Poli
Nico:
Hay un poco de jodidos rumores circulando
sobre esa chica, Lali, que está saliendo con ambos, tú y ese tipo Pedro
Poli:
Bah. Esos sitios están drogados.
Nico:
Si, está bien pero hay fotos de ellos juntos, no sólo una o dos, pero parece
que corren juntos todo el tiempo ¿Sabías sobre eso?
Poli:
Que mierda, ¿Cuándo?
Nico:
Este sitio tiene un empleado del hotel diciendo que bajan juntos casi todas las
mañanas. Como si se revolcaran y luego corrieran. No lo sé hombre sólo pensé
que deberías saber.
Poli:
Está bien, grax.
Por lo
general evito los sitios de los tabloides como una peste.
Todos nosotros, tanto como nos
sea posible. La mayoría de las veces, es fabricada por una
imitación periodística que lo que quiere es vender una historia y
no les importa si es verdad.
El inconveniente es cuando hay evidencia
fotográfica. No es que esta no pueda
ser engañosa, también, el
software de alteración de
fotos puede ser una herramienta terrible en
las manos equivocadas. Pero
no hay nada falso acerca de las múltiples fotos de Pedro y Lali corriendo, trotando, hablando, riendo.
Su vestimenta varía,
así que no fue
solo una vez. Esto
es algo que han estado haciendo o estaban haciendo con regularidad.
Bob logra apartar a
algunos paparazzi, mientras que
Lali y yo escapamos directamente hacia la SUV que nos
esperaba por atrás.
Cuando
nos estamos alejando del hotel,
pregunté: ―Entonces Hace cuánto tiempo
has estado corriendo con Pedro? ―Mi tono es tan indiferente como puedo manejar. No estoy acostumbrado a esta basura de los celos. No es que sea confiado. Es que por
lo general, no me importa una mierda.
― Uh? ―dice ella, tomándola por
sorpresa.
―Correr. Con Pedro. Cuánto tiempo? ―Repito la pregunta una frase a
la vez, mis dedos acarician la parte de atrás de su cuello.
―Um, de vez en cuando sí o no, desde que
estamos aquí.
― Desde que estamos aquí en Austin? ―Ladeo mi cabeza
hacia un lado―.
Ya se conocían?
La expresión de su cara cambia. Ella
sabe de dónde viene esto ahora.
Sabe de las fotos en línea. No
está acostumbrada a que
todo lo
que haga sea examinado de cerca.
Se aclara la garganta y traga. ―No.
―Por lo
tanto, comenzaron a correr
juntos cuando llegamos a Austin, a pesar de que nunca se habían visto antes
y no se conocen entre sí para nada.
―Estoy tratando de sonar solamente curioso. Fallo.
―Ambos corremos temprano y
corrimos juntos una vez la primera
semana, y el tiempo pasa más rápido cuando vas con alguien más… ―su
voz se desvanece.
―Es
un chico guapo ―dije, viendo su reacción.
― Peter? Uh, creo
que sí. ―Su tono
de voz dice: ¿En serio? No
lo había notado. Sus ojos, se
agrandan ligeramente, dicen que definitivamente lo cree.
Sonrío.
Podría sacarlo todo
afuera allí. ―Lo raro
es que algunos de los sitios de fans
están publicando fotos de ustedes.
Diciendo que están durmiendo
juntos.
―¿Qué? ―Es buena. Casi no puedo decir si
ya sabía sobre esto.
―Extra o, no?
―Eso es loco. Sólo estamos
ejercitándonos juntos, y eso es todo. ―Puedo
oír ambas, la verdad y la mentira
en sus palabras y no estoy
seguro de qué hacer con eso.
―Muy bien. Estaba solo comprobando. ―La
abrazo acercándola más y dejando el
interrogatorio, acaricio con mis dedos a lo largo del costado de su cuello y la beso. No voy a dejar que nada
arruine esta noche.
Lali
Poli parece olvidar lo que había
sacado a relucir en el
auto, pero no puedo mirar
a Peter sin recordar cada palabra. Es cierto, no le
había estado comunicando
que corro todas las mañanas con
Peter, pero no creo que sea necesario dar cuenta de cada momento.
Poli nunca me pareció de ese tipo
y francamente ese tipo de expectativas
me alarma, sobre todo después del drama Eugenia/Ignacio.
