viernes, 30 de mayo de 2014

"Entre lineas" capitulo 40


Poli
Las escenas con Lali  son las más difíciles  que he tenido  que  filmar.  ¿Haría  una diferencia si hablaba  con ella  a  solas,  rogara  por su  perdón  y  le digiera  que María no  significó  nada?
¿Cambiarían las cosas aún si eso  es verdad?   Necesitaba  una  distracción la  noche anterior para  adormecer la  emoción que se cocinaba  bajo la  superficie después  de la  confrontación  con Paula, después  de que Lali desapareció y no contestó mis llamadas o textos.  Ahora hay un glaciar  entre nosotros,  frío  y  enorme y  letal.    Cuando  la  veo  hablando  con Paula,  viendo  hacia  María,  mirándome a  mí  y  luego  lejos,  sé que cruzarlo  será  imposible.
Es bueno  que Will  Darcy  sea  una especie de patán,  o  nunca  sería  capaz de llevar esto a cabo.
Contemplo la idea de que debería sentirme mal por lo que sucedió casi  cuatro  años  atrás,  cuando  ni siquiera era  mí  deber  sentirme  mal.  No  he  pensado  en esa mierda  en años.  Aún  después  de ver a  Paula cuando  las  grabaciones comenzaron; claro, recordé la relación, pero trabajé demasiado  para borrar el desenlace de mi cerebro.  El como ella estaba involucrada con   otro tipo, tal vez más, mientras me decía que me amaba, cuando me decía  decirlo de vuelta, sentirlo. La adoraba, y ella me traicionó.  Así, ¿qué tiene si ese niño era mío? ¿Por qué debería de importarme?
Lali  tal  vez  no  lo  ve  de esa manera; es una chica.  Ella  ve mis  acciones como deserciones. Y tal vez sí lo fue.
No  necesito  esta  mierda.  Tengo  suficiente con que lidiar,  una mamá  alcohólica y una carrera que debo mantener y crear. Estoy harto. Realmente estoy harto. 

Lali
¿Lali, qué sucede?
 La pregunta de mi padre queda suspendida en cientos de miles de  millas de espacio  entre nosotros.  Estoy  sentada  en mi  cama  después de este terrorífico día,  a  punto  de terminar un examen  de  práctica  del  SAT  en línea.  Tendré que comenzar desde el  comienzo  si esta  conversación no termina pronto.
―Um,  a qué te refieres, exactamente? ―Espero, sin saber si se refiere a  los rumores de que  estoy  acostándome con Pablo y/o  Peter,  o  que he terminado  con uno  de ellos o  los dos,  o  el  reporte sobre mi supuesto  embarazo… o algo más.
― No hay nada que tengas que hablar conmigo? 
Esta es una pregunta evasiva de la cual estoy agradecida (porque no tengo  que contestar  nada  en específico)  y  enfadada  (¿tan siquiera le importa?).
—No.
Él se queda callado por un momento, y comienzo a relajarme. Él nunca  presiona  sobre algo  así.  A veces pregunta,  porque cree que debe.  Pero  en realidad no quiere lidiar con eso.  Por lo que me toma por sorpresa cuando no  evita  el  tema,  sino que pregunta  la  cuestión que evapora  mi punto  predecible de mi padre.
―Lali,  tú sabes cuanta  credibilidad  le doy  a  los chismes de las  celebridades,  pero  no  puedo pretender que todo  es mierda,  no  puedo  ignorarlo si… si tú necesitas mi ayuda. Porque,  demonios, soy tu padre, y ese es mi trabajo.  Por lo  que necesito  saber  ―lo  escucho  tragar  saliva―,  estás  embarazada? ―Si este no es una pesadilla, entonces no sé lo que es.
Mi boca  se abre y  cierra  como  si estuviera  hablando,  o  masticando  algo, pero no digo nada, hasta que finalmente dije: ―No. No.
Exhala,  y  lo  imagino  con su  mano  en su  frente,  sus ojos cerrados.  Esta  vez, su momento en silencio no me engaña. Estoy en máxima alerta, lo que no  necesariamente ayuda.  ―Sé que nunca  hemos discutido,  uh,  sexo,  antes  ―guarda silencio―, pero como tu padre,  tengo que asegurarme que tengas las herramientas necesarias para que estés segura.
Uh ―dije, mi cara en llamas.
Así, que sabes que, uh, los condones son necesarios para  protegerte contra,  uh,  embarazos no  deseados,  pero  también las ETS… uh,  enfermedades de transmisión sexual… ―Está explicando estas cosas como si yo  nunca  hubiera  escuchado  de ellas,  como  si no  lo  hubiera  sabido  desde  que la  abuela  y  yo  hablamos sobre ello  hace años.  Estoy  pensando  ¿hasta  ahora?           Y tratando de contener mi histeria mientras él abarca su gran charla  de educación sexual―… herpes y  clamidia.  Um,  creo  que esas son las más  importantes, aunque hay más, pero no necesitas saber todas…
Papá. ―La palabra se siente extra a, como si alguien más la estuviera  diciendo,  porque no  pienso  en él  como  papá.  Él  es mi padre,  formal  e  invasivo. Como nuestra relación lo ha sido desde que mamá murió―. Yo… yo  sé todo eso.
― Oh? Acaso Malvina…?
―No  ―digo,  duramente―.  No… la  abuela  y  la  madre de Cande.  ―Y  porque mencioné el nombre de Candela, comienzo a llorar.
―Mariana,  qué sucede?
Tuve  una discusión con Cande! ―Estalla  fuera de mí,  sin  poder contenerlo más―. Ella no me habla y no sé qué hice o qué hacer o qué debo  hacer.
Se queda  callado  otra  vez,  y  mientras comienzo  a  arrepentirme de  haberle dicho esto a él en lugar de alguien más, me pregunta, ― Has tratado  de llamarla?
Algo así. En realidad, no. No sé qué decirle. ―Lloro―. Ella cree que la  estaba ignorando, y tal vez lo estaba, pero nunca quise hacerlo…
―Entonces eso  es lo  que le tienes que decir,  cariño.―Él  no  me había  llamado así por mucho tiempo. No así, como una caricia, como un abrazo―.  Candela y tú han sido como hermanas por casi toda su vida; ella escuchará.
― Y si cuelga? Y si me odia?
―Lali,  realmente crees que eso es posible? Piensa en cuanto tiempo  ustedes dos han estado  atadas desde los huesos.  Ahora  son casi adultos,  tendrán vidas separadas. Tal vez tiene miedo de perderte.
― Entonces por qué me está alejando? 
Guarda silencio por un momento. ―Porque eso es lo que la gente hace  a veces, cuando tienen miedo, y sólo son reactivos. Tal vez tú necesitas ser la  valiente.

