Poli
Paula tiene razón en una cosa: las
zorras abundan.
Eso lo pensamos los chicos y yo, claro.
Los últimos dos días han consistido en observar por horas como
grupos de chicas se deslizan sobre sus botes inflables,
usando trajes de baño y shorts cortos y desgastados con sombreros
vaqueros o gorras de beisbol ocultando sus caras. La última noche pasamos horas
de fiesta en fiesta e invitando a un par de chicas (Y un par de chicos, Agusno es más angelical que el resto de nosotros) de regreso a las cabañas.
Estando en este río un par de días, recuerdo lo que hizo a Paula tan
fascinante.
Crecí en Los Ángeles, y gracias a una
multitud de factores, incluyendo la trayectoria de mi padre, la
ascendencia de mi madre, y mi estatus social, me he encontrado en los círculos más
exclusivos toda mi vida. La mayoría de las mujeres en esos círculos en el sur
de California, y sus hijas, son siempre hermosas. Una belleza intocable, tan
hermosas que parecen irreales, mimadas y sin defectos. Mi madre tiene
ese aspecto, como sus amigas. La alta sociedad, las actrices, las
aspirantes, todas lo tienen.
Cuando conocí a Pau, ella tenía
quince y era nueva en California. Ella había sido descubierta en Texas—en
Austin, de hecho, y ella siempre era tan jovial y natural y diferente, me
dejaba sin aliento. Era hermosa, pero natural. Su cabello no era teñido, y no
tenía el rostro cubierto de maquillaje fuera del set. Tenía un bronceado por
nadar en la piscina y músculos por jugar soccer desde que tenía cinco años.
Dado que ella había crecido en una ciudad relativamente grande, su
acento era suave, pero definitivamente lo tenía.
Ella me había confesado que su manager
la enviaba a clases de idioma para perder su horrible acento.
Recuerdo que le dije que era la cosa más estúpida que había escuchado, pero
cuando le rogué que no asistiera a esas clases, ella rió y me dijo: —No
quieres que suene como una rubia sin cerebro, ¿verdad? —Esa fue la primera
cosa que ella cambió en Los Ángeles.
Ahora ella es tan perfecta y sin alma
como las otras chicas que he conocido. No es que yo pudiera decírselo.
Todas las chicas aquí tienen acento, en
diferentes concentraciones. En algunos casos, cada palabra es
pronunciada con fuerza. Otras se limitan a suavizas las sílabas y alargar las
palabras. Todas ellas tienden a marcar el final de cualquier palabra.
Un par de ellas han descubierto quienes
somos. No es difícil pasar desapercibidos cuando estamos todos
reunidos en una mesa, así que Bob estaba alerta. Cuando estoy fuera de LA
por placer o con Nico, algunas veces aparto a las chicas diciéndoles:
—Sí, me dicen que me parezco a él todo el tiempo —Si alguien descubre
quien soy. Con Vico y Agus a mi lado, es casi imposible hacer eso.
Gorras y lentes ayudan, pero un par de personas reconocen nuestra identidad a
pesar del camuflaje.
Lo último que necesito en mis planes
para conquistar a Lali es que haya fotos mías con otras chicas que
aparezcan mañana en internet. Donde quiera hay cámaras, o teléfonos
celulares, no pasé mucho tiempo con los chicos, quizás bebí un poco y baile,
también. Y cualquiera que me siguió dentro de la cabaña fue sacado por mi
equipo personal, Jeff y Ricky. Una chica se opuso, lo cual no fue un gran
problema—Ricky la escoltó de regreso al campamento con sus amigas. Su amiga,
por otro lado, le entregó su bolsa y teléfono a Jeff y preguntó si necesitaba
darle su ropa, también. Le dije a ella que no, ella y yo podríamos encargarnos
de eso nosotros mismos.
Lali
—Entonces, ¿Que, exactamente, están
hacienda los chicos? — pregunta Emilia durante la cena el
viernes por la noche.
—Fueron a una
fiesta al río. —responde Paula.
—¿Perdón? —dice Emi, arqueando una ceja.
—Son fiestas
cerca de los ríos donde las chicas van cuando no tienen nada que hacer. Agrega cerveza y chicas
en trajes de baño y es el sueño hecho realidad de cualquier chico. Ja,
ja.
—Suena como si
regresaran bronceados —dijo Ángela. Emilia estuvo de acuerdo. —Richter se
molestara si regresan como langostas bien cocidas.
—Disculpa, ¿Eres
Paula Recca? ¿De Life‘s a Beach? —Dos chicas se detuvieron vacilante en nuestra mesa,
aprensivas pero decididas.
Paula se giró, una amplia sonrisa
sustituyo su expresión indiferente. —Sí, soy yo.
—¡Oh, te amamos!
—dice la segunda chica mientras la otra asentía—. ¡Eras tan
malvada y horrorosa! —Ambas chicas saltaron—. Quiero decir, sé que Kirsten es solo un personaje, que
realmente no es real.
—No te
preocupes… me esforcé por ser una malvada y horrorosa —Ella rió y ellas se relajaron.
—¿Podemos
tomarte una foto o algo así? —Un torbellino de personas se giran de sus asientos mientras las dos
fans sacaban sus teléfonos de sus bolsas.
El resto de nosotros miramos las
expresiones de las personas a nuestro alrededor que decía, ¿Quién es esta
persona?
Mientras Án tomaba una foto de Pau con una de sus fans, la otra chica miraba alrededor de la mesa. —¡Oh,
Dios mío, Emilia Attias! Guau, ¿Son amigas?
¡Eso es genial!
—Estamos en
Austin filmando una película —dice Paula, señalando a la segunda chica que se acercara para
que Ángela tomara la foto.
—¿En serio? —Fue
entonces cuando me reconocieron. No sé si ellas creyeron estar siento sutiles, o si no
les importaba serlo. Se miraron entre ellas y se susurran al oído—. Espera. Espera.
¿Están hablando de la película con Pablo Martinez? —Ambas chicas escanearon el
restaurante.
—Sí, —dice
Paula, había algo de borde en su voz—. Y él no está aquí —Eugenia y yo
intercambiamos una mirada.
Su decepción fue palpable. —¿Podemos al
menos tomarnos una foto contigo, también? —una de ellas preguntó
a Emilia, quien miraba confundida a Euge y a mí con una
sonrisa.
—Por supuesto.
Siempre estoy feliz de tomarme fotos con mis adorados fans. —su sarcasmo quedo oculto en la
dulzura de sus palabras. Eugenia mordió el interior de su mejilla y
examinó su plato mientras yo ocultaba mi risa con una tos. Emilia se inclinó hacia
sus fans, sonriendo, mientras Ángela tomaba las fotografías. La foto se
repitió conmigo y repentinamente apenas podía esperar para regresar al hotel.
—Que tengan una
linda noche —Paula despidió a las dos chicas y se giró a Án como si las fans no nos
hubieran interrumpido en medio de una interesante conversación.
—Dios —dijo
Paula mientras ellas se marchaban—. Pablo es un dolor en el trasero aún cuando no está cerca.
Ultimo por hoy! Hasta mañana!
Besos
Ultimo por hoy! Hasta mañana!
Besos
Ya sabemos como Pablo conoció a Paula.
ResponderEliminarQuiero saber como es k Peter la conoce ,y k tipo d relación mantienen.
Gracias x la maratón.
ResponderEliminarGenial la maratoon
ResponderEliminarMaass
No se porque pero no soporto a Pablo jajajaja. Geniaal.
ResponderEliminarA mi al principio me cayo muy mal, pero con el correr de la lectura... lo comprendi un poco mas... jajaja
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