domingo, 25 de mayo de 2014

"Entre lineas" Capitulo 33

Poli
Filmé con Agus y Paula el día de hoy, escenas en el interior que serán mezcladas con las escenas al aire libre que Lali y Eugenia filmaron el día de ayer. No me estaba sintiendo bien
anoche, por lo que me fui a dormir temprano. Me desperté con una maldita reseca que no era resaca. No puedo describirla, en verdad. No creo que haya bebido mucho ayer, pero no puedo recordar.
Superé la filmación, no tuve ningún conflicto con Paula, lo que es realmente extraño. Todo lo que sé es que me siento como mierda y no quiero estar despierto. Debería irme a cama y dormir, lo que sea que tenga.
Probablemente debería enviarle un mensaje a Lali, pero puedo hacer eso cuando despierte.

Lali
No he escuchado nada sobre Poli el día de hoy. No llamadas, no mensajes de texto, y no ha aparecido en mi puerta.
Después de una mañana tranquila con Eugenia, discutiendo las novelas que hemos escogido para nuestra tesis, tuvimos Francés junto a Ángela e hicimos planes para cenar lo que asumo incluye a todo el grupo.
Paso junto a la puerta de Poli, enojada. La ley del hielo debe ser alguna clase de berrinche de hombres.
El antiguo novio de Cande, Vic, la presionó para tener sexo. Al comienzo, ella me dijo que ellos habían estado juntos por varios meses y que tal vez era tiempo de hacerlo, a pesar de que ella no estaba lista para ello. Y después él comenzó a decir cosas como; "Si hubiese sabido que eras una mojigata…" y "Soy un chico. Tienes que admitir que he sido paciente." El último colmo sucedió en la cafetería escolar, cuando estaban sentados junto a sus amigos.
"―Oye, Vic, ¿Cómo puedes averiguar si una chica es frígida? ―Su amigo hizo una pausa para efecto―. Cuando abres sus piernas y una luz se enciende.
Ding ―dijo Vic, viendo a Candela mientras sus amigos reían.
No es gracioso ―dijo ella, dándose cuenta que él le había dicho a sus amigos lo que sucedía entre ellos. O mejor dicho, lo que no estaba sucediendo.
―¡Ding! ―Repitió el más odioso de los amigos de Vic, un chico que Cande soportaba sólo porque ella se preocupaba por Vic.
Ella se puso de pie y abandonó la mesa con burlas a su espalda, y Vic no hizo nada más reír y decirle: ―Vamos, cariño… Jesús, sólo era un chiste."
Una semana más tarde después que se separaran se enteró de que él había estado durmiendo con una alumna de segundo año de su clase de arte por un mes, tal vez más. Él había estado diciéndole que dicha chica estaba enamorada de él pero que mantenía su relación estrictamente platónica.
―¿Desde cuándo platónico es un sinónimo para teniendo relaciones?
Ella le preguntó durante una de sus últimas peleas, la cual ocurrió al instante que se enteró.
Te tengo noticias, Cande… tú y yo hemos terminado, por lo que técnicamente, ya no tienes derecho sobre mí. Pero déjame darte un último consejo; es exageración llamarlo joder a tu novia, cuando ella no se acuesta contigo en primer lugar.
Ella y yo lanzamos infinidad de maldiciones a Vic por su vil excusa, pero apostaría a que Poli me presiona.
Estoy cansada del berrinche de Pablo. Quiero dejarle saber que él no puede manipularme, pero también quiero estar preparada por si usa la justificación de Vic. Sin saber exactamente qué decir pero determinada para decirlo, regreso y tocó en su puerta. Un minuto después él no ha respondido, pero cuando estoy por irme, la puerta se abre.
La última cosa que espero ver es a Pablo con un brazo sobre su abdomen. Su cabello usualmente perfecto está aplastado contra su frente y él se ve pálido.
―¿Pablo? ¿Estás bien?
Sí. No. No lo sé. No me siento muy bien, La. He estado durmiendo desde que regresé.
―¿Necesitas que llame a alguien? ¿Un doctor?
Parpadea lentamente. ―Sólo regresaré a la cama a dormir.
―¿Por qué no te traigo algo; sopa tal vez, de la cafetería? Estaré de regreso en veinte minutos. Dame tu llave, para que no te levantes nuevamente.
Regresa adentro, apuntando hacia su mesa de noche. ―Está en mi billetera. ―Mientras tomo la llave, él colapsa en la cama con un quejido.
―Poli, ¿estás seguro que no necesitas un doctor? ―Menea la cabeza, no sé qué hacer excepto por ir a traerle un poco de comida, la cual estoy segura no comerá.
Cuando regreso, él ha pasado de pálido a ruborizado.
Traje sopa de pollo y Sprite, pero él no toma más de un trago de ambos.
Sus rodillas estás dobladas, ambas manos en su estómago, sus ojos cerrados.
Colocando mi mano sobre su frente, sé que algo está realmente mal porque está ardiendo en fiebre. ―¿Estás mareado?
No sé ―responde después de un minuto―. Deberías irte. No sé si lo que tengo sea contagioso. Dile a Richter que no estoy de humor para filmar mañana.
Claro. ―Probablemente él tiene razón, lo mejor que puedo hacer es irme, pero no puedo dejarlo así.
Mi celular suena desde mi bolso, un mensaje de texto de Peter.
Pitt: Oye, ¿vendrás? Estamos a punto de tomar taxis.
Yo: Estoy en la habitación de Pablo. Creo que está enfermo.
Pitt: ¿De qué?
Yo: No lo sé. Fiebre. Está apretando su estómago pero no ha vomitado… aún.
Pitt: Estaré allí en un minuto.
Yo: Está bien, gracias.
Humedezco una toalla pequeña con agua fría, retiro el cabello sudado de Pablo de su frente y presiono la toalla en su cabeza. Suspira pero no abre los ojos.
El llamado de Peter es suave. Abro la puerta para recibirlo, diciendo:
Espero no exponerte a nada.
Está bien. ―Saca un termómetro desechable de una bolsa de papel y sonríe―. Un regalo.―Pablo ni siquiera se da cuenta de que Peter esta aquí.
Unos minutos después, no me siento tan bien. ―Treinta y nueve y medio dice Peter―. Necesitamos llamar un doctor.
Llamo a AP, quien llama al asistente personal de Pablo, Andrew, quien localiza a un doctor que está dispuesto a venir al hotel. Andrew es uno de las docenas de personas en producción que son invisibles. Sus habilidades de asistente personal, hasta hoy, eran principalmente conseguir café expreso de caramelo y supervisar que todo estuviera en su lugar. Mas hoy, él está en la habitación de Pablo, caminando de un lado a otro en la sala de entretenimiento, llamando a los padres, manager y agente de Pablo. Peter llama al servicio de habitación y ordena emparedados, los cuales son agregados a su cuenta de hotel. Cuando trato de negarme, me dice que tengo que comer.
Oh, ¡tú debías de ir a cenar con los demás! ―dije.
Sacude su cabeza. ―No hay problema. Les dije que se adelantaran.
Cuando la doctora llega, Andrew, Peter y yo somos pateados fuera de la habitación mientras ella examina a Pablo. Hay un llanto de dolor en la
habitación, congelándonos a Andrew y a mí en nuestros lugares. Peter toma mis hombros y me ve a los ojos. ―Él estará bien.
La doctora abre la puerta para dejarnos entrar nuevamente.
Necesitamos hacer exámenes para apendicitis. ―Ella ya ha llamado a la recepción para que envíen una ambulancia―. ¿Tiene familiares cerca? Pregunta, y Andrew comienza llamar como un hombre poseído.
Peter y yo seguimos a la ambulancia en un taxi. Él sostiene mi mano durante todo el recorrido, y en la sala de espera, donde pasamos la noche.
Él estará bien ―repite, después de que se nos dijera que Poli tendría cirugía; la doctora estaba en lo correcto sobre su primera diagnosis―. ¿Qué hubiera sucedido si tú no hubieras ido a buscarlo, o si lo hubieras dejado dormir cuando él te lo pidió?
Andrew habla y envía mensajes sin parar, caminado cerca de las ventanas y a veces afuera, donde sospecho que busca algún lugar para fumar. Los hospitales usualmente no son muy amables con fumadores. Inclino mi cabeza sobre el hombro de Peter, agradecida de que él haya aparecido con el termómetro, que haya sabido que hacer. Mis ojos se cierran, y me doy cuenta que he estado durmiendo cuando me siento y mi cuello se siente adolorido. Él se remueve, su mano acariciando los duros músculos, presionándome contra su pecho, su corazón en mi oído.
Andrew se interpone entre el área de espera y la estación de enfermeras para preguntar por milésima vez sobre el estado de Pablo. ―Él. Continúa. En. Cirugía ―dice una de las enfermeras a través de dientes apretados.
―¡Hmph! ―responde Andrew, y Peter ríe mientras yo suelto risitas contra su camiseta.
Minutos después, Andrew camina hacia nosotros y me entrega su  teléfono celular. ―Richter quiere charla contigo.
Tomo el celular. ―¿Hola?
Hola, pequeña, agradezco que hayas sido observante para darte cuenta de que Pablo necesitaba ayuda. Si esto hubiese pasado sin ser detectado, él podría haber tenido muchos problemas.
Fue Peter quien se dio cuenta, no yo. ―Mis ojos se deslizan hacia él y le da un apretón a mi hombro.
Bien, ustedes dos salvaron su vida. Sin embargo, no tienen que quedarse. Estoy seguro que Andrew puede hacerse cargo de cualquier cosa que ocurra. ―Andrew, nervioso, parece preparado para saltar a cualquier problema que necesite solución.
Regresaremos en cuanto él salga del quirófano.
Está bien. Comunícame con Andrew para asegurarme de que pueda contactarnos a todos. ―Le entrego el celular y Andrew camina hacia la salida, hablando. Hora para otro cigarrillo.
Me vuelvo hacia Graham. ―¿Cómo van esos parches?
Demasiado bien, de hecho. Aún tengo problemas con mis manos, porque están impuestas a sostener un cigarrillo. No estoy seguro que hacer con ellas. ―Flexiona sus dedos y voltea sus manos con las palmas hacia arriba, observándolas como si le pertenecieran a alguien más. Tomo la más cercana a mí sin verlo, y nos sentamos, silenciosamente sosteniendo nuestras manos, hasta que el doctor emerge para decirnos que Poli se está recuperando
El horario de filmación es modificado para sustituir las últimas escenas que no incluyen a Pablo; él estará en descanso por una semana completa, posiblemente dos. Como él es uno de los personajes principales, nosotros filmamos unas escenas parciales, un doble representando el lado de la conversación de Pablo, o uno de nosotros filmando de lado lateral, su porción se filmará después, todo siendo colocado en el corte final.
La producción organiza el uso de la casa Bennet para después, y Eugenia y yo hacemos una escena emocional donde su personaje, Jane, se da cuenta que el chico que ella ama se ha ido sin planes de volver. Sé por su concentración antes de comenzar a filmar que ella está recordando su última separación para efecto emocional. Ella me dice que desea que pudiera usar algo más, pero ella sabe que las sobras de sus sentimientos para su ex son la cosa más cercana que comparte con su personaje.
Hablé con Robbie la noche anterior ―dice mientras esperamos a que preparen el set.
―¿Oh? ―Estudio su rostro, y a pesar del exquisito maquillaje, puedo darme cuenta que ha tenido una noche dura. Círculos oscuros aún son visibles en la delicada tez.
Dice que me extraña. No soy idiota… pero es tan tentador. Lo conozco. Él me conoce. Sólo tengo miedo que lo que siento por él nunca terminará. Que si lo dejo ir, moriré sola y miserable.
―Eugenia. ―Tomo su brazo, espero hasta que se vuelve a mí―. Por favor dime que sabes mejor que eso. O tendré que discutir contigo sobre no ser idiota.
Sé más ―murmulla. Me inclino y la miro directamente a los ojos―. Lo hago. No quiero amarlo ―dice miserablemente.
―Euge, ¿qué clase de persona espera que alguien a quien ama deje lo que ella quiere ser, lo que ella necesita hacer? Eso no es amor.
Sí. ―Ella está escuchando pero no oyendo, y quiero sacudirla―. ¿Sabes qué, Lali?―Suspira―. El maldito amor apesta.

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