viernes, 9 de mayo de 2014

"Entre lineas" capitulo 12

Poli.
Voy a la habitación de Paula primero. Cuando ella abrió la puerta, fue un déjà vu durante unos dos segundos. Y luego no. Hace cuatro años atrás, estaríamos encima del otro antes de que yo entrara a su habitación. Esta noche, ella sólo me mira y se hace a un lado para permitirme entrar. —Pablo—dice.
Paula —Colocó varias botellas pequeñas sobre una mesa, tomando un par y abriéndolas, y comienzo a beber inmediatamente. Lanzó una botella a la basura, y abro la segunda—. ¿Cuánto tiempo ha pasado? —dije, sabiendo que esto era un tema espinoso para hablar.
Su mandíbula se endurece y ella se deja caer sobre el sofá, tratando de parecer indiferente y sin miedo al mismo tiempo, levantó su barbilla y me miró a los ojos. —No tengo ni idea. Llamaron a la puerta y me giré, aliviado, llegó Emilia, Victorio y Ángela. Un momento después, llegó Agustín.
Paula se remueve incómoda en el sofá, mientras que Emi hojea la más reciente Cosmo en la única silla. El resto de nosotros nos sentamos en el suelo, platicando, mientras me preguntó cómo debería sentirme porque Lali y Pedro  son los únicos quienes no han llegado aún. Pasados cinco minutos ellos aparecen, juntos.
Por fin llegan —se burla Emilia.
De verdad, ¿Qué les tomó tanto tiempo, chicos? —Los ojos como dardos de Paula vuelan entre ellos dos.
Lali observo el territorio y cuadro sus hombros —Tuve que hacer una llamada por teléfono —juguetea con la botella en su mano—. Umm, ¿Dónde?
Ponlo con las otras cosas —Paula señala una mesa con una docena de botellas en miniatura. Lali le da el tequila a Vico mientras Agus revisa los caballitos para tequila con el emblema de una universidad estampados en los lados. Sonriendo hacia Pedro, Paula acaricia el cojín a su lado, mientras que Lali se sienta en el espacio entre Án y yo, exactamente donde yo quería.
—¿Quien es el primero, chicos? —pregunta Paula.
Agus se pone de pie, coloca una mano sobre su corazón y habla como si estuviera actuando para un papel de Hamlet. —Requiero una dosis de valor alcohólico para el reto frente a mí.
Concuerdo con eso —Vico curiosea el envoltorio del cuello de la botella que Lali trajo, lo cual sospecho fue a través de Pedro, destapó la botella y vertió varios tragos de tequila.
Agarrando una botella de ron y vertiéndola directamente en su botella de Coca-Cola dietética, Paula sugiere brindar por el éxito de la película. — Antes de que estemos demasiados borrachos para recordar lo que estamos haciendo —Todo el mundo obedientemente choca sus vasos y botellas, murmurando: por la película.
¿Dónde está Eugenia? —pregunta Ángela.
Su novio estaba esperándola en el vestíbulo cuando regresamos de cenar —Paula se encogió de hombros—. Es una tonta, creo.
De acuerdo, espera —Agustín está incrédulo—. ¿El tipo que se presentó en el set para terminar con ella? Que cabrón.
No sé quién rompió con quien, sólo que parecía bastante inminente. Por lo tanto, Sr. Sierra, ¿Qué preparaste para nuestro placer auditivo? — pregunta mientras Pedro pone sus manos en la guitarra.
Cualquier canción como Stairway to Heaven o algo de John Mayer   propone Tadd, agarrando unos cuantos acordes y preparando el instrumento.
Si eso es todo lo que tienes, entonces definitivamente John Mayer. ¿Qué opinan, chicos? —dice Paula.
—¡Zeppelin es clásico! —insiste él, que le hace ganar abucheos de las chicas.
La reina ha hablado —dije, tomando un segundo trago de tequila, atrapando la atención Paula y sonriendo mientras ella se enfurece. Está decidida a molestare por cualquier cosa que diga o haga; puede que disfrute de esto.
Agus toma una trago, coloca el vaso en la mesa y comienza a tocar, cantando las líneas de Your Body is a Wonderland para cada una de las chicas, paseando por la habitación y terminando su actuación encaramado en el regazo de Emilia. Mientras todo el mundo aplaude, él se inclina y pasa la guitarra a Pedro.
