viernes, 23 de mayo de 2014

"Entre lineas" Capitulo 28


Chicas! Adivinen...
TENGO INSPIRACIÓN NUEVAMENTE!! Mientras les subo esta novela, voy escribiendo de a poco una nueva nove, con una nueva historia ♥
Asi que... les queria preguntar si quieren que de esta siga la segunda temporada o si quieren que les ponga la nueva. Esta (la actual) termina muy bien, o sea, que si no lees el segundo tampoco es que queda final abierto. Decidan ustedes.
Les dejo el cap... besos hasta dentro de dos semanas!

Poli
Durante los últimos tres días, en cualquier momento que puedo, monopolizo el tiempo de Lali. Sus clases por la tarde son una molesta interrupción, además, ahora tiene asignaciones para hacer durante el tiempo libre, el cual yo preferiría que pasara conmigo.
Tenemos el próximo lunes libre, debido en parte a que es el día del trabajo y en parte a la esposa de Adam Richter, que tiene una cesárea programada ese día.
Para mí, un largo fin de semana significa dos cosas. En primer lugar, Lali va a ir su casa en Sacramento, el sábado, por lo que ya no la veré durante tres días. Y en segundo, son las primeras dos semanas de mi mamá en rehabilitación, en las que conscientemente me he negado a pensar. Papá me acaba de informar que salgo a Los Ángeles el viernes por la noche―refiriéndose a mañana.
Tendremos una sesión familiar con ella el sábado por la mañana dice.
Siento como respondo emocionalmente a su comportamiento dictatorial, antes incluso de procesar las palabras. Y luego proceso las palabras. Familia. Sesión. Lo último que quiero es hablar con otro terapeuta inútil debido a mamá. ―¿Qué? ―dije, mi voz carente de inflexión.
Mira, lo siento si esto interrumpe tu rutina de fiestas, pero se trata de tu madre, y ella debe ser lo suficientemente importante como para renunciar a una hora, más o menos, de tu habitual actividad de derroche de tiempo. George tiene todo listo para que salgas de Austin a Los Ángeles el viernes por la noche, y viajaremos a Malibú el sábado por la mañana. Bien, así que primero, ¿Piensa que va a sermonearme a mí sobre darle prioridad a mamá? ¿Qué hay de todas las cenas que él se ha perdido? ¿La caridad de mierda que ella hace, a la cual, él le no presta ninguna maldita atención? Pasa las noches y los fines de semana en el modo de no memolesten-soy-importante-y-estoy-trabajando, incluso cuando está en casa.
Ahora, ¿Porque ella está en rehabilitación una vez más, va a jugar la carta de preocupación? ¿En serio?
Pasé una mano a través de mi cabello, agarrándolo y tirándolo, mientras apretaba mi mandíbula. Él presiona cada maldito botón que tengo.
Bien. Viernes por la noche. Dile a George que tenga un coche esperando en LAX.
Ya está arreglado, conoces a George.
"Bien" vuelvo a decir. He terminado de hablar con él, pero, por alguna razón, no puedo simplemente colgar.
Estarás un poco tarde para la cena… ―comienza.
No, gracias de todos modos papá. Esta semana me está matando. Sólo has que Immaculada me deje algo que pueda calentar al llegar.
De acuerdo. Nos vemos mañana…
De acuerdo. Mañana. ―Presiono cortar, lanzando mi teléfono en la cama. Rebota una vez y se cae, golpeando la espesa alfombra―. Maldita sea.
Lali está en tutoría durante unos minutos más. Va a venir a mi habitación cuando termine. Los últimos días, hemos estado bailando alrededor del tema del sexo. Cada vez que doy un paso, ella responde retrocediendo de nuevo, así que también retrocedo. Pero realmente no quiero volver a casa sin esto en la bolsa. Si la casa y papá y sesiones familiares, no sé avecinaran, podría mantener mejor mi paciencia. Si yo no hubiese decidido terminar con el sexo casual, simplemente podría agarrar a Victorio o Agustín y salir fuera, encontrar a alguien... Y si, y si, y si. Gah. Yo sigo diciéndome a mí mismo que con ella valdrá la pena la espera. Si la química que tenemos hasta ahora es una indicación, ella valdrá más que la pena.
