lunes, 26 de mayo de 2014

"Entre lineas" Capitulo 34


Poli
Desperté en  una habitación de hospital, y George está sentado  en el  pequeño sofá.  Pasaron unos segundos mientras  procesaba  lo  que  había  pasado  ayer.  Difícil,  porque mi  cerebro  se siente  un poco  entumecido  por lo  que indudablemente es algún tipo de analgésico.  Mi manager me ve cuando me  remuevo.  ―Poli.  Estarás  despierto  por  unos pocos minutos esta  vez? ―Se para al lado de la cama―. Te tienen un poco sedado, así que no te muevas.
Miro  la  intravenosa en mi brazo.  ― Qué paso? ―Dios,  mi garganta  se siente como si trague arena.
―Tu apéndices decidió  que no le importa mucho Austin.
―Bromeas.
―Nop.
―Jesús. Se suponía que iba a filmar hoy.
Riendo  entre  dientes,  George  dice:  ―No  te preocupes,  los  directores  tienden a dejar que las personas se recuperen de cirugías de emergencias. Se  están haciendo  cargo,  habitación privada,  por supuesto,  y  tú atención médica  está  declarada  y  pagada,  así  que no  tienes que preocuparte por eso. Tu guardaespaldas está afuera de la puerta, y Andrew estará aquí en un rato para hacer los mandados que tú quieres.
Miro abajo a la bata, color menta del hospital. ―Dile que no se moleste en venir a menos que el traiga algo más que usar. Shorts, franelas… no voy a usar esto. ―Cojo uno  de los estúpidos  lazos  al  lado  de bata―.  Adivino  que Papá no pudo hacerlo, ¿eh? Te envió como su doble
― Qué,  no  estás feliz  de verme? ―George parecía  despreciado.  El debería ganar un mini Oscar.
―Me quejo  de la  ausencia,  no  de la  sustitución. Por  supuesto  aprecio que hayas venido. Por qué me sorprendé que él no esté aquí, no tengo idea.
Me refiero  a,  demonios,  es una cirugía  mayor.  No  gran  cosa.  ―Mis ojos pesaban, ya estoy somnoliento. 
George hace una mueca,  y  pone una  mano  en mi brazo. ―Vuelve a dormir,  recupérate.  Trabajaremos en los problemas de tu papá  en otro momento.
―Ja, ja. Divertido, George. Por eso es que me gustas.

Por  la  tarde al  día  siguiente, Lali entra, cargando  un jarrón de lirios asiáticos.  Quizás son  las  drogas,  pero  su  cara  encima  de las flores me  hace imaginarla como un hada. ―Hola tú ―dice. Agus y Vico están con ella. 
Puse en silencio  el  reality  show  que estaba  sonando  en  el  demasiado peque o televisor atornillado a la pared. ―Gracias Dios. Estoy aburrido.
Ella  me sonríe.  ―Nos dimos cuenta.  ―Pone las flores en  el  tocador incorporado y Quinton me da unas revistas de juegos. 
―Amigo, te ves como el culo. ―dice Agus. 
Sacudí mi cabeza,  tratando de no reír porque duele. ―Tacto.  Alguna vez lo has oído?
―El  tacto  está  sobrevalorado  ―dice viendo  la  televisión―.  Hey, apuesto a que puedo conseguir una consola de juegos y un par de controles para conectarlo.
―Gracias, pero creo que saldré de aquí mañana. Si prometo ser bueno, puedo convalecer en el hotel. El doctor dice que estaré en cama por cuatro o cinco días más, y no de buena manera.  ―Guiñé a Lali y ella se ruborizo con un pálido rosa―. Siento como si estuviese en prisión aquí.
―El perro de guardia está en la puerta. ―Quinton se refería a Bob, quien está sentado en una silla en el pasillo, bloqueando las intrusiones de los fans y paparazzi. 
―Sí, tuvimos un incidente con un voluntario del hospital temprano. ―Yo reí y maldición, es como si alguien me hubiese apuñalado. Presione el botón de llamada.
― Si,  Sr.  Martinez? ―Joven,  con  un poco  de acento  del  sur.  La enfermera Mónica.
―Podría usar algo para el dolor, por favor linda. ―Agustín enarco  un ceja al oír mi por favor linda, y yo pretendí que no lo vi. 
―Regreso enseguida. 
 ― Qué tipo de voluntario? ―pregunta Lali.
―El  tipo haciendo  servicio  comunitario  para  los créditos de la preparatoria.  Al  parecer,  ella  tomó  algunas libertades fotográficas con mi cuerpo  sedado  y  con el  atuendo  del  hospital  estratégicamente desabrochado.
―Wow!  Era al menos sexy? ―dice Vico, y luego se voltea a ali―. Sin ofender.
Ella le guiña. ―Um,  tomó  alguna?
―No  tengo  idea.  Estaba  drogado. Bob  la  dejo  entrar porque estaba vestida con el uniforme del hospital y tenía una identificación, pero sentía que algo  estaba  raro  así  que chequeó,  y  ahí  estaba  yo,  siendo  violado  por una stripper menor de edad vestida de caramelo.
La  enfermera  Mónica  viene con una  jeringa, que ella  inyecta  en mi intravenosa.  Mechones de su  cabello  broncíneo  se escapan cuando  gira  su nuca, y Victorio está viendola, no que lo pueda culpar.
―Aquí  tienes,  deberías sentirlo  pronto.  ―Ella  pone sus dedos  en la  piel desnuda  de mi antebrazo, parpadea cuando  Agus ahoga  una risa, abruptamente retirando  su  mano.  Aclarándose la  garganta,  se endereza―. ¿Necesitas algo más?
―No,  gracias.  Estoy  bien.  ―Ella  se ruboriza  y  se apresura en  salir de la habitación. 
― Seguro que no necesitas tu almohada mullida o quizás una esponja de baño? ―Agus se burla.
― Así  que tu joven  acosadora  sexual  hizo  algo  antes de  que Bob interviniera? ―preguntó  Vico―.  Porque eso  se puede poner feo. En una forma legal.
―Na, Bob entr , agarr  su teléfono, llamo a la seguridad del hospital, y buscó en sus mensajes. Ella no había mandado nada aún. Lo atacó cuando él comenzó  a eliminar las fotos…
― Ella  atacó a  Bob? ―pregunta  Lali―.  Bob es del  tamaño  de un tanque!
―Lo  sé,  cierto? Pero  si.  La  sostuvo  por las muecas con una mano mientras que con la  otra  borraba  las fotos hasta  que la  policía  del  hospital llegó. Trágicamente, durante toda la locura accidentalmente su teléfono fue aplastado  por su  descomunal  pie y  la  tarjeta  de memoria  se ausento  sin permiso.
Lali sonríe. ―Suena como que Bob vale su peso en oro.
―En el  caso  de Bob,  eso  realmente es decir algo.  ―Agus  está  de acuerdo.

Lali
Después  que los chicos se fueran,  me quede para  hacerle  compañía  a  Pablo  el  resto  de las  horas de visita,  como  hice anoche.  Está  alerta  hoy,  aunque un poco  grogui por los calmantes del dolor que la enfermera le dio; anoche estaba drogado hasta la empuñadura, dentro y fuera de la conciencia, mayormente fuera, y estaba agradecida de traer algo para leer. 
Él  está  usando  una franela  azul  bebe y  unos shorts negros hoy,  mejor que la bata del hospital. ― Así que esta ropa es autorizada por el hospital?
Se acaricia su barbilla, mirando con picardía a través de su mechón de cabello rubio, limpio, lo que me hace pensar quien lo había lavado por él, ¿la enfermera cabeza de jengibre? 
―No  exactamente,  pero  tiendo  a  salirme con la  mía  ¿o  no  te habías dado cuenta? ―Solamente él podría decir una línea así y salirle encantador y no  insoportable―.  Dijiste  que la  filmaci n se mud   a  la  casa Bennet? Yo realmente no puedo recordar de lo que hablamos anoche, lo siento.
―Estabas muy fuera de ello.
Se movió  un poco  en la  cama  para  hacerme espacio,  haciendo  una mueca ligeramente. ―Ven aquí, tu estas demasiado lejos. ―Dejo el peque o sofá  y  me siento  al  lado  de él, cuidando  de no  empujarlo  o  tocar su intravenosa.  Toma  mi mano  y  besa  la  palma―.  He oído  que te debo  mi gratitud.
―Bueno, tú estabas obviamente mal, cualquiera puedo haberlo visto.
Su boca sube en un lado. ―El punto es, que tú eres ese cualquiera. Sin embargo, ¿Ped...Peter estaba ahí también? Tengo todo difuso sobre esa noche.
―Um, si, le dije que no te estabas sintiendo bien, así que el vino. Él fue el único que supo que necesitabas un doctor.
―Pero  tú  fuiste la  que me chequeaste  en primer lugar.  Además,  sin ofensas a  Peter,  pero  prefiero  agradecerte a  ti.  ―Sus ojos eran cálidos, viendo a los míos, y yo quito su pelo fuera de sus ojos, sintiéndome culpable porque yo no fui a la puerta de Pablo para ver como estaba. Yo fui a su puerta para decirle que saliera.
No es que él necesite saber eso.
Se inclina  más cerca  y  me besa, retirándose con una mueca  y  se recuesta  contra  el  montón de almohadas.  Debe  haberse  apoderado  de cada almohada de este piso.
― Estás bien?
―Estoy bien mientras que no me mueva en absoluto. ―Él toma mi mano y  me acerca,  así  yo  lo  estoy  besando―.  Mmm,  mejor.  ―Sus ojos azules se abren y sube una mano a mi cara, sus dedos me jalan hacia adelante, para otro beso―. Mucho mejor. 

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