Pitt, nada de Zeppelin, creo que eso ya está decidido —dice Paula.
Pensé en tocar algo en lo que he estado trabajando.
—¿Algo que tú mismo has escrito?
Aún está en progreso, pero, sí.
Genial —Ella toca su brazo ligeramente, y me encuentro con la mirada de Lali y sus cejas levantadas en el gesto universal de: ¿Vistes eso?
Pedro se desliza en el borde del sofá y comienza a tocar, los acordes son complicados, sus dedos se mueven sobe el cuello de la guitarra como si él la estuviera acariciando. La voz es definitivamente buena. A diferencia de Agus, él no mira a nadie mientras canta, excepto una vez, al final del último coro, sus ojos se encuentran con Lali por una fracción de segundo. Muevo
mi estatus de “él me desagrada” a “odio a este tipo”. Cuando él termina, todo el mundo estalla en aplausos. Él y Agus se estrechan las manos mientras el resto de nosotros bebe las bebidas envenenadas que hemos preparado, y Vivo sugiere un juego de bebidas.
Paula le explica las reglas a Án, quien nunca ha jugado. —Este juego tiene dos objetivos: aprendemos cosas estúpidas sobre los demás, y todo el mundo se emborracha —se desliza en el asiento, tomando la mano de Pedro y tirando de él hacia ella—. Agustín comenzara diciendo, ―Yo nunca he…‖, seguido de algo que él nunca ha hecho. Quien haya hecho lo que sea que él digas, tomara un trago. Chicas, nosotras podemos tomar medio trago.
El primer Yo Nunca que me viene a la cabeza implica a Lali, y no es algo que pueda decir en voz alta. Además, intento no echarlo a perder hasta que termine la semana, si no lo hago el final de la noche.

Lali.
Vico sirve nuestros tragos mientras Agus suplica por ser el primero en comenzar el juego. —Yo nunca he… sido sólo un niño.
Pablo y yo bajamos nuestros vasos, y mientras el tequila deja un camino ardiente por mi garganta, suspiro. Nunca he sido buena para beber. Durante las fiestas que asistí con Cande, pretendimos beber más de lo que realmente bebíamos.
Esto no es un buen comienzo para nosotros —Él sonríe mientras mis ojos lagrimean—. Esto es un grandioso comienzo —inclina la longitud de su brazo contra el mío por un momento, su piel es un par de tonos más oscura, su antebrazo cincelado, mi fino vello rubio se levanta donde nos tocamos—. ¿Tienes frío? —Recorre un dedo a lo largo de mi brazo, multiplicándolos.
Supongo —No quiero admitir que tengo la piel de gallina en todo mi cuerpo, que mi estómago se hizo un nudo debido a su proximidad y atención.
Él se mueve más cerca hasta que nuestros costados se presionan juntos. Oh, sí. Esto va a ayudar.
Nunca he saltado del bungee —dije Ángela.
Bien, mierda —Emi bebe medio trago, junto con Agus.
Espero no ser atrevido por sugerirte que vistas algo más para calentarte —El cálido aliento de Pablo levanta los vellos de mi piel detrás de mi oído, su sonrisa se vuelve hambrienta después de bajar la mirada el escote de mi blusa de tirantes. Gracias, Candela.
Mi turno. —Nunca he cantado alguna vez en un escenario —Sé que soy la minoría en esta habitación llena de actores de cine y teatro.
Malvada —dije Pablo, su voz es baja, la admiración está en su sonrisa mientras se une a todo el mundo para beber otro trago. Comienzan los zumbidos de alerta en mi cabeza, y peleo para no lanzarme sobre él como un imán a una barra de acero.
Pablo se gira a la habitación, consciente de que es su turno, aunque yo apenas soy consciente de algo más allá de él. —Nunca he… besado a un chico —Las cuatro chicas rodamos nuestros ojos y tomamos nuestros tragos, y me doy cuenta de que tendré una colosal resaca. Es bueno que no haya rodaje mañana.
Esta va por ti, amigo —Agus bebe otro trago, sonriendo maliciosamente—. Hazme saber si quieres intentarlo.
