lunes, 7 de julio de 2014

"Entre lineas" capitulo 58


Peter
Las primeras escenas en el estudio—el diseño: un salón de clases estilizado. Todos están maquillados, con sus cabellos como modelos de pasarela, y con ropa de marcas exclusivas ajustadas en nosotros con clips y alfileres—si las personas tuvieran una vista 360 de nosotros, luciríamos muchísimo más tontos.
Como la escena en Austin, la mayoría de las fotos son de Pablo y Lali, separados o juntos. El cabello de Lali se encuentra muy arreglado y peinado, y puedo darme cuenta cuánto lo odia por la mueca de su boca y la manera en que inclina la cabeza. Sus ojos están delineados y con sombra, sus labios llenos, y parece más de veintiocho, que de dieciocho. Sé que odia esto también, aunque se ve hermosa. No tan hermosa como cuando me levanté esta mañana
con su rostro acurrucado contra mi pecho, pero hermosa de otra manera— agresivamente sexy. El fotógrafo la tiene mordiendo el collar de perlas que tiene alrededor de su cuello, lo que invoca el recuerdo de ella mordiendo mi lóbulo anoche.
Nunca en mi vida había repasado tantas estadísticas deportivas en mi cabeza con tanta frecuencia. No sabía que conocía tantas estadísticas deportivas.
El promedio de bateo de José Reyes se convierte en innecesariamente lo único que pienso durante los siguientes minutos, cuando Pablo acompaña a Lali e intento prepararme psicológicamente para las posiciones en las que están por ser puestos. Lo han vestido con un traje azul marino de rayas, una camisa blanca y una corbata roja suelta. A su lado, el conjunto de Lali es un complemento elegante—un muy corto, muy ajustado, vestido rojo sin tirantes,
el cual debe sostener más fuerte alrededor de su cuerpo entre tomas, hasta que el asistente del fotógrafo lo ajusta detrás de su espalda.
¿Por qué los fotógrafos insisten en sentarla en sus piernas?
El tipo de Vanity Fair la tiene envolviendo sus piernas alrededor de él, aunque su postura grita lo incómoda que está. Ahora, se encuentra sentada en sus piernas con los brazos alrededor de su cintura, y luego la inclina hacia atrás como si estuviese a punto de besarla. Todo mi cuerpo se encuentra rígido.
Las audibles instrucciones del fotógrafo negarían esto si yo no lo estuviera imaginando—si no supiera—que lo habían hecho antes, en privado. Toda la ilusión de que estoy manteniendo esto bajo control se hace añicos cuando Paula se me acerca, con sus cejas juntas y murmura—: ¿Te encuentras bien?
Asiento, fracasando al mostrarme inafectado, mientras Pablo levanta a Lali y la gira para que lo mire, mientras se sienta en una de sus piernas. Sus brazos se aprietan a su alrededor, su cabeza en su hombro desnudo, sus rostros juntos mientras el fotógrafo toma fotos, balbuceando palabras como sexy, caliente y bebé. ¿Esta sesión de fotos es para una película PG-1316 o una publicidad para un servicio lujoso de acompañantes?
Los ojos de Lali me encuentran y su mirada de inmediato baja hasta mi muslo, donde se encuentra la mano de Paula. La mira fijamente, confundida, con su ceño fruncido, hasta que el fotógrafo, en un irritado quejido le pregunta que por qué frunce el ceño, y quita la vista de mi pierna.
Me encuentro al rojo vivo desde la cabeza hasta mis dedos, viendo cómo las manos de Pablo acarician su cuerpo, como si pertenecieran allí, y ella se molesta porque la mano de Paula se encontraba tranquilamente en mi pierna.
Supongo que uno podría discutir que no había ningún fotógrafo ordenando la posición de la mano de Paula. Poniéndola en su propia rodilla, me levanto y camino hacia la parte de atrás, donde se encuentran las botellas de agua y los bocadillos. Tomo una botella y le quito la tapa, deseando poder derramarla sobre mi cabeza. No es que no confíe en ella. No confío en él. Y no confío en su historia con ella.
—Oye, —dice Pau, apareciendo a mi lado, con una mano en mi espalda, y moviéndola de arriba abajo. Tomo un gran respiro, su tacto me calma—. ¿Qué sucede?
Sacudo la cabeza y me río, girándome y mirándola con una macabra sonrisa. —Nada fuera de lo normal. Sólo odio de verdad las sesiones de fotos. El maquillaje. La mierda en mi pelo. La ropa. —Hago gestos hacia mi traje negro que grita “iglesia” o “funeral”, dependiendo de tu ánimo.
Cualquiera podría adivinar el mío en este momento—al menos Paula definitivamente puede. Espero que sea porque me conoce desde hace mucho tiempo, y no porque esté siendo ridículamente transparente.
Ella inclina su cabeza a un lado un poco, mirando de nuevo hacia Pablo y Lali. No sigo su mirada. Sólo intento respirar mientras Pablo Martinez prácticamente se come a besos a mi novia, en la versión en vivo de las fotos que millones de personas verán. Muchas de esas personas ya piensan que hacen una pareja muy atractiva. Contra todo juicio, miro hacia ellos y obtengo una confirmación de este hecho. Ambos son hermosos. Por supuesto que se ven bien juntos. ¿Cómo no podrían?
—¿Hay algo… entre tú y Lali? —Pregunta Pau, con su sonrisa de LA, como yo la llamo, firmemente en su lugar.
—¿Por qué preguntas? —Pregunto a la defensiva, y ella hace eso de carcajearse en voz baja, todavía sonriéndome.
—Creo que nunca antes había visto al Pitt celoso. —Aprieta uno de mis bíceps y arquea una ceja—. Mmm, bastante macho alfa.
Comienzo a pasar una mano por mi cabello, pero no puedo. El estilo de la escena luce mejor que mi peinado como hecho por un casco de Bill Collins durante la filmación, pero no importa. De todos modos, es intocable.
—Auuugh. —digo, y Paula se carcajea nuevamente.
—Así que Lali y tú, ¿eh? —Elige una botella de agua Perrier de la hielera y mueve sus dedos por los bocadillos, sin elegir nada—. ¿Cuánto tiempo lleva esto?
Sacudo mi cabeza una vez. —No mucho.
El fotógrafo nos llama para fotos grupales, y estoy feliz de terminar esta conversación. Hablar con Paula ha tenido un doble efecto. Estoy menos tenso, pero inmediatamente preocupado por la acusación de ser celoso. ¿Macho alfa?
Dios Santo, no. Mamá y Bryann me sermonearían hasta que mis oídos sangraran. Los hombres posesivos se encontraban primeros en la lista de cosas que despreciar. —Un hombre capaz de sí mismo es lo que una mujer psicológicamente saludable quiere. —Predica mi madre, la psicóloga—. No a algún tipo que de órdenes y castigos, físicos o emocionales, y que desconfíe de todos sus movimientos.
Traía a casa suficientes casos de clientes co-dependientes, y algunos hasta con acosos—dos de los cuales terminaron en crímenes—para asustar a mi hermana y mantenerla lejos de ese tipo de chicos y para asustarme a mí y mantenerme lejos de ese tipo de chicas. Del tipo que quiere—necesita—de novios celosos para probar que valen la pena. Mis ojos están en Lali
mientras habla y se ríe con Ángela y Emilia, y sé que ella no se encuentra en esa categoría.
Comprometida y generosa, sí. Perdonadora también, pienso, mientras veo a Pablo moverse cerca de ella y unirse a la conversación.
Su respuesta a ser sostenida muy fuerte sería una rápida salida. Sus ojos se encuentran con los míos, y dentro de mí todo estalla y canta con placer. Un lento calor comienza en mis entrañas y sé que seguirá creciendo hasta que estemos solos en su habitación de nuevo, el resto del mundo dejará de existir. Hay una línea al borde de la posesividad y ella hace que quiera cruzarla. Estas miradas de tres segundos entre nosotros, refuerza lo que sé. La amo. Todo lo demás—los trucos de mis sentimientos y los de ella en conjunto con todo lo que significa—pueden ser descifrados en su debido tiempo. 
La amo.
Es todo lo que importa, y en este momento, es todo lo que soy.

