jueves, 8 de mayo de 2014

"Entre lineas" capitulo 11


Poli.
La mayoría del cast fue a Kenichi por sushi. Hasta el momento, Austin no ha sido tan malo como asumí que podría ser, aunque la mayoría de la ciudad es mucho más tranquila y relajada que las partes de Los Ángeles que suelo frecuentar.
Una pequeña mirada a Lali me dice que ella está aún adaptándose a la conmoción que nos rodea cuando aparecemos en algún lugar. Anoche, Ritcher y Leslie Neale se nos unieron, agregando más locura. Leslie interpretara a la Sra. Bennet, cuenta con una impresionante carrera cinematográfica que abarca casi cuarenta años. Aun así, ella es sin duda sexy, y famosa por sus películas románticas (muchas con hombres protagonistas más jóvenes que ella) como por su capacidad profesional. Los tabloides la aman.
El personal del restaurante está bien entrenado para atender a las celebridades, o ellos han sido advertidos de mantener su compostura. El efecto sobre los clientes es una historia diferente. Los teléfonos celulares sobresalen sobre las mesas, se escuchan los susurros de persona a persona a nuestros lados. Típica reacción de la multitud hacia alguna celebridad. Pedro y Paula están detrás de Victorio, Agustín y yo en el fondo, Mariana y las otras chicas delante de nosotros. No he mirado a Pedro con Lali, así que no estoy seguro de si ellos se conocen. Si Lali se fue del club con Pedro, o alguien más, fue jodidamente discreta, porque nadie parece tener la menor idea. Doy un paso hacia adelante, hacia ella, —Hola, Hermosa mis manos se colocan en su espalda. Ella levanta la mirada, un suave rubor se extiende por sus mejillas. La habitación de inmediato comienza a especular sobre nosotros. Lo puedo sentir. Nos condujeron a través del restaurante hasta una larga mesa, quitaron las que estaban alrededor, frente a varias televisiones. Es un poco privado, hablando coloquialmente, pero somos visualmente llamativos. Tomé el codo de Lali y la dirigí hacia una esquina, y Emilia se sentó a su lado. Richter tomo uno de los extremos con Leslie Neale a su derecha, y Vico tomo el otro extremo, cada uno se sentó. Pedro se sentó al lado de Paula, frente a nosotros. Él le sonrió a Lali, lo cual me hizo saber que ellos definitivamente se conocían.
El personal del restaurant fue profesional, nos saludaron cordialmente mientras entregaban los menús y ordenábamos las bebidas. Mientras Richter y Leslie estaba ordenando, Vico se inclinó hacia nosotros y preguntó, — ¿Qué vamos a hacer después?
He escuchado de un buen lugar donde tocan blues por aquí — respondió Agus.
Emi lo miró con escepticismo, — ¿Te gusta el blues?
Me gusta la música, especialmente la música en vivo.
—¿Tocas algo? —ella esperaba molestarlo.
Toco la guitarra —respondió—. Lo suficiente para ser un experto.
Pitt toca la guitarra —dice entonces Pau, y desde mi punto de vista parecía como si tuviera una mano debajo de la mesa—. Él es increíble.
Oh —dije en voz baja a Lali—. Parece que Paula ya encontró su presa para esta película —Ella parecía confundida, así que le expliqué—. Tu sabes… tiene un chico para cada filme. No estoy seguro de que sea una regla, pero definitivamente ya encontró al chico —Esto era un chisme, no un hecho, pero bueno, yo no lo origine.
Su voz fue igualmente baja, —Eso es, umm, como algo espantoso.
Reí, — ¿Tú crees?
—¿Qué? —Paula bebió de su cerveza japonesa, sus ojos se entrecerraron hacia mí. Lali se tensó, observo la expresión de Pedro a través de la mesa.
Nada, nada, estamos hablando de nosotros —dije—. Estábamos preguntándonos quien toca mejor la guitarra… Agus o Ped... Peter
Paula arqueó una de sus cejas y entrecerró aún más sus ojos. — ¿Cuál es el veredicto?
Bueno, yo nunca he escuchado tocar a Peter, así que no he podido decidir.
Quizás deberíamos organizar una competencia en mi habitación más tarde —sugirió Paula—. Ambos podrían tocar para nosotros.
Suena genial —dice Agus—. Pero no traje mi guitarra en este viaje. Olvide mi computadora, mis lentes de contacto, diablos, con esfuerzo recordé ponerme pantalones —Lali rio suavemente a mi lado. Ella era tan maldita linda que apenas podía soportarlo.
Puedes pedírsela prestada a Pitt —dijo Paula, dirigiéndose a Pedro después de eso—. ¿Está bien?
Claro, no hay problema —Él no dice nada más. Debe de estar durmiendo con él—. Llamémoslo una sesión de improvisación, en lugar de una competencia.
Ya sabes, si no es una competencia, no puedes ganar —agregó ella, y escuché ese comentario como una indirecta dirigida a mí, el nombre de Mariana pasó en mi mente.
Ganar está sobrevalorado —respondió él.
Uh —dijo Lali, y Pedro la miró fijamente. ¿Cuatro? Murmuró, y ella sacudió su cabeza, pero trataba de no sonreír. Tres, él apenas movió su boca, y ella rodó sus ojos y murmuró: De acuerdo. Umm, ¿Qué? Miré a Paula  para ver si pensaba igual que yo, sus ojos viajaban como dardos entre ellos. Lali y Pedro no volvieron a mirarse entre ellos por el resto de la comida.