Peter también bebé un poco de tequila. —Malditas películas independientes —gruñe con buen humor mientras Vico se muere de la risa.
Nunca he comido langosta —dice Vico, y todos en la habitación toman sus vasos de tequila.
Agus hace una gran T‖ con sus manos. —Tiempo fuera, tiempo fuera, eso no puede ser verdad, es una trampa.
No seas mal perdedor, bebé. Aguanta —Emilia despeinó su pálido cabello.
Paula espero hasta que Agus dejó de maldecir y quejarse. —Nunca he estado enamorada, —dijo, mirando fijamente a Pablo. Él la miró sin pestañear, nadie se movió. Peter tomó un trago, observándome. Yo no estoy segura de si alguna vez he estado enamorada, pero siento que lo que sentí por Justin de Newark, o cualquier otra persona, no puede llamársele amor. No bebí.
Nunca he estado en Hawai —dice Peter. Soy la única persona quien no bebe, y él me sonríe desde el otro extremo del círculo. En Hawai fue la luna de miel de mi padre y Malvina.
Nunca he… —La voz de Emilia se desvaneció—. Jugado este estúpido juego antes —Ella chocó su vaso con el de Án mientras todo el mundo bebía.
Agus admitió que nunca ha aprendido a montar en bicicleta, y todos reímos y bebimos antes de que Ángela admitiera que ella nunca aprendió a nadar.
—¿Qué? —Paula bajó su bebida hasta la mitad—. Tenemos que ir a la piscina justo ahora. ¿Qué pasaría si consigues un papel en una película en la que tienes que sumergirte en la playa, y salir mojada y sexi?
Ese es un buen punto —Ángela mordió su labio.
—¿Mojada y sexi? ¿En serio? —Las fans de Victorio se sorprenderían al saber que él veía la serie de Paula—. No todo el mundo es capaz de parecer una celebridad recién salida de la playa, para que tengan tu poster pegado en la pared.
Sí, es necesario, y estoy bien calificada para enseñarle —El poster de Paula fue sacado el mes que cumplió la mayoría de edad. Ella tenía al lado una tabla de surf, y un traje de neopreno con la cremallera a mitad de pecho, con su dedo dentro, como si aún estuviera bajando la cremallera. El hermano de Candela tenía un poster enorme en su dormitorio.
Estaría dispuesto a ayudar con tu noble causa —dice Victorio, recostándose en la alfombra—. Asegúrate de llamarme cuando comiencen las lecciones.
Te enviaré un mensaje —dijo Paula.
Para cuando le toca otra vez el turno a Agus, estamos arrastrando las palabras que son más largas, el equivocarnos nos provoca risas. Peter está en mejores condiciones que los demás chicos, pero su sonrisa en un poco tonta. Lo pillo mirándome un par de veces, pero también lo pillo mirando a
Paula.
Hagamos esto más interesante —dice Agus, apoyándose en sus codos. Él espera hasta que todos dejen de hablar—. Nunca he estado… liado con una compañera de trabajo.
Espera. ¿Estás queriendo decir besuquearte o liarte? —pregunta Victorio—. Porque no creo ni por un segundo que tú, como eres de pervertido, no hayas hecho nada con alguien en el set.
No lo he hecho. Déjame decirte que no he hecho ni liarme, ni besuquearme.
—¿Qué? Estas mintiendo —dice Vico.
No —Agus llevó su mano al corazón—. Soy un chico puro cuando se trata de la actuación. Pero no te preocupes… fuera del set de filmación hago otras cosas.
Emi golpea a Agus en la cabeza, con demasiada fuerza como ser una reprimenda. Cuando todos beben, incluyendo a Ángela, hay un sorprendente silencio en la habitación, todos reímos y Vico levanta su mano hacia ella para chocarlas, mientras ella se sonroja. Agus parpadea hacia ella, —Eres un enigma —eso fue lo que quiso decir, porque las palabras sonaron como: eres un enegma. Reímos hasta que nos dolió el estómago; Vico ríe tan fuerte que comenzó a llorar.
A mi lado, la mirada de Poli se desliza de mi rostro hacia mis pechos, sobre el pequeño moño que decora mi blusa justo en mi cintura, combina con las uñas de mis pies. Quiero saber lo que él siente por mi —no solo mi cuerpo (cuando esta borracho y me pone atención), por mi verdadero yo. Después de nuestras escenas esta semana, estaba reducida a puré, y él me ignoro en el club. Debería estar molesta. Lo cual es imposible cuando mi cabeza está dando vueltas y él estaba sentado a mi lado, luciendo tan locamente exquisito.
Mierda. El tequila se me subió rápidamente.
—¿Que debería hacer contigo, Emma Pierce? —Él se acerca a mí, su sonrisa es ladeada, sus ojos son lo único que veo en esta habitación.
—¿Que es lo que quieres hacer? —coqueteó de regreso.
Hmm —sus ojos no se separan de los míos, y siento mi cuerpo emocionarse—. ¿No lo sabes?
Sacudí mi cabeza, inmediatamente deseé no haberlo hecho. Los efectos del tequila están expandiéndose, a pesar de que comencé a hacer trampa hace media hora, fingiendo beber. Mis pensamientos giran con mi visión. Cierro mis ojos por un momento y escucho la suave voz de Poli.
Oh, no. No puedo dejar que todo se vuelva más rápido al lado de Pablo; no estoy segura de lo que él quiera. Corrección. Estoy bastante segura de lo que él quiere, pero no sé que tanto significa para mí. Ese juego de te coqueteo/te ignoro es confuso. ¿Está tratando llevar las cosas con más calma? ¿Normalmente sale con chicas durante los filmes? ¿Si sólo quiere pasar el rato conmigo, voy a permitírselo? El mundo se movía con rapidez.
Juguemos a la botella —sugirió Vico—. O siete minutos en el cielo. Podemos usar el balcón.
Emilia se levanta. —Es aquí donde me gusta llamarme a mí misma madura, niños —se mueve zigzagueando por la habitación, acallando las protestas—. Ya no estoy en la escuela.
Emi, creo que tienes miedo de darme un beso —dice Agus.
Ella se giró, colocó una mano en su cadera. —Y quizás tengas razón.
Mientras ella salió de la habitación, Agustín bromeó, —Creo que fue un insulto justo.
Los ojos de Peter se encontraron con los míos, pero estoy seguro que él recuerda la promesa que me hizo hace unas horas, él se levanta, estirándose. —Estoy muerto. Pero para que lo sepas, Agus, yo no tengo miedo de besarte —Recogió su guitarra. Con naturalidad se vuelve hacia mí y agrega—: Lali, ¿Dijiste algo sobre correr en la mañana? —extiende una mano para mí. Tomó su mano y él me levanta. La habitación se mueve de un lado a otro, pero su agarré en mi muñeca es firme. Medio minuto después, estábamos en el pasillo dirigiéndonos a nuestra habitación, uno de nosotros se tambalea más que el otro.
Quizás soy rara, pero los juegos de besos me hacen sentir incómoda
Mis palabras son arrastradas—losjuegosdebesosmehacensentirincómoda — eso me hace reír.
Llegamos a mi puerta, su cálida mano está en mi cintura, manteniéndome firme para no caerme. —Estoy de acuerdo. Prefiero besar porque así lo quiero, no porque una botella vacía lo diga —dice en voz baja, tomando mi llave, desbloqueando mi puerta y abriéndola.
No estaba lista para salir al balcón con... bueno. Es decir, todos estamos un poco borrachos. Los balcones no son seguros. Alguien podría caerse. O algo así. —Me apoyé contra la puerta abierta, un sonrojo subió desde mi cuello.
Sabes, podrías haber terminado conmigo allí, no con él, —Levanté la mirada hacia él—sus ojos café eran tan oscuros que estaban cerca de ser negros— imaginé lo que pasaría si él tuviera que salir al balcón con Paula, para hacer… esas cosas.
Uh.
Me regreso la llave y sonrió, —Buenas noches, Lali. Se giró para ir a su habitación, y lo observe hasta que abrió su puerta. — ¿Lali? —me llamó suavemente mientras me adentre en mi dormitorio.
Detuve mi puerta antes de cerrarse, mi corazón latía tan fuerte que podía escucharlo, y respondí sin llegar a mirarlo -¿Sí?

Definitivamente van cuatro —Mientras se reía su puerta se cerró con un click.

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