lunes, 21 de julio de 2014

"Toda la noche con el jefe"


CAPITULO 02
Su propósito de salir al balcón estaba siendo saboteado. Apartó la cabeza y decidió reiterar su posición.
—Ya te he dicho que no hace falta que te molestes.
—No es ninguna molestia.
Estaba observándola intensamente. Lali se cruzó de piernas y comenzó a balancear el pie en el aire.
—No es como me lo había imaginado.
— ¿Quién? ¿Peter?
—Sí. Pensé que sería más alto y aparente —no podía dejar de pensar en el hombre que tenía al lado. El sí era aparente. Fue plenamente consciente de cómo su rodilla le rozaba la pierna. Debía de haberse acercado. Ella se apartó más y volvió a cruzar las piernas.
— ¿Por qué? ¿Cómo te lo describió Rocío?
—Al parecer es como un regalo divino —aliviada por la distracción, Lali se rió y enumeró los rasgos con los dedos—. Alto, moreno, guapo, un gran cuerpo, un jefe exigente pero al que todos admiran... Suena demasiado bueno para ser cierto, ¿verdad? Ésa es la versión de Rochi, claro. Pero el remate es, y cito textualmente: «Cuando te mira, es como si fueras la única persona en el mundo. Tiene unos ojos increíbles».
Entonces miró a Poli. No podía verle los ojos con claridad. Era imposible distinguir el color en la sombra. Rochi no se los había descrito; había insistido más en lo divertido que era. Lali tenía la sensación de que sería más que divertido, y eso era peligroso.
Siguió describiendo a Peter.
—Al parecer es difícil de cazar. Por lo que cuentan, nunca ha tenido el más mínimo escarceo con nadie del trabajo.
— ¿Y eso hace que sea difícil de cazar?
—Bueno, ya sabes cómo es este lugar; todos van detrás de todos —la fama de flirteo de la consultoría en la que trabajaba era legendaria. Estaba poblada por unos cuarenta y cinco especímenes, todos atléticos, artísticos, inteligentes y atractivos; la diversión después del trabajo estaba garantizada.
—No es tan malo, ¿verdad?
—No, probablemente no —dijo ella—, Pero lo parece. Son todos flirteos sorprendentes. Las aventuras en el trabajo nunca acaban bien. Es demasiado complicado —complicado era quedarse corta; algo que ella sabía bien gracias a Benjamín—. Y con Rochi intentando emparejarme contigo...
— ¿Y qué dijo al respecto? —preguntó él.
Lali lo miró y optó por la verdad.
—Que eras un jugador atractivo que sabe cómo hacer que una chica lo pase bien —Lali sintió una punzada de culpabilidad al repetir la descripción de Rochi tan burlonamente, aunque su amiga lo había dicho como un cumplido y, francamente, tal como iban las cosas, tenía toda la razón.
— ¿Y tú eres una chica qué necesita pasárselo bien?
—Obviamente Rochi lo cree así —contestó ella con una risa sarcástica—. Pero la verdad es que no. Cuando quiera pasarlo bien, me buscaré diversión, pero gracias de todos modos. Estaba preocupada por ti porque no has salido con nadie en los últimos dos meses. Pensó que seriamos fantásticos el uno para el otro.
— ¿Tú tampoco has salido con nadie últimamente?
Lali había estado pensando en ella; el problema era que la única gente que conocía eran compañeros de trabajo y, después de lo de Benjamín, no se permitiría tal cosa. Precisamente era la razón por la que Rochi quería emparejarla con Pablo para una aventura de despedida antes de que ella abandonara el país. Pero Lali estaba segura de que lo último que necesitaba era salir con un galán experimentado. Jugar con fuego siendo ella una advenediza sólo podía acabar en desastre.
Cuando apareciese una persona segura, se tomaría las cosas con calma.
Ese hombre no era seguro. Tenía la rodilla presionada contra su pierna de nuevo, podía sentir el calor. De pronto tuvo el deseo de sentarse más cerca, de sentir toda su pierna, no sólo la rodilla.
Pensó que aquello sería cálido. ¿Pero a quién quería engañar? Sería caliente. Él pareció leerle el pensamiento.
— ¿Tienes frío? Llevamos aquí fuera un rato.
Lali negó con la cabeza y dijo:
