—Sí, sí te quiero —le dijo rozando sus
labios sobre su sien—. Ven, vámonos.
La tomó de la mano y la condujo por la
pista cuidando que no se lastimara.
Cuando lograron salir Mariana detuvo a
Pedro y lo abrazó con todas las fuerzas que su estado de ebriedad le permitía.
Escondió su rostro en el pecho del modelo y le susurró:
—Quiero quedarme contigo. Por favor.
¿Qué se suponía significaba eso?
Él la abrazó y después la sostuvo en sus
brazos para poder llevarla hasta el auto.
— ¿Por qué estamos aquí? —le preguntó
Nico a la castaña que estaba a su lado.
Brenda le sonrió y lo tomó de la mano
para entrar al antro que estaba cerca de la universidad, la entrada estaba
abarrotada de universitarios y era difícil entrar entre tantos cuerpos juntos
pero de alguna manera lo lograron. Brenda recordó la última vez que había
estado ahí, definitivamente no iba a volver a beber nada de ahí, siempre buscaban
una forma de embriagar a las personas.
Caminaron hasta llegar al segundo piso
del antro en donde había un poco menos de personas y se sentaron en una de las
mesas para dos que estaban junto a la barandilla de seguridad con tubos de
colores que brillaban con la luz del lugar.
— ¿Me contestarás? —la castaña levantó
las cejas en señal de confusión y Nicolás se vio obligado a hacerle la misma
pregunta—. ¿Por qué estamos aquí?
—Ahh —se encogió de hombros—. Pensé que
querías salir a despejarte un poco.
— ¿Y tú precisamente…?
—Escucha —suspiró—. Sé que terminaste
con mi hermana y has comenzado a agradarme así que pensé que sería bueno que
salieras a distraerte un poco —Nico levantó una ceja—. No me agradas porque
hayas terminado con mi hermana, si eso es lo que estás pensando, me agradas por
las cosas que hiciste por ella, yo no lo sabía, nunca noté las buenas cosas que
hacías por mi hermana y por eso te estoy agradecida. Yo amo a mi hermana y lo
único que quiero es verla feliz. Soy una hermana muy celosa y creo que tenía
celos de ti.
— ¿Alguna vez tuviste celos de Pedro?
—le preguntó formando una pequeña sonrisa.
—Como no tienes idea —le confesó—. Sentí
que odiaba a Pitt cuando estaba con mi hermana. En realidad hubo un tiempo que
no los soporté en absoluto.
Ambos rieron. Nico se puso de pie y
Brenda lo imitó, se acomodó a su lado recargando sus codos sobre la barandilla.
—Me disculpo por cómo te traté y
entenderé si no quieres aceptar mis disculpas…
—Las acepto —la interrumpió—. Tengo 25
años, Brenda, soy lo bastante maduro para aceptar tus disculpas al saber cuáles
fueron tus razones por no quererme cerca de tu hermana — colocó la palma de su
mano sobre su cabeza y la despeinó ligeramente, Brenda frunció el ceño.
—No me despeines, no soy una niña, tengo
18 años, por si no lo recuerdas —Nico le sonrió y una fuerza extraña tiró de
los labios de ella—. ¿Te puedo hacer una pregunta? —el moreno asintió sin
despegar su mirada de la castaña—. ¿Por qué terminaste con mi hermana?
Él suspiró y se recargó de espaldas en
la barandilla.
—Entendí al instante que ella no era
para mí. La nunca me vio como lo hizo con Pedro.
Amo a tu hermana y probablemente tardaré
un poco en reponerme pero no me quedaré con alguien que no me pertenecerá nunca
completamente. Tal vez suene posesivo pero quiero una mujer que me pertenezca
—se encogió de hombros y rio—. No sé porque le cuento esto a una niña.
—Tengo 18 años —le recordó—. Y te
agradezco que te abras de esa manera a mí. No creo que seas posesivo, creo que
todos queremos estar algún día con una persona que nos pertenezca, que nos vea
con amor —sonrió a la nada—. Y te apoyo. Y sé que encontrarás a la persona indicada.
—Tú también —ambos mantuvieron sus
miradas conectadas y el único momento en que dejaron de verse fue para unir sus
labios.
¿Por qué la había llevado a su casa? Se
preguntó Pedro mientras ayudaba a Mariana a entrar a la sala principal de su
casa.
La dejó sentada en el sillón y se
apresuró a cerrar la puerta. Mientras se quitaba la chaqueta volvió a ella y la
vio sentada en el sillón abrazando sus piernas y escondiendo su rostro entre
ellas, Pitt sin saber muy bien que decir se acercó a ella y le acarició el
cabello, era la primera vez que tenía que lidiar con una mujer ebria, una que
le importaba, desde luego.
