miércoles, 28 de mayo de 2014

"Entre lineas" capitulo 36


Poli
Se supone que debo empezar a rodar mañana, aunque mi doctor  y la producción sólo me permiten un par de horas por día. Estoy  listo para volver y esto es más que frustrante.  ―La mitad de un día es mejor que ningún día ―me dice Richter―. Estoy feliz de que te puede utilizar después de todo.
Lali se sienta  a  mi lado,  traduciendo  un pasaje de  una novela  francesa. O creo que es, hasta que ella dice: ―Eww. ¿Puedes... matar a esa cosa... con una sartén? 
Entierro un hacha en el hombro del siguiente zombi y le corto un brazo.
―Condenados...  no  muertos.  ―Me  refería  clavarlo  en  la  cabeza―.  Técnicamente,  ya  sabes...  ―le separo la  cabeza  del  cuerpo  del  zombie que  viene  con  el  hacha  y  ella  hace  otro  sonido  disgustado―...  era  una freidora.
―La miro de nuevo, riendo de la mirada de asco en su rostro, un lado del labio  superior levantado  como  una  burla.  Pause el  juego,  me puse en  su línea de  visión―. Tengo que estar dispuesto a protegerte, ya que das pena de lo mala  que eres en matar zombies.
Ella  rueda  sus ojos  y  la  beso,  empujando  su  libro  fuera  de  su regazo  y  haciendo caso omiso de sus débiles protestas. Deslizo un brazo alrededor de  ella. ―Descanso para besarse. ―Esa es toda la advertencia que recibe.
Aprieto su espalda contra las almohadas, siguiéndola con cuidado, ya que si la estrecho en un ángulo incorrecto todavía me duele como el infierno.
―¿Estás seguro de que estás bien… ya sabes…  ―dice ella.
Inclinándome sobre ella, sonrío. ―¿Para qué? ¿Para besar y tocar hasta  que me  tires  hacia  abajo  y  hagas lo  mismo  conmigo? Sí,  estoy  bastante  seguro de eso.
Suspira  y  se ríe  y  me imagino  que  en  este momento  no  necesitamos  hablar más.

Una  cosa  que  no  sucede a  menudo  es  encontrarme  a  solas con  Juan Pedro Lanzani. La  mayoría  de  la  gente es bastante  sencilla, una vez  que  sabes sus motivaciones. Estaba seguro  de que él estaba con Paula. Pero a pesar de que  se mantiene  cerca de ella,  mira  a  Emma  también.  Sería  estúpido de no darme cuenta. Y no soy estúpido.
Por el momento, él y yo estamos uno junto al otro, a la espera de rodar la  escena  en la  que aparecemos sólo  nosotros en  toda  la  película.  Me  pregunto si lo está haciendo con Paula, si tiene planes para tratar con Lali también.
― Cómo  te va? ―Su expresión es relajada, pero la tensión se extiende entre  nosotros como  un  alambre tenso. Me pregunto  si  el  coraje  revelaría  dónde nos encontramos con más claridad.
―Bien.  ―Asiento  con la  cabeza―.  Lali dice que debo  darte las  gracias por  mandar a llamar al médico la  otra  noche.  Estaba  muy  ido  para  darme cuenta de nada.
El medio se encoge de hombros. ―Sí, me di cuenta. Me alegro de poder  ayudar.
Estoy  tratando  de  encontrar  la  condescendencia  que  espero  de alguien que sale con Paula y podría tener planes para quitarme a la chica  con la que tengo intención de hacerlo, pero no lo encuentro. O es realmente bueno en ocultar, o es sincero. El AP nos llama a nuestros lugares.
―Sí, bueno, gracias.
―No hay problema ―dice él.

Lali
Estoy corriendo con Peter esta mañana por primera vez en una  semana  y  él  no  ha mencionado  mi  Armagedon  de alergia.
Hemos hablado  de  las audiciones  en  Julliard  y  la  ubicación  del  estudio  en la  Universidad  de Nueva  York, pero  hay  algo  no  dicho  en  la  conversación  de la  universidad  y  espero  a  que  suelte  todo  lo  que  está  pasando  en su  mente.  Él  finge no  darse  cuenta  al  mismo  tiempo  que digo:
―Uh ―que parece una pista. Es como si tuviera miedo de que me moleste.
―Entonces,  todo bien contigo y Pablo? ―pregunta finalmente mientras  que llegamos a nuestro  punto de vuelta.
―Sí. Definitivamente se siente mejor.
Él  está  tranquilo  por  un momento.  ―Um...  quiero  decir  entre  los dos...  está todo bien.
Parpadeo y me doy cuenta en la manera que no está mirándome que se siente incómodo  preguntándome eso, que  esto  es lo  que ha  estado  reteniendo durante veinte minutos. Pienso en lo que Pablo y yo hemos estado  haciendo últimamente,  y siento un dejo de culpa, a pesar de que lo de Pablo y yo no es su asunto como lo de él y Paula no es el mío. ―Um, sí, está bien.
Estupendo.
―Oh. Bien. Bueno. No estoy tratando de entrometerme, sólo quería estar  seguro.  Saber  que   estás  bien.  Y  sabes que puedes  hablar conmigo,  si  necesitas hablar, ventilar, sea lo que sea.
―Está  bien ―dije―.  Gracias ―no  me  puedo  imaginar  hablando  con Peter sobre Pablo.
Nuestro beso en la cama nunca ha sido mencionado, o repetido, o casi  repetido. Es como si nunca hubiera pasado nada. Me gustaría poder olvidar  tan fácilmente como él ha sido capaz y la mayoría del tiempo el recuerdo de  eso  está  perfectamente  archivado;  zip, zip,  lejos,  pero  de vez  en cuando  lo  pienso y Dios.
También nunca hemos hablado sobre la cámara escondida que capto  cuando Pablo me beso, para después de descargarla, subirla en una página de fans de  Pablo Martinez.  Así  que no  tengo  idea  si la  razón  por la  que Peter se retiró  fue porque besé  a  Poli al  día  siguiente o por Paula, o porque besarme simplemente no significó nada para él. Supongo que al final  no importa cuál fue la razón.
Considere pedirle  su consejo  sobre  mi pelea con  Candela,  pero  sólo  de pensar en  ella  me hace  romper  en llanto  y  estoy  decidida  a  no  empezar  a llorar otra vez mientras estoy en público. Así que no dije nada. Y después de unos minutos, menciona  algo  sobre el  rodaje de  mañana  y  el  momento  ha  pasado.
Hoy es el aniversario de una semana de nuestra pelea. Cande y yo nunca  hemos estado más de tres días sin hablar o enviar mensajes de texto entre sí, por lo  general  no  más de veinticuatro  horas. He empezado  textos  y  correos electrónicos por lo menos cincuenta veces, de hecho marcado su número de  marcación rápida y casi he puesto hablar, pero no sé qué decir.
 ¿Cómo pedir perdón por vivir tu vida?

Poli comenzó  cortos periodos  de filmación  esta  semana, aunque su  médico le limita a tres horas por día máximo. El problema es que hay muchas  más  horas  que quedan en  su  día  y  no  mucho  para  llenarlas.  Tengo  varias  horas de rodaje diario, más el trabajo de clases, además de estudiar para el  SAT.  El  domingo  por  la  tarde,  estoy  poniéndome al  día  antes de comenzar  otra semana de rodaje.
―¿Dime  otra  vez  por qué  estás  tomando  el  SAT? ―Se  estira, pausa  el  juego y llega hacia mí.
―¿Para la Universidad? ―saco el libro de preparación de matemáticas  fuera de mi  regazo, mientras  me besa. Estamos sentados  en el  centro  de  su cama, los restos de bandejas de comida de nuestro servicio a la habitación  están a  los pies de  la  cama,  controladores de juegos e  implementos de estudio nos rodean.
Toma el lápiz de mi mano y la arroja sobre su mesita de noche, con el  ceño fruncido. ―Sí, pero, ¿por qué?
Euge y Pau me hicieron la misma pregunta, con la misma mirada  perpleja. Nuestra  especie  no  tiende a  seguir una educación superior. Qué  razón hay, cuando  nuestras  carreras  están justo  en frente  de nosotros  y nos preocupamos por conseguir papeles únicamente.
¿Es  suficiente con  decir que  es  lo  hace la  gente  normal? (Probablemente no, porque todos ellos me preguntaban por qué me gustaría  ser normal.)
―No sé, Poli. Sólo quiero ir, ¿De acuerdo? 
―Bueno, solo tengo curiosidad. Parece un montón de trabajo. ―Me tira  a su regazo.
―Ten cuidado ―dije yo, inquieta, pero sólo se encoge de hombros.
―Estoy bien. Mi médico me dijo que voy a ser capaz de empezar con  unos pocos ejercicios con mi  entrenador la  próxima  semana.  ―Inclina  mi barbilla hacia atrás para besar mi cuello. Un brazo me soporta mientras que el  otro  desabrocha  los  botones superiores de mi camisa,  su  boca  sigue a  sus  dedos. Codeando el tejido a un lado, pasa su lengua por la curva superior de  mi pecho, cierro los ojos y trato de respirar.
Quince minutos más tarde,  su  camisa está  afuera,  la  mía  está  completamente  desabotonada  y  yo  lo  estoy  montando. Pasa sus manos  arriba  y  abajo  por mi  espalda  antes de empujar los tirantes  de mi sostén de mis hombros.  ―Dios,  Lali,  eres tan  caliente.  No  puedo  más.  ―Besa mis hombros,  moviéndose hacia  mi garganta―.  Quieres que ruegue? Estoy  rogando. Jesucristo, me estás matando deseándote.
―Pero  tu incisión ―dije,  abriendo la  boca  por lo  que está  haciendo  su  boca, chupando suavemente de a poco a lo largo de la curva de mi cuello.
―A la mierda la incisión, con mucho gusto iría a que me la cosieran de  nuevo.  Te quiero  a  ti,  y  no  me importa  nada  más.  ―Me acerca más y  me  besa, casi demasiado con fuerza.
―Pero… ―estoy derrumbándome, oh, hombre, me estoy derrumbando.
Mi cerebro  se  pone a  buscar a  una excusa―. Supuestamente tengo  que encontrarme con Euge en media hora para hacer la tarea de economía
y después de eso todo el mundo va a salir…
―Esta  noche,  entonces.  ―Su  tono  es  firme, las manos aferradas a  mis  caderas―. Después de regresar de lo que sea que estemos haciendo y todo  el  mundo  este a  salvo  en  sus habitaciones,  te quiero,  de nuevo  aquí, en  mi  cama. ―Se queda mirándome a los ojos―. Di que sí, Lali. Por favor.
Me digo que sólo estoy asustada porque nunca lo he hecho. A lo mejor  una vez que esté en eso no se sentirá como una gran cosa. ―Sí ―le respondo  con la voz más pequeña posible.
―Esa es mi chica ―dice, besando mis labios, ahora con más suavidad, y una emoción corre a través de mí en sus palabras. Y luego quiero correr a mi  habitación  y  esconderme en  el  armario.  Sabía  que esto  iba  a  venir,  nos estábamos acercando más cada día, pero de repente ya  está aquí y estoy  petrificada.
Se ríe en voz baja. ―Puedo esperar. ¿Qué son otras… ―Él mira su reloj―, cuatro o cinco horas más

Cada  vez  que pienso  en esta  noche me recorre un sudor frío,  así  que  cualquier distracción es buena, incluso la  tarea. Eugenia y  yo pasamos una  hora en economía (―No veo por qué necesitare alguna vez saber estas cosas  ―dice ella) antes de que nos demos por vencidas y decidamos que oferta y  demanda pueden esperar. Hay que vestirse para una visita del elenco a un  nuevo club.
―Poli luce como si ya haya recuperado casi toda su salud. ―Se recoge  el  pelo  hacia  arriba  a  la  coronilla  y  lo  deja  caer,  lo  atrae y  lo  deja  caer de  nuevo―.  Qué te parece hacia arriba o abajo?
―Me gusta  arriba.  Es diferente para  ti ―no  respondo  a  su  comentario sobre Pablo,  aunque gracias a  ello  me tiemblan las manos lo  suficiente para  que el aplicar el rímel sea peligroso.
―Estoy de acuerdo. Arriba. A Nacho le gusta abajo, por lo que cada vez  que salimos no lo llevo arriba.
Me quedo de pie mirándola por el espejo, sosteniendo la varita del rímel  en el  aire  como  si estuviera  a  punto  de  realizar  algo  con él.  ― A Nacho  le gusta abajo?
―Sí… um, volvimos a  estar juntos  ayer por la  noche.  ―Sonríe  maliciosamente, examinando su propio reflejo―. Vendrá este fin de semana.
Apenas  logro  mantenerme antes de soltar algo  como  ¿Qué diablos  estás pensando?  ― Así  que,  va  a  ser  menos  posesivo  y  dejar de acusar  de  cosas que no estás haciendo?
―Prometi  confiar más en mí. ―Comienza a poner pinches en su arreglo  de pelo  hacia  arriba―.  Él  sabe que estaba  celoso  sin motivo  antes.  Va  a  cambiar.
―¿No  había  dicho  eso  antes?  ―De  alguna manera  se perdió  mi  tono  cínico.
―Realmente creo  que lo  dice en  serio  esta  vez  ―dice ella,  completamente feliz y confiada.
―Uh.
―Vamos a peinarte hacia arriba también. Date la vuelta.
Me aparto  de  ella,  lejos del  espejo.  Es mejor  para  nosotras  si  no  ve  la  incredulidad en mi rostro.


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