jueves, 29 de mayo de 2014

"Entre lineas" capitulo 37


Poli
Nico: Hay un poco de jodidos rumores circulando  sobre esa chica, Lali, que está saliendo con ambos, tú y ese tipo Pedro
Poli: Bah. Esos sitios están drogados.
Nico: Si, está bien pero hay fotos de ellos juntos, no sólo una o dos, pero parece que corren juntos todo el tiempo ¿Sabías sobre eso?
Poli: Que mierda, ¿Cuándo?
Nico: Este sitio tiene un empleado del hotel diciendo que bajan juntos casi todas las mañanas. Como si se revolcaran y luego corrieran. No lo sé hombre sólo pensé que deberías saber.
Poli: Está bien, grax.

Por lo  general  evito  los sitios de los tabloides como  una peste.  Todos  nosotros, tanto como nos sea posible. La mayoría de las veces, es fabricada  por una  imitación periodística que lo que quiere es vender una historia  y  no  les importa si es verdad.
El inconveniente es cuando hay evidencia fotográfica. No es que esta  no  pueda  ser  engañosa, también,  el  software de alteración  de fotos  puede ser una herramienta  terrible en  las  manos equivocadas.  Pero  no  hay  nada  falso  acerca de las múltiples fotos  de Pedro y Lali corriendo,  trotando, hablando,  riendo.  Su  vestimenta  varía,  así  que  no  fue solo  una vez.  Esto  es algo que han estado haciendo o estaban haciendo con regularidad.
Bob logra  apartar a  algunos paparazzi,  mientras que Lali y  yo  escapamos directamente hacia la SUV que nos esperaba por atrás.
Cuando  nos estamos alejando  del  hotel,  pregunté:  ―Entonces Hace cuánto  tiempo  has estado  corriendo  con Pedro? ―Mi tono  es tan indiferente como puedo manejar.  No estoy acostumbrado a esta basura de  los celos. No es que sea confiado. Es que por lo general, no me importa una  mierda.
― Uh? ―dice ella, tomándola por sorpresa.
―Correr. Con Pedro.  Cuánto tiempo? ―Repito la pregunta una frase a la vez, mis dedos acarician la parte de atrás de su cuello.
―Um, de vez en cuando sí o no, desde que estamos aquí.
― Desde que estamos aquí  en Austin? ―Ladeo  mi cabeza  hacia  un  lado―.  Ya se conocían?
La expresión de su cara cambia. Ella sabe de dónde viene esto ahora.
Sabe de las fotos en línea.  No  está  acostumbrada  a  que todo  lo  que haga  sea examinado de cerca. Se aclara la garganta y traga. ―No.
―Por lo  tanto,  comenzaron a  correr  juntos cuando  llegamos a  Austin, a pesar de que nunca se habían visto antes y no se conocen entre sí  para nada. ―Estoy tratando de sonar solamente curioso. Fallo.
―Ambos corremos temprano  y    corrimos juntos una vez  la  primera  semana, y el tiempo pasa más rápido cuando vas con alguien más… ―su voz  se desvanece.
―Es  un chico guapo ―dije, viendo su reacción.
― Peter? Uh,  creo  que sí.  ―Su  tono  de voz  dice:  ¿En serio? No  lo  había notado. Sus ojos, se agrandan ligeramente, dicen que definitivamente lo cree.
Sonrío.  Podría  sacarlo  todo  afuera allí.  ―Lo  raro  es que algunos de los  sitios  de fans  están publicando  fotos  de ustedes.  Diciendo  que están durmiendo juntos.
―¿Qué? ―Es buena. Casi no puedo decir si ya sabía sobre esto.
―Extra o,  no?
―Eso es loco. Sólo estamos ejercitándonos juntos, y eso es todo. ―Puedo  oír ambas, la  verdad  y la mentira  en sus palabras y  no  estoy  seguro  de qué hacer con eso.
―Muy bien. Estaba solo comprobando. ―La abrazo acercándola más y  dejando el interrogatorio, acaricio con mis dedos a lo largo del costado de su  cuello y la beso. No voy a dejar que nada arruine esta noche.