La mayoría de nosotros fuimos a Gap esta mañana, donde ella y yo hicimos unas escenas en las que nuestros personajes estuvieron involucrados en un acalorado intercambio de besos. Juro que estábamos tan metidos en el personaje que estábamos, mitad enfurecidos, mitad listos para el momento en que Richter dijera corte. Mientras esperábamos que la producción lograra reposicionar la iluminación, señale con mi cabeza lejos de la multitud de
personas. ―Ven aquí.
Ella me siguió, perpleja, mientras caminábamos de tras de un panel de tres metros, con pantalones cortos colgados de un lado y vestidos de verano por el otro. ―¿Poli? ¿Qué…?
No la dejé terminar, atrayéndola hacia el arcoíris de vestidos de verano, y besándola, levantándola contra la pared improvisada, con el algodón vaporoso en su espalda como un cojín. Cuando levanté mi cabeza, ella parpadeó, sus manos estaban firmemente en mi pecho, no exactamente atrayéndome, ni exactamente empujándome tampoco. ―¿Qué fue eso?
Ella estaba casi sin aliento.
Eso fue ‗Cena conmigo esta noche‘ ―Comencé a inclinarme otra vez y ella puso una mano sobre mi boca, riendo tranquilamente y echando un vistazo sobre mi hombro para asegurarse de que nadie nos había descubierto. Supongo que alguien tenía que preocuparse por eso, porque estoy seguro como la mierda de que yo no lo hacía.
Tenemos que estar aquí temprano de nuevo mañana. Realmente no tenemos tiempo para salir.
Cenemos adentro, entonces. ―Su mano distorsionó mis palabras, y la cuidadosa barba de un día que tenía que mantener para el rodaje, hizo cosquillas a su palma.
―¿Vas a comportarte? ―Ella comenzó a retirar su mano, cuidadosamente, como si no confiara en mí. Intenté no sonreír y fallé.
Cuando ella arqueó una ceja, con una mirada de autoridad, le imaginé con una regla en una mano y un trozo de tiza en la otra, usando gafas, una falda un poco apretada, tacón alto… definitivamente no estaba ayudando.
Asentí, levantando dos dedos. ―Palabra de explorador.
Ella entrecerró sus ojos. ―Por alguna razón no te puedo imaginar como un chico explorador.
Parpadee inocentemente. ―Oh, ¿Eso es una cosa de chicos exploradores?
Ella rodó sus ojos y yo me incline y la besé. ―Pablo.
Lali… ¿Mi habitación o la tuya? Tú elijes. ―Rosé su sien con mis labios y bajé mi voz en un susurro―. Mucho de esto. ―La besé de nuevo―. Y toda la ropa se queda.
Ella me miró, con los labios fruncidos, y levanté dos dedos una vez más, lo que la hizo reír y empujar mi hombro. ―Bien. La tuya.
Sólo entonces escuchamos a la asistente del productor, Laura, acercándose por la esquina diciendo: ―No pudieron haberse ido muy lejos… Di dos pasos hacia atrás, tirando los lados del bolsillo trasero de mis pantalones mientras tiraba de Lali fuera del colchón vertical en que la había aprisionado.
Cuando apareció Laura, yo estaba señalando una hoja y Lali observaba. ―Y esa es tu señal para que me des el mal de ojo.
―¡Oh! Ya veo ―dijo Lali, como si discutiéramos el guión mientras estábamos parados entre un montón de vestidos. Fuera de la vista de todo el mundo. Menos mal que éramos actores.
Laura nos localizó. ―Ahí están. ¿Qué hacen los dos aquí? ¡Nadie sabía a dónde fueron! Están listos para ustedes. ―Lali me dio otro pequeño empujón cuando Laura desvió la mirada. Yo moví los labios ¿Qué? con la expresión más angelical pude hacer.
El centro comercial para el rodaje debería estar listo mañana temprano. Un par de retoques, algunas tomas de distancia y seguimiento y estábamos fuera. Incluso así, tengo que empacar y llegar a LAX para facturar a las cinco. Así que, es esta noche, o estamos hablando la próxima semana. Maldición.

Lali
La gran pantalla de televisión aun está encendida, pero no estamos prestándole atención exactamente.
Cuando llegué a su habitación, me jaló dentro y cerró cada cerradura en la puerta. ―Um… ―dije y me dijo que no quería que el servicio de limpieza entrara, pero pensó que probablemente yo no desearía que colgara el letrero de no molestar en la puerta. Definitivamente no.
Ahora, estamos sentados en el suelo, con la espalda recargada al pie de la cama, y él me acaba de decir que si el apocalipsis zombi alguna vez pasa, voy a estar en un gran lío. Pretendo sentirme insultada. ―No estoy convencida de que mi incapacidad para evitar que mi cerebro sea comido en un juego de video guarde una relación directa con una muerte segura en un ataque real de zombis.
