chicas que me reconocieron de Life’s a Beach , le doy la bienvenida a
la interrupción. Tengo pasados diez minutos de escuchar a las tres hablar de
mi alter ego, Kristen Wells, como si fuera una persona real, llegando tan
lejos como para pedirme disculpas a mí, cuando uno de ellos se refiere a ella
como una perra. La gente siempre piensa que Kristen es una perra, porque ella
era intrigante, manipuladora, y dispuesta
a hacer lo que sea para obtener el chico
o el trabajo que quería. Así que sí, un poco como yo.
Me encantaría decir: —¿Te das cuenta que
es un personaje de ficción? ¿Verdad? No soy en realidad ella.
Pero no. Mi carrera esta compuesta de llevar
los personajes de ficción a la vida, por lo que me encojo de hombros y
rio tenuemente.
—Hola. Soy amigo de Peter, Daniel.
—Encantador y confiado, saca la mano—. Y tú debes ser la amiga de
Peter,Paula.
Yo le doy mi mano con una sonrisa. —Lo
soy.
Sus ojos color avellana se pegan a los
míos, lo que me dice que ya se ha tomado el tiempo para examinarme de la
cabeza a los pies antes de acercarse. Su cabello rubio fresa es
totalmente de estilo recién levantado, y cuando se acerca más, percibo el masculino
olor de su colonia.
—Bueno, Paula, parece que podrías beber
otra cerveza.
Mi evaluación de cinco segundos: es que
este chico ha pasado cuatro años destrozando muchachas, como cintas
de línea de meta.
—Daniel, grosero. ¡Estamos hablando con
ella! —Una de las chicas le golpea en el brazo, a la ligera. iMra
hacia él, más intensamente de lo que debería. Daría cualquier cosa para que
la mire, como me está mirando a mí.
Aww, cariño. No va a suceder. Los chicos
no se despiertan de repente un día y se interesan en las chicas que
nunca se habían fijado antes. A menos que estés viendo una comedia o la película
de la semana.
—Sí, Daniel, ¿Siquiera sabes quién es?
—Uno de los otros resopla—. Se trata de Paula Recca. Ella fue
Kristen en Life´s a Beach. Probablemente ni siquiera sabes que es.
—Claro que sí. Ella me hizo sentir celos
de todas las víctimas de ahogamientos en ese programa.
Puntos para Daniel. Casi.
—¿Incluso de cuando Xavier le dio
respiración boca a boca? —Le pregunto, arqueando una ceja. (Xavier:
mi hermoso compañero de reparto, que, por desgracia, me demostró que la
analogía de las manos grandes, no necesariamente es cierta.)
Daniel refleja mi sonrisa de listilla.
—No. Tan caliente como Xavier era, su
técnica de boca a boca carece de alguna cosa crucial, que no podría
precisar. —Sus ojos giraron hacia mi boca y espalda—. Vamos a conseguirte esa
cerveza.
Tomando mi mano, se dirige a la cocina.
Echo un vistazo por la habitación donde Peter se mantiene
rodeado por un grupo nuevo de amigos. Está mirando. Ruedo los ojos, y
él sonríe y rueda los suyos en respuesta. Ni un indicio de celos se
cruza en su cara.
Maldita sea.
***
Cuando el taxi nos dejó, a Peter y a
mí, en la puerta de su casa, eran casi las 3:00 a.m. En el interior, el
gato de Cara era el único despierto, y empezó a maullar como una pequeña sirena
al momento en que estuvo la puerta abierta.
—Fideos, ¡Shhh! —dice Peter, lo que es
ignorado. Para que se callara y detuviera su sinuoso andar alrededor de
sus piernas, Peter le da un bocado antes de que subiéramos en punta de pies
las escaleras.
Tiro de él a la habitación de huéspedes
conmigo. —Estoy totalmente cabreada. Ven y siéntate a hablar.
Se
saca sus zapatos y se desploma sobre la cama, inclinado sobre las almohadas. Me deslizo fuera de mis
tacones, retiro mis pendientes y deslizo las pulseras fuera de mis brazos.
—Así que. ¿Daniel? —Pregunta.
—Jugador total. —Levantando y bajando un
hombro, desecho cualquier pensamiento de Daniel.
Pitt se ríe. —Sí. Pero pensé que te
gustaba eso a veces.
Me giro hacia él. —Estoy cada vez más
fuera de esa fase.
Cuando empiezo a desabrochar la blusa,
aparta la mirada.
—Yo debería irme a la cama, supongo.
—Comenzó a levantarse de la cama. Este no es un problema que habría
tenido con Daniel.
—No, quédate. Sólo estoy quitándome este
incómodo material. Yo confió en ti.
