"Entre lineas" capitulo 18

Poli

Lali desapareció anoche. Una vez más. Casi esperaba encontrar un zapato de cristal cuando me fui. No era que no entendiera la reacción de Lali en lo que respecta a su madrastra. Cuando desapareció, la comprendí.

Entonces, en algún momento, note que Pedro también se había ido. ¿Qué demonios? Mi cerebro me decía que me hiciera a un lado, tenía un montón de chicas. Podía salir y regresar con un montón de chicas en este momento. Y la mayoría de ellas estarían emocionadas de hacer lo que yo deseé, sin embargo quiero esto. Así que, ¿Por qué estaba actuando así con

Lali? ¿Es el reto? Así fue como me sentí con Paula, hace algún tiempo y mira a donde me llevo.

Hoy estamos filmando una de las primeras escenas: una fiesta en lacasa de Charlotte Lucas, la mejor amiga de Lizbeth. Cuando llegué al lugar noté le escenografía perfectamente montada. Observe a Emilia y Lali hacer su primera escena y no me importó si tenía sentido. La quiero a ella. Sin arrogancia, semi talentosa, y no dejaré que un actorcito de película independiente la alejé de mí. Además, ¿Qué diablos está haciendo él con Paula?

Laura me dice que Agustín y yo somos los siguientes, así que apartó esos pensamientos y realizó mis ejercicios de respiración. Tendré suficiente para pensar sobre esta mierda después.

INT. LA CASA DE LUCAS – EN LA NOCHE WILL Y CHARLIE hablan de la fiesta cuando LIZBETH se esconde justo a la vuelta de la esquina y escucha su conversación:

CHARLIE (Hablando sobre la música)

-¿No es esto asombroso? Las chicas aquí son preciosas.

WILL (Condescendientemente)

-Charlie, no hay ni una chica linda en esta fiesta, excepto con la que has estado hablando. Ella es aceptable, pero eso es todo.

CHARLIE

-Jane Bennet es la chica más sexy aquí. Pero su hermana Lizbeth es bonita… hable con ella por algunos minutos. Parece simpática e inteligente. Justo tu tipo. Deberías hablar con ella.

WILL

-Ella está bien, supongo, pero no vale mi esfuerzo.

CHARLIE

-Dios, Will, eres imposible. ¿Alguien está a la altura suficiente para ti?

WILL

-Nadie de aquí.

LIZBETH, indignada, cuadra sus hombros saliendo de su escondite y camina entre ellos, cruzando la habitación hacia Charlotte, quien recoge las latas de bebida y las servilletas.

—¡Corte! —gritó Ritcher.

Lali

—Lali, buena escena —Reid sostenía un vaso café con caramelo, su café favorito. Bebe uno al día, al menos, a veces dos o tres. Ritcher le dice que no beba tanta cafeína porque comienza hablar tan rápido que junta las palabras —Como una versión más joven y guapa de mi agente, Dan. Que miedo

— Cuando pasaste como una tormenta entre Agus y yo, fue como si un tornado hubiera pasado. Definitivamente, no quisiera verte enfadada.

—Sabes, lo llaman "actuación" por una razón —contesté, tratando de no sonreír.

—Eres muy convincente como una mujer despechada, eso es todo lo que estoy diciendo —Trataba de mirarme seriamente, pero en sus ojos había burla.

—¿Estas sugiriendo que he tenido experiencia en ser despechada? — Estoy intentando ser sarcástica, pero espero no parecer una perra resentida.

Él me mira, arqueando sus cejas. —No estoy sugiriendo tal cosa. Sólo que no puedo imaginar a ningún chico ser tan estúpido como Will, si Lizbeth fuese tan linda como tu… —No pude evitar que un sonrojo a travesará mi cara—. ¿Qué sucedió contigo anoche? —Él es tan guapo así de cerca que me quita el aliento. Siento como si estuviera frente a una obra de arte—. Te busque y vi que ya te habías ido.

—Sí, quería dormirme temprano —Me di vuelta para agarrar una botella de agua de la nevera, rompiendo la conexión magnética.

Casi le digo que he estado levantándome temprano y corriendo todas las mañanas, pero no lo dije. Peter y yo somos los únicos del elenco corriendo por las mañanas, aunque nos hemos cruzado con algunas personas de producción. Dudo que Reid se molestaría en levantarse temprano para correr conmigo. Me dije a mi misma que no quiero esa complicación.

El asistente del director llamó la atención. —Bien, amigos, vamos hacer algunas fotos generales de la fiesta, bailando, etcétera y terminamos por este día. —Este anuncio ganó las quejas de todos—. ¡Lugares!

Esta mañana, Pitt estaba sentado en el vestíbulo cuando bajé las escaleras. Cuando nos dirigimos hacia la senda, decidimos cambiar nuestro recorrido habitual para correr, él examino el cielo, —Está nublado esta mañana —Las nubes eran negras y pesadas, el aire estaba cargado con un olor húmedo—. Quizás nos atrapa la lluvia.

El cielo permaneció en silencio hasta que nosotros recorrimos la mitad de nuestro camino, entonces en segundos escuchamos un ensordecedor trueno que sacudió la tierra y me obligo a dejar escapar un vergonzoso grito de miedo. Cuando comenzó a llover, nos miramos el uno al otro y explotamos en risa. Estuvimos empapados en unos cinco minutos. Cuando encontramos un área de picnic con techo, él corrió hacia allí y lo seguí. Nos sentamos en la

mesa con nuestros pies en el banco, mirando el paisaje húmedo.

Cepillé mi cabello con mis dedos, apretando, y lo torcí para deshacerme del agua. —¿Y qué has decido sobre fumar?

—Quiero hacerlo. Dejarlo, quiero decir —Paso sus manos a través de su cabello mojado, peinándolo hacia atrás y apartándolo de su rostro—. No será fácil, aunque… —golpeó su rodilla con la mía—. ¿Estás preparada para ser mi grupo de apoyo?

Sonreí. —Supongo que debo hacerlo, ya que soy yo la que te incito a hacerlo.

Me observo como si estuviera tratando de leer mis pensamientos, y fui consciente repentinamente de su proximidad, sus oscuros ojos examinando mi cara. —Tal vez no merezco tu ayuda después de molestarte sobre tu pequeño lindo hábito del "uh".

Llevando una mano hacia mi cara, gentilmente apartó un mechónmojado de mi pelo de mi frente, colocándolo detrás de mi oreja. (Lindo.Pequeño. Uh. ¿Habito?). Tragué, mi pulso latía tan fuerte en mis oídos que ahogaba el diluvio a nuestro alrededor. Nuestros ojos se mantenían en contacto mientras su mano rozaba detrás de mi oreja, mi hombro y mi brazo,

la punta de sus dedos dejo una estela de piel de gallina hasta que él tomó mi mano, la cual estaba apoyada en mi muslo.

Tomando una respiración profunda, él saltó, bajándose de la mesa, tirando de mi mano, mirando hacia la lluvia. —No creo que esto vaya a parar pronto. Vamos a tener que ser valientes. Solo piensa en el café —Me miró y sonrío—. Y tratare de no pensar en un cigarrillo. Aunque no prometo nada hasta que tenga uno de esos condenados parches.

—Bien —Mi voz sonó vacía.

—¿Estas lista?

Asentí. Apretó mi mano una vez más y luego la soltó, se fue corriendo hacia la lluvia. Lo seguí, tenía un millón de preguntas más en mi cabeza.