Sonriendo, tira los controles junto a la televisión y me levanta del suelo.
Tal vez no. Pero tienes que admitir que no augura nada bueno. ―Tomamos camino a través de los platos de la cena que ensucian la manta que él extendió en el piso cuando llegó el servicio de habitaciones. Muy poco queda de su plato grande de camarones escalfados o de mis crepas de queso con crema de alcachofas; no queda nada del chardonnay 9 . Me siento
lo suficientemente satisfecha y gratamente mareada, pero no borracha. Cuando nos sentamos en el sofá, sin embargo, soy muy consciente de él, cada detalle, y de que yo estoy muy mareada.
Así que… En donde estábamos hoy, mientras nos escondimos del personal de la película…
Sus manos corrían sobre mí, tan concentradas y expertas que la existencia de ropa hace poca diferencia. Nos besamos en su sofá, besando y tocando, hasta que estoy totalmente recostada, derritiéndome en los cojines mientras él mira fijamente hacia abajo, con sus ojos azul marino en la tenue luz, su pelo revuelto cayendo sobre su frente.
Eres increíble ―dice, su es voz suave, con su cara apoyada en una mano mientras que la otra se mueve cuidadosamente desde el hueco en mi garganta, sobre un pecho, provocándome un jadeo, cuando sus dedos rozan mi pezón, hacia abajo sobre mi estómago, hundiéndose en mis shorts. No hace ningún movimiento para desabrocharlos, pero sé lo que está pensando. Él sabe que yo lo sé. Es un hipnotizador y no piensa chasquear sus dedos y contar hasta tres, sacándome de este trance. ―Sé lo que prometí. La ropa puesta. Pero tú no prometiste nada, y si quieres, estaría feliz que me coinvertirás en un mentiroso.
¿La diferencia entre nosotros? Él sabe exactamente lo que quiere.
Pablo. Sólo ha sido una semana. ―Cinco días, realmente. Cinco días besándonos y acariciándonos, la mitad de nuestros encuentros terminan en una especie de contienda de sí y no.
―¿Tanto tiempo? ―Ruedo mis ojos y él ríe―. Lo siento, Lali. Sé que estoy siendo insistente. Eres tan adorablemente irresistible, y yo soy simplemente un chico, ¿Ya sabes?
Es muy aficionado a esa excusa. Aunque no lo empujaría a su cama ahora mismo, si no fuera por esa sensación molesta de que necesito unos días más. Si él es así persistente con cada chica que se encuentra, la mayoría habría estado en su cama desde hace cinco días, si estuvieran en mi posición. Y eso es lo que me molesta. ¿Cuántas ha habido, y cuántas están
esperando en bastidores? Necesito algún tiempo a solas, para pensar. Y necesito a Candela.
Pablo Martinez quiere acostarse conmigo. Y sigo diciéndole no.
Debo estar loca.
Nadie ha cancelado su reservación en el hotel de Austin, prefiriendo mantener nuestras habitaciones temporales intactas, por lo que sólo he traído una maleta conmigo en este viaje a la casa, que nunca se sintió como casa.
Cuando mi padre se casó con Malvina, ella se mudó a nuestra casa. A los pocos meses, comenzó a suplicar por un nuevo lugar. ―Necesitamos un hogar propio ―hizo un puchero, con sus brazos alrededor de su cuello mientras yo espiaba desde el rincón de lavandería del pasillo, hasta a su dormitorio―. Mudémonos a Los Ángeles o a San Francisco. Algún lugar no tan horrible y suburbano ―contuve mi respiración. Dejar Sacramento significaría dejar a Cande y a la abuela.
―Malvi, mi trabajo está aquí ―él respondió.
El trato fue una gran casa nueva, donde los muebles eran nada agradables para los niños y mi dormitorio fue decorado en algo que Malvina, las paredes de un color mostaza-horrible, que no sabía que existía. Pasaba los fines de semana con mi abuela tan a menudo como me era posible, donde era aceptable hablar de mamá, y estaba permitido poner mis pies sobre el sofá y tener un gatito que llamé Héctor.