Lali
Poli parece olvidar lo  que había  sacado  a  relucir en el  auto, pero  no  puedo  mirar a Peter sin recordar cada  palabra.  Es  cierto,  no  le había  estado  comunicando  que corro  todas las mañanas con Peter, pero no creo que sea necesario dar cuenta de cada  momento.  Poli nunca  me pareció  de ese tipo  y  francamente ese tipo  de  expectativas me alarma, sobre todo después del drama Eugenia/Ignacio.
El beso que Peter y yo compartimos fue semanas atrás. No debería  sentirme culpable,  pero  lo  hago.  Sólo  puede haber  una razón para  ello.
Todavía lo siento. Aún significa algo para mí, aunque no debería. Al entrar en el  club con Poli sosteniendo  mi mano,  estoy  decidida  a  olvidar.  No  puedo  tener ese beso y estos sentimientos, con lo que Pablo y yo haremos esta noche.
La  producción quiere que nada  le suceda  a  Pablo que pueda  causar  una recaída.  Los guardaespaldas están  cerca,  manteniéndolo  separado  de  la gente que no es parte del elenco. Los fans y fotógrafos se ven obligados a  contentarse a  babear desde lejos.  De vez  en cuando  alguien le habla  más  allá  de  la  seguridad  y  es escoltado  lo  suficientemente cerca para  salivarle  encima a corta distancia.
Baila  conmigo  un par de veces,  acercándome totalmente  contra  él,  moviéndonos tan  lentamente que  apenas estamos en movimiento.
Mayormente, sin embargo, se apoya contra el bar bebiendo, hablando con  otros miembros del reparto y con la ocasional fan favorecida y me mira bailar.
Cada  vez  que nuestros ojos se encuentran,  su  mirada  es puro  fuego, recordándome nuestros planes para después.
Estoy  bailando  con Agus cuando  doy  un vistazo  viendo  a Pablo hablar  con Peter, quien ha pasado la mayor parte de la noche en el bar en una  conversación con  Paula.  Al  principio,  no  creo  nada  al  respecto,  pero  Pablo hace gestos hacia la pista de baile y aunque no me mira a mí, mi instinto me  dice que tiene algo  que ver conmigo.  Uh-oh.  A  medida  que la  canción  termina  y  otra  comienza,  veo  que Pau está  al  lado  de Peter  y  los tres están hablando, y aunque todos parecen bajo control, el antagonismo entre  ellos es visible.
Me pregunto que estarán diciendo y cómo va a afectar mis relaciones  con cualquiera  de ellos.  Algo  está  a  punto  de cambiar,  lo  siento  y  me doy  cuenta con certeza ciega que a pesar de lo que estaba pensando cuando  entramos en este lugar,  no  quiero  perder la  amistad  de Graham.  No  quiero  que Pablo haga algo para acabar con ella. Oh, Dios mío.
No tengo ni idea de qué hacer. Como lo he hecho durante más de la  mitad de mi vida en momentos como este, busco mi teléfono y comienzo a  marcar el  número  de Emily,  vacilante cuando  reconozco  lo  que mi piloto  automático  mental  me  está  haciendo  hacer.  De repente me siento abrumada  con indecisión y  dolor.  Cuando  una nueva  canción comienza, dejo Agus hablando con uno de los extras y vuelo al baño. Bob me apunta a  una sala VIP apartada.
Estoy sola por el espacio de unos quince segundos.
―Pablo me está siguiendo ―dice Paula cuando entra―. Si estas tratando  de evitarlo, es mejor que te escondas.
Entrando  como  flecha  a  uno de los tres  puestos,  bajo  el  pestillo  de la  puerta  de acero  inoxidable que se cerró  detrás de mí,  bajo  la  tapa  del  inodoro,  me siento  y  subo  los pies.  Antes  de que pueda  preguntarme que estoy  haciendo  merodeando alrededor de un puesto  del  baño  como  si estuviera  en una película  de espías malos,  Pablo entra.  ― Hay  alguien más
aquí?
―No  ―responde ella―.  Qué,  quieres revisar todos los puestos? Se mi  invitado.  ―aguanto  la  respiración,  pero  ella  lo  conoce bien y  él  toma  su  desafío como una confirmación.
―Solo  respóndeme  una pregunta.  Dime  la  verdad,  si es posible. ¿Pedro lo sabe?
A través de la  banda  de un cuarto  de pulgada  de espacio  entre la puerta y el marco, la veo sacar el brillo de labios de su bolso y aplicarlo con  cuidado. Después de una mirada superficial sobre la puerta detrás en la cual  me siento inmóvil y muda,  lo estudia por el espejo antes de contestar. ―Sí, lo  sabe.
Él  hace un sonido  de irritación.  ―Dios,  lo  sabía.  ¿Por qué se lo  dirías?  ¿Por qué?
Lanza  el  brillo  de labios en el  bolso  y  se vuelve hacia  él.  ―Pitt estaba en la película en la que tuve que romper el contrato porque estaba  embarazada. Cuando no te importo una mierda y mis padres y mi agente me  estaban presionando sobre  “lo correcto que debía hacer” él golpeó la puerta  de mi trailer y me encontró llorando. Así que le dije. Y él me dijo que hiciera lo  que era  mejor para  mí.  Era  la  única  persona  que conocía,  y  apenas lo  conocía en absoluto, que se preocupaba por lo que yo necesitaba.
Mi sangre bombea con tanta furia que apenas podía oír.
―Nadie te obligó  a tener ese bebé, Paula.
―Ese bebé ―dice ella,  con la  voz  quebrada―,  era  tu  bebé,  idiota. Cuando  te  dije,  pensé ―se detiene―.  Bueno. A nadie le importa  lo  que  pensaba. Todo lo que importa son los hechos. No querías nada más que sexo  de mí.  Dijiste lo  que  sea que tenías que  decir para  conseguirlo.  Yo  era  una  niña ingenua y me quedé atrapada con las consecuencias.
No  estoy  respirando  y  es  igual  de bien porque  se siente como  si no  quedara aire en la habitación. ―No tienes idea de lo que yo quería ―dice, en  voz tan baja que apenas lo podía oír―. Si hubieras tenido un aborto, como tus  padres querían, no habría habido consecuencias. Fue tu elección. Tu opción para desbaratar tu carrera,  tu elección de meter la  pata  tanto  en nuestras vidas que si el público llegase si siquiera a enterarse…
Ella lo mira fijamente. ―Cómo te atreves a actuar como si fuera oh-tan- simple. Tirar una moneda. Lanzar un dardo. No era  maldita sea fácil. ¿Sabes  qué, Pablo? Mi decisión fue apartar a un lado mi carrera, pero tomé la decisión  correcta  para  mí.  Y  llevar mi vida  por encima  de tu miserable egocéntrica  existencia Yo soy Dios, cualquier día.
― Miserable? No lo creo.  Egocéntrico? Bueno. Puedo vivir con eso.
―Vete.
―Salgo.  No  hay  problema.  ―La  puerta del baño hace un zumbido  al  abrirse y cerrarse detrás de él.