—Um. Muy bien. —Cierra los ojos, inclina
la cabeza hacia atrás de nuevo y cruza las manos sobre su abdomen
totalmente plano. Me quito la camisa, sin prisas y frente a él, deslizando botones
de los ojales como si me estuviese mirando, como yo deseo que me vea.
Deseando que abra los ojos, dejé que el sedoso tejido susurre sobre mis hombros,
dejándolos al descubierto, y tiré la camisa en el suelo. Un momento después,
el sujetador azul hielo le siguió. De pie a escasos tres metros, estoy usando
nada más que una minifalda. No hay
respuesta, no hay movimiento, nada.
Obviamente, ni siquiera estaba espiando.
Me quito todo, el susurro de telas
cuando me deslizo fuera de la falda. Deliberante, estoy inmóvil. Y
luego, inexplicablemente, no estoy lo suficientemente segura
de cual será
su reacción si
abre sus ojos. Mierda. Nunca me preocupé acerca
de esto.
La seducción es una maniobra estratégica
en la que sobresalgo. Excepto con Peter.
Saco un camisón corto de mi maleta y me
la pongo.
—Todo bien, —Le digo, pero él no se
mueve. Acercándome, veo que se ha dormido. Tan cuidadosamente como me es
posible, me acurruco a su lado. Su brazo se curva alrededor de mí, pero no
se despierta.
—Lali. —Susurra. Fantástico. Él cree que
yo soy ella. Y yo soy lo suficientemente patética como para
quedarme aquí y aceptar eso. Por primera vez en el último mes, se me ocurre que
puedo no tener éxito. Una vez que el estreno concluya, la necesidad de
pretender un romance entre Pablo y Lali va a desaparecer.
Nada se interpondrá en el camino de Lali y Peter, estableciendo una relación que pone en peligro todo lo que
quiero.
He conocido a Peter durante cuatro
malditos años. Me pertenece a mí, y me importa una mierda como suene eso.
No puedo perderlo ahora, y voy a hacer todo lo que tenga que hacer para
asegurarme de que no lo haga.
La luz de la farola a las afueras de la
esquina es brillante, bloqueada por las persianas oscuras, a excepción de
las rayas diminutas que se sitúan sobre la tela que cubre nuestros cuerpos. Las
trazo con los dedos, llegando al final de mí, trazándolas en Pitt. Arriba.
Abajo. De nuevo. Y luego me deslizo hasta el final de la cama y encuentro mi bolsa
en la oscuridad, buscando en ella mi teléfono. Después de abrir las persianas
de manera que hagan más amplias las franjas de luz en la cama y a través de
Peter, subí de nuevo a su lado y puse mi cabeza en su hombro, nuestras cara se
volvieron ligeramente uno hacia al otro.
—Mmm. —Murmura, sus brazos tirando de mí
más cerca. Antes de que pueda cambiar de opinión, hago clic en
la cámara del teléfono. Tuve que tomar tres imágenes para conseguir una
bastante clara. Es difusa, pero servirá.
Yo: NO le pases esto a ella, sólo
muéstrasela, y luego elimínalo. De esa manera no tendrá pruebas.
Pablo: Finalmente lo atrapaste, ¿No?
Yo: Ya te dije que no se trata de eso.
Pablo: Sin embargo, no me enviaste una
foto de ustedes dos inmersos en una conversación
Yo: Cállate.Pido a quien esta comentando con mala onda, que no lo haga. NADIE les obliga a leerlo y si se me pasa algun nombre PERDON SOY HUMANA!!
Va con la mejor onda eh!!
Besos
Lunis ♥
Peter es mas inocente q winhy the pooh! Como no se da cta q es una yegua paula!! Los odio a los dos. Ojala se den cta! Me encanta la noveeee.. subi uno mas hoy xfi..
ResponderEliminarBelu
la novela se volvio muy monotona y aburrida. Además de poner al hombre en el rol de culpable y a la mujer de inocente, para variar.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarIncreíble,no se k leen algun@s comentaristas.
ResponderEliminarPeter sigue siendo un inocentón,pero mira k es torpe,quedarse dormido allí ,en la k es la habitación d Paula en estos días.
Espero k se de cuenta cuando salga a la luz esa foto ,xk x mucho k la quieran borrar,se dará k hablen Peter y Lali sobre ella en algún momento ,y la única k puede sacarla sería Paula,xk es en la casa d él.
Paula d inocente no tiene nada,es fría y calculadora.
me encanta la novelaaaaaaaaa es fantasticaaaaaaaaaaaaa, besos
ResponderEliminarEs un reverendo estúpido y ella es un yegua!! La odio!! Nome gusta lo que viene :'(
ResponderEliminarMaaas
ResponderEliminarPaula q hdp, lali no puede caer en los trucos de paula!
Peter como ouede ser taaan bobo!
masssssssssssss
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