Pero no soy valiente ―le dije, mi voz pequeña.
Pero no soy valiente ―le dije, mi voz pequeña.
Oh,  corazón, no  conozco  a  nadie mucho  más valiente que tú.
―¿Qué?
― Vamos a hacer un trato, tú y yo. Tú llamas a Candela hoy por la noche.  Y yo  le diré a Malvina que irás a  la  universidad  el  próximo  otoño.  El  SAT  es el  próximo sábado, ¿no?
Sí. ―Sacudo la cabeza, diciendo―: ¿aún no le has dicho? 
También tengo que ser valiente ―dice, sin inmutarse. Comienzo a reír y  él se une a mí.
― Le dirás sobre tus  almuerzos en McDonald‘s? ―Le pregunto, burlándome.  Trato  de ser racional  y  contener la  esperanza  de que esto  sea real, pero la esperanza tiene su manera de cerrarle los ojos a la razón y sólo  sigue creciendo.
Ahora,  no  es para  tanto  ―dice,  haciéndose el  serio―.  En algunos  casos,  lo qué ella no sabe… bueno tú sabes cómo es Malvina.
―Sí,  lo  sé.  ―Tomo  una respiración temblorosa―.  Gracias,  papá  ―dije, amando  el  sonido  de la  palabra,  con miedo  de que  todo  sea una  alucinación,  de que si miro  a  un lado  y  de después  a  otro,  se habrá  ido.
Pienso en lo que él ha dicho.  Que soy valiente. Si eso es verdad, tal vez no lo  dejaré ir esta vez tan fácilmente. Tal vez le recordaré, si lo olvida una vez más.
Buenas noches, corazón ―dice, y dejo que esa palabra me envuelva y  aleje la duda lejos, por lo menos por esta noche.
―Igual a ti, papá.

Yo: Lo siento. Fui egoísta, pero no fue mi intención. Voy a hacer todo lo  posible para que me creas. Y voy hacer todo lo posible para que me  perdones. Te extraño mucho. 