No me puedo mover.
 ―Se ha ido ―dice ella y relajo mis piernas y abro la puerta.
―No sé qué decir.
Se encoge de hombros,  sacándose el  exceso  de brillo  de labios.
―Bienvenida al club.  Qué se puede decir? De todos modos.
― Cuando sucedió?
―Hace tres años. Yo tenía dieciséis a os. Hace tres a os, hoy, de hecho, fue la  última  vez  que lo  vi ―coge una  toalla de papel  y  la  presiona  en la  esquina de cada ojo―. Pablo ni siquiera sabe su fecha de nacimiento. Él nunca  pregunto. Maldita sea. Estuve muy bien durante todo el día. Pensé que podía  manejarlo este año. Supongo que estaba equivocada.
Nuestros ojos se encontraron en el espejo y creo que de lo joven que es,  cuánto más lo fue hace tres años. El miedo que debe haber sentido. ― Hay  algo que pueda hacer?
― Solo pídele a Bob que me consiga un auto? Si lo quiero salir de aquí.  Estaré bien mañana.
―Claro. No hay problema ―voy hacia la puerta.
―Lali… ―me detengo,  con la  mano  en la  perilla  de la  puerta―.  No  estés a ciegas. Todo lo que te está diciendo, lo está diciendo para conseguir lo  que quiere.  Si eso  es todo  lo  que quieres  de ti,  también,  entonces más  poder para ti. Eso sí, no te enamores de él.
Encontré a Bob, quien me aseguro que llevará a  Paula de regreso  al  hotel.  Su  petición  cumplida,  mi  cabeza  está  repleta  de impulsos y  vacía  de  soluciones.  Furtivamente a  lo  largo  de la  pared,  me mezclo  con  la  multitud,  renuente a  enfrentarme a  Pablo,  que está  absuelto  de responsabilidad  o  incluso por encima de la emoción de dejar a alguien embarazada.
Quiero a Cande. Mis ojos se llenan de lágrimas y me dirijo hacia la salida,  extrañándola,  necesitando  de su  consejo,  la  forma  en que se centra  en mí.
Durante el tiempo que puedo recordar, he estado pensado  permanente en  ella, pero no estaba. Se separó de mí, y se ha ido, como todos los demás que  he amado.

4 comentarios:

  1. massssssssss, me encanto el capituloooooooooo

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  2. Nooooo,habla con Cande ,k son amigas ,y todo tiene solución.
    Ya sabe d lo k es capaz Pablo ,así k mejor se mantenga lejos d él.

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