El beso que Peter y yo compartimos fue
semanas atrás. No debería sentirme
culpable, pero lo
hago. Sólo puede haber
una razón para ello.
Todavía lo siento. Aún significa algo para
mí, aunque no debería. Al entrar en el
club con Poli sosteniendo mi
mano, estoy decidida
a olvidar. No
puedo tener ese beso y estos
sentimientos, con lo que Pablo y yo haremos esta noche.
La
producción quiere que nada le
suceda a
Pablo que pueda causar una recaída.
Los guardaespaldas están cerca, manteniéndolo
separado de la gente que no es parte del elenco. Los fans
y fotógrafos se ven obligados a contentarse
a babear desde lejos. De vez
en cuando alguien le habla más allá de
la seguridad y es
escoltado lo suficientemente cerca para salivarle
encima a corta distancia.
Baila
conmigo un par de veces, acercándome totalmente contra
él, moviéndonos tan lentamente que apenas estamos en movimiento.
Mayormente, sin embargo, se apoya contra
el bar bebiendo, hablando con otros
miembros del reparto y con la ocasional fan favorecida y me mira bailar.
Cada
vez que nuestros ojos se
encuentran, su mirada
es puro fuego, recordándome
nuestros planes para después.
Estoy
bailando con Agus cuando doy un
vistazo viendo a Pablo hablar con Peter, quien ha pasado la mayor parte de
la noche en el bar en una conversación
con Paula. Al
principio, no creo nada al
respecto, pero Pablo hace gestos hacia la pista de baile y
aunque no me mira a mí, mi instinto me dice
que tiene algo que ver conmigo. Uh-oh.
A medida que la
canción termina y otra
comienza, veo
que Pau está al lado
de Peter y los tres están hablando, y aunque todos
parecen bajo control, el antagonismo entre
ellos es visible.
Me pregunto que estarán diciendo y cómo
va a afectar mis relaciones con
cualquiera de ellos. Algo
está a punto
de cambiar, lo siento
y me doy cuenta con certeza ciega que a pesar de lo que
estaba pensando cuando entramos en este
lugar, no quiero
perder la amistad de Graham.
No quiero que Pablo haga algo para acabar con ella. Oh,
Dios mío.
No tengo ni idea de qué hacer. Como lo
he hecho durante más de la mitad de mi
vida en momentos como este, busco mi teléfono y comienzo a marcar el
número de Emily, vacilante cuando reconozco
lo que mi piloto automático
mental me está
haciendo hacer. De repente me siento abrumada con indecisión y dolor.
Cuando una nueva canción comienza, dejo Agus hablando con uno
de los extras y vuelo al baño. Bob me apunta a
una sala VIP apartada.
Estoy sola por el espacio de unos quince
segundos.
―Pablo me está siguiendo ―dice Paula cuando
entra―. Si estas tratando de evitarlo,
es mejor que te escondas.
Entrando
como flecha a uno
de los tres puestos, bajo
el pestillo de la puerta de acero
inoxidable que se cerró detrás de
mí, bajo
la tapa del inodoro, me siento
y subo los pies.
Antes de que pueda preguntarme que estoy haciendo
merodeando alrededor de un puesto
del baño como
si estuviera en una película de espías malos, Pablo entra.
― Hay alguien más
aquí?
―No
―responde ella―. Qué, quieres revisar todos los puestos? Se mi invitado.
―aguanto la respiración,
pero ella lo
conoce bien y él toma
su desafío como una confirmación.
―Solo
respóndeme una pregunta. Dime
la verdad, si es posible. ¿Pedro lo sabe?
A través de la banda
de un cuarto de pulgada de espacio
entre la puerta y el marco, la veo sacar el brillo de labios de su bolso
y aplicarlo con cuidado. Después de una
mirada superficial sobre la puerta detrás en la cual me siento inmóvil y muda, lo estudia por el espejo antes de contestar.
―Sí, lo sabe.
Él
hace un sonido de irritación. ―Dios,
lo sabía. ¿Por qué se lo dirías?
¿Por qué?
Lanza
el brillo de labios en el bolso
y se vuelve hacia él.
―Pitt estaba en la película en la que tuve que romper el contrato porque
estaba embarazada. Cuando no te importo
una mierda y mis padres y mi agente me
estaban presionando sobre “lo
correcto que debía hacer” él golpeó la puerta
de mi trailer y me encontró llorando. Así que le dije. Y él me dijo que
hiciera lo que era mejor para
mí. Era la única
persona que conocía, y apenas
lo conocía en absoluto, que se
preocupaba por lo que yo necesitaba.
Mi sangre bombea con tanta furia que
apenas podía oír.
―Nadie te obligó a tener ese bebé, Paula.
―Ese bebé ―dice ella, con la
voz quebrada―, era
tu bebé, idiota. Cuando te
dije, pensé ―se detiene―. Bueno. A nadie le importa lo
que pensaba. Todo lo que importa
son los hechos. No querías nada más que sexo
de mí. Dijiste lo que
sea que tenías que decir para conseguirlo.
Yo era una niña
ingenua y me quedé atrapada con las consecuencias.
No
estoy respirando y
es igual de bien porque se siente como si no quedara
aire en la habitación. ―No tienes idea de lo que yo quería ―dice, en voz tan baja que apenas lo podía oír―. Si
hubieras tenido un aborto, como tus padres
querían, no habría habido consecuencias. Fue tu elección. Tu opción para desbaratar
tu carrera, tu elección de meter la pata
tanto en nuestras vidas que si el
público llegase si siquiera a enterarse…
Ella lo mira fijamente. ―Cómo te atreves
a actuar como si fuera oh-tan- simple. Tirar una moneda. Lanzar un dardo. No era maldita sea fácil. ¿Sabes qué, Pablo? Mi decisión fue apartar a un lado
mi carrera, pero tomé la decisión correcta para
mí. Y llevar mi vida por encima
de tu miserable egocéntrica existencia
Yo soy Dios, cualquier día.
― Miserable? No lo creo. Egocéntrico? Bueno. Puedo vivir con eso.
―Vete.
―Salgo.
No hay problema.
―La puerta del baño hace un zumbido al
abrirse y cerrarse detrás de él.
No me puedo mover.
―No sé qué decir.
Se encoge de hombros, sacándose el
exceso de brillo de labios.
―Bienvenida al club. Qué se puede decir? De todos modos.
― Cuando sucedió?
―Hace tres años. Yo tenía dieciséis a
os. Hace tres a os, hoy, de hecho, fue la
última vez que lo
vi ―coge una toalla de papel y
la presiona en la
esquina de cada ojo―. Pablo ni siquiera sabe su fecha de nacimiento. Él
nunca pregunto. Maldita sea. Estuve muy
bien durante todo el día. Pensé que podía
manejarlo este año. Supongo que estaba equivocada.
Nuestros ojos se encontraron en el
espejo y creo que de lo joven que es,
cuánto más lo fue hace tres años. El miedo que debe haber sentido. ―
Hay algo que pueda hacer?
― Solo pídele a Bob que me consiga un auto?
Si lo quiero salir de aquí. Estaré bien
mañana.
―Claro. No hay problema ―voy hacia la
puerta.
―Lali… ―me detengo, con la
mano en la perilla
de la puerta―. No estés
a ciegas. Todo lo que te está diciendo, lo está diciendo para conseguir lo que quiere.
Si eso es todo lo que
quieres de ti, también,
entonces más poder para ti. Eso
sí, no te enamores de él.
Encontré a Bob, quien me aseguro que llevará
a Paula de regreso al
hotel. Su petición
cumplida, mi cabeza
está repleta de impulsos y
vacía de soluciones.
Furtivamente a lo largo
de la pared, me mezclo
con la multitud,
renuente a enfrentarme a Pablo,
que está absuelto de responsabilidad o incluso
por encima de la emoción de dejar a alguien embarazada.
Quiero a Cande. Mis ojos se llenan de
lágrimas y me dirijo hacia la salida, extrañándola, necesitando
de su consejo, la
forma en que se centra en mí.
Durante el tiempo que puedo recordar, he
estado pensado permanente en ella, pero no estaba. Se separó de mí, y se
ha ido, como todos los demás que he
amado.
Maaaasss
ResponderEliminarmassssssssss, me encanto el capituloooooooooo
ResponderEliminarMás!!!
ResponderEliminarNooooo,habla con Cande ,k son amigas ,y todo tiene solución.
ResponderEliminarYa sabe d lo k es capaz Pablo ,así k mejor se mantenga lejos d él.