Al momento que tecleo enviar, me digo que una astilla de valentía es  mejor que una carga de cobardía. Dolerá menos que ignore un texto a que si  la  llamo  y  ella  no  conteste y  me mande directo  a  su  correo  de voz,  o  peor  aún, que responda y me diga que todo lo que me dijo es verdad. 
Sobrevivo cinco agónicos minutos, durante los cuales me balanceo en  medio  de la  cama,  con mis  brazos alrededor de  mis rodillas,  mirando  el  teléfono  en mi mano,  como  si no  pudiera  confiar en el  sonido  que me indicará  que ella  ha  mandado  un mensaje devuelta.  Cuando  el  celular  suena, me sobresalto y el celular se me resbala de la mano y cae en la cama,  lo recojo enseguida. ― Hola?
Su  voz  es tan  suave que apenas la  puedo  escuchar.  Eso  no  es muy  Candela  ―Yo  también lo  siento  ―dice ella,  y  ambas comenzamos a  llorar y  al mismo tiempo―. Yo no lo decía en serio…
―Cande, lo siento…
Y luego  nos estamos reímos y  llorando  y  ella  dice.  ―Permíteme  comenzar. En primer lugar, nunca me dejes que haga esto otra vez. Incluso si tienes que enviar a Malvina para que me dé una bofetada para que entre en  razón.
Yo nunca lo haría.
Sí,  bueno,  en  serio. En segundo  lugar,  durante mucho  tiempo  me he  felicitado por la buena amiga que soy...  contigo en la televisión, y grabando  la  película  y  siendo  famosa,  yo  no  estoy  en lo más mínimo  celosa.  Entonces de repente,  estás teniendo  este romance de fantasía,  mientras yo  tengo  el  temor de que estoy  a  punto  de tener el  peor de los casos de amor no   correspondido con un chico que trabaja en la maldita Abercrombie. Y resulta  que soy una amiga horrible… ―El hipo hizo que hiciera una pausa.
Cande,  tú no  eres una  mala  amiga,  yo  soy...  ―Me opongo,  pero  ella sigue hablando como si yo no hubiera hablado.
…y tu romance de fantasía se ha ido al cagadero por mi culpa, ¡Por  haberte abandonado  cuando  me necesitabas!  ―Ahora  está  llorando  ruidosamente, me entrometí cuando tuve tiempo. 
Cande, estoy bien, y tú no eres una amiga horrible, eres la mejor amiga  por siempre. 
― Pssh! 
Antes de que ella pueda oponerse, dije: ―Honestamente, estoy bien. He  estado  triste al  pensar que te iba  a  perder a  ti como  amiga.  Siento  haberte hecho sentir como si yo tuviera toda tu atención cuando tú nunca tuviste la  mía, por hacerte hecho como si no me importaran tus problemas. 
Eso no es verdad. Estaba celosa. Olvida lo que te dije. 
No.  Tú me necesitabas,  y  yo  estaba  obsesionada  sobre Pablo y Peter,  y  tenía  que estar escuchándote,  y  no  estar esperando  a  que solamente tú escucharas. Cuando te perdí, no me importaba lo demás. 
Ella  suspira.  ―Aun cuando  me  sentí  ignorada,  sabía  que era  mejor. Nunca  no  has estado  ahí  para  mí.  Jesucristo, acabo  de utilizar una doble  negación.  ¡Es evidente que estoy  traumatizada!  Por favor,  sólo  di que  me  perdonas. 
―Si tú me perdonas. 
―Está bien, te perdono. ¿Feliz? 
―Sí ―un lloriqueo escapa mi boca. 
Bien.  Ahora  qué carajos está  pasando? Mamá  está  fuera  de sí  y  llamo a tu padre. ¡Hasta usó un par de malas palabras! Pero no muy buenas que digamos. 
―Creo que eso explica todo…
― Qué? 
―Llamó   temprano... piensas que lo  hizo  porque ella  le dijo  que lo hiciera? 
―No  lo  creo.  Al  principio,  sí,  pero  ella  estaba  sobre  él,  pero  después  empezaron a  hablar,  y  por las respuestas de ella,  él  estaba  preguntado  las  preguntas correctas.  Creo  que  él  no  tenía  ni idea de lo  mal  que estaba  pasándolo. Hasta que, ya sabes, ella le dijo a él, de la única manera que una  mamá lo puede hacer. 
―Oh. 
―Ahora.  Qué está  pasando  con toda  esa mierda  del  supuesto  embarazo?
―Cande, yo no estoy...
―Oh, ya lo sé. También sé lo del conflicto entre Pablo y Peter. Y todo  parece que todo se fue al infierno. ¿Y qué paso? 
― Cuánto  tiempo  tienes para  escucharme?―Le pregunto, recostándome sobre la cama.
Toda la noche, nena. Incluso llamé a Luca antes de llamarte y le dije: No me llames, yo te llamaré‖ así que tenemos todo el tiempo que necesites. 
―Cande, lo estoy haciendo de nuevo, debemos hablar sobre ti y Luca...
―Todo  está  perfectamente con Luca, él  puede esperar,  podemos  hablar de él después, no te preocupes. Así que déjate de rodeos y empieza a  hablar.
Le digo  todo.  Y lo  primero  que ella  dice  después  es:  ―Wow.  No  tenía  idea de lo mucho que extrañaba saber más que la maldita National Enquirer.
Uh.
―La ―dice ella entonces―,  alguna vez has notado que siempre dices “Uh”  cuando no tienes más que decir? 

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