Lali.
Paula  sugirió que todos hiciéramos un minibar con las botellas de licor que pudiéramos encontrar. Su habitación, como era previsible, era aquella donde vi a Peter entrar en mi primera noche en Austin, menos de una semana tras, cuando no sabía quién era él. Ahora nos estábamos convirtiendo en amigos, pero él no me ha dicho nada sobre Pau.
Llamé a Cande cuando fui a cambiarme a mi habitación un par de horas más tarde, —Parece un chico lindo…y ella parece una pequeña Malvina.
No lo conoces lo suficiente para poder saber si es un buen tipo. No sabes si ellos solo pasan el tiempo juntos, y quizás sean sólo amigos, ¿tengo razón?
Sí.
Él es un chico, La. Piensan diferente a nosotros. Puedes apostar a que fue un chico quien invento esa cosa de amigos con beneficios. Aunque si Victorio D’ Alessandro aparecieran en mi puerta y me dijera: ― ¿Dónde está tu habitación? Te apuesto que diré: ―Justo arriba de las escaleras. Pero ya sabes, no seríamos amigos. Sólo sería beneficio.
Sacudí mi cabeza. Cuando se traba de chicos, Candela es la persona más precavida con respecto a tratar a un hombre. Aunque es irónico, porque una vez que ella tiene una cita, ya está enamorada. Ha tenido su corazón roto en dos ocasiones, y mantenerme al margen fue algo duro para mí. —Bueno, al menos tú ya tienes tus normas. Te voy a poner el alta voz porque voy a vestirme para este desafío de guitarras.
—¿Que usaras para una pequeña reunión?
Paula sugirió que fuera una pijamada —Lancé el teléfono a la cama después de encender el altavoz y ajustar el volumen.
—¿Que es lo que van a hacer esos chicos? Y por otra parte, si todos esos chicos hermosos estarán allí, ¿Por qué no estoy invitada?
Gruñí. —Can, concéntrate. No tengo idea de que haremos, más allá de tocar la guitarra. Nunca he estado en un grupo con tantas personas de mi edad. Siempre he sido deliberadamente excluida de los otros actores, ya que siempre soy varios años menor que los demás —Me puse de pie frente al espejo, sosteniendo una camisa rosa y una blusa sin mangas negra, sin decidirme por ninguna—. Además, sabes que si estuvieras aquí, te llevaría.
Está bien, estás perdonada. ¿Qué tal unos pantalones Capri?
Bien —Saqué un par de pantalones de un cajón y los desdoblé—. Son rosas con lunares negros. ¿Es muy infantil?
No, perfecto. El rosa y negro se ven muy retro, muy moderno. Ponte tu blusa de tirantes y estás lista para ir —Me vestí mis pantalones, dejándolos un poco sueltos, y luego me puse mi camisa por encima de mi cabeza. Me miré el espejo. Bien.
Can, eres un genio.
Sí, sí. Envíame un mensaje cuando regreses a tu habitación, quiero saberlo todo.
Eres una perra chismosa, Can.
Oye, deberías estar feliz que sólo quiero un mensaje y no que te pongas frente a una webcam… espera un momento, eso me da una idea…
¡Adiós, Cande! —reí, sacudiendo mi cabeza.
Recuerda el mensaje —su voz venía desde la cama—. ¡No lo olvides!
¡No voy a olvidarlo! Sabes que te cuento todo. Te extraño.
Te extraño, también.
Cuando pasé frente a la habitación de Peter, él salió con su guitarra en la mano y una botella de tequila en la otra, lo que me recordó que mis manos estaban vacías. —Oh, olvide… —dije, girándome de regreso.
Lleva tú esto —Él me dio el tequila—. Debería ser suficiente de nuestra parte —Él vestía un par de pantalones de pijama holgados como la otra noche, junto con una camisa gris.
Estaba a punto de entrar en una habitación llena de chicos de mi edad, todos vistiendo pijamas y preparados para beber. Eso era una dosis grande de pánico. — ¿Que vamos a hacer exactamente?
Él se encogió de hombros, —Asumo que Agustín y yo daremos un poco de entretenimiento musical. Y luego, no sé. Sentarnos y platicar, supongo.
Platicar. Muy bien.
Gracias a Candela, no me perdí de todas mis experiencias adolescentes. Me había colado a algunas fiestas con los amigos de Can, donde había un barril, o los padres de alguien no habían cerrado el mueble del bar, o había ido a lugares donde una falsa identificación era suficiente bueno para que nos dejaran ordenar una cerveza o una botella de vodka. Platicar no es lo que siempre se hace en reuniones de adolescentes. Pero este era un grupo pequeño, y no teníamos que grabar más escenas mañana. Las cosas no podrían salirse de nuestras manos, o esto se podría demasiado feo.
Nos detuvimos frente la puerta de Pau y tomé una respiración profunda. Peter me tocó el brazo. —Oye, no te estreses. Me aseguraré que llegues a tu habitación a sana y a salvo. Bueno, tan sana y a salvo como sobrevivas a esto —Él señaló la botella en mi mano.
Todo está bien —Sólo esperaba que un extra de alcohol más Pablo Martínez en la misma habitación no fuera igual a una posible humillación.
—¿Lista? —Asentí, Peter tocó la puerta, justo como un par de noches atrás. Agus abrió, y Peter dio un paso atrás, sonriendo—. Primero las damas.

3 comentarios: