Poli
Las escenas con Lali son las más difíciles que he tenido
que filmar. ¿Haría
una diferencia si hablaba con
ella a
solas, rogara por su
perdón y le digiera
que María no significó nada?
¿Cambiarían las cosas aún si eso es verdad?
Necesitaba una distracción la noche anterior para adormecer la
emoción que se cocinaba bajo
la superficie después de la
confrontación con Paula,
después de que Lali desapareció y no
contestó mis llamadas o textos. Ahora
hay un glaciar entre nosotros, frío
y enorme y letal.
Cuando la veo
hablando con Paula, viendo
hacia María, mirándome a
mí y luego lejos,
sé que cruzarlo será imposible.
Es bueno
que Will Darcy sea
una especie de patán, o nunca
sería capaz de llevar esto a
cabo.
Contemplo la idea de que debería sentirme
mal por lo que sucedió casi cuatro años
atrás, cuando ni siquiera era mí deber
sentirme mal. No
he pensado en esa mierda
en años. Aún después
de ver a Paula cuando las grabaciones
comenzaron; claro, recordé la relación, pero trabajé demasiado para borrar el desenlace de mi cerebro. El como ella estaba involucrada con otro tipo, tal vez más, mientras me decía
que me amaba, cuando me decía decirlo de
vuelta, sentirlo. La adoraba, y ella me traicionó. Así, ¿qué tiene si ese niño era mío? ¿Por qué
debería de importarme?
Lali
tal vez no
lo ve de esa manera; es una chica. Ella
ve mis acciones como deserciones.
Y tal vez sí lo fue.
No
necesito esta mierda.
Tengo suficiente con que
lidiar, una mamá alcohólica y una carrera que debo mantener y
crear. Estoy harto. Realmente estoy harto.
Lali
¿Lali,
qué sucede?
La
pregunta de mi padre queda suspendida en cientos de miles de millas de espacio entre nosotros. Estoy
sentada en mi cama después
de este terrorífico día, a punto
de terminar un examen de práctica
del SAT en línea. Tendré que comenzar desde el comienzo
si esta conversación no termina
pronto.
―Um, a qué te refieres, exactamente? ―Espero,
sin saber si se refiere a los rumores de
que estoy acostándome con Pablo y/o Peter,
o que he terminado con uno
de ellos o los dos, o el
reporte sobre mi supuesto embarazo…
o algo más.
―
No hay nada que tengas que hablar conmigo?
Esta es una pregunta evasiva de la cual
estoy agradecida (porque no tengo que
contestar nada en específico) y
enfadada (¿tan siquiera le
importa?).
—No.
Él se queda callado por un momento, y comienzo
a relajarme. Él nunca presiona sobre algo
así. A veces pregunta, porque cree que debe. Pero
en realidad no quiere lidiar con eso.
Por lo que me toma por sorpresa cuando no evita
el tema, sino que pregunta la cuestión
que evapora mi punto predecible de mi padre.
―Lali, tú sabes cuanta credibilidad le doy
a los chismes de las celebridades,
pero no puedo pretender que todo es mierda,
no puedo ignorarlo si… si tú necesitas mi ayuda.
Porque, demonios, soy tu padre, y ese es
mi trabajo. Por lo que necesito
saber ―lo escucho
tragar saliva―, estás embarazada? ―Si este no es una pesadilla,
entonces no sé lo que es.
Mi boca
se abre y cierra como
si estuviera hablando, o
masticando algo, pero no digo
nada, hasta que finalmente dije: ―No. No.
Exhala,
y lo imagino
con su mano en su
frente, sus ojos cerrados. Esta vez,
su momento en silencio no me engaña. Estoy en máxima alerta, lo que no necesariamente ayuda. ―Sé que
nunca hemos discutido, uh,
sexo, antes ―guarda silencio―, pero como tu padre, tengo que
asegurarme que tengas las herramientas necesarias para que estés segura.
―Uh
―dije, mi cara en llamas.
―Así,
que sabes que, uh, los condones son necesarios para protegerte contra, uh,
embarazos no deseados, pero
también las ETS… uh, enfermedades
de transmisión sexual… ―Está explicando estas cosas como si yo nunca
hubiera escuchado de ellas,
como si no lo
hubiera sabido desde que
la abuela y
yo hablamos sobre ello hace años.
Estoy pensando ¿hasta
ahora? Y tratando de
contener mi histeria mientras él abarca su gran charla de educación sexual―… herpes y clamidia. Um,
creo que esas son las más importantes, aunque hay más, pero no
necesitas saber todas…
―Papá.
―La palabra se siente extra a, como si alguien más la estuviera diciendo,
porque no pienso en él
como papá. Él es
mi padre, formal e invasivo.
Como nuestra relación lo ha sido desde que mamá murió―. Yo… yo sé todo eso.
―
Oh? Acaso Malvina…?
―No ―digo,
duramente―. No… la abuela y la madre de Cande. ―Y porque
mencioné el nombre de Candela, comienzo a llorar.
―Mariana, qué sucede?
― Tuve una discusión con Cande! ―Estalla fuera de mí,
sin poder contenerlo más―. Ella no me habla y no sé qué hice o qué
hacer o qué debo hacer.
Se queda
callado otra vez,
y mientras comienzo a
arrepentirme de haberle dicho
esto a él en lugar de alguien más, me pregunta, ― Has tratado de llamarla?
―Algo
así. En realidad, no. No sé qué decirle. ―Lloro―. Ella cree que la estaba
ignorando, y tal vez lo estaba, pero nunca quise hacerlo…
―Entonces
eso es lo que le tienes que decir, cariño.―Él no me
había llamado así por mucho tiempo. No
así, como una caricia, como un abrazo―. Candela y tú han sido como hermanas por casi
toda su vida; ella escuchará.
―
Y si cuelga? Y si me odia?
―Lali, realmente crees que eso es posible? Piensa en
cuanto tiempo ustedes dos han
estado atadas desde los huesos. Ahora
son casi adultos, tendrán vidas
separadas. Tal vez tiene miedo de perderte.
―
Entonces por qué me está alejando?
Guarda silencio por un momento. ―Porque eso es lo que la gente hace a veces, cuando tienen miedo, y sólo son
reactivos. Tal vez tú necesitas ser la valiente.
―Pero
no soy valiente ―le dije, mi voz pequeña.
―Pero
no soy valiente ―le dije, mi voz pequeña.
―Oh, corazón, no
conozco a nadie mucho
más valiente que tú.
―¿Qué?
― Vamos a hacer un trato, tú y yo. Tú llamas
a Candela hoy por la noche. Y yo le diré a Malvina que irás a la
universidad el próximo
otoño. El SAT es
el próximo sábado, ¿no?
―Sí.
―Sacudo la cabeza, diciendo―: ¿aún no le
has dicho?
―También
tengo que ser valiente ―dice, sin inmutarse. Comienzo a reír y él se une a mí.
―
Le dirás sobre tus almuerzos en
McDonald‘s? ―Le pregunto, burlándome.
Trato de ser racional y
contener la esperanza de que esto
sea real, pero la esperanza tiene su manera de cerrarle los ojos a la
razón y sólo sigue creciendo.
―Ahora, no es
para tanto ―dice,
haciéndose el serio―. En
algunos casos, lo qué ella no sabe… bueno tú sabes cómo es
Malvina.
―Sí,
lo sé. ―Tomo
una respiración temblorosa―. Gracias,
papá ―dije, amando el
sonido de la palabra,
con miedo de que todo
sea una alucinación, de que si miro a un
lado y
de después a otro,
se habrá ido.
Pienso en lo que él ha dicho. Que soy valiente. Si eso es verdad, tal vez
no lo dejaré ir esta vez tan fácilmente.
Tal vez le recordaré, si lo olvida una vez más.
―Buenas
noches, corazón ―dice, y dejo que esa palabra me envuelva y aleje la duda lejos, por lo menos por esta
noche.
―Igual
a ti, papá.
Yo:
Lo siento. Fui egoísta, pero no fue mi intención. Voy a hacer todo lo posible para que me creas. Y voy hacer todo
lo posible para que me perdones. Te
extraño mucho.
Al momento que tecleo enviar, me digo que
una astilla de valentía es mejor que una
carga de cobardía. Dolerá menos que ignore un texto a que si la
llamo y ella
no conteste y me mande directo a
su correo de voz,
o peor aún, que responda y me diga que todo lo que
me dijo es verdad.
Sobrevivo cinco agónicos minutos, durante
los cuales me balanceo en medio de la
cama, con mis brazos alrededor de mis rodillas,
mirando el teléfono
en mi mano, como si no
pudiera confiar en el sonido
que me indicará que ella ha
mandado un mensaje devuelta. Cuando
el celular suena, me sobresalto y el celular se me
resbala de la mano y cae en la cama, lo
recojo enseguida. ― Hola?
Su
voz es tan suave que apenas la puedo
escuchar. Eso no es
muy Candela ―Yo también lo
siento ―dice ella, y
ambas comenzamos a llorar y al mismo tiempo―. Yo no lo decía en serio…
―Cande,
lo siento…
Y luego
nos estamos reímos y llorando y
ella dice. ―Permíteme comenzar. En primer lugar, nunca me dejes que
haga esto otra vez. Incluso si tienes que enviar a Malvina para que me dé una
bofetada para que entre en razón.
―Yo
nunca lo haría.
―Sí, bueno,
en serio. En segundo lugar,
durante mucho tiempo me he felicitado
por la buena amiga que soy... contigo en
la televisión, y grabando la película
y siendo famosa,
yo no estoy
en lo más mínimo celosa. Entonces de repente, estás teniendo este romance de fantasía, mientras yo
tengo el temor de que estoy a
punto de tener el peor de los casos de amor no correspondido con un chico que trabaja en la
maldita Abercrombie. Y resulta que soy
una amiga horrible… ―El hipo hizo que hiciera una pausa.
―Cande, tú no
eres una mala amiga,
yo soy... ―Me opongo,
pero ella sigue hablando como si
yo no hubiera hablado.
―…y
tu romance de fantasía se ha ido al cagadero por mi culpa, ¡Por haberte abandonado cuando
me necesitabas! ―Ahora está
llorando ruidosamente, me
entrometí cuando tuve tiempo.
―Cande,
estoy bien, y tú no eres una amiga horrible, eres la mejor amiga por siempre.
―
Pssh!
Antes de que ella pueda oponerse, dije:
―Honestamente, estoy bien. He estado
triste al pensar que te iba a
perder a ti como amiga.
Siento haberte hecho sentir como
si yo tuviera toda tu atención cuando tú nunca tuviste la mía, por hacerte hecho como si no me
importaran tus problemas.
―Eso
no es verdad. Estaba celosa. Olvida lo que te dije.
―No. Tú me necesitabas, y
yo estaba obsesionada
sobre Pablo y Peter, y tenía
que estar escuchándote, y no
estar esperando a que solamente tú escucharas. Cuando te perdí,
no me importaba lo demás.
Ella
suspira. ―Aun cuando me sentí
ignorada, sabía que era
mejor. Nunca no has estado
ahí para mí.
Jesucristo, acabo de utilizar una
doble negación. ¡Es evidente que estoy traumatizada!
Por favor, sólo di que
me perdonas.
―Si
tú me perdonas.
―Está
bien, te perdono. ¿Feliz?
―Sí
―un lloriqueo escapa mi boca.
―Bien. Ahora
qué carajos está pasando?
Mamá está fuera
de sí y llamo a tu padre. ¡Hasta usó un par de malas
palabras! Pero no muy buenas que digamos.
―Creo
que eso explica todo…
―
Qué?
―Llamó temprano... piensas que lo hizo
porque ella le dijo que lo hiciera?
―No lo
creo. Al principio,
sí, pero ella
estaba sobre él,
pero después empezaron a
hablar, y por las respuestas de ella, él
estaba preguntado las preguntas
correctas. Creo que
él no tenía ni
idea de lo mal que estaba
pasándolo. Hasta que, ya sabes, ella le dijo a él, de la única manera
que una mamá lo puede hacer.
―Oh.
―Ahora. Qué está
pasando con toda esa mierda
del supuesto embarazo?
―Cande,
yo no estoy...
―Oh,
ya lo sé. También sé lo del conflicto entre Pablo y Peter. Y todo parece que todo se fue al infierno. ¿Y qué
paso?
―
Cuánto tiempo tienes para
escucharme?―Le pregunto, recostándome sobre la cama.
―Toda
la noche, nena. Incluso llamé a Luca antes de llamarte y le dije: No me llames,
yo te llamaré‖ así que tenemos todo el tiempo que necesites.
―Cande,
lo estoy haciendo de nuevo, debemos hablar sobre ti y Luca...
―Todo está
perfectamente con Luca, él puede
esperar, podemos hablar de él después, no te preocupes. Así que
déjate de rodeos y empieza a hablar.
Le digo
todo. Y lo primero
que ella dice después
es: ―Wow. No
tenía idea de lo mucho que
extrañaba saber más que la maldita National Enquirer.
―Uh.
―La
―dice ella entonces―, alguna vez has notado que siempre dices “Uh”
cuando no tienes más que decir?
Q lindo ya se arreglo con cande, ahora le falta con peter!
ResponderEliminarMaaas
ResponderEliminarOtroooo
ResponderEliminarUno mas y no jodemos mas! (Mentira vamos a seguir pidiendo)
ResponderEliminarMaaaass
ResponderEliminarMás me encanta!!
ResponderEliminarK bien le hace hablar con Cande.
ResponderEliminarJajajaja le dijo lo mismo k Peter