Un fin de semana, después de que Malvina había asumido la responsabilidad ella misma de sentarme y tener la charla de sexo, tartamudeé mientras le hacía a la abuela algunas preguntas complementarias. No estaba segura de si ella podría saber las respuestas, pero pensé que había tenido a mi mamá, así que debe haber tenido sexo por lo menos una vez en su vida. Cuando repetí algunas de las explicaciones básicas de Malvina, la generalmente―compuesta cara de mi abuela se volvió púrpura y me dio miedo de que acabara de provocarle un ataque al corazón. Pero sólo tomó una respiración profunda y dijo: ―Esta discusión exige un poco de cacao, con muchos malvaviscos pequeños.
Cuando tenía catorce años, la abuela murió de un aneurisma cerebral. Ella había sido diligente de una buena dieta y ejercicio, chequeos de cáncer y prevención de enfermedades del corazón. Investigué y descubrí que son prácticamente indetectables, especialmente si no presenta síntomas como dolores de cabeza o visión doble. E incluso si lo hubieran encontrado antes, podrían no haber sido capaces de hacer algo para evitarlo, ubicadose en su cerebro. Ella habría odiado saber que había una bomba de tiempo en su cabeza.
Rogué a mi padre y Malvina para que permitieran que Héctor viniera a vivir con nosotros. Juré vacunarlo y recoger el pelo cada día, prometí alimentarlo, darle agua y sacar los desperdicios. Todo lo que Malvina dijo fue,
―¡Soy alérgica, Nicolás! ―Estoy convencida de que la única cosa sobre Héctor a la que Malvina era alérgica era el pensamiento de su piel contra su ropa chillona y sus muebles.
Lo siento, Lali ―dijo mi padre, mientras me iba pisando fuerte a mi habitación―. Le encontraremos un nuevo hogar. ―Su voz se escuchaba apenada, pero firme. En un conflicto, los deseos de Malvina anulaban siempre los míos.
Cande, lívida en mi defensa, rogó a su madre por tener a mi gato huérfano. La señora Watson no estuvo muy entusiasmada acerca del hermoso pelo largo blanco de Héctor, pero para nuestra sorpresa, ella accedió. Héctor, nada tonto, transfirió su muestra felina de adoración,
infrecuentes descansos sobre el regazo y frecuentes abrazos de cola, a la mamá de Candela. Mi gato tiene diez años ahora, un ciudadano mayor en años felinos.
―¿Sólo una maleta? ―Mi padre observa dudosamente mi equipaje cuando salgo del aeropuerto. Está acostumbrado a Malvina, con quien abarca totalmente la banda de equipaje.
Estaré aquí solo por un par de días. ―La lanzo al asiento trasero y subo en su coche utilitario.
―¿Cómo va la filmación? ―pregunta, dirigiéndose hacia el tráfico, mientras yo tomo una respiración profunda.
Bien. ―Estoy tratando de concentrarme en ver a Cande y a su madre y a Héctor. Si ellos no estuvieran esperándome en Sacramento, habría preferido quedarme en Austin durante el fin de semana, aunque estuviera completamente sola allí. No habría venido a ver Malvina, ni en un millón de años. No habría venido a ver a mi padre.
Puntos de vista opuestos combatían en mi mente. Por un lado, quiero pedirle consejos sobre Poli y Peter y la universidad y el hecho de que voy a ser un adulto legal pronto. Yo quería que él supiera que estaba aterraba porque no tengo ningún plan para mi vida, además de continuar con lo que siempre he hecho.
Por otro lado, no deseo hablar con él para nada.
Cada sitio de psicología sobre desarrollo, en los que he buscado, dice que el deseo de separarse es natural en los adolescentes. Pero lo que yo estoy sintiendo no puede ser natural, y la libertad que tengo no fue adquirida normalmente. Crecí sin ningún mandamiento religioso, casi sin toque de queda y sin presión para tener éxito académicamente. La abuela y la señora Watson me amaban, pero no pudieron ser padres para mí. Dicha autoridad fue siempre de mi padre, y todo lo que él ha hecho es incitarme a que me convierta en una estrella. Soy una chica de diecisiete años que se ha educado sola durante una maldita década. He hecho un buen trabajo, pero el hecho es tan increíblemente triste que resulta exasperante. Aquí, sentada en el asiento delantero del coche de mi padre, me doy cuenta que estoy furiosa.
En un esfuerzo para llenar el silencio comienza a hablar de trabajo y el rediseño de la cocina que Malvina ha iniciado y un problema con el sistema de rociadores que requiere que todo el patio sea excavado y un nuevo sistema sea instalado.
No respondo. 
Y él no se da cuenta que no lo hago.

3 comentarios: