Poli
Tengo toda la intención de tomarme un
descanso de acción con las chicas mientras estoy persiguiendo a
Lali, pero esta fiesta está llena de chicas estupendas que
están tan drogadas que no saben en qué extremo han terminado. La
invitación de olvidarme de mi abstinencia temporal es
poderosa. Además, Lali y yo no estamos juntos todavía. Ella está
tomándose su dulce tiempo sobre eso, aunque pienso que ya casi estamos ahí.
Llegué este fin de semana a LA seguro de que podía ser paciente… pero
cada momento que pasa el propósito se desvanece.
El factor de exclusividad en esta pequeña
reunión es alto. He reconocido a varios colegas de cine y un
par de amigos de Nico, amigos de confianza que viven para codearse (y
otras partes del cuerpo) con estrellas de películas e ídolos de la música. Es
poco probable que algo se filtre en la Internet. Los no famosos que son
invitados a estos eventos entienden eso, saben que si hacen algo así se quedarán
el otro lado de la puerta. Es por eso que rara vez se ven fotos de
celebridades comportándose mal en lugares privados. Averiguar quién lo hizo entre
un grupo restringido de personas es demasiado fácil.
Estoy un poco borracho y drogado,
descansando en una silla y observando las hileras de humo que se
elevan de una media docena de cigarros. Nico tiene su lengua en la
garganta de una aspirante a modelo de pasarela, mientras se tocan uno al otro
en el espacio asignado para personas que quieran bailar. Realmente ellos
están haciendo los juegos preliminares
delante de todos para que vean. A Nicolás realmente le gustan las modelos. Las extranjeras, especialmente. Ésta se ve y
suena, no sé, ¿sueca? No soy el mejor de los jueces en estos momentos.
Esta noche, soy un voyeur. Puedo
soportar esto y esperar. Y después una chica a unos metros de
Nico está bailando con otra chica y las dos están quitándose la
ropa. Lentamente. Una vez que tienen mi atención, las dos lanzan miradas hacia
mi dirección a intervalos regulares, para asegurarse de que aún estoy viendo.
No hay problema: estoy fascinado!.
Maldita sea. No soportaré la siguiente
media hora sin lanzar mi corta de vida de celibato por la ventana, y mucho
menos el resto de la noche, y lo sé.
La modelo de Nico está en la ducha. Él
es demasiado suave. Mis dos chicas fueron enviadas a casa en un taxi
cuando todavía estaba a oscuras.
Ahora, él y yo estamos tirados en el
sofá en nuestro estado habitual por los domingos en la mañana: con resaca.
―¿Qué haremos
esta noche, hermano? ―Nico golpea varias veces el cigarrillo entre los dedos, ocasionando
pequeñas nubes de humo, como una chimenea de tren en un dibujo animado.
Por ser una de esas personas que fuma con irregularidad, está
curiosamente dotado por averiguar lo que pude hacer con un cigarrillo, sobre todo
teniendo en cuenta con qué frecuencia toma uno. Ha hecho un arte de eso.
―¿Quieres salir?
Veo los anillos de humo disiparse,
recuesto mi cabeza contra la almohada. El agua de la ducha se cierra.
―No lo sé. Pero está bien. Pero nada de alto perfil, sin embargo.
La puerta del baño se abre. ―¿Nico? ―
Sus cejas se levantan una vez antes de que se levante del sofá. ―¿Sí?
Sus cejas se levantan una vez antes de que se levante del sofá. ―¿Sí?
Le pide una toalla. Entra al cuarto de
baño para mostrarle donde se encuentran, y se queda allí. El sonido
de risas se desliza a través de la puerta, y tomo el control remoto y enciendo el
televisor. Mis tendencias de voyeur tienen límites, y escuchar a Nico joderse a una chica en el baño está, sin duda alguna, fuera de ese perímetro. En
la pantalla un corresponsal de noticias habla sobre un político que fue
atrapado siendo infiel a su esposa con la niñera de su hijo… quien está en
el país de manera ilegal.
Mi primer pensamiento es que idiota, y
luego muestran una foto de la espectacular niñera Guatemalteca.
Diablos, ese hijo de puta estaba condenado desde el principio.
Lali
―No estoy segura que sea una buena idea.