Paula
Vaya mierda. Esto es más serio de lo que creí. Él podría fácilmente creer que está enamorado de ella.
He puesto demasiados años en esta relación como para perderlo así, por ella. Me importa muchísimo Peter, pero si se hace pareja de ella, lo que tenemos se terminará. Por alguna razón, sé esto. Mi intuición me lo está gritando—que lo estoy perdiendo. Yo puedo ser lo que él quiere. Puedo ser más dulce y suave con él. No tan dura. Dios, estoy cansada de ser tan
intransigentemente dura todo el tiempo.
Si doy un paso atrás y detengo esto ahora, podría estar siempre a su lado como su amiga y confidente, podría convencer a Lali que no soy una amenaza. Podría tener su amistad, que para mí significa muchísimo más de lo que él nunca sabrá.
Pero no. La amistad no es suficiente. Lo quiero. Todo de él. Es exactamente el tipo de chico que necesito, y todo lo que debo hacer es quitar a Lali de en medio y convencer a Peter de que puedo ser lo que necesita. En algún lugar entre RPablo y yo, debe haber suficiente astucia para logar esto. Y si tiene que ser una batalla de todo o nada, entonces que lo sea. No hay tiempo para ser delicados. He mentido en casos muchísimo peores que para ganarme al chico perfecto.

