Poli
Me estoy preparando para otra hora, más o
menos, de incómodo silencio en la vuelta hacia Los
Ángeles, incluso aún más incómodo ahora que hemos visto
mamá, ahora que su daño salió, es innegable, visible
para nosotros dos. El período de sesiones de terapia fue como
ser cortado en cien minúsculas formas invisibles, y es inexplicable
para mí como es que ese tipo de apertura es útil.
Abrí mi teléfono para mandarle un
mensaje a John, pero antes de lograrlo, mi papá dice: ―Hice
reservaciones para cenar esta noche. ―Mi primer pensamiento es ¿Por qué me lo
estás diciendo? Luego me doy cuenta de que significa reservas para nosotros.
Oh, demonios no.
―Yo ya he hecho
planes con Nicolás…
Aprieta su mandíbula. ―Posponlos.
Nuestra reservación es temprano, a las siete.
Mi mandíbula imita a la suya y lucho
para relajarla. ―Bien. Me quedare con Nico. Probablemente mañana por la
noche, también.
Él asiente secamente y yo le envío a
John un mensaje diciéndole que me recoja a las diez. El final de una
fiesta es mejor que ninguna fiesta.
―¿Has pensado
qué será lo próximo? ¿Después de que Instituto Prejuicio termine?
¿Qué es esto?
¿Interés en mi carrera? ―George envió unos guiones para que los viera.
―Me imagino que
no hay audiciones para ti, ¿verdad? Has llegado, como dicen.
Me encogí de hombros.
El camarero llena nuestros vasos de agua
de una botella de Perrier y la deja a un lado. ―Señores ¿Les gustaría
leer la Carta de vinos, o desean un cóctel antes de la cena?
―Yo sí ―dije.
Papá sacude la cabeza. ―No gracias.
Estaremos listos para ordenar en pocos minutos.
―Sí, señor. ―El
camarero cierra la Carta de vinos y retira las copas con una mano, cruzándolas como Marcie cruzó
las piernas hoy. Pensar en ella no ayuda a mi ya alimentado estado de
ánimo.
―¿Qué demonios
te pasa, papá?
Él me corrige con una de las miradas que
perfeccionó después de años de contrainterrogatorio de testigos
desventurados. Lo espero. ―Soy consciente de que bebes, a pesar de que
eres considerablemente menor de edad. Has estado fuera de mi control
directo durante un tiempo, así que, sé que hay poca o ninguna esperanza de que
yo influencie ese comportamiento. Pero no lo harás en mi
presencia, en público. Tengo una reputación que mantener. Al igual que
tú, no es que te sobre alguna preocupación por ella.
Wow. Este viaje es sólo un momento lleno
de alegría tras otro. Yo debería de haberme quedado en Austin.
―¿Por qué, exactamente, decidiste que necesitábamos cenar juntos?
Él exhala a través de su nariz, su
paciencia esta tan cerca de acabarse como la mía, aunque no puedo imaginar
por qué. Podría haberse salvado a sí mismo de la agonía simplemente dejándome
por mi propia cuenta durante la noche. ―Pensé que podrías tener dudas
sobre el proceso de rehabilitación de tu madre. También quería… ―Exhala una
vez más, su boca forma una línea delgada―, quería agradecerte por venir
esta mañana. Por lo menos, sé que te preocupas por ella, y agradezco el
esfuerzo.
¿Por lo menos?
¿Qué tipo de ambiguo elogio es eso? ―No vine por ti, por lo que no tienes porque darme las
gracias.
―Sin embargo, te
lo agradezco.
―Impresionante.
Bueno, realmente no es nada. ¿Eso sería todo? ―Me levanto, poniendo mi servilleta sobre la
mesa.
―¿Por qué eres
tan hostil?
―¿Por qué eres
tú?
―Mira, estoy
haciendo lo mejor que puedo…
―¿Esto es lo
mejor que puedes hacer, papá?
―Jesucristo,
Pablo. No hagamos esto aquí.
―Estoy de acuerdo,
consejero. No vamos a hacerlo en absoluto. ―Me vuelvo a sentar, componiendo una
antinatural sonrisa en mi cara e intentando parecer relajado―. No tengo
dudas con respecto a la rehabilitación de la mamá en este
momento. Te haré saberlo o a Marcie, si lo hago. ―Marcie nos había dado su tarjeta
a los dos y nos ha dicho que la llamáramos o le enviáramos un correo
electrónico en cualquier momento.
Coooorrecto, eso va a suceder―. También,
George y yo estamos considerando un filme de acción para mi
próximo proyecto. Quieren a alguien mayor, más grande y más fornido,
para hacer el papel, pero George les está vendiendo la idea de que puedo
ser cada una de esas cosas. Voy a tener que entrenar muchísimo para
obtener el papel, pero si me lo dan a mí, lo haré.
―Hmph ―dice,
pero es un hmph impresionado. No había obtenido uno de esos en mucho tiempo. Odió lo bien
que se siente, me enferma totalmente.
Lali
―¿Le has contado a Lali sobre Luca? ―La
mamá de Cande pide que nos sentemos a cenar.
―Chico de
Abercrombie. ―Stefano, el hermano de veinte y algo de Can, se mudó a casa hace tres semanas,
temporalmente, mientras encuentra trabajo. Una vez más. Es como
un hobby para él torturar a su hermana pequeña.
Cande jaló la canasta de rollos fuera de
su alcance. Ya se ha comido dos e iba por un tercero. ―Al menos Luca tiene un trabajo.
El señor Watson comienza a reír e
intenta convertirlo en una tos cuando su esposa le da una mirada seria. La
señora Watson cree que, para tener éxito, los jóvenes necesitan estímulo y
apoyo emocional. Ella es la reina de animar de sus hijos, lo que funciona muy
bien con Thiago, el mayor, pero parece ser contraproducente en Yeyo. Can emigró a la manera de pensar de
su papá (que a veces una persona
necesita una rápida patada emocional en la entrepierna) cuando Stefano volvió
por tercera vez.
―He tenido
trabajo. ―Yeyo frunce su ceño y excava en su pasta.
―Eso es verdad
―responde Cande―, pero el mantener uno parece
eludirte. Y ¿En serio? El obtenerlo es
fácil; el mantenerlo es la parte importante.
―Como si tú
supieras alg...
―¡Niños! ―dice
la señora Watson, y me pregunto, cómo esa palabra no hace a Yeyo ir a buscar trabajo
inmediatamente y permanecer fuera hasta que encuentre uno―. Candela ¿Le has
preguntado su opinión a Lali sobre el baile de bienvenida? ―Oh-oh. Sé que esto
es una pregunta capciosa antes de que Cande apriete su quijada, porque
cuando la señora Watson pide mi opinión acerca de algo, ella está
intentando entender cuestiones ya rechazadas.
―Mamá, en serio.
Tienes que detenerte con la cosa del baile. No vamos a ir.
―Así que, ¿el
chico de Abercrombie no te lo pidió? ―Yeyo arrebata un rollo desde el borde del tazón de
Cande―. ¿Qué? ¿Él no quería desperdiciar dinero para verte usar una nueva sombra
negra?
―Muérdeme, señor
perpetuamente desempleado. ―Can toma un rollo de la cesta para reemplazar el que le
había robado―. No puedes pagar para llevar a alguien al Mini-Mart.
―¡Basta!
¡Tenemos una invitada! ―dice la señora Watson.
―La no es una
invitada ―se burla Stefano. Lo que es más o menos cierto. He dormido en la casa de Cande cientos de veces en mi vida.
―Stefano, ¿quieres
postre esta noche o que deseas ir a su habitación?
―Pregunta su
madre, nada diferente a como ella habría preguntado (cámbialo a preguntaba) cuando él tenía
doce años.
―¿Qué? Mamá,
¿Hablas en serio?
―Muy enserio.
―¡Soy un adulto!
No puedes enviarme a mi habitación.
―Al demonio que
ella no puede. ―El señor Watson le dio una mirada asesina a su hijo. Les he visto hacer
esta jugada de equipo con sus tres de hijos. Resistirse es inútil. Uno
pensaría que Yeyo lo sabría a estas alturas, pero supongo que no.