— ¿Por qué no me quieres besar? —dijo Lali
con sus ojos brillosos por las lágrimas.
— ¿Piensas que no te quiero besar? —le
preguntó olvidando por un momento que estaba ebria—. No tienes ni idea de lo
que quiero hacer contigo.
—Entonces no te alejes de mí —y recordó
que estaba ebria de nuevo. Pasó sus manos por su rostro y se sentó a su lado en
el sillón.
— La, estás ebria, tu mente no está
consciente en este momento. Hay dos cosas que probablemente pasen mañana, una que
no recuerdes nada y termines con un fuerte dolor de cabeza o dos que recuerdes
todo y termines avergonzándote de lo que estás diciendo.
—Yo nunca me avergonzaría de lo que te
diga a ti, si se trata de ti entonces está bien.
Pitt la vio de reojo, no sabía que tan
ebria estaba, desde luego una bebida preparada como esa no contenía tanto
alcohol pero Lali no estaba acostumbrada a beber así que lo más mínimo le
podía afectar bastante.
—Por favor, bésame —le suplicó y se
acercó a él para besarlo torpemente.
Pedro no estaba bien acomodado y calló
de espalda sobre el sillón teniendo a Lali sobre él intentando besarlo como se
habían besado en el antro. No se resistió, y la empezó a besar con fuerza.
Querían más, necesitaban más y ambos
estaban perdiendo sus sentidos.
Lali apartó sus labios de los de Peter y
bajó por su mandíbula para darle una pequeña mordida en ese lugar, siguió con
besos hasta llegar a su hombro que mordió sobre la tela de la camiseta. Él
acarició su espalda por debajo de la blusa sintiendo su piel erizarse bajo su
tacto y sintió como soltaba el aire en su oído.
—Vamos a mi habitación —dijo
incorporándose del sillón y sosteniéndola en sus brazos. De esa manera llegaron
hasta la habitación de Pitt.
Cayeron sobre la enorme cama, ninguno de
los dos llevaba puestas sus botas y la camiseta de Peter había desaparecido
también. Sus bocas estaban fusionadas en un profundo beso y sólo se separaron
cuando el modelo le quitó la blusa tejida que llevaba puesta sobre la blusa de
tirantes.
Él estaba sobre ella acariciando su
cuerpo sobre la delgada blusa, su mano empezó a descender hasta llegar al botón
de sus jeans, lo desabrochó sin dificultad y lentamente bajó el cierre del
pantalón, ella se encargó de empezar a bajar sus jeans y Pitt los terminó de
sacar de sus piernas.
Acarició sus esbeltas y suaves piernas
provocando que lanzara un dulce gemido. Lali acarició su bien esculpido torso y
siguió su recorrido hasta llegar al botón de sus pantalones, lo desabrochó
fácilmente y cuando él sintió como intentaba bajar el cierre de su pantalón reaccionó.
¿Qué rayos le pasaba?
Mariana estaba ebria y seguramente no se
lo perdonaría si llegaban a tener sexo cuando ella no estaba consciente.
Apartó sus labios de los hinchados y
rojos labios de ella y se sentó en la cama para recuperar el aire perdido,
quería darse de topes contra la pared pero se tranquilizó.
—¿Pitt? —volvió a preguntar con ese tono
de preocupación—. ¿Qué te pasa?
—Nada, linda. Ven aquí —le dijo
extendiéndole los brazos. Lali rápidamente fue a su encuentro y se dejó
acurrucar entre los brazos de su chico favorito—. Mañana te besaré mucho. Ella
asintió.
Después de casi media hora ambos se
recostaron en la cama con las ropas que tenían, se abrazaron y Lali fue la
primera en caer dormida, Pitt la observó dormir y la besó un par de veces antes
de atraerla más a sus brazos y quedarse dormido junto a ella.
Sigue...
Hasta mañana!!
Besos
Lunis♥
mirala a la niña brenda je! de niña no tene nda jaja
ResponderEliminarbuena la actitud de peter!!
masssssssssss! besos vero
Otroooo :))
ResponderEliminarque lindo peter ha sido todo un caballero al no aprovecharse de ella en ese estado aunque lo deseara por completo. anda con la hermana de lali. besos
ResponderEliminarMuy sensatos ,Brenda Y Nico.
ResponderEliminarK caballero k es Peter.
lindoss .. masssssss
ResponderEliminarAwww
ResponderEliminarSuper chaaan para brenda y nicooo
Maass