Lali
Salirme de ese pequeño vestido y de los cinco mil alfileres que usaron para que me quedara como un guante me tomó por siempre, así que soy la última en salir del estudio. Tres autos negros están estacionados junto al bordillo, esperando para llevarnos a los nueve de vuelta al
hotel. Paula sube al primer auto después de Agustín y estoy un tanto aliviada, como irritada de mí misma, por estar aliviada de que Peter no esté con ella.
Paula es una fuerza de la naturaleza. Lo último que una chica sensata haría, sería meterse en un tira y afloja con ella por un chico. Peter dice que solo son amigos, y debo confiar en él si planeo que esto funcione. No importa cuán hermosa sea ella. No importa cuán familiares sus toques casuales parezcan. No importa cuántas veces la atrape mirándolo, como si él estuviese en el menú del servicio a la habitación.
Mientras me quedo de pie junto al último auto, buscando con la mirada a Peter lo más disimuladamente posible, alguien dice, “Pssst.” Muerdo mi labio para acallar un grito cuando Peter envuelve mi cintura con su brazo y me arrastra dentro del auto. Emi, que se encuentra hablando con Án a pocos metro, levanta una ceja al yo desaparecer en el asiento trasero, de espaldas. Se inclina para ver quién me sacó de la acera. Cuando ve a Peter, sus ojos me dicen que espere a ser cuestionada sobre esto más tarde.
—Peter, —siseo, riéndome—, me acabas de hacer ver como el indefenso personaje en cada película de terror, que es lo suficientemente estúpido para detenerse justo al lado de la sombría puerta del sótano.
Sonriendo maliciosamente, besa la parte de atrás de mi cuello, retirando su brazo antes de que alguien lo vea. Gracias a Dios por las ventanas opacadas.
—¿Así que tú eres la sacrificable animadora, y yo soy el demonio, u hombre lobo…?
—O el tipo mentalmente inestable con la gran sierra, sí. —Consciente de que tengo que sentarme derecha y mantener mis manos para mi sola antes de que alguien se nos una, presiono mi espalda contra él por un momento, descanso mi cabeza en su hombro y acaricio la superficie de su mano con mis dedos.
—Me preguntaba si querrías ir a ver el Parque Griffith en la mañana. — Su pregunta es hecha en mi oído cuando Ángela se mueve para quedarse de pie junto a la puerta abierta, todavía hablando con Emilia. Voltea su mano y mi dedo índice traza las líneas de su palma—. Tendríamos que irnos temprano para poder volver a tiempo para la segunda sesión.
Asiento. —He estado en Griffith, pero hace muchos años. Mi familia solía hacer excursiones allí.
Los recuerdos de mi excursionismo en Griffith habían sido aumentados con fotos que mis padres tomaban cuando era muy joven. Algunas son de semanas—quizás días—antes de que mamá comenzara a enfermarse. Para ser honesta, no estoy segura si mis recuerdos del Parque Griffith—o de mi madre— sean reales. Casi cada recolección que tengo sobre ella está capturada en película. Quizás los verdaderos recuerdos se esfumaron hace tiempo, suplantados por las fotografías que nunca cambian.
—Si subes lo suficientemente alto, puedes ver todo Hollywood —digo—, Y el letrero.
Mi libro de recortes de cuando era niña contiene una serie de fotos que mamá tomaba de mí, cada año, a sólo pocos días de mi cumpleaños, de pie en el mismo lugar de un inespecífico camino de Griffith. En cada una de éstas, el letrero de Hollywood se encuentra puesto en la montaña como fondo, mi propia tabla de crecimiento personal. En la última, había cumplido seis. Su rápida decaída no le había permitido regresar, y papá, o había olvidado la tradición, o no tenía el corazón para mantenerla.
—Eso es lo que he leído, suena genial. Rentaré un auto y haré que lo traigan alrededor de las, diría, ¿5:30? Podemos empacar termos con café y ver el amanecer. —Toma mi mano en la suya, y sus dedos acarician la parte de arriba de mi brazo. Sus ojos encuentran los míos y sostiene mi mirada—. A menos que ir allá sea muy doloroso para ti.
Sacudo al cabeza, torciendo una y otra vez la sortija de mi madre alrededor de mi dedo. —No. Me gustaría ir contigo.
Cuando Án comienza a subirse, me enderezo de estar inclinada contra Peter y pongo mis manos firmemente en mis piernas. Siento cómo él se ríe de mi súbita postura.
Justo antes de que Jenna se siente, escucho la voz de Pablo. —Oye, Ángela. Paula quiere que viajes con ella. ¿Quieres cambiar?
—Oh. De acuerdo, seguro.
Me quedo pensando en lo extraño que es que Pablo entregue un mensaje de Paula, mientras él se sienta a mi lado. La pierna de Peter se tensa contra la mía.
—Hola —dice Pablo, tendiéndole la mano a Peter—. ¿Cómo estás, hombre?
—Bien. —Responde Peter, devolviendo el saludo. Me quedo tensa por algunos irreales segundos mientras sus manos se mantienen unidas, justo encima de mis piernas, la tensión irradia de ambos, aunque ninguna de sus expresiones lo muestra.
Quitándose el cabello de los ojos, Pablo me mira y guiña antes de regresar su atención a Peter. Su rodilla se presiona contra la mía al inclinarse. — ¿Tienes algún proyecto nuevo planeado?
Mi rostro se calienta cuando el puño de Peter se abre y cierra antes de establecerse sobre su pierna. —No por ahora. Estoy terminando mi último semestre en Columbia. ¿Y tú?
—Nada hasta el otoño, sólo intento tener una figura decente antes de eso. Se supone que debo hacer algunas acrobacias por mí mismo, en la próxima película. Con suerte no serán aquellas que terminen matándome. —Un lado de su boca se levanta y me mira de nuevo.
—Genial. —dice Peter.
Pablo se aclara la garganta, y mira de nuevo a Peter. —Así que…¿Licenciatura en teatro?
—Literatura Inglesa.
—Ah.
Llegando al fin de los temas de conversación, Pablo se inclina de nuevo hacia atrás y ambos quedan en silencio conmigo en medio sin decir una palabra, pensando en cómo demonios       me metí en esta posición tan increíblemente incómoda.
Cuando llegamos al hotel, Pablo sale, se gira y me ofrece su mano. La tomo sin pensarlo. Tirando de mí hasta ponerme a su lado, coloca una mano en mi espalda baja y le sonríe a los paparazzi reunidos en la entrada del hotel, mientras nuestros guardaespaldas se aseguran de que lleguemos a nuestra puerta sin daño alguno. No tengo oportunidad de buscar a Peter hasta que estamos en el lobby, donde Pablo quita su mano de mi espalda. —Todos nos
reuniremos en mi habitación dentro en un rato. Vienes, ¿Verdad?
Antes de poder responder, se gira y mira hacia Peter, cuya mirada se encuentra con la mía. Nuestras horas para estar solos disminuyen cada vez más. Paula viene caminando detrás de Peter, su mano descansa en el brazo de él, podría decirse que no era intencional, si no lo hiciese tan seguido.
—Hola. —dice.
—Paula, le dijiste a Laliy a Petersobre esta noche, ¿Cierto? — Pablo pregunta sin ningún trazo de la hostilidad —sin mencionar el deseo permanente de mutilarse mutuamente— que normalmente adorna cada palabra que se dicen.
Peter parece tan sorprendido como yo de este intercambio tan amistoso, especialmente cuando Paula responde. —Oh, mierda, lo olvidé. — Sin primero arrancarle la cabeza a Pablo. Enlazando su brazo con el de Peter, le sonríe, su perfecto bronceado falso y sus garras rojas resaltaban en su pálida piel—. ¡Fiesta en la habitación de Pablo! Tienes que venir. —Voltea su sonrisa de anuncio de crema de dientes hacia mí, diciendo—. Oh, tú también, Lali. —
Como si fuese una idea de última hora.
El deseo de pisar su pie regresa, cien veces mayor de lo que era esta mañana. Y lo peor, es que su calculadora sonrisa me dice que está más que consciente de eso.