―Papá, Jesús…
―¡Es es todo! A
tú habitación. ―El señor Watson señaló como si Stefano necesitara instrucciones. Muerdo el
interior de mi mejilla y echo un vistazo a Cande. Sus labios estaban presionados
tan fuertemente que estaban perdiendo color. En el mostrador hay una clase de
pastel de frambuesa, y una cucharada grande de esa cosa tiene
nuestros nombres en el, por lo que no vamos a ir a ningún lado.
―Esto apesta.
―Yeyo empuja su silla fuera de la mesa, tomando su rollo―. Necesito un lugar propio.
Tan pronto como Yeyo se dejó de
escuchar, el señor Watson murmuro,
―Ahora estamos
de acuerdo.
Cande se volvió hacia su madre. ―Mamá,
nadie va a ir a ese baile increíblemente horibilistico. Todo el mundo sólo va al juego. Las
cosas han cambiado desde que fuiste a la
secundaria.
―Ves Vera, es
cómo se divierten hoy en día ―dice su papá, y juro que es todo lo que Cande y yo podemos hacer
para no perderlo. Los padres de Can compraron un libro llamado ¡Descifra a
Tus Adolescentes! cuando Thiago estaba en la secundaria y eran ajenos al
hecho de que la jerga de los adolescentes cambia a diario.
Horas más tarde, nos recostamos en la
cama de Candela, atiborradas de pastel de frambuesa y crema.
―Así que ¿cuál
es el asunto con el chico de Abercrombie?
Candela se sienta y me golpea en la cara
con la almohada, y yo grito: ―¡Tu hermano es una mala influencia!
―Mi hermano es
un tonto. ―Vuelve a acomodar la almohada detrás de su cabeza.
―Y ¿qué pasa con Luca, entonces?
Ella pasa un brazo por su cara. ―No hay
esperanzas.
―¿Cómo que no
hay esperanzas? ―Me giro de lado, viéndola.
―Somos opuestos
completamente. Él es chico de preparatoria. Viste pantalones de algodón color caqui. Nunca
escucha la mayoría de mis bandas favoritas y he pasado años
burlándome de eso. Tengo rayas púrpuras en mi pelo. Piercings en lugares en los
que debería tener permiso de mis padres para obtenerlos. Mi esmalte de
uñas favorito se llama Construyendo el Estado Vampírico. Todos sus amigos
piensan que yo soy un fenómeno.
―¿Eso te dijo?
―Pregunto, y ella gira de lado para quedar frente a mí.
―Él no tenía que
hacerlo. Pude verlo en sus estúpidos rostros.
Retiro su cabello púrpura de sus ojos.
―¿A quién le importa lo que ellos piensen?
―¡Oh vamos, todo
eso de que ‗Si son tus verdaderos amigos, aceptaran a quien sea que ames‘ es un montón de
basura. No puedo esperar que un chico haga frente a ese tipo de presión.
Y me gusta mi forma de que ser. ¡No quiero cambiar!
―¿Te ha pedido
que cambies?
―No ―dice,
sonando casi decepcionada.
―¿Cuánto te
gusta este chico?
―Oh Dios mío.
Muchísimo. ―Se acerca hacia mí y entierra su rostro bajo mi barbilla, su voz suena desolada, como
si estuviera confesando un asesinato en lugar de una atracción.
―Suena a algo
así como un momento de salto del bungee.
Ella asiente con cabeza.
―¿Lali? ―Mi
nombre se escucha amortiguado por el edredón―. Creo que estoy enamorada.
―Supongo que
todo lo que puedes hacer es esperar a ver si la soga soporta.
Es curioso cómo no soy capaz, de ninguna forma, de aplicar esta sabiduría en mí misma, no importa que tan sensato suene cuando se lo digo a Cande.
Es curioso cómo no soy capaz, de ninguna forma, de aplicar esta sabiduría en mí misma, no importa que tan sensato suene cuando se lo digo a Cande.
Mass
ResponderEliminarMaaass
ResponderEliminarMás!
ResponderEliminarAy ,Cande está enamoradita,y no es platónico.
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