―Estoy sentada en el viejo Sentra de Cande, viendo hacia
la casa―. Hablar con mi padre sobre cómo me siento siempre es
frustrante, Can No hay manera de que le pueda decir todo
sobre lo que hemos hablado.
―Entonces
comienza sobre la universidad. Dile que quieres ir.
―¿En verdad
quiero?
Suspira. ―Dijiste que querías la noche
pasada.
―Me sentía
segura hablando contigo. Es diferente, decirle a él.
Probablemente dirá que no, de todos
modos, aunque logre argumentar mi punto de vista adecuadamente, lo que es
cuestionable si él comienza a oponerse desde un comienzo. Además estoy
asustada casi a muerte de que me diga que sí, y todo termine siendo un
error. ―Escucho el pánico naciendo en mi voz―. Podría reprobar. Podría
arruinar la carrera que tengo. Candela, si eso sucede, ¿Qué es lo que me quedaría?
Toma mi mano. ―Lali, qué rayos. Hace
unas horas, estabas tan segura de ti misma. Es como si sólo la
vista de este lugar matara la confianza que hay en ti.
―Él no me
conoce. Sólo cree que lo hace. Siempre le he seguido el juego toda mi vida, sin ninguna
revelación, ni tan siquiera un desacuerdo.
Siempre he pensado que por lo menos él
comprende mi necesidad de ser una actriz. Pero qué tal si eso no
significa que me comprenda, que tal si tan sólo es lo que él quiere, y si en
realidad no me comprende para nada.
―Él es tu padre,
Mariana ―dice, sosteniendo mi mano.
―Can, a veces tus
padres y tú discuten. Se gritan. Pero sabes que están tratando. Sabes que te aman. ―Mi
garganta se contrajo―. No es lo mismo con ellos y conmigo. Y nunca lo ha sido. Tú
lo sabes tan bien como todos los demás.
Me atrae para abrazarme. ―Si no quieres
hablar con él, entonces no lo hagas. Pero creo que debes ir allí
adentro y decir lo que necesitas decir. Por tu propio bien. Porque sí, tienes casi
los dieciocho años, y es tu vida, y tal vez este sea el primer paso para que le
digas a alguien más a parte de mí lo que tú quieres hacer de ella.
―No sé cómo
comenzar, qué decir. ―Estoy tratando de ganar tiempo, y las dos lo sabemos.
―Sí lo sabes. Ve
adentro. Sólo dilo. ―Candela tiene esta tendencia cuando sabe que está en lo correcto. Compasiva,
pero persistente. Tomo una respiración profunda, y voy adentro.
Mi padre está sentado en su silla para
leer con una revista de negocios sobre su regazo. Las lee todas, en papel
y en línea. Tengo miedo a mi usual temor en mi voz. ―Necesito hablar
contigo ―dije demasiado alto, porque tengo que forzarlo afuera. Se asusta y
la revista se resbala de sus manos.
Suspira. ―Está bien. ¿Qué sucede?
―Mirando mi rostro, él lee algo allí que cambia su expresión de interés a
precaución―. Um, Malvina estará en casa en una hora o dos, si esto es algo
importante…
Ignoro eso, aclaro mi garganta y me
siento, empuñando mis manos sobre mis rodillas. No hay manera de que
esperaré hasta que Malvina regrese.
―Yo, eh… quiero
ir a la universidad. ―Sentada en el sofá enfrente de él, espero mientras el silencio se alarga
entre nosotros. Pienso que tal vez está en shock, y espero que hable.
Levanta su ceja, confundido. ―¿Lo
quieres? Nunca habías mencionado esto antes…
―Sólo he estado
pensando últimamente, con la escuela secundaria casi en su fin, tú sabes… ¿Qué sigue? He
estado hablando con otros miembros del elenco que están planeando
en ir, y comencé a considerar la idea. Y he decido que quiero ir.
―Está bien…
―dice después de un momento―. ¿Tienes alguna universidad en mente? ¿Un curso para
estudiar? ―Lo miro, buscando por un desacuerdo potencial. No veo ninguno. No
que signifique que no haya ninguno. Pero no lo veo.
Trago el nudo en mi garganta, la media
docena de argumentos que Candela y yo formulamos la noche anterior
arremolinándose en mi cabeza, como si me hubiese detenido a mitad del
camino y todos corren hacia mí. Y después me doy cuenta que no está
diciendo que no. ―Teatro, creo. Aún no sé dónde. Puedo comenzar a buscar
lugares en línea, buscando por los requisitos y esas cosas. Necesito tomar
el SAT… ―Mis ojos se deslizan hacia el suelo―. Um, ¿cómo pagaré los gastos?
