Poli
Se supone que debo empezar a rodar
mañana, aunque mi doctor y la producción
sólo me permiten un par de horas por día. Estoy
listo para volver y esto es más que frustrante. ―La mitad de un día es mejor que ningún
día ―me dice Richter―. Estoy feliz de que te puede utilizar después de todo.
Lali se sienta a mi
lado, traduciendo un pasaje de
una novela francesa. O creo que
es, hasta que ella dice: ―Eww. ¿Puedes... matar a esa cosa... con una
sartén?
Entierro un hacha en el hombro del
siguiente zombi y le corto un brazo.
―Condenados... no
muertos. ―Me refería
clavarlo en la
cabeza―. Técnicamente, ya
sabes... ―le separo la cabeza
del cuerpo del
zombie que viene con el hacha
y ella hace
otro sonido disgustado―... era
una freidora.
―La miro de nuevo, riendo de la mirada
de asco en su rostro, un lado del labio
superior levantado como una
burla. Pause el juego,
me puse en su línea de visión―. Tengo que estar dispuesto a
protegerte, ya que das pena de lo mala
que eres en matar zombies.
Ella
rueda sus ojos y
la beso, empujando
su libro fuera
de su regazo y
haciendo caso omiso de sus débiles protestas. Deslizo un brazo alrededor
de ella. ―Descanso para besarse. ―Esa es
toda la advertencia que recibe.
Aprieto su espalda contra las almohadas,
siguiéndola con cuidado, ya que si la estrecho en un ángulo incorrecto todavía
me duele como el infierno.
―¿Estás seguro de que estás bien… ya
sabes… ―dice ella.
Inclinándome sobre ella, sonrío. ―¿Para qué?
¿Para besar y tocar hasta que me tires
hacia abajo y
hagas lo mismo conmigo? Sí,
estoy bastante seguro de eso.
Suspira
y se ríe y me
imagino que en
este momento no necesitamos
hablar más.
Una
cosa que no
sucede a menudo es
encontrarme a solas con
Juan Pedro Lanzani. La
mayoría de la
gente es bastante sencilla, una
vez que
sabes sus motivaciones. Estaba seguro
de que él estaba con Paula. Pero a pesar de que se mantiene
cerca de ella, mira a
Emma también. Sería estúpido
de no darme cuenta. Y no soy estúpido.
Por el momento, él y yo estamos uno junto
al otro, a la espera de rodar la
escena en la que aparecemos sólo nosotros en
toda la película.
Me pregunto si lo está haciendo
con Paula, si tiene planes para tratar con Lali también.
― Cómo
te va? ―Su expresión es relajada, pero la tensión se extiende entre nosotros como
un alambre tenso. Me
pregunto si el
coraje revelaría dónde nos encontramos con más claridad.
―Bien.
―Asiento con la cabeza―.
Lali dice que debo darte las gracias por
mandar a llamar al médico la
otra noche. Estaba
muy ido para darme
cuenta de nada.
El medio se encoge de hombros. ―Sí, me
di cuenta. Me alegro de poder ayudar.
Estoy
tratando de encontrar
la condescendencia que
espero de alguien que sale con
Paula y podría tener planes para quitarme a la chica con la que tengo intención de hacerlo, pero no
lo encuentro. O es realmente bueno en ocultar, o es sincero. El AP nos llama a
nuestros lugares.
―Sí, bueno, gracias.
―No hay problema ―dice él.
Lali
Estoy corriendo con Peter esta mañana
por primera vez en una semana y
él no ha mencionado
mi Armagedon de alergia.
Hemos hablado de las
audiciones en Julliard
y la ubicación
del estudio en la
Universidad de Nueva York, pero
hay algo no
dicho en la conversación de la
universidad y espero
a que suelte
todo lo que
está pasando en su
mente. Él finge no
darse cuenta al
mismo tiempo que digo:
―Uh ―que parece una pista. Es como si
tuviera miedo de que me moleste.
―Entonces, todo bien contigo y Pablo? ―pregunta
finalmente mientras que llegamos a
nuestro punto de vuelta.
―Sí. Definitivamente se siente mejor.
Él
está tranquilo por un
momento. ―Um... quiero
decir entre los dos...
está todo bien.
Parpadeo y me doy cuenta en la manera
que no está mirándome que se siente incómodo
preguntándome eso, que esto es lo
que ha estado reteniendo durante veinte minutos. Pienso en
lo que Pablo y yo hemos estado haciendo
últimamente, y siento un dejo de culpa,
a pesar de que lo de Pablo y yo no es su asunto como lo de él y Paula no es el
mío. ―Um, sí, está bien.
Estupendo.
―Oh. Bien. Bueno. No estoy tratando de entrometerme,
sólo quería estar seguro. Saber
que estás bien.
Y sabes que puedes hablar conmigo, si necesitas
hablar, ventilar, sea lo que sea.
―Está
bien ―dije―. Gracias ―no me puedo imaginar
hablando con Peter sobre Pablo.
Nuestro beso en la cama nunca ha sido mencionado,
o repetido, o casi repetido. Es como si
nunca hubiera pasado nada. Me gustaría poder olvidar tan fácilmente como él ha sido capaz y la mayoría
del tiempo el recuerdo de eso está
perfectamente archivado; zip, zip,
lejos, pero de vez
en cuando lo pienso y Dios.
También nunca hemos hablado sobre la
cámara escondida que capto cuando Pablo me
beso, para después de descargarla, subirla en una página de fans de Pablo Martinez. Así
que no tengo idea
si la razón por la
que Peter se retiró fue porque
besé a
Poli al día siguiente o por Paula, o porque besarme
simplemente no significó nada para él. Supongo que al final no importa cuál fue la razón.
Considere pedirle su consejo
sobre mi pelea con Candela,
pero sólo de pensar en
ella me hace romper
en llanto y estoy
decidida a no
empezar a llorar otra vez
mientras estoy en público. Así que no dije nada. Y después de unos minutos,
menciona algo sobre el
rodaje de mañana y
el momento ha pasado.
Hoy es el aniversario de una semana de nuestra
pelea. Cande y yo nunca hemos estado más
de tres días sin hablar o enviar mensajes de texto entre sí, por lo general
no más de veinticuatro horas. He empezado textos
y correos electrónicos por lo
menos cincuenta veces, de hecho marcado su número de marcación rápida y casi he puesto hablar,
pero no sé qué decir.
¿Cómo pedir perdón por vivir tu vida?
Poli comenzó cortos periodos de filmación
esta semana, aunque su médico le limita a tres horas por día máximo.
El problema es que hay muchas más horas
que quedan en su día y no
mucho para llenarlas.
Tengo varias horas de rodaje diario, más el trabajo de
clases, además de estudiar para el SAT. El
domingo por la
tarde, estoy poniéndome al
día antes de comenzar otra semana de rodaje.
―¿Dime
otra vez por qué
estás tomando el
SAT? ―Se estira, pausa el juego
y llega hacia mí.
―¿Para la Universidad? ―saco el libro de
preparación de matemáticas fuera de
mi regazo, mientras me besa. Estamos sentados en el
centro de su cama, los restos de bandejas de comida de
nuestro servicio a la habitación están
a los pies de la
cama, controladores de juegos
e implementos de estudio nos rodean.
Toma el lápiz de mi mano y la arroja sobre
su mesita de noche, con el ceño
fruncido. ―Sí, pero, ¿por qué?
Euge y Pau me hicieron la misma
pregunta, con la misma mirada perpleja.
Nuestra especie no
tiende a seguir una educación
superior. Qué razón hay, cuando nuestras
carreras están justo en frente
de nosotros y nos preocupamos por
conseguir papeles únicamente.
¿Es
suficiente con decir que es
lo hace la gente
normal? (Probablemente no, porque todos ellos me preguntaban por qué me
gustaría ser normal.)
―No sé, Poli. Sólo quiero ir, ¿De
acuerdo?
―Bueno, solo tengo curiosidad. Parece un
montón de trabajo. ―Me tira a su regazo.
―Ten cuidado ―dije yo, inquieta, pero
sólo se encoge de hombros.
―Estoy bien. Mi médico me dijo que voy a
ser capaz de empezar con unos pocos
ejercicios con mi entrenador la próxima
semana. ―Inclina mi barbilla hacia atrás para besar mi cuello.
Un brazo me soporta mientras que el otro desabrocha
los botones superiores de mi camisa, su
boca sigue a sus dedos.
Codeando el tejido a un lado, pasa su lengua por la curva superior de mi pecho, cierro los ojos y trato de
respirar.
Quince minutos más tarde, su
camisa está afuera, la
mía está completamente
desabotonada y yo
lo estoy montando. Pasa sus manos arriba
y abajo por mi
espalda antes de empujar los
tirantes de mi sostén de mis
hombros. ―Dios, Lali,
eres tan caliente. No
puedo más. ―Besa mis hombros, moviéndose hacia mi garganta―.
Quieres que ruegue? Estoy rogando.
Jesucristo, me estás matando deseándote.
―Pero tu incisión ―dije, abriendo la
boca por lo que está
haciendo su boca, chupando suavemente de a poco a lo
largo de la curva de mi cuello.
―A la mierda la incisión, con mucho gusto
iría a que me la cosieran de nuevo. Te quiero
a ti, y
no me importa nada
más. ―Me acerca más y me besa,
casi demasiado con fuerza.
―Pero… ―estoy derrumbándome, oh, hombre,
me estoy derrumbando.
Mi cerebro se
pone a buscar a una excusa―. Supuestamente tengo que encontrarme con Euge en media hora para
hacer la tarea de economía
y después de eso todo el mundo va a
salir…
―Esta
noche, entonces. ―Su
tono es firme, las manos aferradas a mis caderas―.
Después de regresar de lo que sea que estemos haciendo y todo el
mundo este a salvo
en sus habitaciones, te quiero,
de nuevo aquí, en mi cama.
―Se queda mirándome a los ojos―. Di que sí, Lali. Por favor.
Me digo que sólo estoy asustada porque
nunca lo he hecho. A lo mejor una vez
que esté en eso no se sentirá como una gran cosa. ―Sí ―le respondo con la voz más pequeña posible.
―Esa es mi chica ―dice, besando mis labios,
ahora con más suavidad, y una emoción corre a través de mí en sus palabras. Y
luego quiero correr a mi habitación y
esconderme en el armario.
Sabía que esto iba a venir,
nos estábamos acercando más cada día, pero de repente ya está aquí y estoy petrificada.
Se ríe en voz baja. ―Puedo esperar. ¿Qué
son otras… ―Él mira su reloj―, cuatro o cinco horas más
Cada
vez que pienso en esta
noche me recorre un sudor frío,
así que cualquier distracción es buena, incluso
la tarea. Eugenia y yo pasamos una hora en economía (―No veo por qué necesitare
alguna vez saber estas cosas ―dice ella)
antes de que nos demos por vencidas y decidamos que oferta y demanda pueden esperar. Hay que vestirse para
una visita del elenco a un nuevo club.
―Poli luce como si ya haya recuperado casi
toda su salud. ―Se recoge el pelo
hacia arriba a
la coronilla y
lo deja caer, lo atrae y
lo deja caer de
nuevo―. Qué te parece hacia
arriba o abajo?
―Me gusta arriba.
Es diferente para ti ―no respondo
a su comentario sobre Pablo, aunque gracias a ello
me tiemblan las manos lo
suficiente para que el aplicar el
rímel sea peligroso.
―Estoy de acuerdo. Arriba. A Nacho le gusta
abajo, por lo que cada vez que salimos
no lo llevo arriba.
Me quedo de pie mirándola por el espejo,
sosteniendo la varita del rímel en
el aire
como si estuviera a
punto de realizar
algo con él. ― A Nacho
le gusta abajo?
―Sí… um, volvimos a estar juntos
ayer por la noche. ―Sonríe
maliciosamente, examinando su propio reflejo―. Vendrá este fin de
semana.
Apenas
logro mantenerme antes de soltar
algo como ¿Qué diablos
estás pensando? ― Así que,
va a ser
menos posesivo y
dejar de acusar de cosas que no estás haciendo?
―Prometi
confiar más en mí. ―Comienza a poner pinches en su arreglo de pelo
hacia arriba―. Él
sabe que estaba celoso sin motivo
antes. Va a cambiar.
―¿No
había dicho eso
antes? ―De alguna manera
se perdió mi tono cínico.
―Realmente creo que lo
dice en serio esta
vez ―dice ella, completamente feliz y confiada.
―Uh.
―Vamos a peinarte hacia arriba también.
Date la vuelta.
Me aparto de
ella, lejos del espejo.
Es mejor para nosotras
si no ve
la incredulidad en mi rostro.
me encantoooooooooooo massssssss
ResponderEliminarOduo a poli! ! Q no este con el -.-
ResponderEliminarotro!!!!!!!!!!
ResponderEliminarme fascino este capitulo
Peter acciona o te escupen el asado! más me encanta!
ResponderEliminarK no ceda!!!
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