Mi hermana sigue internada, pero me pido que les suba un capitulo, si puedo sigo subiendo.
Esta bien, pero no esta estabilizada, asi que aun la tienen en observacion.

Gracias por los buenos animos.

Saludos.

4 comentarios:

  1. Me alegré d ver k había cap.Aunque no me emociona nada saber k es en estas condiciones,(ojo,no xk lo subas tu),sino xk Lunis sigue internada.Espero k pronto se restablezca,y aunque sea, esté d buen humor ,eso le dará fuerzas.
    Xfa le trasmites mis deseos d k se recupere pronto,y k tenga paciencia k todo se supera.K se sienta optimista , con buen ánimo y disposición,k eso la ayudará.
    Besos.

    K endiablados k son Pablo y Paula,aunque me molestaba la actitud d Pablo con las mujeres,en estos momentos creo k Paula es una mayor arpía ,puesto k está urdiendo todo desde hace mucho,poquito a poquito.
    Espero k no se les de,y k Lali y Peter no se dejen embaucar en sus tramas ,y confíen ,el uno en el otro.

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  2. Espero que lunis se siente mejor! Le mando fuerzas desde israel (:

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  3. Que no se preocupe por nosotras, aquí estaremos cuando se recupere del todo, muchos besos y que se mejore pronto :))

    Arii

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  4. que no se preocupe aqui lo importante es que se recupere del todo, besos desde españa para ella. muaccccccccccccccc

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