Poli.
Después de ordenar un desayuno por
servicio a la habitación casi al medio día, le envié un mensaje a Agus y Vico
para ver que podíamos hacer esta noche, sé que ninguno de ellos
me responderá hasta dentro de varias
horas. Tengo un ligero síntoma de resaca esta mañana; pudo haber sido peor.
Creo que mi adrenalina durante y después de la reunión con Paula quemo de golpe
todo el alcohol de mi sistema. Lo último que necesito esta noche es más de
ella. Una noche de chicos me ayudaría.
Cuanto más pienso en Lali y Pedro yéndose anoche, más sospechoso de ellos, o al
menos de él. No lo conozco nada aún. Él no puede estar compitiendo por Lali,
considerando que él se la pasa con Paula, también. Francamente, no estoy
acostumbrado a competir por la atención de una chica, en absoluto. Debería
encontrarlo emocionante. Pero no lo hago.
Agustín me llama media hora más tarde. —Primero que
nada, maldita sea, no me dejes beber mucho otra vez, y segundo, me anoto para
una noche de chicos. Si tengo suerte 6, quizás no regrese con ustedes al hotel.
—Sí, como sea.
Ya le envié mensaje a Victorio… no tengo el número de Pedro, pero supongo que
lo invitaremos —De ninguna manera lo dejare con Lali toda la noche.
—Él es mi
vecino; me vestiré y le preguntaré.
Perfecto. Tengo el presentimiento de que
Paula sospechara que la invitación viene
de mí; No puedo imaginar a Paula diciéndole cosas buenas sobre mí. Sé que no
terminamos en los mejores términos, pero no tenía idea de que fuera a
comportarse tan hostil. —Genial. ¿A las ocho? ¿Nueve?
Agus dejó escapar un gemido de resaca.
—Nueve. Tenemos el día libre mañana.
—Voy a llamar a
Bob para hacerle saber que necesitaremos un guarda espalda y un auto,
posiblemente autos separados de regreso —Traeré a alguien conmigo, de eso
estaba seguro. Emma estaba resultando ser más difícil de lo que creí que sería,
y necesito alguien que me quite las ansias.
Cuando nos encontramos en el vestíbulo a
las nueve, Bob y Jeff están esperándonos para llevarnos hasta el auto. Agus fue
el último en bajar. Solo.
—¿Pedro se
reunirá con nosotros más tarde?
—Me dijo que se
quedaría aquí esta noche.
Me detuve antes de hacer una rabieta en
medio del vestíbulo. —¿Qué?
—Dice que aún se
está recuperando de la noche anterior y que se quedara aquí —Mentiroso. Él fue
quien menos bebió anoche. Agus me palmea el hombro y sigue caminando—. Vamos,
amigo. ¿Cuál es el problema? Vámonos.
No tengo más remedio que seguirlo. Los
paparazzi son manejados hábilmente por Bob y Jeff y dos minutos más tarde
estamos dentro de auto, dirigiéndonos hacia un bar que Agus había escuchado.
—¿Que harán las
chicas? —Esto no salió como yo lo había previsto, pero por suerte a Agustín no
le importaba.
—Me encontré con
Paula y Eugenia temprano, estaban planeando una noche de chicas. Paula quería
sentirse libre, sin chicos mirándola todo el tiempo. —Él tuvo el descaro de
guiñarme un ojo al ver mi alivio de saber lo que Lali haría esta noche. Aunque
esta información no ayudaba a mi objetivo.
Vico nos miró a ambos. —¿Qué está
pasando entre ustedes dos?
—Nada, hombre
—Compartí una rápida mirada con Agus y nos encogimos de hombros—. Nosotros
tuvimos algo, hace años, y ella aparentemente no lo supero.
Vico lanzó su puño al aire, sonriendo.
—Así debe ser siempre, dejarlas queriendo más.
No le dije que querer más no era
exactamente lo que había entre Paula y yo.
Lali
Mi resaca se ha ido, pero necesito una
noche tranquila.
Estaba planeando una larga conversación
con Candela, pero ella tiene una cita con un chico que
trabaja en
Abercrombie, está a unas puertas de Hot
Topic, donde ella trabaja. (Señalé que él es un chico sin
potencial a una relación seria, pero ella no apreció mi comentario). Ha pasado por
un largo periodo de sequia, y la
posibilidad de comenzar su último año
del instituto sin novio y sin pretendientes a la vista es intolerable.
Había mucho más en mi plan de relajación
que pasarme en la cama con un persistente dolor de cabeza. Mi
padre y Malvina llegarían mañana y estarían en Austin por cinco días.
Necesitare de todas mis fuerzas para hacer frente a días agotadores de grabación y
el estrés de tenerlos cerca al mismo tiempo. Sería demasiado esperar que ella
se mantenga al margen. Malvina no lo hará.
Me he excluido de la vida nocturna en
Austin esta noche, los chicos salieron solos, y las chicas en otro
grupo. El servicio de habitaciones me trajo una ensalada de espinaca y por
televisión veo videos musicales, con el volumen bajo. Sintiéndome inquieta,
vagué hasta el pequeño balcón que daba a la calle y me apoyé en el
barandal de piedra, mirando el gran cielo oscuro, donde apenas podía observar unas
cuantas estrellas. Escucho las risas de las personas en la calle, e
incluso a lo lejos, puedo escuchar una conversación y unas risas. ¿Y huele a
cigarro?
—Hola, Lali —Peter estaba en el balcón de al lado, apoyado en la barandilla, fumando. Sus ojos, encontrándose con los míos, son oscuros y distantes.
—Oye, pensé que
salías con los chicos.
Sus ojos brillaron de repente, y él
apartó el cabello que caía sobre su frente, exhaló un poco de humo que se
dispersó en varias direcciones. — Decidí quedarme está noche.
Asentí. —Yo también.
Él tomó otra calada y bajó su mirada
hacia la calle, hacia el ruido y los remolinos de colores. Él no dice nada, y
aunque tengo curiosidad por la llamada que interrumpió nuestra caminata
temprano, no puedo encontrar una manera de sacarlo casualmente a
colación. Regrese a mi habitación, sin desear interrumpir sus pensamientos.
Consideré arrastrar una de las sillas al balcón para leer, pero si Peter aún
está en su balcón, sería incómodo.
Después de leer el menú de postres y
convencerme a mí misma que ordenar una rebanada de pastel de
chocolate me haría daño, agarré la novela que compré esta mañana y me senté
en la cama. Mi estómago gruñe protestando, mascullé entre dientes,
―Cállate. Siento el placer familiar de saltar página tras página al leer, el
crujido de las hojas y el olor de la tinta. Y luego, estuve a punto de saltar cuando
el teléfono sobre el buró comenzó a sonar fuertemente.
—¿Hola?
—respondí, mi corazón late rápido, buscando el volumen en el teléfono para disminuirlo.
—¿Lali? Soy
Peter. Yo, uh, no tengo tu número móvil…
—Oh.
—Entonces… Pedí
un pastel de chocolate al servicio de habitaciones, y es más monstruoso de lo que parecía en
el menú… y estaba pensando que podíamos compartirlo. Si tú quieres.
Entiendo si deseas estar sola.
Sonreí, después de haber planeado pasar
una noche exactamente así, igual como correr por la mañana sola,
esos planes cambiaban rápidamente.
—Estaba
convenciéndome a mí misma que no necesitaba comerme ese pastel… pero supongo que si es
compartido, no cuenta realmente.
—Exactamente.
Estaré allí en un minuto.
—¿Puedo ordenar
café? —Quizás no sería conveniente beber café cerca de las diez de la noche, cuando
tengo intenciones de dormirme temprano… pero no puedo resistirlo.
—Suena bien.
Llamé al servicio a la habitación y
luego corrí hacia al baño para lavarme los dientes. Tuve el tiempo
justo para limpiar mi boca con la palma de mi mano cuando Pitt tocó la puerta.
Cuando abrí, él sostenía dos
tenedores y la rebanada de pastel más
grande que he visto nunca. —Wow. Esa cosa es enorme.
—Sí. Es
básicamente un pastel entero —Él pasó una mano a través de su cabello y un par de mechones quedaron
hacia arriba. Estaba descalzo, vestido con unos jeans desgastados y una
camisa con el nombre de una banda indie vagamente popular. Cande sabía de eso.
Arrastramos las sillas y un buró hacia
el balcón, donde tomamos y comimos de la misma rebanada sin repartirla. El lejano sonido de la noche del sábado flotaba desde las calles. Después
de unos minutos de comer y suspiros de satisfacción, Peter me preguntó
porque quise interpretar a Lizbeth Bennet, regresando a la conversación de
la mañana, antes de ser interrumpidos por la llamada.
—¿Qué chica no
querría hacer una adaptación de Orgullo y Prejuicio? —cuestioné.
—Qué respuesta
tan misteriosa —señaló, arqueando una ceja. Él bebió otro sorbo de café, esperando,
recostándose en su silla, mirándome fijamente con sus largas piernas extendidas.
Subí mis rodillas sobre mi silla,
recargué mi cara contra ellas. —Bueno, como la mayoría de las chicas que han
leído el libro, adoro a Elizabeth Bennet. Ella es una heroína, con
carácter fuerte e independiente, inteligente, leal, pero al mismo tiempo no es
perfecta, no está por encima de los errores, o de enamorarse.
Él asintió. —Entonces, tan pronto como
supiste sobre la película, sabías que tenías que hacerlo.
Wow, él es bueno.
—No exactamente.
Es decir, yo no soy Elizabeth Bennet, después de todo. Es Lizbeth, una versión americana.
Y algunas de las líneas del guion… supongo que estoy demasiada obsesionada
con algunas cosas, y Jane Austen es una de esas cosas.
—Bastante bien.
Así que, ¿Cuándo leíste por primera vez Orgullo y Prejuicio?
Aquí vamos. —No lo sé. Fue el libro
preferido de mi madre. Recuerdo que lo leía en voz alta para mí cuando
era niña —Mis entrañas se revolvieron y le eché la culpa al pastel con tanto
azúcar y al cargado café. Evadía este tema tanto como me era posible. Podía
hablar esto con Peter, pero no ahora. Aún así, quería decírselo.
—Entonces, ¿Qué
piensa ella de esto? ¿Quiere que hagas la película, o está obsesionada con Jane Austen,
también?
Aquí vamos, aquí vamos, aquí vamos. Miré
las uñas en mis manos. —Ella murió cuando tenía seis —Las palabras
fueron sacadas rápido, pero suavemente, y quería decírselo todo, a
pesar de que no podía decirle más, porque estaba a punto de caerme a
pedazos y comenzar a sollozar. Mi padre y la manera en que nos alejamos
después de perderla. Mi incapacidad de tener una infancia normal, porque he
estado delante de una cámara, fingiendo ser otra persona desde que
ella se fue. Malvina y la manera que siempre espera ser el centro del
universo. Y está bien. Realmente no me importa. Pero algunas veces, no quiero
estar cerca de ellos.
Peter no hablo hasta que levanté la
mirada. Sus ojos me miran fijamente, no se desvían, es incómodo
que los míos estén llenos de lágrimas.
—Lo siento, Lali —dice.
Asentí, tomé un gran respiro y tomé una
servilleta cerca del plato casi vacío para secar las lágrimas. —Gracias.
Nos sentamos afuera por un largo tiempo,
eventualmente hablamos sobre otros trabajos que hemos hecho. Le
habló sobre el director del comercial de jugo de uva, y él me
platica sobre una atractiva famosa de cuarenta y tantos años con la cual
trabajo en un filme independiente, y como se presentó en su camerino con sólo una
bata y nada más.
—¿Quiero saber
cómo supiste que no tenía nada más?
Él hizo una mueca. —De la manera exacta
en la que estás pensando.
—Oh… entonces,
¿Tú…?
—Umm, no, le
dije que tenía que levantarme temprano, y ella dijo: No tienes que tener miedo, Peter y le
conteste, por supuesto, algo como, Oh, no,
realmente estoy cansado. Y cuando no abrí la puerta el día
siguiente. Ella se hizo a la idea de que
no quería nada.
—Wow.
—Sí —dijo,
riendo—. Casi necesite terapia después de esa noche.
Terminamos sentados en mi cama, con diez
o más centímetros entre nosotros. Cuando me desperté a las
cuatro de la madrugada, él se había ido.
Las sillas estaban dentro otra vez, la
puerta del balcón cerrada y bloqueada.
El edredón me cubría como un capullo, y
había una nota en el buró.
Gracias por ayudarme con el enorme
pastel.
Estaré en el vestíbulo a las seis, si
quieres correr.
Peter.
Puse la alarma en mi teléfono a las
5:40.
Me encanta más!
ResponderEliminarYo ya leí este libro pero esta genial que lo hicieras en adaptación me gusto mucho.. Estoy por subir una adaptación; soy nueva en esto para si puedes leer.
ResponderEliminarQuiero saber q plane y quiere peter! Es tan misteriosoo
ResponderEliminarMaass
me encantaaaaaaaaa quiero massssssssssss
ResponderEliminarMe encanta .
ResponderEliminarQuedan d una vez a otra ,y siempre como cómplices me parece a mi