jueves, 17 de abril de 2014

¿Jugamos a casarnos?


Cap 32 Parte 3¿Juntos?

Sin decir o hacer algún movimiento observó detenidamente a Nico servir el agua dentro de los vasos de cristal como si fuera un fenómeno verdaderamente interesante de apreciar, algo que no se debía de perder de vista ningún instante porque podía hacer algo maravilloso. Nicolás se acercó a ella y le extendió el vaso.
—Gracias —dijo alejando su mirada de él.
—De nada.
Rochi bebió el agua de un solo trago pero fue Nico quien sólo acercó el vaso a sus labios dándole un medio trago para dejar el vaso sobre la barra de la cocina.
—¿Por qué casi nunca hablas? —le preguntó el muchacho, su mirada no la seguía a los ojos sino que estaba fija en sus manos y la presión que había empezado a ejercer sobre el vaso—. Me parece extraño que siendo modelo no hables demasiado con la gente.
—Tú no eres como la demás gente —murmuró para sí misma, sacudió su cabeza y dijo, levantando un poco más la voz—. Aun siendo modelo no me relaciono muy bien con las demás personas —Nico frunció el ceño y levantó la mirada hacia el rostro de la rubia—. Tengo un cuerpo bonito y una cara bonita con maquillaje, eso es lo que a la gente le gusta ver y yo lo detesto —confesó sintiéndose segura en mucho tiempo—. Por eso no me llevo bien con las demás personas. No lo necesito.
—Pero tu trabajo requiere estar entre personas. Todo el tiempo —buscó su mirada pero Rochi veía hacia el suelo nuevamente—. ¿Por qué trabajas en algo que no te gusta?
Ella sacudió la cabeza y las ondas doradas danzaron alrededor de su cabeza y hombros.
—Porque es en lo único que soy buena…
—Ro, no te conozco —la interrumpió Nico acercándose a ella—. No sé ni siquiera tu apellido o si Rocío es tu nombre verdadero —ella asintió—. Es hermoso —la vio sonreír—. Pero una chica como tú no “sirve” sólo para lucir bonita frente a las cámaras y para personas que no conoce. Creo que eres una gran chica, te ves joven y pienso que lo único malo en ti es que no has encontrado tu vocación… mejor dicho tu pasión —ella levantó su rostro para enfrentarlo—. Yo tengo 25 años y apenas he decidido que quiero estudiar artes, estoy iniciando la universidad. Tú con 20 años aun tienes tiempo de elegir lo que quieres hacer de tu vida, aun puedes equivocarte y romper las reglas, no debes a apresurarte a decir cosas como “es en lo único que soy buena” cuando ni siquiera has vivido lo suficiente como para saberlo. Piénsalo.
Rochi soltó una sonrisa y negó con la cabeza.
—No tengo 20 años…
—¿19?
Negó riendo.
—Tengo 23 años —se encogió de hombros y volvió a reír ante la expresión de sorpresa en
el rostro de Nico—. Y… gracias por esas palabras —se aclaró la garganta—. Mi nombre es Rocío Villareal, tengo 23 años y detesto a la mayoría de las personas con las que trabajo, además que odio mi trabajo.
Nicolás le tomó la mano para estrecharla.
—Mucho gusto, señorita Villareal. Yo soy Nicolás, tengo 25 años, soy estudiante de artes, detesto a las personas con las que crecí y… me gustan los tatuajes, cualquier tipo de pintura en realidad, ya sea en piel o lienzo —se encogió de hombros y al analizar sus palabras dichas hizo una mueca—. Olvida eso —dijo con desagrado. Aún seguía sosteniendo su mano—. ¿Sabes? Me haces decir estupideces.
—Pero yo no te dije que dijeras estupideces.
—Tu presencia provoca eso, supongo —rodó los ojos—. En fin, es un placer conocerla —y
acercó la pálida mano a sus labios para dejarle un pequeño beso.
Rochi había conocido a cientos de chicos pero estaba segura de que ninguno había sido como
Nico, tan… caballeroso y tan… hermoso.
—Igualmente —le contestó—. Un placer.
—Y por cierto —pasó una de sus manos por el cabello de Rochi para acomodarlo detrás de su
oreja y con una sonrisa le dijo—. No necesitas maquillaje para verte hermosa.
Los ojos de Rochi se abrieron completamente pero antes de poder tener una alguna otra reacción una voz los interrumpió.
—¿Son…? —dijo Brenda con los ojos entre abiertos por el sueño, al distinguirlos soltó una largo bostezo y tomó el vaso que Nico había dejado sobre la barra de la cocina—. Son ustedes — dio un largo trago al agua hasta dejarla casi por la mitad de vaso—. ¿Saben? Estaba dormida, pudieron haber estado teniendo sexo salvaje y no me habría dado cuenta, pero en lugar de eso juegan a contarse el cabello, que malotes —el rostro de Rochi probablemente no podía haberse visto jamás más rojo que en ese momento y Nico estaba seguro de que jamás había apretado sus dientes hasta ese comentario de la mini castaña que se encontraba ahora terminando el agua que ni siquiera había sido servida para ella—. Son los veinteañeros más aburridos que he conocido en mi vida —dejó el vaso vacío sobre la barra y los vio como si fuera la niña más inocente en el planeta—. ¿Qué?
—Vete a dormir —dijo Nico sacudiendo su cabeza—. Las niñas deberían estar dormidas a esta hora.
—Tengo 18 años así que ya soy mayor, necesito beber agua en la madrugada y cerraré la puerta con seguro Rochi, si no vienes ahora no te dejaré entrar —sin agregar nada más se giró sobre sus talones para dirigirse de nuevo a las escaleras medio tambaleándose ya que aún se encontraba
medio dormida.
Rocío volteó a ver a muchacho y le sonrió tímidamente.
—Buenas noches —le entregó el vaso que no había soltado—. Muchas gracias.
—De nada, fue un placer tomar agua a la 1 de la mañana con usted, señorita Villareal.
—Sólo Rochi.
—Señorita Villareal —le volvió a repetir levantando el vaso de cristal hacia ella como si ofreciera un brindis, Ro no entendió nada pero Nico tenía sus propios secretos—. Buenas noches.
Ella asintió rápidamente y corrió hacia las escaleras para alcanzar a Brenda.
Cuando Brenda escuchó los pasos de pies descalzos sobre la madera detrás de ella negó con la cabeza y lanzó un suspiro.
—Nena, si hubieras tardado dos segundos más te habría dejado afuera y hubieses tenido que dormir con Nico muy juntitos en el pequeño sillón —le dijo cuándo la tuvo a su lado—. Al parecer no entendiste la indirecta.
—¿Cómo se supone que iba a saberlo? —dijo la rubia frunciendo el ceño—. Además ni siquiera quiero eso.
La castaña rodó los ojos y ambas entraron a la habitación.
—Creo que aun eres una niña, tienes mucho que aprender —cerró la puerta detrás de ella y corrió hasta la cama para dejarse caer—. Te puedo enseñar cuando quieras. Excepto hoy, tengo mucho sueño.

Rochi le sonrió y caminó sin prisas hasta la cama, se sentó sin cubrirse con las cobijas, dudaba poder dormir de nuevo. Además tenía una estúpida sonrisa pegada a su rostro.

Sigue...

Hasta mañana!

Besos 
Lunis♥

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