—Estoy bien. Pero no quiero entretenerte, si quieres volver dentro —añadió con la esperanza de librarse de él y, al mismo tiempo, deseando que se quedara. Era sorprendente, y tenía que admitir que se lo estaba pasando bien con él. No había nada de malo en flirtear un poco.
—No, estoy bien aquí. Es bastante refrescante. ¿Qué estás bebiendo, por cierto?
—No estoy muy segura —contestó ella observando su copa—. Creo que es algo con sabor a manzana.
— ¿Un alcopop?
—Está bueno. Es dulce.
—Y también es letal si te lo bebes demasiado deprisa. ¿Cuántos te has tomado?
—Éste es el segundo.
— ¿Y has cenado?
Lali se giró para mirarlo de frente, tocándole las rodillas con las suyas. Ignoró el escalofrío que sintió en los muslos y el perverso deseo de separar las piernas. Echó la cabeza hacia atrás y lo desafió.
— ¿Pretendes invitarme o insinúas que estoy borracha? En cualquier caso, la respuesta es «no».
Él se giró y se inclinó hacia delante, mirándola fijamente. Lali tragó saliva; la luz de la ventana iluminaba su cara y, por primera vez, pudo observarlo correctamente. Se fijó en su mandíbula fuerte y su nariz recta, pero fueron sus ojos los que captaron su atención. Eran de un increíble verde esmeralda. Se quedó mirándolos; nunca había visto unos ojos así. Pasaron unos segundos hasta que se acordó de parpadear.
— ¿De verdad? —preguntó él con una sonrisa pícara.
Fascinada, Lali observó cómo arqueaba los labios hacia arriba. Eran unos labios gruesos y tentadores. Fue consciente de que se había inclinado más hacia él, así que se apartó y miró de nuevo hacia la ventana. Tal vez sí estuviera un poco borracha; desde luego se sentía un poco mareada. Imposible. No había bebido mucho, así que tenía que ser la falta de comida.
—Sí —contestó ella con aspereza—. Y no pienses que puedes avasallarme para tener una cita por lo que te haya dicho Rochi.
Él se inclinó hacia delante en el asiento y se llevó las manos a la cabeza riéndose.
—Oh, para —dijo ella—. No ha sido tan divertido... Estás insistiendo demasiado, y ya te he dicho que no tiene sentido.
No dejó de reírse, y Lali comenzó a preguntarse si habría algo en la broma que se estuviese perdiendo. Parecía encontrarla demasiado divertida. Y ella empezaba a sentir frío, experimentando deseos que tenía que controlar. Deseos de acercarse a un tipo del que sabía que le gustaba jugar. Haciendo un llamamiento a su dignidad, se puso en pie.
— ¿Vas a volver ahí dentro a divertirte? —preguntó él, levantándose también.
Entonces se dio cuenta de lo alto que era. Ella no era baja, y con los tacones medía casi uno ochenta, pero aun así él le sacaba unos cinco centímetros. Tuvo que levantar la cabeza para mirar aquellos fabulosos ojos verdes. Al ver cómo él la observaba, inmediatamente supo que lo mejor sería apartar la mirada.
—De hecho, creo que voy a irme a casa...
—Buena idea —contestó él.
Lali volvió a mirarlo. No parecía arrogante pero aun así ella se puso en guardia. Tenía que alejarse de allí. No, tenía que alejarse de él. ¿Acaso había subestimado la habilidad de Rochi como casamentera? el tipo hacía que se le acelerase el pulso.

— Ha sido un placer conocerte por fin, Poli. Buenas noches —dijo educadamente y, sin pensar, estiró la mano para estrechársela. En cuanto sus manos se juntaron, se dio cuenta de su error. El contacto físico le produjo un torrente de electricidad que subió por el brazo hasta el corazón, provocándole un vuelco. Su mano era firme. Su piel, cálida y seca. Otro escalofrío recorrió su cuerpo, y los dos se quedaron ahí, mirándose el uno al otro. Se le aceleró el pulso y sintió la excitación en el estómago. Observó su mirada picara y apartó la mano al instante. Murmuró una breve despedida y se dirigió hacia la puerta.


Les cuento lo que voy a hacer con esta nove:
La voy a publicar solo de lunes a viernes. Sábado y Domingo no.
Espero que la disfruten!! =)

Besos
Lunis♥

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