―Oh, tienes eso
cubierto con tu cuenta de Coogan. Después de que Instituto Prejuicio termine, tendrás más
que suficiente, si es que estás segura de que eso es lo que quieres.
―Estoy segura.
―Estoy mucho más segura de esto de lo que nunca he estado de alguna otra cosa.
―Hay… ¿algo más?
Lo miro, y no puedo decir nada más. Tan
emocionada como esto me deja, tan mareada de la verdad, no estoy
lista para revelar mi alma.
―Um, no.
Sonríe, aliviado. ―Está bien entonces.
Bien, tienes que estar lista para la cena. Creo que Malvi planeó algo
divertido para tu última noche en casa. Lo dudo. Pero no estoy de humor para
negarme, por lo que asiento y camino hacia mi habitación en medio del
shock, tomo un baño y me alisto para salir. Mañana regresaré a Austin. Y
tal vez trataré un poco de esta honestidad con Pablo cuando llegue allí.
O tal vez no.
Mientras espero por el anuncio de
abordaje, trato de terminar un poco de la lectura de inglés, pero me doy por
vencida después de intentar de releer la misma página de A Room of Ones Own por tercera vez. No puedo concentrarme en las letras delante de
mí. Marcando la página, guardo el libro en mi bolso y saco mi iPod del
compartimiento lateral, considerando los cambios que esa conversación con mi
padre podría ocasionar, en mi futuro inmediato y a largo tiempo.
Por lo que puedo decir, él aún no le ha
dicho nada a Malvina. La única vez que sacó a relucir el tema fue esta
mañana cuando tomábamos el café, y Malvina aún estaba dormida.
―Te inscribiré
para el SAT ―me dijo, en voz baja―. En Austin, para el siguiente mes.
―Oh. Está bien.
―Me recargué sobre el mostrador, sosteniendo mi taza.
La abstracta idea de la universidad se
iba concretando a cada minuto. Algo en mi expresión debió darle a entender
la realidad de lo que estaba a punto de hacer con mi vida estaba llegando a
casa.
―Esto es lo que
quieres, ¿verdad? ―Miró directamente a mis ojos, preocupado―. ¿Estás segura, Lali?
―Sí, es
perfecto. ―Me senté en la mesa con mi café.
Asintió una vez, satisfecho, dándole
vuelta a la página del Wall Street Journal. Mientras escaneaba la página
frontal, dijo: ―Supongo que tú decidirás dónde es que quieres aplicar.
Tragué. ―Sí, tengo mucho sobre que
pensar.
―Tienes tiempo.
Una vez que la filmación termine, entregaremos esas aplicaciones, y probablemente habrá
audiciones de algún tipo, asumiendo que quieras comenzar el próximo otoño.
―Mi estómago se contrajo ante la compresión de lo que había hecho.
Estaría en clase. Con otra gente. En algunos casos, con mucha gente. Puedo
controlar estar frente a una audiencia y filmar frente un equipo de
producción, pero la idea de interactuar en un aula llena de gente en
una escuela me asusta. Es casi cómico.
Navego a través de mi lista de
reproducción, tratando de enfocarme en los títulos y sin poder decidirme por
ninguno. Cuando mi celular vibra, me quito los audífonos, dándome por vencida
sobre leer y escuchar música en un lapso de tres minutos.
Pitt: Hey, ¿regresando? ¿Quieres correr
mañana por la mañana?
Yo: Claro. Ahora estoy en el aeropuerto.
Pitt: Yo también.
Yo: He hablado con mi padre sobre la
universidad.
Pitt: ¿Que dijo?
Yo: Me inscribirá para tomar el SAT en
Austin el mes que viene. Ugh.
Pitt: No te preocupes. Lo harás bien.
Yo: Gracias :)
Pitt: NHP (Iniciales para No hay problema) Estoy a punto de abordar. Te veo en
Austin.
Más! me encanta!
ResponderEliminarMaas.. de última si no publicas la segunda temporada la podes subir para descargar??
ResponderEliminarLo importante se lo comenta a Peter
ResponderEliminarmas seguilaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarbesos